Acerca de Domitila y de la
Cátedra de Geografía de América Latina
Contaba Domitila, en un libro ya añoso por el tiempo,
como era el día-cotidiano de la mujer minera y dirigente social, decía en esas
páginas:
“...mi
jornada empieza a las cuatro de la
mañana, especialmente cuando mi
compañero está en la primera punta. Entonces le preparo su desayuno. Luego
hay que preparar las salteñas, porque yo hago como cien salteñas cada día y las vendo en la calle. Hago
este trabajo para completar lo que falta al salario de mi compañero para
satisfacer a las necesidades del hogar... desde las 4 de la mañana hago las
salteñas, mientras doy de comer a los chicos. Los chicos me ayudan, pelan papas,
zanahorias hacen la masa... Luego
hay que alistar a los que van a la
escuela por la mañana. Luego lavar
la ropa que dejé enjuagada
en la víspera.... A las 8
salgo a vender. Los chicos que van
a la escuela por la tarde me ayudan. Hay que ir a la pulpería y traer los
artículos de primera necesidad...
al medio día tiene que estar listo el almuerzo, porque otros chicos
tienen que ir a la escuela...en la tarde hay que lavar ropa...también hay que
corregir las tareas de los chicos...el trabajo del Comité es diario. Hay que
darle siquiera dos horas por día. Es un trabajo totalmente voluntario... Las demás cosas hay que hacerlas de
noche”.
Así era la vida de Domitila Barrios de Chungará. La enfrentaba trabajando para sobrevivir
con dignidad y coordinarse con la Central Obrera Boliviana para producir el
cambio social, convencida que este debía conducir al socialismo. Por eso, en el
último Encuentro von Humboldt, llevado a cabo en Neuquén, me llamó la atención
la referencia a Domitila, pensé que esa era ya una historia de otro-tiempo, de
ese-tiempo que hoy día algunos recuerdan con nostalgia, muchos con temor, y que
otros prefieren olvidar, por cuanto estaba en juego la transformación de América
Latina.
Domitila Barrios es uno de los tantos personajes que
hacen la historia de Nuestra América.
Nacida el 7 de mayo de 1937, vivió los rigores de la
pobreza y los imponderables de la actividad política y social. En ese contexto fue duramente reprimida
en 1965. Dos años más tarde fue
acusada de haber actuado como enlace de la guerrilla del comandante
Guevara. Esa fue la oportunidad del
primer encuentro con chilenos que se habían dirigido al país andino con un mensaje de
solidaridad para la dirigente política Loyola Guzmán, también acusada de
pertenecer a las filas del comandante guerrillero. En estas circunstancias, Domitila perdió
un hijo producto de la tortura y, no obstante, el duro momento vivido, fiel a
una ética y a una concepción política, levantó una enérgica crítica política al
mítico guerrillero.
Domitila Barrios de Chungará tuvo 7 hijos y fue
representante del Comité de Amas de Casa
de Siglo XX, el famoso campamento minero boliviano, allí donde todas las
viviendas eran de la empresa transcurrió su vida, una vida dura, dedicada a la
lucha política y social, constante batallar que le condujo en 1975 a ocupar
protagónicamente la Tribuna del Año Internacional de la Mujer en México, tenía
ya 37 años, subrayo esto, porque el promedio de vida en aquellos pagos, en ese
entonces, no pasaba de los 35... me pregunto estará viva aún?, dónde la habrá
arrojado la nueva vorágine que arrasó a nuestra
América?.
Si ya ha fallecido es como diría B. Brecht, era una de
los imprescindibles; en ese caso,
permítanme un recuerdo emocionado.
Si está viva, la fundación de esta cátedra puede ser el momento para
recobrar la memoria histórica y proyectar el
futuro.
Pero no es todo.
En 1973, en palabras de Domitila... “cuando fue derrocado Allende protestamos
por lo que el pueblo chileno sufría.
Y mire que nosotros que tenemos este problema de que los chilenos nos han
quitado nuestra salida al mar”. Señalo esto frente a esta Tribuna por
dos razones; primero, para agradecer, aunque haya pasado el tiempo ese gesto
solidario; y en segundo lugar, para señalar que en medio de un ambiente
chauvinista, somos muchos los chilenos que estamos dispuesto a solucionar el
problema de la mediterraneidad al que se refirió Domitila.
En fin, estimados amigos, permítanme agradecer la
delicadeza para hacer posible esta pequeña ponencia en torno a una mujer
admirable.
Dr. Patricio Quiroga
Santiago de Chile, marzo de 2004