GeoBAireS
Cuaderno de
Geografía
Apuntes de geografía y ciencias sociales
Vicente Di Cione
¿Acumulación por desposesión
o/y despojo? ¿Una cuestión puramente terminológica?
Recientemente se ha puesto de moda
en los ambientes académicos la utilización del término relativamente
infrecuente desposesión (del verbo desposeer), cuyo significado
es “privar de lo que se posee”, es decir, quitar a alguien o a algo sus
pertenencias, aquellas cosas que le pertenecen por derecho o por naturaleza. En
inglés el término equivalente, de acuerdo con algunos traductores, es “dispossession” (del verbo disposses).
En el Diccionario Universal de Chicago (Inglés-Español) disposses
puede traducirse como desposeer o despojar. El término se refiere
también a los procesos de desplazamiento de actores de determinados lugares o
ámbitos de actividad por parte de otros agentes, considerados "exteriores" e intrusivos.
El concepto "exterior" tiene a su vez sus complicaciones, y sus
significados son muy diferentes según las perspectivas formales o concretas con
los cuales lo utilizamos. Se observa, entonces, que la expresión connota una
multiplicidad de procesos de territorialización,
desterritorialización, reterritorialización y neoterritorialización y
acciones mediante las cuales se priva a las personas, cosas y lugares de aquello
que le es propio por derecho o por naturaleza. El conjunto
de significados se los designa en inglés con el término dispossession,
aunque los relacionados con las formas de territorialización parecen ser más
apropiados.
D. Harvey popularizó el término dispossession
en los ambientes geográficos ingleses a partir de su revisita geográfica de los
procesos de acumulación capitalista en general y de las formas del nuevo
imperialismo en particular, expuestos en su rciente New Imperialis: on
spatia-temporal fixes and accumulation by dispossession (Nuevo
Imperialismo: sobre la fijación espacio-temporal y la acumulación mediante
desposesion). No obstante, debemos a los traductores de Harvey la
difusión del término español desposesión, poco usual en
las discursividades geográficas y de la vida cotidiana en general. Antes que el
texto se difundiera en versión española, nos pareció más congruente con
nuestra tradición linguística y política retraducirlo como "amumulación
por despojo". En tal sentido nos valemos de dos experiencias.
Por
un lado, el conocido
buscador “google” produce un listado de 3.020 sitios si introducimos el término
“desposesión” si orientamos la búsqueda solamente en el universo de “páginas en
español” y 396 si se busca en “páginas de Argentina”. Si repetimos la operación
con el término “despojo” se obtienen 46.500 y 4.770 sitios respectivamente.
Orientando la búsqueda en toda “la Web” el término inglés dispossession
arroja 81.990 sitios, mientras que con el término plundering (traducción
al inglés de despojo) se obtienen 177.000 referencias.
A
su vez si preguntamos a alumnos sobre el significado de ambos, manifiestan pocas
dudas sobre el de "despojo", mientras que son notorias las
dificultades para definir "desposesión". Las didicultades se agrandan
si se pretende que definan el significado de "acumulación mediante
desposesión" o "acumulación mediante despojo". Fueron muy pocos aquellos que además
pudieron establecer alguna relación entre ambos. Con estos antecedentes creemos
que los términos configuran una problemática con notorios alcances sobre la
didáctica y la pedagogía de los procesos históricos y geográficos, motivo
por el cual no detenemos a analizar algunos aspectos.
La difusión y popularización del
término se establece a partir de la necesidad de diferenciar los procesos de
acumulación basados en la apropiación o producción genuina de valor y valores, por un lado, de los basados en
procesos de desplazamiento o , de manera más ajustada, de expropiación por
parte de algunos actores de las territorialidades geográficas y sectoriales de
otros actores. En la historia del capitalismo correspondió a Marx acuñar la
expresión "acumulación originaria" para referirse a ciertas
modalidades de acumulación por despojo (en inglés plunding),
expropiación compulsiva o sobreexplotación compulsiva de la fuerza de trabajo.
