NCeHu
683/04
Iraq
Diez
lecciones estratégicas de la experiencia de Faluya
Ibrahim
Alloush*
CSCAweb (www.nodo50.org/csca)
'Free Arab
Voice', 13 de abril de 2004
Traducción del árabe para
CSCAweb: Pedro Rojo**
"La lección más importante que
hay que extraer de la última batalla de Faluya es que las posibilidades del
levantamiento contra el eje estadounidense-sionista -superior tecnológicamente y
poseedor de la supremacía aérea- están presentes en todas las ciudades y pueblos
árabes, como [ocurrió] en el Beirut de 1982 o en el campamento de Yenín en 2002.
Pero transformar lo posible en realidad, lo probable en certeza, exige una
resuelta voluntad por parte de quienes tienen que tomar las decisiones en la
batalla, a fin de afrontar este reto y fundirse y formar un sólido bloque que no
divida a la calle [árabe] ni a sus organizaciones armadas"
Todas las ciudades y aldeas iraquíes pueden
levantarse contra las tropas de ocupación como se ha levantado Faluya
[1]. Y no solo como se levantó Faluya en la primavera de 2003 [2],
sino también como lo ha hecho en la primavera de 2004. El potencial y la
capacidad del [presente] levantamiento es al menos igual que el de 2003, si es
que no fue mayor hace un año. No es verdad lo que han afirmado dos [ex] altos
oficiales de la Guardia Republicana [iraquí] en el canal al-Jazeera de
que el levantamiento de 2003 no fue posible debido al severo desequilibrio de
poder respecto a las fuerzas de la ocupación.
En realidad, la lección más importante que hay que
extraer de la última batalla de Faluya es que las posibilidades del
levantamiento contra el eje estadounidense-sionista -superior tecnológicamente y
poseedor de la supremacía aérea- están presentes en todas las ciudades y pueblos
árabes, como [ocurrió] en el Beirut de 1982 o en el campamento de Yenín en 2002.
Pero transformar lo posible en realidad, lo probable en certeza, exige una
resuelta voluntad por parte de quienes tienen que tomar las decisiones en la
batalla, a fin de afrontar este reto y fundirse y formar un sólido bloque que no
divida a la calle [árabe] ni a sus organizaciones armadas. Esto es lo que no ha
sucedido en la mayoría de las batallas árabes, que han concluido en derrotas y
fracasos.
Colapso de los Estados árabes y
levantamiento popular
Una lectura mesurada de la resistencia permite ver
que el denominador común en los casos en los que se ha producido un
levantamiento exitoso contra el eje estadounidense-sionista en nuestra historia
árabe es el colapso previo del aparato del Estado local de los países que han
sufrido una invasión, desde Somalia a principios de los noventa, pasando por
Líbano en los ochenta o [el colapso de] la Autoridad Palestina que favoreció la
Intifada, hasta el Iraq de hace un año. Por lo tanto, es viable que el
movimiento popular lleve las riendas de las iniciativas sin que exista autoridad
local. Aún más, de hecho observamos que la vida política de la calle árabe ve
debilitada su fuerza cuanto más fuerte es el aparato del Estado local ya que
[esa fuerza] representa un peligro para la seguridad nacional. El papel del
Estado local en el control de la iniciativa popular y de su desactivación tienen
sus razones objetivas que van más allá incluso de la eventual voluntad de la
cúpula del sistema por resistir, como ocurrió en Iraq.
En cualquier caso, hay capacidad de actuar para
resistir; se han producido casos en los que el levantamiento contra el eje de
EEUU y del sionismo ha tenido éxito y de ellos cabe destacar lo
siguiente:
1. Confiamos en la fuerza de la calle árabe y
no en los ejércitos organizados; en las armas ligeras y en los explosivos
para hacer frente a las fuerzas enemigas organizadas que disponen de tecnología
militar avanzada. La victoria es posible; no es verdad que quien dispone de la
supremacía aérea gana los combates no convencionales. Por lo tanto, debemos
evitar los enfrentamientos tradicionales donde no es posible vencer la
superioridad tecnológica y aérea.
2. Nuestros combatientes son gente de la zona
en que se desarrollan los combates y aunque hay varios voluntarios ajenos al
área, no son mayoría. [A los combatientes] Se les facilita la integración entre
los ciudadanos y vuelven a la acción cuando es necesario. Esto no lo pueden
detectar los satélites, ni son [objetivos] fáciles de bombardear como se
bombardean tropas estándar de tierra o aire. De esta manera, el árabe se
convierte en un espectro político-militar que persigue al enemigo como una
pesadilla.
3. Cuando el enemigo se adentra en las zonas
urbanas y en calles y callejones estrechos pierde mucha de la ventaja
tecnológica que le proporciona sus avanzados instrumentos militares. Ello
concede ventaja a los que viven desde siempre en la zona y la conocen a fondo
por lo que se mueven con una mayor flexibilidad. No es necesario inflingir al
enemigo pérdidas mayores de las que tenemos que soportar nosotros para vencer.
