Impacto de
nuevas tendenciales urbanísticas
Consecuencias demográficas de las nuevas
urbanizaciones privadas en el Conurbano Bonaerense. El caso de Pilar, en la
década del ’90.
Roberto Oscar Landa
Universidad Nacional de Mar del Plata
Síntesis
Como una breve introducción de las características del singular fenómeno
demográfico del crecimiento de los nuevos tipos de urbanizaciones privadas,
desarrollado en los partidos del Área Metropolitana de Buenos Aires, es bueno
destacar los datos poblacionales de uno de los partidos más representativos de
este proceso, como es el caso del Partido de Pilar. Observamos que la ciudad de
Pilar ha tenido, entre los censos de 1980 y 1991 un incremento muy importante,
en el que pasó de tener 84 mil a 130 mil habitantes, alrededor de un 54% más.
Pilar, como partido, cuenta en la actualidad con más de 200.000, cifras muy
superiores a las estimadas por el INDEC unos años atrás. Este crecimiento
resulta desmedido para algunos lugareños, que aseguran que no se puede absorber
tanta población sin sufrir grandes costos. Datos del censo de 1991 muestran la
existencia de un 25% de hogares con necesidades básicas insatisfechas (N.B.I.).
Esto demuestra, que a pesar del progreso que trajo aparejado este proceso, se
deben considerar los sectores sociales que quedan fuera del mismo,
principalmente los hogares más necesitados que no tienen la posibilidad de
acceder a los adelantos que se han producido.
La realización de un informe sobre este singular fenómeno demográfico se
debe a la necesidad de encontrar una interrelación entre este crecimiento y el
desarrollo acelerado de los nuevos emprendimientos urbanísticos, sean tanto
barrios cerrados, countries, barrios privados, clubes de campo, chacras, clubes
náuticos, entre otros tantos nombres que toman estos emprendimientos, que ha
venido sucediendo en estos partidos del conurbano en la última
década.
Para este informe se ha tomado particularmente el Partido de Pilar, el
caso más representativo de este gran desarrollo urbanístico. Se busca encontrar
en un estudio de caso las respuestas necesarias a los objetivos del
informe.
Marco
general
Podemos observar, que el proceso de urbanización argentino, a lo largo de
la historia del país, estuvo influenciado por una serie de factores,
intrínsicamente ligados a los procesos económicos, políticos y sociales, que se
desarrollaban en la ciudad capital del territorio, y de sus relaciones con el
mundo exterior.
Durante esta última década del siglo se ha observado, tanto en Argentina
como en países de la región, un cambio muy llamativo en la distribución
territorial de las actividades productivas y de la población, provocados por la
aplicación de las nuevas políticas macroeconómicas. El investigador chileno,
Carlos de Mattos, parte de la hipótesis de que “los cambios de mayor relevancia
se derivan de las transformaciones que están afectando a los mercados de trabajo
nacionales, regionales y/o locales, como consecuencia de los avances de los
procesos de reestructuración y Globalización”.
Las políticas de liberalización económica, implementadas durante los ‘90
en la Argentina, promovieron el desarrollo de dos procesos complementarios,
recíprocamente retroalimentados, considerados como el camino idóneo para la
consolidación de la nueva dinámica económica: por una parte, la Globalización,
cuyo avance requiere de la mayor liberalización en el funcionamiento de las
distintas economías nacionales y, por otra parte, la desregulación, cuya
intensificación se ubica como una condición ineludible para que una economía
nacional pueda mejorar su inserción en la dinámica
globalizada.
Como una de las consecuencias más nítidas de la nueva dinámica económica,
aparece la actual tendencia a la concentración económica en los estratos de
mayores ingresos, ensanchando la brecha entre la pequeña minoría de altos
salarios, de la gran mayoría con escasos recursos.
Esta concentración resulta de que en el escenario globalizado, ese
capital crecientemente “autonomizado, conglomerado y desarraigado” (según
definición de Carlos de Mattos), lógicamente trata de aprovechar las condiciones
establecidas por la liberalización y la desregulación, para orientarse hacia los
lugares donde le sea posible germinar más rápida y vigorosamente. “La evidencia
empírica sobre el destino de los flujos de capital es concluyente: tanto a nivel
internacional como interregional, ellos no se dirigen hacia los lugares más
desregulados y con salarios más bajos, sino hacia los territorios más fértiles.
La mayor (o menor) fertilidad de un determinado lugar estaría condicionada por
la presencia (o ausencia) de un conjunto de factores de atracción locacional,
configurados a lo largo de su específica historia productiva. La mayor capacidad
de atracción que ejercen estos factores sobre los flujos de capital/inversión,
tanto a escala internacional como nacional, juegan un papel determinante en la
forma en que se adoptan y materializan las decisiones sobre
localización/deslocalización productiva y, por lo tanto, en el porvenir de la
acumulación y el crecimiento de ese lugar”.
El nivel de fertilidad inicial de cada territorio, establecido por la
localización conjunta de diversos factores de esta naturaleza, juega un papel
decisivo en la determinación - tanto en el plano internacional, como al interior
de cada espacio nacional - de la distribucíón territorial de la producción y,
por ende, de los respectivos mercados de trabajo, así como de la dirección
predominante de los movimientos de población.
Dado que en una economía crecientemente urbanizada, los factores que
condicionan la más elevada fertilidad al interior de un espacio nacional se
encuentran principalmente en la áreas que cuentan de antemano con una mayor
concentración productiva y demográfica, es allí donde se estructuran los
mercados de trabajo más grandes y diversificados y, por lo tanto, donde se
focalizan los factores de atracción laboral.