Los últimos mecanismos fueron y son
muy frecuentes a lo largo y ancho de la historia y geografía mundial. El tema
fue metaforizado con mucha elocuencia al principio de la película “2001 Odisea
en el espacio” mediante la lucha entre dos comunidades de primates por un
territorio y el descubrimiento o invento de la eficacia del “garrote”.
Los procesos de desposesión forman
parte de los propósitos de la conquistas territoriales, los saqueos, la
piratería, el robo, con o sin “guantes blancos”, el colonialismo y también de
todas las formas pasadas y presentes de imperialismo económico, social y
político. De lo que se trata, tal como lo hacen Harvey y muchos otros, es de analizar las
formas imperialistas de la desposesión o, más bien, de las nuevas formas de
imperialismo que surgen con motivo de las nuevas formas económicas, sociales,
políticas, ideológicas y culturales de desposesión.
Obviamente la noción de “producción
genuina de valor y valores” exige aclaraciones adicionales dado que no todo el
mundo, veremos, comparte el significado de la expresión y menos aún sobre la
importancia real que tendría en la sociedad capitalista. Para abreviar, convengamos por el momento
que se trata de los procesos de acumulación que no se llevan a cabo mediante desposesión.
Como se verá, hay una gran distancia conceptual y operacional entre esta
definición formal y la posibilidad de encontrar en la vida social real formas
de acumulación que directa o indirectamente no involucren procesos de
desposesión.
Establecida la diferencia (formal)
entre ambos procedimientos de acumulación quedará pendiente demostrar si son o
no cada uno de ellos formas abstractas y no formas concretas, es decir, si
ambas se encuentran presentes simultáneamente en todos los procesos de
acumulación reales y no como si se tratara de realidades ontológicas
diferentes. Se trata por lo tanto de determinar si los conceptos corresponden
con procesos reales de acumulación o son más bien momentos analíticos
relativamente abstractos de todos los procesos de acumulación que involucren
relaciones entre actores desiguales, combinados y contradictorios. Si este
fuera el caso, el término y la noción de desposesión puede considerarse como la
contraparte complementaria o interdependiente de los términos y nociones de posesión, propiedad
y apropiación. De hecho el cometido de la desposesión es radicalmente perverso
si no conllevara cometidos de posesión o apropiación. Sin el momento de la
apropiación, la desposesión es, parafraseando a Hegel, pura negatividad. Las
formas perversas de la desposesión, no
obstante, existen en la historia pasada
y presente, ligada a la lógica del consumo destructivo de bienes producidos y
no producidos, gran parte del cual se realiza mediante las destrucciones
bélicas: aniquilamiento de superpoblación relativa marginal y “disfuncional”
(Nun), de infraestructura y equipamiento urbano, de material bélico y, en
general de “fuerzas productivas”.
Llegados a este punto, es evidente
que el centro de la escena de la acumulación por desposesión involucra la
crucial correspondencia entre las “fuerzas productivas” y las “relaciones de
producción”, lo cual incluyen dialécticamente las relaciones de cambio, de
consumo, de distrubución y de circulación, consideradas en las instancias
físicas, sociales, económicas, políticas, simbólicas e ideológicas.
En síntesis: si un vaso puede verse
como “medio lleno” o “medio vacío”, la cuestión de la acumulación puede verse
como resultado de los “medios de desposesión” o de los “medios de posesión o
apropiación”. No obstante creemos que el encarar la cuestión como procesos de
desposesión tiene la ventaja ideológica y práctica de desnudar algunas
esencialidades estructurales perversas de las formas de acumulación
capitalistas que de no verse como “medios perversos de desposesión” corren el
riesgo de verse como “medios legítimos de apropiación”.
