NCeHu
774/04
La rancia clase política
boliviana
Jaime Zalazar F.
Nacionalizar los hidrocarburos y el
gas, hoy a manos de poderosas transnacionales, seria una rancia propuesta, a
decir de Jaime Paz Zamora, una idea del siglo XX, caduca y antigua; no del
contemporáneo siglo XXI. Además, una idea inviable, porque nacionalizar le
costaría al país cinco mil millones de dólares para indemnizar a las petroleras.
Este es un criterio compartido por una buena parte de la denominada clase
política y hasta algunas de las principales autoridades del área económica del
gobierno; es el típico razonamiento de una mentalidad colonial y su falaz idea
de progreso, que asocia mecánicamente las nociones de progreso y superación a la
sucesión de fenómenos históricos, como novedades que envejecen y son sustituidas
inmediatamente por novedades más nuevas. Así, la nacionalización es cosa del
pasado, lo actual sería la globalización o ese algo indefinible, denominado
posneoliberalismo, que pretende ser usado como sinónimo de modernidad y promesa
de desarrollo.
Hoy, en este momento que vive el país, no hay tal novedad:
Ni la globalización o lo posneoliberal es lo nuevo, y no es nuevo porque si
bien, se logró derrotar a un símbolo del neoliberalismo, al echar a Goni del
poder - una gran victoria popular sin duda- el sistema neoliberal sigue en
pie.
La nacionalización no es cosa del pasado sino exigencia del
presente. El fracaso que sufrimos es consecuencia de la globalización
neoliberal.
A lo largo del siglo XX, Bolivia tuvo que nacionalizar en dos
oportunidades sus recursos naturales hidrocarburíferos: En 1936 y en 1969, estos
períodos de soberanía han sido breves. En Octubre de 1955 se promulga el Código
Davenport que posibilitó el predominio de la Gulf Oil Company hasta 1969, Ovando
tuvo que abrogar este código y nacionalizar los hidrocarburos nuevamente, por
brevísimos tres años, ya que luego, en 1972, fue desvirtuada bajo la figura de
"Contratos de operación" bajo la dictadura banzerista. No por casualidad,
Marcelo Quiroga Santa Cruz, calificó esta acción como la segunda
desnacionalización del gas y el petróleo.
Las nacionalizaciones en
Bolivia fracasan, no porque se los haya puesto en práctica, sino justamente por
lo contrario, por sus permanentes interrupciones con medidas entreguistas como
fueron el Código Davenport y los Contratos de Operación banzeristas.
En
la década del 80 en medio de plena ofensiva neoliberal empezó a sonar la palabra
"globalización". Su tesis rezaba: "El estado nación, en cuanto unidad
fundamental de la vida organizada del hombre, ha dejado de ser la principal
fuerza creativa. Los bancos y las corporaciones actúan y planifican en términos
que llevan mucha ventaja sobre los conceptos de Estado-Nación"[i], ésta es la
famosa teoría de la interdependencia formulada por la llamada comisión
trilateral, conformada por Transnacionales, la Banca Internacional e ideólogos
de los EEUU, Japón y la Comunidad Europea. Es esta idea la que se puso en
práctica a partir del decreto 21060, en el año 1985. Hasta ese entonces y no
obstante los lesivos "Contratos de operación" subsistía aún el fifty-fifty, es
decir, el 50 % de regalías, mecanismo que permitía al Estado compartir los
excedentes económicos de la explotación y comercialización de los recursos
hidrocarburíferos y del gas. Goni se esmeró, toda su imaginación y sabiduría
empresarial para dejar al país con solo el 18 % de ese excedente. Rapacidad sin
límites, eso es lo que ha significado para Bolivia la famosa
globalización.
Si la construcción de la nación, el lugar común, el yo
colectivo, la construcción compleja de cierto grado de centralización y
homogeneidad en torno al mercado interno [ii], o sea, la construcción colectiva
del capitalismo nacional, es una tarea fracasada, no será correcto preguntarse ¿
Quiénes son culpables de ese fracaso? En vez de hablar de una perimida
nacionalización.
Acaso, no debería movernos a reflexionar serenamente,
para pensar, por qué la vía del capitalismo nacional se ha tornado en el
obstáculo fundamental para construir la nación.
En cambio, parece que, la
condición de ser contemporáneos para nuestros neoliberales, es asumir plenamente
su condición colonial. Si no, como explicar que asuman el rol de abogados de
pobres y ausentes de las transnacionales, como si a estas empresas no les
sobrara precisamente abogados, llegando al extremo de calcular cuánto debemos
pagarles si decidimos ser soberanos.
Algo de razón le asiste a Paz
zamora. Se siente un mal olor en el ambiente político, es el olor de la rancia
clase política, esa que acompañó todas las medidas de Goni y que ahora alienta
los aprestos golpistas de unos no menos rancios militares.
[i] AA.VV. La Capitalización, Fraude y Frustración. Ed. Altos Estudios
nacionales-2000. Citado por el Ing.Enrique Mariaca en su ensayo: " El Petroleo
Boliviano y su rescate"
[ii] Zabaleta Rene, El Estado en America Latina,
Ed.los amigos del libro-1990.
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