Al generalizarse las estrategias de apertura externa durante los últimos
años, casi todas las áreas metropolitanas de América Latina (entre ellas el AMBA
-Área Metropolitana de Buenos Aires-) se ubicaron como las cabeceras de puente
para acceder tanto hacia los mercados externos, como hacia el mercado interno.
En esa trayectoria, en los países donde han sido más intensos los efectos de la
reestructuración productiva y de la globalización, dos procesos desarrollados en
forma prácticamente simultánea han afectado a estas aglomeraciones urbanas: por
una parte, se ha desencadenado una relativa desindustrialización y una creciente
terciarización de sus respectivos aparatos productivos, con lo que desde
entonces, un nuevo tipo de servicios ha pasado a encabezar la dinámica urbana.
Por otra parte, se ha iniciado su progresiva globalización, en una secuencia en
la que buscan afirmar su calidad de nodos secundarios de la red de ciudades
estructurada jerárquicamente a escala global. “El aumento de su capacidad para
asumir las funciones que intensifican su internacionalización, les permite
potenciar su imbricación en esa red de ciudades y, con ello, mejorar el nivel de
inserción y la posición de la respectiva economía nacional en la nueva dinámica
globalizada”.
La localización de este conjunto de funciones y actividades en las áreas
metropolitanas determina que sea en ellas donde se estructuran los mercados de
trabajo de mayor envergadura, y más diversificados y dinámicos de cada espacio
nacional.
En este proceso de concentración metropolitana se materializan
territorialmente rasgos característicos. Quizás el rasgo más relevante para
caracterizar a las áreas metropolitanas de la época de la globalización y de la
desregulación, sea una incontrolable tendencia a la suburbanización y/o
periurbanización a partir de los núcleos urbanos originales, en un proceso en el
que la mancha metropolitana se expande en forma incesante, ocupando las áreas
rurales que encuentra a su paso, desbordando los límites urbanos definidos en el
momento anterior. Así, el área urbana heredada del período desarrollista, cuya
mancha urbana estaba delimitada en forma relativamente más precisa y nítida, ha
ido dando paso a una metrópoli-región de fronteras difusas, en continua
expansión.
En cualquier caso, esta modalidad de expansión urbana no puede
considerarse como un fenómeno enteramente nuevo, sino como la acentuación de un
rasgo inherente a la urbanización capitalista, que ya había comenzado a
perfilarse en el período desarrollista. Lo que ahora es posible, es la marcha
hacia una nueva forma de concentración, que puede considerarse como
concentración expandida, desde que un importante conjunto de procesos
productivos, en especial los más tradicionales, así como también la población,
ya no requiere concentrarse en un área compacta; sin embargo, un número
significativo de procesos productivos requieren de una razonable proximidad
entre sí y, al mismo tiempo, al lugar donde se encuentran las mayores economías
de aglomeración, todo lo cual augura la continuidad del crecimiento y la
expansión de estos lugares.
Estos factores han contribuído poderosamente a dar viabilidad y a
estimular la propensión a la concentración expandida de las área metropolitanas,
facilitando una expansión conurbada, en la que diversos centros urbanos
relativamente próximos son absorbidos por la mancha urbana en expansión o,
simplemente, incorporados sistémicamente a la dinámica metropolitana. En algunos
casos, como en los de Sao Paulo y de el Área Metropolitana de Buenos Aires, el
resultado son megalópolis, estructuradas a manera de verdaderos archipiélagos
urbanos, según una modalidad de organización urbana que comienza a predominar en
el mundo entero, con manifestaciones específicas en las ciudades del Tercer
Mundo.
Como afirma Carlos de Mattos, “en estas estructuras predominantemente
urbanas, suburbanizadas y policéntricas, el modelo de ciudad de corte europeo,
que se había constituido en el referente obligado en los orígenes de la ciudad
latinoamericana y, en particular, en sus momentos de mayor esplendor, ha ido
cediendo paso a un modelo de origen norteamericano, del que Los Angeles aparece
como paradigma”.
Sin duda, simultáneamente con la expansión de estas grandes áreas
metropolitanas, también se observa el fuerte crecimiento de un número importante
de ciudades medias.
El Área Metropolitana de Buenos Aires, dentro de la cual se encuentra
incluido el partido de Pilar, hay que destacar que manifiesta un crecimiento
físico por conurbación, anexando áreas rurales y urbanas a su influencia
directa, características similares a otras áreas metropolitanas
latinoamericanas. El crecimiento progresivo del área se concreta en forma radial
a través de las principales rutas, y luego se completa el poblamiento de las
distintas áreas, ocupando los instersticios vacios del crecimiento radial,
alternando de ese modo zonas de buen hábitat con otras en las cuales las
condiciones ambientales son precarias. La falta de normas específicas, que
regulen el acelerado crecimiento de las áreas periféricas del conurbano
bonaerense, principalmente a través de la instalación de estos nuevos tipos en
emprendimientos inmobiliarios, llamensé barrios privados, clubes de campo,
barrios cerrados, countries, etc., hace que la expansión sea poco controlable,
sin la menor opción de realizar una planificación acorde a un fenómeno urbano de
estas características.
Datos
geográficos
El partido de Pilar se encuentra ubicado geográficamente en el noroeste
de la provincia de Buenos Aires. Su localidad cabecera lleva su mismo nombre,
encontrándose a 53 km al noreste de la Capital Federal, comprendida dentro del
área de influencia directa de la misma. Otras localidades del partido son
Derqui, Del Viso, La Lonja, Manuel Alberti, 1º de Mayo, Villa Astolfi, Villa
Rosa, Manzanares y Zelaya.