Lo que hay que lograr en que sus pérdidas estén por encima del listón que pueden
soportar, tal como reza el principio de "pérdidas inaceptables"
4. El principal punto que nos debilita es la
falta de organización y la débil planificación estratégica. Esto no sucede
en los enfrentamientos con el enemigo, en la guerra de guerrillas, ni en las
acciones suicidas, o de infiltración, o caza y muerte de grupos pequeños. En
general son llevadas a cabo por iniciativa de un combatiente individual mediante
su valor personal y su determinación. Esto nos sitúa por encima del enemigo, ya
que cien mil árabes pueden vencer a diez mil soldados enemigos; cinco de los
nuestros dejan fuera de combate a una brigada enemiga en la guerra de guerrillas
o en los enfrentamientos urbanos. Esta es la diferencia entre nuestros
combatientes y los altos estamentos militares [árabes] corruptos y faltos de
credibilidad.
5. Es preferible una descentralización de las
decisiones militares. Los enfrentamientos y largas operaciones de desgaste
contra las fuerzas del enemigo se han sostenido porque se trata de zonas donde
había una presencia de fuerzas locales implicadas en los combates, lo que les
brinda la posibilidad de aumentar su popularidad porque cuentan con la decisión
del entorno local facilitado por el apoyo popular que se les brinda. Este es el
caso de Faluya y del campamento de Yenín. Ello significa que es preferible una
descentralización de las decisiones militares dado que no existe un movimiento
popular árabe organizado dirigido por una cúpula política y militar sólida y
experimentada. Así, en estas circunstancias, el colapso del centro no lleva al
colapso de las extremidades.
6. El enemigo no dispone de los medios
necesarios para la guerra de guerrillas o los enfrentamientos urbanos o para
luchar contra acciones suicidas; sólo puede vengarse en inocentes habitantes
de una manera repugnante, poniendo así de manifiesto su derrota política y
militar. Este hecho provoca: a) la radicalización y el reforzamiento de la
posición de los habitantes [locales] indecisos y tibios; b) posiciona a la
opinión pública árabe, musulmana e internacional en su contra; c) aumenta el
apoyo a nuestros combatientes en su lucha; d) genera una situación de
inestabilidad de sus intereses regionales e internacionales; e) [favorece] la
pérdida de la iniciativa mediática fruto del empeoramiento de su
imagen.
7. No todos los instrumentos de los que se
sirve la ocupación tienen naturaleza militar. Sería estúpido rechazar la
posibilidad de golpear los puntos débiles o los menos fortificados del enemigo
como sus aparatos no militares, económicos o los que denominan civiles
cuando en realidad tienen una naturaleza política o securitaria hostil. No
todos los instrumentos de la ocupación tienen naturaleza militar, ni es
inteligente que permitamos al enemigo que decida las reglas del juego cuando
pretende delimitarnos la naturaleza de los objetivos que debemos elegir,
mientras ellos [el enemigo]golpean como quieren. Esto es aplicable a los
objetivos civiles sionistas en la Palestina ocupada, a todos los
trabajadores árabes o extranjeros de empresas u organizaciones civiles que
trabajan para la ocupación en Iraq. Estos objetivos le duelen al enemigo y le
desconciertan en gran medida y hacen aumentar la presión de la opinión pública
en su contra. El caso de los extranjeros secuestrados en Iraq ha hecho aumentar
las movilizaciones exigiendo la retirada de [las tropas de] Iraq y obliga a los
colaboracionistas de la ocupación a replantearse su posición o por lo menos a
sus relevos.
8. El secreto del logro de la victoria es
honrar las pequeñas victorias en los enfrentamientos con un enemigo superior
tecnológica y logísticamente. Ello significa: a) mantener la consideración de
que una larga lucha requiere una larga determinación; b) explotar sus puntos
débiles [del enemigo], el más importante, el ser humano; c) movilizar los
efectivos humanos y materiales disponibles para los intereses de la resistencia;
d) mantener la firmeza del principio y la unidad de todas las fuerzas sobre la
base de expulsar a los ocupantes; y e) consolidar el concepto del mutuo
enfrentamiento en la lucha contra el eje de EEUU y el sionismo que no puede
solucionarse sino mediante la fuerza.
