Bolivia
ADVERTENCIA DEL PROGRAMA DE LAS NACIONES
UNIDAS PARA EL DESARROLLO (PNUD)
LA
GLOBALIZACION YA NO ES SOSTENIBLE EN BOLIVIA
El Informe de Desarrollo Humano
2004 del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo advierte de que el proceso de globalización y el modelo
neoliberal aplicado en Bolivia en los últimos 20 años están ahondando la pobreza
y la exclusión social. Y señala que es urgente hacer ajustes en la política
económica y propone mayor intervención del Estado en los asuntos económicos, más
desarrollo y acceso a la información y mejor distribución de los ingresos
provenientes de la explotación de los recursos naturales como el
gas.
16/03/2004
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
advierte en su Informe de Desarrollo Humano 2004 que 'tal como está la
globalización en Bolivia ya no es sostenible' y alerta que la democracia
boliviana fracasó en su intento por alcanzar mayores niveles de desarrollo
humano, cuya expresión más palpable son los altos niveles de pobreza y los
magros resultados en cuanto a crecimiento económico.
Por ello, según señala el informe reseñado por el matutino
La Prensa, que 'es el momento de innovar y redefinir sus formas de inserción en
la economía internacional'.
En las dos décadas de vigencia del modelo económico, la tasa
de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) real per cápita en dólares pasó
de dos por ciento en el periodo 1990-1998, a 1,5 por ciento en el periodo
1999-2001. De 1999 hasta 2002, la incidencia de la pobreza pasó de 63 por ciento
a 64 por ciento, y la Tasa de Desempleo Abierta de 4,33 a 5,54 en el mismo
periodo.
Una propuesta
Tras un extenso análisis de los indicadores de la crisis por
la que atraviesa el país, el IDH establece una ambiciosa propuesta para sacar al
país de la actual debacle a través de la denominada 'vía boliviana' en la que, a
través de un Estado más fuerte en su función pública, los actores sociales
avancen hacia una sociedad donde desarrollen sus potencialidades informacionales
(aquellas relacionadas con el conocimiento) y puedan aprovechar en beneficio
colectivo los recursos naturales con los que cuenta el país.
Según La Prensa, el informe parte de una constatación
preocupante: a pesar que el índice de Desarrollo Humano creció de forma
sostenible en los últimos 20 años, pasó de 0.572 puntos a 0.672 en 2001, Bolivia
ocupa el puesto 114 en el ránking mundial de países, sólo por encima de Haití,
Nicaragua, Guatemala y Honduras.
La situación no ha mejorado desde entonces. Es más, se ha
agravado hasta convertirse en un factor de inestabilidad política y convulsión
alarmantes. Los hechos de febrero y octubre fueron la muestra de este punto de
crisis e inflexión que afronta actualmente el Estado boliviano.
En este marco, el informe señala que, en las actuales
condiciones de crisis, el país debe pensar cómo avanzar hacia una 'economía
posible', que, sin dejar de tener en cuenta una lógica de ajuste fiscal y
recaudación tributaria, pase hacia políticas que fortalezcan el presupuesto, la
inversión pública y el crecimiento económico con equidad.
Para ello, el IDH pone a la economía del gas natural en el
centro del desafío para el desarrollo del país en los próximos años. La economía
requiere una política del gas que combine la explotación de los recursos
naturales con las efectivas chances que se tengan para alcanzar los mercados
externos, el incremento de la capacidad exportadora de manufacturas y el uso de
los recursos que se obtengan por su venta para el 'desarrollo informacional' del
conjunto de la sociedad.
Buscar el
informacionalismo
'Bolivia necesita impulsar un cambio radical en su desempeño
económico si desea elevar sus niveles de desarrollo humano y acabar con las
profundas brechas socioeconómicas' que afectan a su sociedad, indica una de las
conclusiones centrales del estudio. En este sentido, advierte de que 'si bien
los recursos naturales podrían seguir siendo el principal rubro para crear
riqueza en el país, es imprescindible engranar su explotación con las
ostensibles ventajas del informacionalismo', dice el IDH.
El Informe del Desarrollo Humano (IDH) sigue la saga de
informes sobre la realidad socio-económica y los efectos de la globalización que
el PNUD inició en 1999 con el primer informe nacional. Allá se alertaba sobre
los efectos negativos de este proceso que tendían a profundizar la desigualdad y
la pobreza, aunque, a su vez, se convertían en oportunidades para promover el
desarrollo humano.
En 2000, se advertía de que los bolivianos priorizaban la
lucha contra la pobreza, reclamaban mejorar la institucionalidad y pedían mayor
infraestructura en comunicaciones. En 2002, se mostraban las enormes capacidades
políticas y culturales de la sociedad boliviana, aunque alertaba sobre el punto
de inflexión al que había llegado el país en sus reformas estructurales, lo que
marcaba el inicio de un cambio con un enorme margen de incertidumbre.
Fin de las políticas de
ajuste
Los hechos de febrero y octubre de 2003 demostraron que el
quiebre social y político era mucho más profundo de lo que se esperaba. La
democracia pactada y las políticas de ajuste terminaron su ciclo histórico,
dejando paso a un escenario incierto.
'Estamos actualmente en un tiempo de recuperación precaria
de la paz y la estabilidad institucional', situación que explica entre otras
cosas la definición del presidente Carlos Mesa de encabezar un 'gobierno de
transición'. Lo que no sabemos es a dónde llevará dicha transición.
El IDH-2004 señala que la construcción de Bolivia como
nación es aún inconclusa y complicada. La persistencia de comunidades étnicas,
regionales, clasistas o religiosas que comparten valores y sentidos particulares
antes que nacionales es parte de este proceso incompleto y conflictivo. Esta
realidad, indica el IDH, puede ser una forma de pluralismo, pero también puede
convertirse en un espacio fracturado por múltiples intolerancias.
Pese a estas 'diferencias', el IDH asegura haber detectado
una 'sed de nación', es decir, una aspiración a la unidad de la mayoría de los
bolivianos que choca con las aspiraciones particulares de los variados sectores
sociales. Para que esta aspiración se transforme en realidad todavía dista
mucho. 'Bolivia es una nación pensada e imaginada en consenso, pero aún carente
de cohesión e inclusión social', concluye el informe. Bolivianos desconfiados El
IDH 2004 detecta que los bolivianos sufren hoy una profunda crisis existencial
que se traduce en un 'cuestionamiento radical de la idea del nosotros', cuya
expresión más directa es la desconfianza creciente en los otros por la
inseguridad y los conflictos sociales.
El informe destaca que el 97 por ciento de los consultados
por el IDH aseguran sentirse orgullosos de ser bolivianos; el 92 por ciento
piensa que para que Bolivia progrese se requiere 'pensar primero en el bien del
país', y el 72 por ciento dice que le gustaría ver en 2025 un país abierto al
mundo y que preserve su cultura. A su vez, el 66 por ciento de los consultados
por el IDH tiene una actitud positiva ante las situaciones adversas; el 78 por
ciento trata de mejorar su trabajo, y el 55 por ciento piensa que Bolivia debe
modernizarse aunque pierda algo de su cultura.
Pero a su vez, el 89,2 por ciento declara que desconfía de
los demás y sólo el 35 por ciento está dispuesto a asumir los cambios necesarios
para modificar su realidad. El resultado es un extenso malestar y temor de los
actores sociales por construir un espacio en común.
Fuentes: Econoticias (Bolivia)/Argenpress.info
(Argentina).