En función de las consideraciones
precedentes, la difusión y popularización disciplinaria del término trae
aparejado dos ordenes de cuestiones: por un lado el llamado de atención y la
jeraquización de los procesos sociales desiguales, combinados y contradictorios
de desposesión económica y social, recuperándolos de los rincones de la
reflexión disciplinaria y alumbrar de ese modo las contradicciones de la geografía de la vida
cotidiana y, por otro, las cuestiones acerca de los usos y aplicaciones de sus
diferentes denotaciones y connotaciones que, común a todos los términos,
conllevan a intercambios de significados ambiguos y sobreterminados
ideológicamente. ¿Porqué, por ejemplo, el término inglés dispossession
es traducido al castellano como desposesión y no como el más ampliamente
difundido despojo (en inglés plunding)? ¿Existe alguna diferencia
conceptual entre ambos significantes o se trata simplemente de una cuestión de
adscripción cultural e ideológica por parte de los traductores y usuarios?
¿Será que cada uno de ellos connota momentos específicos y diferenciados de los
procesos concretos de acumulación?
Hemos visto que en general en
economía el término se refiere, entre otros usos, a los procesos de acumulación
de riquezas llevados a cabo por actores (individuales y colectivos, como las
empresas) que se basan en quitar o expropiar de algún modo a otros actores
aquello que tienen, es decir, sus pertenencias. La desposesión, analizada con
detenimiento, implica un cierto tipo de relacionamiento entre agentes que, se
verá, no se basan precisamente en formas de intercambio simétricas. El uso
capitalista de la fuerza de trabajo es a todas luces una forma que combina
diferentes grados de desposesión y apropiación de los trabajadores, mientras
que para los trabajadores las relaciones salariales implican la posibilidad de
apropiación mercantil de una parte de sus medios de vida (medios de
reproducción de la fuerza de trabajo).
En las sociedades modernas, en
general, y capitalistas, en particular, la
desposesión se lleva a cabo normalmente mediante las multiplicidad de formas de
relaciones o intercambios mercantiles, las que en teoría presuponen que los
procesos de desposesión (por consiguiente de apropiación) implican ciertos
niveles de reciprocidad entre los actores, es decir, que cada actor es al mismo
tiempo desposeedor y desposeido o apropiador y apropiado o, en la jerga
mercantil, ofertante y demandante. Sin embargo: ¿Todas las formas mercantiles
de la vida social real son recíprocas o coexisten conjuntamente con formas
mercantiles y no mercantiles compulsivas derivadas de la disparidad de poderes
entre agentes o de formas perversas de sometimiento y vasallaje? ¿Son simétricas
las posiciones sociales y de poder entre demandantes y ofertantes? ¿Cuales son
las condiciones que determinan la asimetría entre unos y otros? ¿Cuáles son las
posibilidades de unos de salirse de los juegos mercantiles en términos de
desposesión o apropiación? ¿Los procesos de intercambio social son realmente
tales, es decir, de inter-cambio o presuponen diferentes formas de desposesión/apropiación
sin reciprocidad absoluta y relativa?
Las formas de desposesión, por
consiguiente, son muy variadas, pudiendo diferenciarse las legítimas e
ilegítimas, las formales e informales, las legales e ilegales y, bastantes
frecuentes en la historia y vida cotidiana, las recíprocas y las compulsivas y
las incruentas y las cruentas. La primera clasificación se refiere
fundamentalmente a los contenidos éticos y morales de la desposesión dentro de
una determinada cultura. Son las formas que tienen consenso, consentimiento o
aprobación unánime o, al menos, hegemónico o mayoritario. Son las que pueden
evaluarse como buenas o malas según los procedimientos, cometidos y resultados
por parte de los desposeídos y desposeedores, en coincidencia o sin
coincidencia.
La desposesión puede también ser
formal o informal o tener ambas en proporciones diferentes. El aspecto
formal/informal se refiere a la naturaleza institucionalizada o no de las
“regulaciones” de las transacciones u operaciones de desposesión. Ejemplo: el
comercio en blanco y el comercio en negro o los procesos de apropiación de
ingresos públicos mediante sueldos, subsidios y retribuciones oficiales
reguladas o mediante “regalos”, “dádivas”, “coimas”, “devoluciones” y “peajes”
institucionales informales (aunque responda a formas de sociabilidad
relativamente normales).