La superficie abarcada por
este partido es de 382,70 km², limitada por los siguientes partidos: al norte
por Exaltación de la Cruz, Campana y Escobar; al oeste por Luján; al sur por
General Rodríguez y Moreno; y al este por José C. Paz y Malvinas Argentinas. El
Partido de Pilar se encuentra ubicado en la tercera corona del conurbano
bonaerense, junto a los partidos de Cañuelas, Escobar, General Rodríguez, Marcos
Paz y San Vicente.
Esta corona surge como resultado del derrame del proceso de
conurbanización sobre los partidos que la componen. Entre 1980 y 1991 tuvo un
crecimiento intercensal del 47%. Si bien mantiene una densidad poblacional menor
a las otras dos coronas del conurbano, se está denotando un importante
crecimiento intercensal relativo en la misma, llegando a tener una densidad
actual de 391,9 hab/km².
Su topografía es en general llana, presentando algunas ondulaciones a lo
largo de la cuenca del río Lujan, que lo atraviesa de norte a sudoeste. En las
últimas décadas su territorio ha visto disminuir su porcentaje rural muy por
debajo del 50% del total, debido a una constante subdivisión mediante loteos de
grandes fracciones, destinadas anteriormente a la explotación agropecuaria. En
los últimos dos decenios, el porcentaje de lotes edificados se ha visto
incrementado intensamente, anexándose esta gran cantidad de fracciones al total
urbano.
Su proximidad a la Capital Federal y Gran Buenos Aires y las buenas vías
de comunicación con que cuenta, son factores fundamentales que inciden en el
proceso apuntado, generando, por otra parte, un alto valor comercial de las
parcelas.
La cabecera, homónima del partido, posee una fisonomía particular, ya que
en virtud de ser una de las ciudades bonaerenses más antiguas, alberga casonas
de baja altura y un número creciente de modernas
construcciones.
Asimismo, en las cercanías de los principales accesos, se han ido
instalando numerosos clubes de campo, barrios privados y numerosas
urbanizaciones privadas, con características netamente residenciales,
conformando un extenso entramado de estos nuevos emprendimientos. Este proceso
estuvo influenciado directamente por el mejoramiento de la red vial y de los
accesos, a través de autopistas, a la Capital Federal. En este sentido podemos
agregar que las carreteras que atraviesan el distrito son las siguientes: Ruta
Provincial Nº 6, Ruta Nacional Nº 8 (Corredor del Mercosur), Ruta Provincial Nº
25, Ruta Provincial Nº 26 y Ruta Provincial Nº 28, además de la Autopista
Panamericana o Acceso Norte que se extiende, con varios carriles de circulación,
hasta las cercanías del Parque Industrial de Pilar y la cabecera del Partido.
Por otra parte, una extensa zona del partido de Pilar ha sido destino
para un importante asentamiento fabril, en cuyo parque industrial se instalaron
grandes empresas comerciales, siendo este partido un punto estratégico desde
hace varias décadas para tal fin, ya que se encuentra ubicado dentro del eje
industrial Buenos Aires - Rosario.
Aspectos
económicos
Al partido de Pilar, desde el punto de vista económico, hay que
contextualizarlo dentro del denominado “Eje Metropolitano”, al cual se entiende
como el sistema espacial conformado por el Área Metropolitana de Buenos Aires,
jurisdicciones de Capital Federal, Gran Buenos Aires y Gran La Plata y su zona
de influencia directa con la cual se compone actualmente una unidad funcional.
Este Eje es una región polar dado que incluye elementos distintos con
roles diversos, como el Área Metropolitana, foco, polo o nodo de primacía del
espacio provincial, y el territorio que la rodea, al cual presta servicios y con
el que completa el sistema espacial.
El Eje Metropolitano surge así como resultado o efecto de la compleja
realidad económica, socio-política y físico-territorial que es el Área
Metropolitana, cuya dinámica condiciona el desarrollo del sistema o red de
centros urbanos provinciales, absorbiendo población y funciones sociales de las
distintas ciudades, o reflejando crecimiento en forma radial sobre algunas de
ellas.
En este sentido, el Área Metropolitana no es una región autónoma. La
comparación de las estrechas asociaciones, la homogeneidad básica de indicadores
socioeconómicos entre los partidos con jerarquías regionales (caso de San
Nicolás, Campana, Zárate, etc.), junto a su vinculación funcional con partidos
complementarios que los rodean (Brandsen, San Vicente, Cañuelas, etc.), es
fácilmente mensurable a través del análisis de los flujos de transporte y
comunicaciones, que se encuentran en un proceso de extraordinaria expansión,
pero cuyo análisis queda fuera de los límites de este
trabajo.
Por otra parte, el Área Metropolitana actual ya ha superado los límites
de los 19 partidos que tradicionalmente la conformaron, para incluir a La Plata,
Berisso y Ensenada por el sur; Zárate, Campana y Pilar por el norte; Luján y
Mercedes por el oeste.
Particularmente, el Área Metropolitana no es una región autónoma porque
es parte del borde fluvial-industrial, línea vertebral de una zona mucho más
homogénea y estructurada como es la región pampeana argentina. Desde este punto
de vista, este Área es foco de una región que posee uno de los más formidables
potenciales de producción y calidad agropecuaria del mundo. Además es una
realidad dinámica, que crece más en la periferia que en los partidos cercanos a
la Capital Federal. Es, asimismo, el punto más importante de una serie lineal de
asentamientos urbano-industriales unidos por una línea natural de tráfico (los
ríos Paraná y de la Plata), y por un conjunto de obras viales (Panamericana y
accesos por otras autopistas) y ferroviarias que han reforzado aquella común
vinculación fluvial. Es la zona de mayor concentración industrial y poblacional,
existiendo la tendencia a localizar en ella gran parte de los proyectos públicos
y privados, así como la de captar los principales flujos migratorios internos. A
su vez, es el mayor centro de irradiación cultural, especialmente en las
actividades científicas y técnicas, a la vez que presenta un alto índice de
centralización del poder en el espacio metropolitano, donde se localizan las
instituciones públicas y privadas más gravitantes del quehacer nacional.
