NCeHu 723/04
Reflexiones sobre la situación política y los sindicatos
en América Latina en el primer semestre 2004
Julio Godio
1. Insatisfacción
de los trabajadores con la democracia
La situación en los países de América Latina y el Caribe
(ALC) en el primer semestre de 2004 repite el cuadro que se viene planteando
desde 2001, cuando la crisis financiera argentina desembocó en una crisis global
(económica, política y social) en noviembre de ese año. Es un cuadro de relativa
estabilidad democrática, pero en el cual sólo el 30% de los ciudadanos/as se
identifica con los valores de la democracia, mientras que el resto se divide
entre los que priorizan el desarrollo sobre la democracia o los que se
manifiestan solo preocupados por la situación económica de las familias, sin
mostrar interés por la política.
Es un cuadro de relativa estabilidad,
pero con estancamiento económico y preocupaciones de la mayoría de los gobiernos
dirigida a mantener los equilibrios fiscales y monetarios, a costa del
mantenimiento de altas tasas de pobreza, subempleo y desempleo. El 37.5 de las
actividades económicas en ALC son informales, no están incorporadas a los
circuitos financieros y productivos de la economía real y son, al mismo tiempo,
las actividades que generan las mayores tasas de empleo. Se trata de empleo
precario, de baja productividad, sin protección social.
Democracias
incompletas, estancamiento económico y grandes bolsones de marginalidad social
siguen siendo aspectos centrales del cuadro político-económico en los países de
ALC. Los trabajadores apoyan la democracia, pero están descontentos con su
funcionamiento concreto.
2.
Nuevos fenómenos dentro de un cuadro de dificultades
En
este contexto, en el que se resaltan esos fenómenos negativos, es necesario
observar el desarrollo de fenómenos potencialmente positivos, que están
indicando que toda la región sigue moviéndose hacia la constitución de economías
de mercado y hacia una creciente integración económica intra y extrarregional y
hacia la práctica de utilizar "mecanismos de salvataje" en las crisis políticas
que permitan sobrevivir a los regímenes democráticos. Los sindicatos han
coincidido, en general, con esas operaciones de "salvataje".
En este
último aspecto -el "salvataje"- debe señalarse que en varios países de la región
(Argentina, Nicaragua, El Salvador, Ecuador, Bolivia, y otros) se ha potenciado
el papel de los parlamentos nacionales como escenarios de negociaciones estables
entre las fuerzas políticas para preservar la estabilidad democrática. Este
fenómeno debe ser valorado como una manifestación de la madurez y textura
política que van adquiriendo las democracias de la región. Los focos de
violencia política abierta siguen existiendo (Colombia y Venezuela), pero
constituyen fenómenos acotados. En Colombia continua la represión estatal y
paramilitar contra los sindicatos y aumenta el número de sindicalistas
asesinados. La inestabilidad política sigue siendo el aspecto principal en
Bolivia, país en el cual trabajadores y campesinos se movilizan por las
reivindicaciones laborales y nacionalistas. Los sindicatos priorizan las defensa
de los derechos humanas, pero dentro de una visión amplia de luchas por
democracias, económicas y sociales.
Los países de la región están
mostrando una gran ductilidad para afrontar los desafíos de la integración.
Durante los seis primeros meses de 2004 se observa que ha aumentado la
resistencia de gobiernos y movimientos de la sociedad civil al ALCA
"neoliberal". Muchos gobiernos de ALC no están dispuestos a aceptar una
Asociación de Libre Comercio tal como fue diseñada en la Cumbre de Miami de
1994. Pero al mismo tiempo han seguido acordándose tratados bilaterales de libre
comercio entre países y subregiones (Caricom) con los EE.UU. Se registran
iniciativas para acuerdos entre el Mercosur y el CAN (Comunidad Andina), que han
sido precedidas por acuerdos bilaterales de comercio, inversiones,
etc.
Se produjo un hecho interesante con la decisión de México de
asociarse con el Mercosur. Se están desarrollando negociaciones políticas y
económicas entre los países de ALC con la Unión Europea para firmar acuerdos de
asociación fuertemente politizados.. Durante este semestre se ha acentuado la
presencia de países de Asia-Pacífico en varias economías de ALC, en especial la
República Popular China, que prácticamente se ha convertido en el primer socio
comercial de Argentina.
