NCeHu 298/02
América Latina
Incierto panorama
en la región |
La proximidad de elecciones generales en
varios países agrava la
incertidumbre |
En momentos en que la debacle económica argentina sigue
sin encontrar fondo, la violencia en Colombia parece encaminada hacia una
guerra total, las perspectivas de un golpe en Venezuela no se disipan, las
protestas populares frustran planes de reforma en Paraguay, y los
uruguayos intentan apuntalar su golpeado sistema bancario, la cada vez más
probable victoria de Lula en las elecciones presidenciales de Brasil no ha
hecho más que incrementar la incertidumbre sobre el futuro de la región
más incierta de Occidente.
En este contexto de caos, desilusiones y temores fundados
–y sobreestimados–, varios países de América latina enfrentarán en los
próximos meses elecciones generales que depositarán en el poder a
candidatos votados más desde un radicalizado sentimiento de descontento,
que desde la certeza de planes de gobierno racionales. Esa es al menos la
perspectiva de los principales inversores y representantes diplomáticos de
Estados Unidos y Europa.
Bolivia, el 30 de este mes; Brasil y Ecuador en octubre
próximo, son los comicios confirmados para lo que resta del año, aunque no
habría que descartar que la Argentina se sumara a la lista. Y si bien el
probable triunfo de la izquierda populista en Brasil parecería ser de
momento una excepción, otros procesos electorales son observados con una
gruesa lupa por el Departamento de Estado, que teme que la
desestabilización regional no se detenga en el mediano plazo, sino que se
acentúe.
* * *
En el caso de Bolivia, los mayores temores están
centrados en el crecimiento de la candidatura de Evo Morales, del
Movimiento al Socialismo (MAS), a quien Washington tiene en la mira por
haberse opuesto a la erradicación de cultivos de coca. “Ustedes saben que
Evo Morales trabajó contra los intereses de este país”, afirmó ayer el
director de la División Antinarcóticos de la embajada de Estados Unidos en
La Paz, Stanley Scharager.
Morales, que ocupa el tercer lugar en las preferencias
del electorado, según las últimas encuestas, lideró el año pasado las
protestas, muchas veces violentas, y hasta con muertos, contra la
eliminación de los cultivos ilícitos, lo que le valió la expulsión del
Parlamento, al que había ingresado en 1997. Sin embargo, cuenta con el
apoyo de los sectores populares, para los que la producción de hoja de
coca es la única salida posible en uno de los países más empobrecidos.
Aunque el primer lugar continúa siendo ocupado por
Manfred Reyes Villa, de Nueva Fuerza Republicana, seguido por Gonzalo
Sánchez de Lozada, del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR),
Estados Unidos permanece a la expectativa. “Estamos curiosos por lo que
ocurrirá”, deslizó Stanley Scharager.
* * *
En Ecuador aún es temprano para predecir éxitos o
fracasos e incluso muchas candidaturas no están confirmadas. Sin embargo,
entre los precandidatos figura, como ya ha ocurrido en otros comicios de
la región, un ex militar golpista. En este caso es Lucio Gutiérrez, un ex
coronel dado de baja por su participación en el golpe cívico militar que
derrocó al presidente Jamil Mahuad en 2000.
Otro patrón común con otras elecciones de América latina
es la participación de al menos un candidato procesado. En este sentido
quién se destaca es Abdalá Bucaram, el derrocado presidente populista que
debió abandonar el poder en 1997 acusado de “incapacidad mental” e
innumerables cargos de corrupción.
Quien fuera apodado “el Loco” no sería el único ex
mandatario que se postule. El centroizquierdista Rodrigo Borja
(1988-1992); el democristiano Osvaldo Hurtado (1981-1984), y el encendido
derechista León Febres Cordero (1984-1988); estarían también presente en
las opciones.
Mientras Febres Cordero sería la retaguardia ideal para
el próximo presidente colombiano, Alvaro Uribe, en su lucha contra la
guerrilla, un triunfo de Rodrigo Borja; del líder indígena Antonio Vargas;
o del ex coronel Gutiérrez, simpatizante del chavismo; significará con
seguridad para Estados Unidos la pérdida de la base aérea de Manta, en la
costa ecuatoriana, desde donde monitorea el combate a las drogas en
Colombia. Un triunfo de cualquiera de estos candidatos podría derivar
asimismo en el fin del inciertamente exitoso ensayo de dolarización,
iniciado por el actual presidente, Alvaro Noboa.
* * *
Sin duda, la mayor preocupación está depositada en el
rumbo de Brasil, una de las economías más industrializadas del mundo. El
favorito para las elecciones de septiembre es Inacio “Lula” Da Silva, un
ex trabajador industrial, líder del Partido de los Trabajadores (PT), que
busca una vez más la presidencia.
Aunque su discurso populista ha ido gradualmente
moderándose, lo que le valió la simpatía hasta de la embajadora
norteamericana, que afirmó que la vida de Lula representa el “sueño
americano”, un triunfo del candidato del PT es visto con temor por
inversores externos.
Una victoria de la izquierda en Brasil podría repercutir
en toda la región, incluso en la Argentina, donde los comicios para
suceder a Eduardo Duhalde están previstos para marzo, aunque podrían
adelantarse. También en Uruguay, donde, pese a que no están previstas
elecciones en el corto plazo, un fracaso de la gestión de Jorge Batlle
podría desembocar en un crecimiento del Frente Amplio, que en tres años
estaría más cerca que nunca de alcanzar la presidencia.
Además del efecto dominó que podría causar un éxito de
Lula, la oposición de Brasil al combate de la guerrilla colombiana y un
rechazo al establecimiento del Aérea de Libre Comercio de las Américas
(ALCA) son los peores escenarios desde la óptica norteamericana.
* * *
Frente a este panorama, el dilema de los mercados
seguramente sea si replegar sus inversiones de una región cada vez más
incierta o, por el contrario, reforzarlas, con la esperanza de evitar así
el colapso de más economías y el auge imprevisible de nuevas corrientes
populistas.
Por Javier Navia De la Redacción de
LA NACION |
Buenos Aires, Argentina - 14 de junio de
2002 |