Los indicadores demográficos y económicos permiten delinear con nitidez
la estructura actual del Eje Metropolitano, así como también las direcciones de
crecimiento del aglomerado capitalino.
En efecto, el proceso de poblamiento del Eje se caracterizó por un
constante y acelerado crecimiento, circunstancia que se verificó con mayor
intensidad hasta el período 1947/60, en el cual se registró una tasa anual
acumulativa del 5,2%, superando holgadamente a la computada por el conjunto
provincial (3,6%). Si bien los ciclos intercensales que le sucedieron
continuaron evidenciando aumentos considerables (1960/70: 3,2%; 1970/80: 2,4%;
1980/91: 1,5%), la tendencia declinante de su incremento medio anual comienza a
manifestar síntomas de saturación del Eje.
Este fenómeno está íntimamente ligado a la naturaleza misma del
crecimiento económico metropolitano, determinante de la captación de las
corrientes migratorias internas, habida cuenta que las diferentes intensidades
de concentración del área y los distintos grados de saturación que manifiestan
cada uno de los partidos que la integran, resultan directamente proporcional a
la proximidad que guardan con la Capital Federal.
En tal sentido es de señalar que, en una extensión que abarca el 12,7% de
la superficie bonaerense, el espacio comprendido por el Eje registra una
densidad promedio del 204,9 hab/km2 frente a 33,8 hab/km2 correspondiente a la
media provincial, circunstancia que corrobora lo expresado precedentemente. Por
su parte, el carácter de preponderancia urbana viene dado en función de que el
80% aproximadamente de su población, excluida Capital Federal, se halla asentada
en ciudades encuadradas dentro de esa definición, determinando por sí la
estructura básica de la zona y sus relaciones con el resto de la provincia,
caracterizándolo como un sistema fuertemente polarizado, en tanto que su
expansión disminuye las posibilidades de crecimiento de los diversos núcleos o
ciudades cercanas.
Al analizar la jerarquía urbana, se observa que el alto grado de
concentración que detentan los partidos del conglomerado suburbano, tanto desde
el punto de vista demográfico como económico, origina que ese contexto se
localicen los únicos centros de nivel nacional y regional. En la periferia de
ese núcleo central se ubica una cadena de centros menores de relativa influencia
zonal o local.
El crecimiento de la Metrópoli, tal como queda reflejado en el mapa, se
expande en forma radial, atravesando las rutas nacionales, en especial las Nº 9,
1, 8, 7 y 5, las que constituyen importantes vías de acceso a los centros de
jerarquía subregional.
Las circunstancias comentadas determinan una situación inmejorable para
el asentamiento de industrias integradas verticalmente, a la vez que incluye la
ventaja de disminuir el costo. Se destaca además en esta región, la concurrencia
de factores que tornan propicio el desarrollo de economías externas y de escala,
erigiéndose a su vez en el primer mercado consumidor del país. Por su parte, las
condiciones de transporte y comunicación y otras de carácter tecnológico, así
como un dinámico empresariado y la existencia de mano de obra calificada,
gravitan en forma considerable en favor de dicha área.
Es de destacar que la composición económica del Eje no es homogénea, ya
que en él se localiza un espacio eminentemente industrial, conformado por 19
partidos ubicados en el borde fluvial que va desde Ensenada-Berisso hasta
Baradero, al que se une el conjunto Ramallo - San Nicolás por el norte y
Brandsen por el sur, que junto con La Plata constituyen una unidad. Esta franja
cuenta con características específicas de desarrollo urbano e industrial y
ejerce una gran influencia sobre todo el quehacer económico, social, cultural y
educativo. En segundo lugar, se advierte la concurrencia de partidos de
conformación Terciario-Industrial, algunos de ellos aledaños a la franja
recientemente enunciada y otros de carácter netamente Terciario, en tanto que
los situados en la periferia del Eje conservan una estructura
Terciario-Primaria, predominando la actividad agrícola al norte y la ganadera al
sur, constituyendo áreas complementarias del borde
industrializado.
Es asumible que el proceso de desarrollo del Eje Metropolitano, avanza a
efecto de lograr una creciente especialización del espacio industrial
metropolitano, reforzando su rol secundario. Asimismo, se manifiesta una
relación cada vez más estrecha entre la expansión experimentada por el conurbano
y la tendencia a una configuración Terciario - Industrial en los partidos que lo
integran.
Asimismo, presenta un aspecto industrial diversificado, compuesto
principalmente por industrias dinámicas de gran tamaño, comparativamente de alta
tecnología y gran complementariedad. De igual modo, el mantenimiento de la
tendencia histórica conduce a la concentración en las líneas de directa
expansión del aglomerado. La localización de los grandes proyectos industriales
en los últimos años, se orienta al aprovechamiento de las ventajas que ofrece la
Metrópoli.
En forma correlativa, la zona localiza el 64% de los establecimientos
comerciales de la provincia, empleando el 59% del personal ocupado y
representando el 52% del total de ventas.
Es dable señalar que, a pesar de las pautas de desarrollo esbozadas, el
área presenta déficit en materia de servicios sociales, como educación y
vivienda.
Observando lo anteriormente expuesto sobre los aspectos económicos del
Eje Metropolitano, y bajo el marco de estos procesos, es que se debe tomar ahora
las correlaciones económicas del partido de Pilar en
particular.
