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Asunto: | NoticiasdelCeHu 829/04 - El neoimperialismo ( James Petras ) | Fecha: | Viernes, 28 de Mayo, 2004 03:40:40 (-0300) | Autor: | Humboldt <humboldt @............ar>
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NCeHu 829/04
El neoimperialismo
James Petras
23/5/2004
Traductor:
Ricardo Martínez
Fuente:
Al Filo
El "Imperialismo" ha estado con nosotros durante mucho tiempo en sus varias
expresiones y configuraciones. En épocas recientes, por lo menos desde la
segunda Guerra Mundial, el imperialismo se ha asociado con el anhelo
estadounidense de minar el anterior sistema colonial europeo y sustituirlo por
un nuevo grupo de regímenes que son 'formalmente independientes', pero de hecho
son estados-clientes de Washington. Este sistema imperial se ha descrito como
"neo-colonialismo" puesto que los líderes locales son vistos como
administradores del Estado al servicio de las multinacionales y bancos
estadounidenses. El "imperio informal" de los EEUU fue construido y sostenido
por tres pilares interrelacionados: (1) guerras e intervención militar, (2)
operaciones encubiertas de espionaje (3) fuerzas de mercado, remiendos
financieros de las instituciones financieras multilaterales (FMI, BM) y las
agencias económicas del Estado imperial (Tesoro, Comercio, EXIM bank, etc).
Las fuerzas impulsoras de la construcción del imperio estadounidense
desde 1950 a 1973, fueron su complejo industrial militar y los militares. Desde
principios de los años 70 a comienzos de los 80, la expansión imperial fue
estimulada en gran parte por el crecimiento de su capacidad tecnológica militar,
los bancos, las fuerzas militares subrogadas en Nicaragua, Afganistán, Angola,
Guinea Bissau, Mozambique y los regímenes militares de toda Latinoamérica. De
modo más destacado, los colaboradores políticos importantes en la URSS y Europa
del Este, promovidos y financiados por agencias estatales y privadas,
convirtieron las anteriores economías colectivistas en estados vasallos de los
EEUU, integrados y subordinados a la OTAN y dirigidos por regímenes depredadores
íntimamente ligados a los sindicatos internacionales del crimen aliados con el
imperio estadounidense.
El derrumbe de los regímenes colectivistas de
Europa del Este y Asia Central y su subsiguiente conquista por medio de
depredadores colaboracionistas dio un gran impulso al anhelo estadounidense,
ensanchando su objetivo hasta 'la conquista mundial' - prevista por el "Nuevo
Orden Mundial" de Bush padre después de la guerra del Golfo y la colonización
del espacio aéreo Iraquí y la división de su territorio.
El Imperialismo
recibió el mayor ímpetu con las guerras balcánicas de Clinton, su arriesgada
política nuclear con Corea del Norte, y la propagación mundial de la doctrina
neoliberal. La Rusia de Yeltsin se convirtió en una casi dependencia de los EE
UU y un arco de socios clientes desde el Mar Báltico (Lituania, Letonia,
Estonia) pasando por Europa Central (República Checa, Polonia, Hungría) a los
Balcanes (Macedonia, Montenegro, Kosovo, Albania) a Asia Central (Georgia),
definió las nuevas fronteras del Imperio de Clinton.
Tomó forma un
"Neoimperialismo" construido alrededor de bases militares made in USA,
especuladores financieros de Wall Street, clientes capitalistas depredadores en
los "los países anfitriones" y colaboradores neoliberales en Latinoamérica,
África y Asia.
El final de la guerra fría fue el principio de una nueva
y virulenta estirpe del imperialismo construido alrededor de un sentido de
impunidad, una configuración de poder unipolar en la cual Washington se vio a sí
mismo como el centro del universo. La política pública del "Nuevo Imperio"
manejado por medio de directrices económicas dadas a los estados-cliente,
chantaje político y amenazas económicas a los "aliados" Europeos y Asiáticos,
así como acciones militares y actividades encubiertas contra 'estados débiles'.
El "Neoimperialismo" adoptó una forma y sustancia diferentes con la
llegada de George W. Bush al gobierno y la muerte de la burbuja especulativa de
Wall Street. Las fuerzas motrices que apoyan la presidencia imperial cambiaron
de los banqueros inversionistas de Wall Street al complejo de energía-petróleo y
militar-industrial. Los conservadores partidarios de la economía de libre de
mercado de la era imperial de Clinton fueron sustituidos por un gabinete
dominado por ideólogos militaristas de ultraderecha. La construcción imperial
por medio de los 'integrantes económicos' del Estado imperial fue sustituida por
los ideólogos de la guerra permanente, conquistas militares y
promotores-colonialistas (eufemísticamente "construcción imperial").
El
estado "Neoimperialista" se convirtió conscientemente en "imperialista" -
algunos de los portavoces y publicistas abrazaron abiertamente la denominación y
el poder imperial, aún cuando siguen atribuyéndole una misión "humanitaria".
El Neoimperialismo en su variante militarista, que mira hacia las
estrategias de guerra, la logística militar y la creación de enormes ejércitos y
aparatos de seguridad con cuantioso incremento de los gastos en este sector.
Los costos económicos y el deterioro de la situación económica son
despachados sin mutismo: la recesión económica doméstica y la Euro-Japonesa son
ignoradas. Guerra y terrorismo son todo lo que importa. Se planeó una secuencia
de guerras imperiales: Afganistán, Irak, y otros objetivos señalados - el eje
del mal 'señalado por el imperio', integrado en gran parte por estados
independientes de los EEUU.
La relativa autonomía del componente militar
del Estado imperial en relación con la clase capitalista, particularmente sus
sectores industrial y financiero, tiene un impacto importante sobre la mano de
obra dentro de los EE UU y en todas partes.
El régimen de Bush está
vinculado principalmente a los sectores energía-petróleo y militar-industrial de
la economía pero se asegura el apoyo de la mayor parte del resto de la clase
capitalista por medio de fianzas judiciales, subvenciones, reducciones de
impuestos masivas e intervención por cuenta de la patronal en conflictos
laborales.
El bloque cohesivo de capitalistas que gira en torno a la
agenda del régimen militarista-imperialista de Bush, está reforzado por el apoyo
de grandes empresas a la política neoliberal promovida en el exterior. Esta
política proporciona el acceso irrestricto a los mercados, compras de lucrativas
minas privatizadas, industrias y bancos y legislación laboral favorable que
disminuye los costos e incrementa los beneficios. Sin embargo, igual que los
negocios alemanes prosperaron en las etapas iniciales de la expansión imperial
Nazi sólo para caer completamente por causa de sus sobredimensionadas
operaciones militares y declinante base económica, también el imperialismo
estadounidense ha acumulado desequilibrios comerciales, acrecentando los
déficits presupuestarios y estancado su base industrial doméstica
hiperdependiente del proteccionismo, subvenciones y cuotas sobre importaciones.
El Imperio crece, pero la República declina y con ella las condiciones sociales
de los trabajadores.
*Especial para Al Filo proporcionado por el autor. Traducido por
Ricardo Martínez. **James Petras es profesor de la Universidad de
Binghamton, Nueva York y especialista en temas geopolíticos . AL FILO, El
mundo de los trabajadores. Año 1 Núm. 02, mayo 2004. http://www.geocities.com/revista_alfilo/
Fuente: Panorama
Internacional, en www.ft.org.ar
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