9. El discurso idóneo para ganarse a la opinión
pública enemiga es el discurso del principio firme y claro que exija el fin de
la ocupación sin concesiones o condiciones. La forma de ganarse a la opinión
pública del bando enemigo es aumentar sus bajas humanas hasta el punto que sea
insostenible, y no mediante la súplica y la imploración o renunciando a los
principios o estableciendo relaciones normalizadas o sospechosas [con el
enemigo]. La retirada sionista del sur de Líbano sin condiciones ni exigencias
es la mayor prueba de ello. Igualmente, la oposición a la ocupación en EEUU,
incluida entre las filas de soldados y sus familiares, como manifestó el diario
The New York Times en su edición de 11 de abril de 2004, aumenta según se
incrementan las pérdidas estadounidenses en Iraq -y no a medida que se reitera
la petición de una solución "justa y global al problema de Oriente Medio". Por
lo tanto, el discurso idóneo para ganarse a la opinión pública enemiga es el
discurso del principio firme y claro que exija el fin de la ocupación sin
concesiones o condiciones, apoyado en las acciones militares.
10. Mientras la coacción nos divide, las
diferencias doctrinales o regionales [árabes] aumentan las posibilidades de la
derrota y debilitan la resistencia contra EEUU y contra el sionismo. Los
hijos del pueblo que están dispuestos a inmolarse son un arma secreta que puede
vencer muchos ingenios militares modernos. Nuestro pueblo árabe está dispuesto a
prestarse a ello sin ambages pero requiere ver previamente una oportunidad o una
referencia por la que sus sacrificios se conviertan en algo útil para la nación;
que el sacrificio popular pueda anular los efectos de la tecnología militar; que
la bomba humana sea la bomba atómica de los oprimidos; que la resistencia una a
la nación. Mientras la coacción nos divide, las diferencias doctrinales o
regionales [árabes] aumentan las posibilidades de la derrota y debilitan la
resistencia contra EEUU y contra el sionismo. Las cúpulas políticas de la
oposición árabe que coinciden en esta visión todavía no están al nivel de los
retos a que tiene que hacer frente la nación.
Todo nuevo frente contra EEUU y contra el sionismo
devuelve con insistencia aquella importante premisa que viene planteándose ante
nuestros ojos desde hace décadas: la creación de un movimiento popular árabe
organizado que sea capaz de asumir la responsabilidad de proteger la seguridad
nacional [árabe] desde Marruecos a Bahrein, que sea capaz de prestar apoyo
efectivo a todos los focos de resistencia, desde Faluya hasta Yenín. Una vez que
el régimen local ha perdido su razón de ser, incluso para los que lo crearon
hace un siglo, la batalla entre nosotros -los hijos e hijas de esta nación- y el
eje estadounidense-sionista se ha trasformado en un enfrentamiento directo
excepto para algunos esbirros. Ahora, o asumimos nuestra responsabilidad, o nos
sumimos como esclavos en las tinieblas del [proyecto del] "Gran Oriente Medio"
durante otro siglo.
Notas de CSCAweb:
1. Véase en CSCAweb el texto de
Carlos Varea: Sobre
los sucesos de Faluya: 'Una derrota múltiple para EEUU'
2. El autor se refiere a los
enfrentamientos entre habitantes de Faluya y soldados de EEUU que provocaron
hace un año el primer repliegue fuera de una ciudad en Iraq de tropas de
ocupación.
* Ibrahim
Alloush, jordano de origen palestino, es doctor en Ciencias Económicas, miembro de la
asociación jordana AZAR (Asociación Árabe contra el Racismo y el Sionismo) y del
Movimiento Anti-normalización de Jordania. Figura comprometida desde la
radicalidad política contra la sumisión del gobierno de su país a EEUU y a
Israel, contra el proyecto del sionismo en Palestina y en el mundo árabe y
contra la invasión y ocupación de Iraq, ha sufrido la represión directa del
régimen jordano en repetidas ocasiones. Como profesor, impartía su docencia en
la Universidad de Petra (Jordania) hasta
que fue expulsado en abril de 2003 por razones políticas pocas semanas después
de haber sido puesto en libertad, tras ser encarcelado por haber efectuado
declaraciones a la 'BBC' de Londres contra la presencia de tropas de EEUU en su
país antes de la invasión de Iraq. Alloush, a quien se le ha impuesto desde
entonces el castigo de no recuperar su puesto académico y perder todos sus
derechos laborales, ha seguido destacándose en el panorama jordano y árabe como
un militante activo contra la ocupación de Iraq y contra el sionismo a través de
sus artículos publicados en diversos medios árabes. Este artículo ha sido
publicado en la web: 'Free Arab
Voice'. Véase en CSCAweb
de este autor y militante: Jordania
y la estrategia sionista en el Mundo Árabe | Homenaje a Aida
Dabas en Amán | El Muro
de la separación: ¿racismo u ocupación?
** Pedro Rojo, quien ha traducido este artículo para
CSCAweb, es arabista, director del servicio de traducción 'Al Fanar, Revista de
Prensa Árabe' y miembro del Consejo Editorial de 'Nación Árabe'.
Fuenter: www.cscaweb , 23 de abril de
2004.