El producto bruto interno del distrito pilarense está conformado,
fundamentalmente por los aportes del sector “secundario” (industria y
construcción), seguido por el sector “terciario” (transporte y comunicaciones,
comercio, vivienda y finanzas y otros servicios) y en menor medida por el sector
“primario” (agricultura y ganadería).
Al efectuar un análisis retrospectivo, se observa un cambio en la
estructura productiva, fundado especialmente en el marcado crecimiento
industrial, el que generó un desplazamiento de las actividades agropecuarias, a
la vez que los servicios mantuvieron un ritmo de desarrollo prácticamente
constante.
A partir de la apertura económica, la llegada de empresas extranjeras y
los cambios verificados en las industrias multinacionales que ya estaban
radicadas en el país, se repotenciaron las ventajas que de por sí ofrecía el
Parque Industrial Pilar, devenido ahora en un modelo de desarrollo para la
Argentina y para toda Sudamérica, ya que es uno de los más modernos Parques
Industriales del cono sur.
Hasta el momento, se comercializaron el 95% de las tierras ubicadas en el
predio (220 parcelas de un total de 250) que - único por las prestaciones que
ofrece - abarca una superficie total de 850 hectáreas, sobre las que se asientan
130 plantas industriales de última generación, algunas de las cuales se
extienden sobre varias parcelas.
Las 130 empresas radicadas en el Parque Industrial integran un mix
compuesto 60% por empresas nacionales y 40% por compañías extranjeras o joint
ventures. Entre la multiplicidad de rubros presentes, se destacan el
farmacéutico, químico, agroquímico, plástico y alimentario, además de los
materiales para la construcción.
Por otra parte, se calcula que entre todas las empresas instaladas se
llega a una facturación de 2.000 a 3.000 millones de dólares al año. Cifras más que elocuentes para ilustrar el
crecimiento y la envergadura de las empresas radicadas en ese centro de
producción.
En esos establecimientos trabajan 11 mil personas, a las que se suman
otras 10 mil que prestan servicios en esa gran área industrial, lo que
contribuyó al desarrollo urbanístico, comercial y cultural que hoy exhibe la
zona de Pilar.
Respecto a los emprendimientos habitacionales, además de los ya
construidos 40 clubes de campo, 50 barrios privados y 1 club de chacras, con un
total de 18.600 lotes, existen emprendimientos de gran envergadura como el
denominado "pueblo privado" Estancias del Pilar con capacidad de albergar a
2.000 familias, y el proyecto "Pilar del Este" que se transformará en una ciudad
satélite de la cabecera del Partido, con una superficie estimada en 550
hectáreas y contando con todos los servicios de una ciudad (centro
cívico-comercial, asistencia médica, escuelas primarias y secundarias de alto
nivel, centros recreativos y clubes de deportes, entre otros
servicios).
Estos grandes emprendimientos comerciales e inmobiliarios muestran
claramente el gran auge económico y demográfico que ha tenido el partido de
Pilar en la última década, esperándose en un futuro la acentuación de estos
fenómenos.
Datos
demográficos
Datos censales de población del partido de
Pilar, según C.N.P.V. 1991.
Censo |
Número
de Habitantes |
Densidad
de población (hab/km²) |
1947 |
19.854 |
56,4
hab/km² |
1960 |
30.836 |
87,6
hab/km² |
1970 |
47.739 |
135,6
hab/km² |
1980 |
84.429 |
239,9
hab/km² |
1991 |
130.187 |
369,8
hab/km² |
Tasa
de crecimiento medio anual, en Pilar (por mil) |
1970/80 |
1980/91 |
58,3 |
41,9 |
Población
total del partido de Pilar, en miles. 1991/2000 |
1991 |
149 |
1993 |
156 |
1995 |
161 |
1996 |
165 |
1997 |
167 |
1998 |
170 |
1999 |
172 |
2000 |
175 |
Indice
de urbanización
(población
urbana/población total),
en
el partido de Pilar |
1980 |
1991 |
72% |
93,3% |
Tasa
de crecimiento medio anual de la población rural
% |
1970/80 |
1980/91 |
-2,6 |
-37,2 |
Variación
Relativa del crecimiento de la población rural, en Pilar
% |
1970/80 |
1980/91 |
-2,6 |
-33,0 |
Variación
Relativa del crecimiento de la población urbana en Pilar
% |
1970/80 |
1980/91 |
76,9 |
54,2 |
Tamaño
medio de los hogares particulares, en el partido de Pilar, 1991
(promedio
de personas por hogar) |
4,0 |
Distribución
relativa de la población según condición migratoria, 1991.
Partido
de Pilar |
%
no
migrantes |
%
migrantes
internos interprovinciales |
%
migrantes
de países limítrofes |
%
migrantes
de otros países |
61,5 |
33,5 |
8,6 |
3,3 |
Porcentaje
de hogares y de población con
Necesidades
Básicas Insatisfechas, partido
Pilar 1980-1991 |
Hogares
particulares |
Población |
1980 |
1991 |
1980 |
1991 |
Total |
%
con NBI |
Total |
%
con NBI |
Total |
%
con NBI |
Total |
%
con NBI |
20.340 |
32,9 |
31.259 |
25,0 |
83.418 |
40,2 |
129.680 |
30,5 |
EMPLAZAMIENTO
DE EMPRENDIMIENTOS EN EL GRAN BUENOS AIRES |
|
Zona
Norte (Pilar, Pacheco, Escobar, Tigre) |
Zona
Norte (Pilar) |
Zona
Oeste |
Zona
Sur |
% |
74,88 |
43 |
14,01 |
11,11 |
Número
Empren-dimientos |
155 |
103 |
29 |
23 |
Fuente:
Ambito Financiero. Suplemento Especial "Pilar. Un modelo de desarrollo urbano",
26 de Agosto de 1999.