El hecho de que el grueso de las sociedades de
los países de ALC no acepten el ALCA "neoliberal", pero al mismo tiempo acentúen
sus políticas integracionistas, se explica por el abandono progresivo de las
viejas teorías de los "capitalismos autónomos". Pero al mismo tiempo, se
fortalece en las sociedades la percepción de que las economías de mercado
necesitan ser reguladas y organizadas por los Estados para servir al crecimiento
sostenido de las economías nacionales. Esto explica el hecho político de que
varios gobiernos (Chile, Argentina, Brasil) comienzan a identificarse con una
visión "neodesarrollista" de las cuestiones económicas. Los sindicatos de los
países de la región observan con simpatía y afinidad ese viraje de muchos
gobiernos hacia posiciones favorales al desarrollismo.
Las recetas de
ajuste estructural del FMI y el BM han fracasado, y luego de la crisis argentina
se observa desorientación y falta de homogeneidad política en esas
organizaciones multi-bilaterales de crédito, tal como lo previó el economista
premio Nobel Joseph Stiglitz hace un quinquenio. Se observan los rasgos
incipientes de una difusa, pero poderosa, corriente política y social
"desarrollista"., que incluye la revaloración del Estado como instrumento básico
para promover el desarrollo y la integración.
La mayoría de los gobiernos
de ALC no ha aprobado la intervención unilateral de EE.UU. en Irak. Durante el
primer semestre, varios gobiernos de ALC (Argentina, Brasil, Chile, Ecuador,
Nicaragua, etc.) se han manifestado en contra de la intensificación de las
acciones militares de EE.UU., Gran Bretaña, España y otros países en Irak. La
intensidad del rechazo varía según los países, pero el rechazo no incluye
(salvo, quizás, Venezuela) ningún aval a la dictadura de Hussein en Irak. Se
cuestiona el unilateralismo de los EE.UU. y se defiende el rol de la ONU como la
única institución con legitimidad para intervenir en zonas de conflicto para
defender los derechos de la democracia. También los sindicatos son
partidarios de que la ONU recupere su centralidad en el sistema
mundo.
Debe destacarse que a principios de 2004 se realizó el Foro Social
Mundial en la India, donde participó la CIOSL-ORIT, la organización sindical más
importante en las Américas (integrando la delegación de CIOSL mundial). También
participaron delegaciones de las centrales internacionales menores como CMT y
FSM. Esta iniciativa mundial, junto con otras similares a nivel regional, han
participado a las organizaciones sindicales unir sus acciones con las
organizaciones de la sociedad civil que están representando variados movimientos
sociales y que en su conjunto constituyen un rasgo fundamental de la resistencia
en las Américas a las políticas neoliberales y al intervencionismo militar
unilateral, y en defensa de los derechos humanos en general. Forma parte de la
lucha general por ampliar el concepto de ciudadanía social y política como uno
de los componentes civilizatorios en la lucha por un orden internacional justo y
equilibrado. Esta es también una posición que comparten los
sindicatos.
3. Conclusiones:
la posición general de los sindicatos
En síntesis, ALC se
mueve hacia una salida política al neoliberalismo; se observan prácticas
política favorables al mejoramiento de la democracia; se piensa al Estado como
"organizador" de las economías de mercado y la integración, y se reafirma la
necesidad de la multipolaridad y la reformulación del rol de las Naciones
Unidas. Es, como hemos dicho, una posición que comparten los sindicatos.
Estos sustentan esta posición dentro de los lineamientos de la dimensión social
de la globalización sostenidos por la Organización Internacional del Trabajo
(OIT).
Como hemos dicho líneas de fuerza "desarrollistas" en la política
también se manifiestan favorablemente en los sindicatos y en las organizaciones
de la sociedad civil en los países de ALC. La CIOSL-ORIT plantea prestar
atención a estas mutaciones "desarrollistas", pero preservando la autonomía de
los sindicatos y continuando las luchas para defender los intereses específicos
de los trabajadores y los sindicatos, y exigiendo se implementen política
públicas laborales a favor de la creación de empleos decentes y mayores
progresos en la introducción de las normas jurídico-laborales que constituyen el
"núcleo duro" del concepto de la dimensión social de la economía. Hay un punto
en que los sindicatos, como organizaciones sociopolíticas, no resignan ni a los
gobiernos ni a los partidos políticos: la lucha por el empleo digno, por la
protección social y laboral de los trabajadores, por lograr que el mundo
empresario abandone las prácticas neoliberales flexibilizadoras. Este punto
garantiza la autonomía de los sindicatos.
Julio Godio es Director del
Instituto del Mundo del Trabajo.
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