NCeHu 775/04
Bolivia
UN REFERÉNDUM TRAMPOSO
Andrés Soliz Rada*
La Paz, mayo 21, 2004.-Después de 73 años
del referéndum con voto calificado y el primero en la historia de Bolivia con
voto universal, el anunciado por el Presidente Carlos Mesa para el 18 de julio
próximo, ha nacido castrado, ya que ha eludido la pregunta fundamental: ¿Está de
acuerdo con la nacionalización de los hidrocarburos? Sí o No.
Es obvio que
las transnacionales, la oligarquía y el gobierno (estos dos últimos son casi
sinónimos), consideran que esta pregunta es peligrosa, ya que, de acuerdo a
encuesta de la red de emisoras ERBOL más del 80 % de la ciudadanía exige que el
país sea efectivamente dueño de su gas y su petróleo.
Quienes se
niegan a `preguntar sobre la nacionalización se atribuyen el derecho de pensar a
nombre de la gente y de responder por ella, ya que, en su criterio, sólo una
oligarquía intelectual, que defiende los intereses petroleros, puede saber lo
que le conviene al país. Sin embargo, el referéndum, al eludir la pregunta
fundamental se ha tornado innecesario.
En este
sentido, el equipo técnico del Presidente Carlos Mesa, al elaborar las
preguntas, ha consignado, al mismo tiempo, las respuestas que le interesa
escuchar. En esa dirección, consideró que la pregunta sobre la nacionalización
no podía ser incluida, ya que Bolivia carece de alrededor de ocho mil millones
de dólares para pagar a las compañías las supuestas grandes inversiones que
realizaron en años pasados, recompensarlas por el lucro cesante y disponer de
recursos para el desarrollo y comercialización de los
yacimientos.
De nada vale
responder que la nacionalización implica la recuperación de más de cien mil
millones de dólares que valen las reservas que posee la Nación y que si Bolivia
forma de "Petro América", integrada por las empresas estatales de Brasil,
Venezuela, México y Argentina (esta última en proceso de fundación), podrá
eludir los bloqueos de los centros de poder mundial y avanzar, verdaderamente,
en la industrialización interna de nuestros hidrocarburos.
Esta línea
patriótica ha sido desechada por Mesa y sustituida por una supuesta recuperación
del gas y del petróleo, en boca de pozo, la que, al no tener carácter
retroactivo, permanecerá en vigencia por los próximos 36 años, que es el tiempo
de duración de los contratos que atenazan la totalidad de nuestras reservas
probadas y probables. Recuérdese que, en 1937, el gobierno del general David
Toro decretó la caducidad de los contratos con la Standard Oil debido a que esta
empresa norteamericana contrabandeaba petróleo boliviano a la
Argentina.
Después de
67 años, la española Repsol hace exactamente lo mismo, ya que ha extraído gas de
contrabando con destino a Cuiabá, Brasil, en tanto otras empresas venden
ilegalmente GLP a Chile. ¿Alguien pondrá las manos al fuego por la Shell o por
la ENRON? Corresponde, en consecuencia, declarar la caducidad de los contratos
con las empresas, las que, además, están evadiendo impuestos de manera
sistemática. ¿Qué esperanza de días mejores podemos tener los bolivianos si
continúan operando en el país empresas delincuentes?
Las
preguntas del referéndum mezclan temas positivos, como la necesidad de abrogar
la Ley 1689, de Gonzalo Sánchez de Lozada, y la posibilidad de refundar YPFB con
parte de las acciones de la "capitalización", con el propósito de exportar el
gas, sobre todo a México y Estados Unidos, de manera descontrolada. En efecto,
¿qué quiere decir que Bolivia exportará su gas después de cubrir sus
requerimientos de industrialización interna? ¿Qué porcentaje de los volúmenes a
exportarse serán industrializados en Bolivia? ¿El uno por ciento o el 99 por
ciento? No cabe duda que las transnacionales aprovecharán estas ambigüedades
para obtener enormes ventajas, a costa del interés nacional.
El
referéndum es, en consecuencia, un grosero resumen del proyecto de ley de Carlos
Mesa, el que no recupera los hidrocarburos, no garantiza la industrialización el
gas, permite la resurrección de YPFB en calidad de socio residual de las
transnacionales y deja en la penumbra el tema del incremento impositivo.
Sin embargo,
la última palabra sobre el tema aún no ha sido pronunciada. El parlamento estará
en condiciones de imponer a las transnacionales el pago del 50 de regalías en
boca de pozo, además de los impuestos a las utilidades, como señala la ley
vigente para los hidrocarburos existentes. El debate se desarrollará en momentos
en que un pueblo movilizado no está dispuesto a tolerar que las políticas de
saqueo y depredación se prolonguen por más tiempo.
*Periodista y ex diputado de la populista Conciencia de
Patria (Condepa)
Fuente: www.econoticiasbolivia.com.