Pilar
en números |
|
1993 |
1999 |
Habitantes |
130.000 |
280.000 |
Familias
permanentes por country |
40 |
100 |
Números
de Countries |
27 |
30 |
Barrios
Privados |
Ninguno |
60 |
Parque
Industrial |
90
empresas |
130
aprox. |
Bancos |
7 |
12 |
Hipermercados |
Ninguno |
2
(Norte y Jumbo) |
Shoppings |
Ninguno |
2
(Torres del Sol, Pilar Norte y uno en
proyecto) |
Escuelas |
20
(públicas) |
100
(53 públicas y 47 privadas) |
Universidades |
1
(El Salvador) |
2
(El Salvador y Austral) |
Hospitales |
5
(1 Municipal y 4 clínicas) |
5
más Centro de Alta Complejidad |
Cines |
2 |
10 |
Medicina
Prepaga |
Ninguna |
3
(Qualitas, Omint, Medicus) |
Hoteles |
Ninguno |
12
(en proyecto Sheraton, Howard Johnsons, entre
otros) |
Valor
lote sobre Panamericana |
$
60 el m²
|
$
100 a $ 300 el m² |
Zona
más cotizada |
Ninguna |
Ramal
Pilar Km 50 |
Fuente:
Ambito Financiero. Suplemento Especial "Pilar. Un modelo de desarrollo urbano",
26 de Agosto de 1999.
Análisis del fenómeno
del crecimiento de las “NUEVAS URBANIZACIONES”
El creciente proceso de desarrollo de las nuevas urbanizaciones privadas
en el conurbano bonaerense posee un marco histórico específico y delimitado.
El fenómeno habitacional moderno que impulsa en manera creciente a grupos
familiares a establecer su residencia permanente o la sede transitoria de su
habitación de esparcimiento en ámbitos que consisten en unidades de vivienda
unifamiliar con sectores más o menos extensos de servicios, deportes o
recreación afectados al uso común de los miembros de los complejos así formados,
que van de los clubes de campo a los barrios privados, sin desconocer la
existencia de parques náuticos, o chacras agrupadas con servicios en común, y
otras modalidades de urbanizaciones especiales que hacen a la vivienda
permanente o a la utilización inmobiliaria transitoria u ocasional, reconoce
diversas etapas en su evolución, las que cronológicamente podrían sintetizarse
de la siguiente forma:
Una etapa fundacional que se desarrolla desde la aparición de los
primeros "country clubs" cuyo primer ejemplo data del año 1930, al cual
siguieron otros con la misma organización y características, casi todos ellos
ubicados en la Provincia de Buenos Aires, dentro de un radio de sesenta
kilómetros de la Capital Federal, sector que todavía no se conocía como el
Conurbano Bonaerense y en el cual actualmente se encuentran la mayoría de estos
emprendimientos.
Otra etapa que comienza a fines de la década de los '60, en la cual los
countries son creados específicamente como tales adoptando las formas de
organización y las características con las que se los puede apreciar en estos
momentos. Asimismo van apareciendo los primeros ejemplos de este tipo en otras
provincias como Neuquén, Córdoba, Tucumán, San Luis o Mendoza. También se
produce durante este tiempo una concentración, ahora sí, dentro del radio
mencionado y ya caracterizado como el Conurbano Bonaerense, en el cual se
consolida un nuevo estilo de vida, muy en contacto con la naturaleza, del cual
se disfruta durante los fines de semana.
Hacia fines de los '80 con estas características se pueden contabilizar
en todo el país alrededor de 140 instituciones de este tipo, que contienen
alrededor de 12.000 casas y una infraestructura deportiva y de servicios que, en
su conjunto, ocupan más de 7.000 hectáreas.
Finalmente una última etapa que se inicia al comienzo de los '90 con el
anuncio y posterior construcción de la Red de Accesos a la Capital Federal, lo
que sumado a las nuevas condiciones de la economía del país, produce una
diferenciación cualitativa en la evolución del fenómeno pues las familias
propietarias comienzan a considerar la alternativa de utilizar la vivienda del
club de campo como residencia permanente, mientras los nuevos adquirentes ya lo
hacen efectivamente con este criterio. Esta tendencia también da lugar a la
aparición de un sucedáneo del country al cual se lo conoce como barrio cerrado,
o más correctamente como "barrio privado".
La conjunción de estas variables produce una increíble aceleración
cuantitativa de todo el proceso, que comparativamente, hacia principios de 1998
y con relación a las cifras anteriormente consignadas, indican en menos de
cuatro años un crecimiento del sector a más del doble de la medición mencionada.
Así, agregados los "clubes de campo" y los "barrios privados" detectados hasta
el momento, se pueden contar 320 entidades de este tipo que ahora contienen y
dan servicios a 25.000 casas y que ocupan una extensión de 15.000 hectáreas
subdividas en 60.000 lotes de terreno, Quedan de lado en esta apreciación
aquellos emprendimientos que todavía no se encuentran a la venta o que están en
etapa de proyectos y aquellos que se conocen como mega-proyectos, desarrollos de
más de mil hectáreas. Todos estos indicadores marcan la tendencia hacia la total
expansión de este estilo de vida en todos los estadios de la pirámide
socioeconómica.
Fácil resulta de observar este fenómeno en su magnitud y complejidad en
los alrededores de Buenos Aires, así como también en algunas provincias como por
ejemplo la de Córdoba en que a los dos countries ya existentes se suman cinco
más de iguales o mayores dimensiones, ello sin tomar en cuenta la modalidad del
"barrio privado", cuya identificación y enumeración resulta todavía muy
dificultosa por parte de las instituciones y/o empresas vinculadas al
sector.
