China, buscando ascender en la cadena de producción, pone la
mira en la tecnología
Empieza a ganar terreno en la fabricación de
semiconductores
Jason
Dean
The Wall Street Journal
PEKÍN — En un
amplio terreno en las afueras de Pekín, Richard Chang está tratando de
construir una de las fábricas de semiconductores más avanzadas del
mundo.
Cuando la planta empiece a producir este año, ingenieros
cubiertos de pies a cabeza por trajes protectores operarán máquinas que
cuestan millones en habitaciones sin polvo, para grabar circuitos en
placas de silicio.
Si se compara con las empresas de semiconductores en otros
países, "somos aún muy pequeños y no tan fuertes", dice Chang, veterano de
la industria que gestionó una fabricante de semiconductores taiwanesa
antes de fundar Semiconductor Manufacturing International Corp. (SMIC),
con sede en Shanghai, en 2000. "Pero tenemos una fuerte voluntad de
actualizarnos lo más pronto posible".
Los esfuerzos de Chang lo ponen al frente de una nueva e
importante parte de la economía en China. Después de haber acaparado una
buena parte de la fabricación de baja tecnología del mundo, el gigante
asiático está empezando a ganar terreno en el avanzado negocio de la
fabricación de chips. Un grupo de fabricantes nuevos, muchos respaldados
por inversionistas extranjeros y dirigidos por ejecutivos taiwaneses,
están invadiendo el país y empezando a crear las bases de un sector
doméstico de alta tecnología.
Pekín, que pasó décadas tratando, sin mucho éxito, de
levantar un sector tecnológico mediante la planificación centralizada, ha
dado la bienvenida a la experiencia de los ejecutivos e inversionistas
extranjeros, incluso en medio de la creciente tensión entre China y Taiwan
en torno a la independencia de la isla. En los últimos años, China también
ha empezado a seguir el ejemplo de Taiwan al ofrecer alivios tributarios y
otros incentivos para animar a los inversionistas a ingresar a su
industria de chips.
El gobierno chino espera que una industria local de
semiconductores libere al país de la dependencia de la costosa tecnología
extranjera y algún día pueda convertirse en rival de empresas de Estados
Unidos y otras economías avanzadas.
"Ya fabricamos muchas de las computadoras y teléfonos
celulares del mundo", dice Xu Xiaotian, funcionario del Ministerio de la
Industria de la Información de China que encabeza la Asociación de la
Industria de Semiconductores del país. "Esto será también una realidad en
el sector de los semiconductores".
Negocios más avanzados
Una próspera industria de semiconductores podría
reconfigurar la economía china. La mayor parte del auge económico del país
ha sido impulsado por mano de obra de bajo costo. La fabricación de chips,
una de las industrias más intensivas en capital del mundo, podría ayudar a
impulsar negocios aún más avanzados, como el diseño de chips, y a
desarrollar una valiosa propiedad intelectual doméstica. La fabricación de
chips fue elemental en la creación de Japón como una potencia tecnológica
y, más recientemente, los fabricantes de chips en Taiwan ayudaron a crear
una próspera industria de diseño de semiconductores en la isla.
En los últimos tres años, los inversionistas inyectaron
cerca de US$10.000 millones en las empresas de chips en China, el triple
de lo que fue gastado por el gobierno chino e inversionistas extranjeros
durante las tres décadas anteriores, de acuerdo con funcionarios en Pekín.
Otros US$5.000 millones adicionales en inversión fueron prometidos durante
ese período. En total, unas 19 plantas están operando o lo estarán en los
próximos años, la mayoría manejadas por taiwaneses, de acuerdo con la
Asociación de la Industria de Semiconductores de EE.UU.
La fábrica de Chang en Pekín es la última etapa en su
campaña para transformar su empresa, a casi cuatro años de fundada, en la
primera compañía china de semiconductores de clase mundial. Chang ya ha
construido tres líneas de producción menos avanzadas en Shanghai, que
hacen chips de memoria para computadoras así como chips para productos
como televisores. Su empresa ha firmado acuerdos de ventas y tecnología
con gigantes de semiconductores globales incluyendo la alemana Infineon
Technologies AG y la japonesa Toshiba Corp.