La legalidad o ilegalidad de las
formas de desposesión se corresponden con la dimensión formal e informal. En
las sociedades modernas la mayor parte de las relaciones sociales que hayan
madurado institucionalmente tienen su expresión legal positva y negativa: que
debe hacerse y como se debe hacer y que acciones, cometidos y procedimientos no
deben realizarse.
En función de los tres criterios los
procesos de desposesión pueden tomar formas que resulten de diferentes grados
de legitimidad, formalización y legalidad o de ilegitimidad, informalización e
ilegalidad. Los procesos reales de desposesión se rigen por cieras relaciones
de correspondencia entre cada una de las modalidades. Comprar dólares en un banco, por ejemplo es considerado legítimo,
formal y legal. La compraventa de dólares entre dos agentes en la calle es
relativamente legítima y notoriamente informal e ilegal. La legitimidad
depende, en este caso, no tanto de los marcos legales, que pueden prohibir la
compraventa callejera, sino más bien de principios éticos que sostienen la
libertad del cambio de moneda entre agentes que por diferentes motivos no
consideran “justa” su prohibición oficial. El robo o el hurto se encuentra en
el extremo de la combinatoria: es ilegítimo, informal e ilegal.
Sin embargo el concepto de desposesión
cobra un significado especial si se analiza el grado de reciprocidad o
compulsividad de la relación social
entablada o del grado de violencia y sometimiento físico, es decir, si los
procesos son incruentos o incruentos. En el extremo con menos eufemismos se sitúan
las formas de desposesión/apropiación compulsivas y cruentas.
En la historia Argentina fueron
numerosos los hechos de desposesión compulsivos y cruentos, desde el despojo,
vasallaje y aniquilamiento de los pueblos originarios en los albores de la
construcción colonial de la “identidad de América-hispana”, hasta los despojos
de las pertenencias de los desaparecidos durante la dictadura militar y los
pequeños y grandes ahorristas a partir de los “corralitos” , “corralones” y “default” de la deuda
pública y de algunos privados, pasando por la desposesión (despojo) de opositores durante
los procesos posteriores a la declaración de la independencia, la distribución interna de la carga de los “empréstitos públicos”
a favor de los prestatarios internacionales, la “conquista del desierto”, los
procesos de privatización de los servicios públicos, la pauperización de los
sistemas educativos y sanitarios, la condena, en nombre de los ajustes
estructurales y la globalización, a la exclusión de los beneficios de la
modernidad, entre ellos el trabajo digno, de un sector importante de la población
constitutiva del motor de las fuerzas productivas y la expoliación de la
naturaleza.
En atención de las consideraciones
precedentes, como adelantamos, el término y concepto de acumulación por
desposesión no es nuevo. No obstante tiene la ventaja, para algunos y la
desventaja, para otros, de mostrar y resaltar el lado perverso de los procesos
de acumulación en general y de la acumulación actual de las relaciones
capitalistas y las no-capitalistas subalternas. Si este es el cometido esencial
del término, a diferencia del de “acumulación por apropiación”, la traducción
del término dispossession por despojo
es más congruente con los costados notoriamente perversos de las nuevas formas
del imperialismo que se gestan a partir de los requerimientos ampliados de la
acumulación capitalista. Por tal motivo, creemos que en nuestro medio la
expresión “acumulación por desposesión” tiene cierto sesgo ideológico derivado
de la presión del medio académico sobre algunas viejas formas
"ligth" de pensar el
problema del imperialismo. Tal presión, no obstante, no opera desde los
escenarios de la teoría. Opera desde la ideología de los dispositivos pedagógicos
del saber en contextos en los cuales se pretende imponer cierta socialibilidad
"madura" (no "infantil", se dice) coexistente y amable con los males estructurales del capitalismo, tendiente a
consagrarlos, ante la falta de alternativas más radicales, como aceptables por
su inevitabilidad histórica y geográfica. La expresión acumulación por desposesión,
en síntesis, es más digerible o potable que la más tradicional y directa de acumulación
por despojo, que remite más a los
territorios simbólicos pobladas de términos tales como robo, expropiación,
hurto, pillaje, explotación, etc.
[ El Palomar, 04/05/2004].