Así también resulta notorio que, en los últimos años, el desplazamiento
humano tendiente a la concentración en centros urbanos a través de la
yuxtaposición de viviendas en edificios cada vez más grandes o más altos, ha
dejado lugar al fenómeno inverso, la búsqueda de espacios más amplios, más
abiertos, ecológicamente más puros, en una forma de vida distinta que comenzó
por el crecimiento de los clubes de campo, y ha derivado más recientemente en un
explosivo desarrollo de comunidades básicamente habitacionales, con pocos
servicios comunes (barrios privados), pero en todos los casos procurándose un
mayor acercamiento a la naturaleza, la búsqueda de comodidades habitacionales de
tipo unifamiliar, pero también en todos los casos con el respectivo correlato de
comodidades serviciales, deportivas o recreacionales más o menos extensas según
las características de cada uno de los emprendimientos, siempre en zonas
suburbanas, lo que induce una mayor aproximación a ámbitos habitables más sanos
y un aprovechamiento de las potencialidades emergentes de la utilización en
común de cosas, bienes o servicios destinados permanentemente al servicio de los
inmuebles individuales, y de las personas a quienes
pertenecen.
En el caso específico del partido de Pilar, el mayor crecimiento se
observó en los últimos años, pasando de contar en el año 1993 con 27 countries a
unos 100 emprendimientos inmobiliarios (entre countries y barrios privados)
hacia fines de 1999. Ello repercutió notablemente en la cantidad de habitantes
del partido, pasando, en el mismo período, de unos 130.000 a unos 280.000
habitantes.
La explosión comenzó en el '95, con las obras de ampliación de la
autopista que permitieron la extensión de los barrios privados y el desarrollo
de las zonas linderas al área céntrica de Pilar. Todavía en el '90, las casas y
lotes se comercializaban para residencia temporaria (fin de semana), aunque ya
se advertía sobre la predilección por los barrios privados como lugar de
residencia permanente. El kilómetro 50 del ramal Pilar es desde fines del '96 el
polo comercial que continúa en desarrollo con diversos emprendimientos
(shoppings, cines, hipermercados, universidades, bancos, hoteles, complejos de
oficinas, etc.).
La comercialización de los desarrollos inmobiliarios mantiene en estos
años un ritmo de crecimiento permanente, con un efecto directo sobre el
incremento en el precio de los lotes, que treparon hasta un 400 por ciento en
sólo cinco años. El valor de un lote sobre la autopista Panamericana en 1993 era
de unos $60 el m², elevándose en
1999 a un valor entre los $100 a 300 el m². Actualmente se prevé otra suba en los
precios de los lotes por una oferta más limitada y un auge de los barrios
privados.
Correlaciones
entre los datos demográficos y el fenómeno urbanístico
El desarrollo vertiginoso de la ciudad de
Pilar durante la última década se apoyó, paradójicamente, sobre un modelo
urbanístico planificado hasta el último detalle. Inicialmente se consolidó el
Parque Industrial gestado hace 30 años, que en la actualidad alberga a más de
130 empresas. Mientras que en los últimos años se produjo un éxodo masivo de
familias desde la capital hacia los nuevos barrios privados, countries y clubes
de campo en busca de un contacto con la naturaleza. Este fenómeno desencadenó
una expansión en materia educativa, comercial y de servicios que se respaldó en
inversiones millonarias y en una modernización de la red
vial.
Los emprendimientos se integraron al
escenario natural y se concibieron en forma armoniosa, permitiendo que convivan
más de un centenar de urbanizaciones cerradas con colegios y casas de altos
estudios, a los que se sumaron grandes cadenas de súper e hipermercados y
centros de entretenimiento y, más recientemente, complejos de oficinas y
hotelería de primera categoría. Aproximándose al año 2000, Pilar se prepara para
superar los 300 mil habitantes en un tiempo récord, con la posibilidad de seguir
albergando a una de las poblaciones más jóvenes del Gran Buenos Aires.
Si relacionamos los datos del partido de
Pilar, desde el último C.N.P.y.V., se observan claras diferencias con los
restantes partidos de la provincia de Buenos Aires y, principalmente, con los
partidos que conforman el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). A pesar que
la variación relativa en el crecimiento poblacional en el partido de Pilar fue
mayor entre los censos de 1970 y 1980 (cercana al 77%), entre los censos de 1980
y 1991 fue una de las mayores en la provincia, acercándose a una variación del
55%; con una tasa de crecimiento, para el mismo período, del 42 por
mil.
Si diferenciamos entre el crecimiento de la
población urbana y rural, notamos claramente una correspondencia entre lo
acontecido en Pilar con lo sucedido en gran parte de la provincia de Buenos
Aires, donde la población urbana fue en constante crecimiento y, por el
contrario, la población rural fue en continua caída. En la población rural se
observaron (tanto para los períodos '70/'80 y '80/'91) una variación netamente
negativa. Este fenómeno no tuvo correlato en los partidos del Gran Buenos Aires,
donde entre 1970 y 1980 la población rural creció con gran intensidad,
disminuyendo también considerablemente hacia 1991. En el partido de Pilar la
variación intercensal de la población rural tuvo sus mayores índices entre los
censos de 1980 y 1991, con una variación negativa del orden del 33%. En cambio,
la variación relativa de la población urbana tuvo su pico máximo entre el '70 y
el '80, con un 108%, "disminuyendo" entre el '80 y el '91 a un crecimiento del
70%.