SMIC ha recaudado más de US$1.800 millones de
inversionistas incluyendo a Goldman Sachs, más US$765 millones adicionales
en préstamos de bancos chinos. En octubre, firmó un acuerdo con Motorola
Inc. para comprar la planta de chips de la empresa estadounidense en la
ciudad de Tianjin, una de las inversiones estadounidenses más prominentes
hechas en China hasta ahora. Motorola asumió una participación de capital
como parte del acuerdo, lo que la convirtió en el segundo mayor accionista
de SMIC, después de Shanghai Industrial Holdings Ltd., propiedad del
gobierno de Shanghai.
China tiene aún mucho camino por recorrer antes de
convertirse en un protagonista en la industria de chips. La mayoría de los
analistas piensan que la industria de China sigue rezagada una década o
más frente a la de Taiwan, que ya produce cerca de la quinta parte de los
chips de memoria del mundo, goza de una creciente industria de diseño de
semiconductores y domina el sector de producción de chips a la medida.
Otros países como Malasia y Singapur han tratado de expandir en el pasado
sus industrias de chips, pero los resultados han sido poco
alentadores.
La participación de China en la capacidad global de
fabricación de chips fue de un 4% el año pasado, frente al 18% de América
del Norte, de acuerdo con la empresa de investigación iSuppli Corp., de
California. China aún importa cerca del 80% de los semiconductores que
necesita para sus fábricas y consumidores. La mayor parte de sus actuales
plantas de semiconductores fabrican chips obsoletos para electrodomésticos
poco sofisticados, y las empresas chinas poseen pocas patentes valiosas u
otras propiedades intelectuales. Incluso SMIC, la empresa de chips más
avanzada de China, se apoya en sus socios extranjeros para casi toda su
tecnoloía sofisticada, lo cual dificultaría su competencia con rivales más
grandes en Taiwan.
Aún así, el pujante sector de chips de China está causando
nerviosismo entre ejecutivos extranjeros de la industria y funcionarios
gubernamentales que temen una pérdida eventual de una industria
estratégica. Algunos críticos aseguran que algunos de los incentivos de
Pekín en el sector son injustos, debido a que favorecen operaciones
domésticas sobre productores extranjeros, lo cual va contra los principios
de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Por ejemplo, China ofrece
reembolsar hasta 14 puntos porcentuales de su impuesto al valor agregado
de 17% para semiconductores diseñados y hechos localmente.
Fuerza gravitacional
La Asociación de la Industria de Semiconductores de EE.UU.
advirtió en un informe de octubre que "la creciente fuerza gravitacional"
de China, podría terminar por atraer el suficiente capital y talento
humano para derrocar a EE.UU. de su posición líder en la industria, lo
cual podría convertirse en un gran problema, dada la importancia
estratégica de la industria.
Entre tanto, algunos en Taiwan temen que sus propios
ejecutivos estén ayudando a fortalecer al rival de la isla. El ex
presidente Lee Teng-hui dijo en un discurso en diciembre que los
taiwaneses no deberían invertir en operaciones de semiconductores de China
debido a que sus chips podrían ser usados en misiles dirigidos a la isla.
De hecho, hasta abril de 2002, Taiwan tenía prohibido a sus empresas
invertir en la industria de chips de China, y continua fijando estrictos
límites sobre éstas. Hasta ahora, sólo un importante fabricante de chips,
Taiwan Semiconductor, ha obtenido la aprobación preliminar para invertir
en China.
Pero el gigante asiático ha hecho parecer tan atractivo el
negocio de chips que muchos ejecutivos simplemente dejan Taiwan para
empezar de nuevo en China. Cientos de ejecutivos e ingenieros del sector
de semiconductores taiwanés han respondido encantados la llamada laboral
de empresas como SMIC. Cerca de un cuarto de los actuales 4.000 empleados
de SMIC son extranjeros, principalmente de Taiwan y EE.UU. Bajo las luces
brillantes de las habitaciones esterilizadas de la planta de SMIC,
trabajan al lado de recién graduados de programas de ingeniería local.
Para posiciones de menor rango, como operadores de equipo, Chang ha
viajado a poblados rurales en las provincias occidentales de China para
contratar y capacitar nuevos empleados.
Cuando Chang fundó SMIC, las leyes taiwanesas aún prohibían
que las empresas domésticas invirtieran en el sector de chips de China.
Pero Chang, que es ciudadano estadounidense y quien registró a SMIC en las
Islas Caimán, encontró inversionistas dispuestos en otras partes,
recaudando US$1.100 millones en septiembre de 2001 de un grupo que incluye
a empresas estatales de China y Singapur. Cerca de la mitad de la
financiación de SMIC provino de EE.UU.