Las proyecciones sobre el crecimiento
poblacional propuestas por el INDEC entre los años 1991 y 2000, marcan para la
ciudad de Pilar un sostenido crecimiento a lo largo de la década, pasando de los
149.000 habitantes en 1991 a los 175.000 hacia el año 2000, aunque por parte del
municipio se calcula que la población en el año 2000 va a rondar los 280.000
habitantes. Este crecimiento, en la última década, se debió exclusivamente al
auge que tuvo la ciudad en materia comercial y poblacional, influenciando tanto
la instalación del Parque Industrial como los nuevos emprendimientos
urbanísticos que trajeron aparejado una importante inversión inmobiliaria. Este
mismo fenómeno influenció sobre otros índices de población, como el nivel
educativo, el índice de analfabetismo, el nivel de empleo, la natalidad, la
mortalidad infantil, la calidad de vida, entre otros. La mayoría de estos
índices tuvieron un cambio positivo, sobre todo en los estratos medios y altos
de la población.
A pesar de dichos avances económicos y
sociales, aun existen en la ciudad de Pilar hogares con Necesidad Básicas
Insatisfechas, un relativo nivel de desempleo y una notoria disparidad de
ingresos, observada en una diferenciación espacial, entre los "nuevos
pobladores" de la ciudad y la población pilarense, en su mayoría de un nivel
económico que no le permite acceder a los "beneficios" que acarreó esta
modernización de la ciudad de Pilar.
Conclusiones
Analizando detenidamente la evolución que se produjo en la ciudad
en estudio, se puede destacar varios procesos de importancia, para el
entendimiento del fenómeno socioeconómico presente en los últimos años.
Primeramente, desde la misma creación del partido, su zona de influencia
fue tomada como un área productora de insumos agrícolo-ganaderos para la gran
urbe capitalina. Durante gran parte de este siglo se vio ligada estrechamente a
los cambios que se iban produciendo en Buenos Aires. Hacia mediados del presente
siglo, durante el gran proceso de industrialización, que se evidenció
principalmente en los primeros anillos del conurbano bonaerense, la ciudad de
Pilar tuvo un papel evidentemente de proveedor de materias primas. Durante las
dos últimas décadas, y mientras en el conurbano bonaerense se producía un
estancamiento acelerado de la industria, en Pilar se comenzaba a observar la
instalación de una amplia variedad de industrias, culminando en la actualidad
con la instalación, a pocos kilómetros de la ciudad cabecera del partido, de uno
de los más modernos parques industriales de Sudamérica.
Es en esta última década, cuando se producen en la ciudad de Pilar una
serie de fenómenos socioeconómicos de gran magnitud, los cuales estuvieron
estrechamente relacionados a los grandes cambios que se produjeron en la
economía y la sociedad argentina en la última década.
A través de la apertura y la desregulación económica, la acentuación de
la brecha en los ingresos entre la población de más altos recursos y aquella que
no llegan a cubrir sus necesidades básicas, fue uno de los fenómenos que más se
evidenciaron espacialmente en la ciudad de Buenos Aires y el conurbano
bonaerense. Las clases de más altos
ingresos comenzaron a evidenciar un comportamiento similar a lo ocurrido en los
países industrializados, varias décadas atrás, a través de un proceso de
suburbanización en creciente aumento.
La suburbanización de estos grupos sociales, como lo toma en cuenta
Gustavo Buzai, “puede ser entendida como su capacidad de elección –ampliamente
relacionada con el poder adquisitivo-, de mantener y aún de mejorar sus niveles de vida en doble
aspecto: en cuanto al sistema social y al medio ambiente, e inmersos en demandas
sociales que privilegian cada vez más lo natural (residir en bajas densidades,
disponer de luz solar la mayor parte del día, encontrarse lejos de los ruidos
del tránsito, etc.) frente a la imposibilidad que brinda nuestra
metrópolis”.
Buenos Aires, según este mismo autor, se comportó de acuerdo al “modelo
preindustrial” en momentos de máxima industrialización y de acuerdo al análisis
precedente se encamina hacia el “modelo industrial” (propuesto por Sjoberg, en
1960, para quien la ciudad industrial presentaría un deterioro central y un
suburbio de alto nivel socioeconómico) cuando la industria se encuentra en
crecimiento lento por décadas. La República Argentina, un país de altas
contradicciones, nos muestra un comportamiento de estructuración urbana – en su
principal ciudad – completamente contrario al de las grandes ciudades de los
países centrales, donde se superponen espacialmente grandes áreas residenciales
de alto nivel adquisitivo y zonas, próximas a éstas últimas, de villa miserias
donde se encuentran los niveles de pobreza más extremos.
La ciudad de Pilar, como en toda su historia, no escapa a los cambios de
la capital del país. La extensión de las vías de comunicación (principalmente el
ensanchamiento de la autopista panamericana hasta la ciudad de Pilar), la
instalación de numerosas industrias en el partido (a través de una política de
incentivos por parte del municipio) y el establecimiento de un gran número de
actividades comerciales de diversa índole (shoppings, hipermercados,
universidades privadas, centros de oficinas, etc.), llevaron a la ciudad de
Pilar a ser uno de los centros de atracción más importantes para la instalación
de las nuevas urbanizaciones privadas (barrios cerrados, barrios privados,
countries, club de chacras, etc.) que invadieron los partidos aledaños al
conurbano bonaerenses.
Pero a pesar del gran crecimiento económico de Pilar, un gran número de
antiguos residentes pilarenses aún cuentan con sus Necesidades Básicas
Insatisfechas, con un alto índice de desempleo y zonas urbanas con marcada
incidencia de la pobreza. El crecimiento económico, como en el resto del país,
fue sólo para unos pocos, sin traer aparejado un mejor nivel social al resto de
la población, con menores recursos.
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