La globalización de la Economía Mundial
desde la crisis Asiática
Orlando Caputo L.[1]
Enero de
2000
INDICE
I. Una síntesis de la situación de la Economía Mundial hasta
1997
A. La globalización de la Economía
Mundial
B. La Economía mundial vista en su
conjunto
II. La crisis asiática y las limitaciones de la ciencia
económica[2]
IV. La crisis asiática: confirmación del cambio en el origen
de las crisis cíclicas recientes.
V. La sobreproducción mundial como una de las causas
fundamentales de la crisis asiática
VI. La tasa de ganancia en los 90 en los países capitalistas
desarrollados y la crisis asiática
VII. ¿Por qué las crisis se han originado en la periferia
desarrollada?
VIII. Algunos breves aspectos de la economía mundial y de
América Latina a inicios del milenio
En este documento
presentamos nuestras reflexiones sobre la economía mundial en el último período.
Nos basamos ampliamente en documentos anteriores y en antecedentes
bibliográficos y estadísticos recientes que hemos utilizado en conferencias
sobre el tema.[3]
En la economía
mundial se producen grandes transformaciones desde fines de los 80. Es posible
que estemos asistiendo al tránsito o al inicio de una nueva onda larga
ascendente. Estos cambios se están procesando a través de movimientos cíclicos y
de las crisis cíclicas periódicas, los que a su vez muestran modificaciones
importantes. Estas grandes transformaciones históricas muestran un predominio
creciente en su intensidad y en su extensión del capital y del dinero sobre la
sociedad humana –incluyendo los Estados nacionales– y sobre la
naturaleza.
Presentamos
inicialmente una síntesis de la economía mundial hasta 1997. Posteriormente
incluimos algunas reflexiones sobre la crisis asiática teniendo como escenario
de análisis la economía mundial y, finalmente, exponemos algunas notas sobre la
economía mundial y la situación de América de Latina en los inicios del nuevo
siglo.
I. Una síntesis
de la situación de la Economía Mundial hasta 1997
En este apartado
presentamos las características esenciales de la economía mundial en el último
tiempo hasta antes de la crisis asiática. En la primera parte destacamos que una
las características distintivas de la globalización son las nuevas relaciones de
producción que se dan en el capitalismo a nivel mundial. En la segunda parte
presentamos una visión del conjunto de la economía mundial antes de la crisis
asiática.[4]
A. La
globalización de la Economía Mundial
1. La
globalización la entendemos como una etapa actual del desarrollo de la economía
mundial. Como tal etapa es posible identificar el período en que se inicia, los
elementos que van caracterizando el desarrollo de la globalización, las
contradicciones y las rupturas transitorias y rupturas profundas.
2. La
globalización actual es parte de un movimiento más amplio de la economía mundial
que incluye amplios períodos de integración, ruptura de ese proceso y períodos
largos en que la integración es de baja intensidad. El período previo a la
crisis de los años 30 fue un período de globalización que culminó en una ruptura
profunda como lo fue la crisis de los años 30, dando origen a una etapa larga de
integración de baja intensidad.
3. La
globalización actual está asociada en su inicio a la crisis de crecimiento lento
de la economía mundial capitalista de fines de los 60, a la acentuación del
movimiento cíclico y a la crisis cíclica de la economía mundial de 1974 y
1975.
4. Inicialmente,
la globalización se explicaba a través del aumento de las relaciones económicas
internacionales mucho mayor que el crecimiento de los indicadores macro de las
economías nacionales, así como de los indicadores más globales de la economía
mundial. Se mostraba cómo el comercio mundial crecía más que la producción
mundial, que el aumento de las inversiones extranjeras o crecimiento de las
transnacionales era mayor que el comercio y cómo el financiamiento internacional
y los movimientos monetarios eran aún bastante mayores a los indicadores
anteriores. Hay múltiples trabajos que describen esta
situación.
5. Sin embargo,
los más significativo de la globalización actual de la
economía mundial está constituido por los profundos cambios en las relaciones
sociales de producción y su impacto en las categorías, leyes económicas y formas
de movimiento del capitalismo. Estas modificaciones profundas de la realidad
objetiva, de la legislación y de la política económica expresan los cambios de
las relaciones entre los capitales y de éstos con el trabajo y los recursos
naturales. La base es el neoliberalismo a pesar de sus profundos errores
teóricos y metodológicos. Sin embargo, ideológicamente ha triunfado
transitoriamente apoyado en varias ocasiones en diferentes grados de
autoritarismo. La hegemonía del neoliberalismo a nivel de amplios sectores de la
sociedad, incluyendo organizaciones sociales y políticas vinculadas a los
trabajadores y a otros sectores sociales populares, es una característica de la
situación actual.
6. En el plano del
comercio exterior se promueve el libre comercio en reemplazo de la política
comercial anterior, que era fundamentalmente proteccionista con carácter
permanente. Se trata de promover la libre circulación internacional de las
mercancías. En algunos países se ha recurrido a la apertura unilateral. De esta
manera, se ha intensificado la competencia en los mercados de bienes tanto a
nivel internacional como en cada uno de los mercados nacionales.
7. En política
económica un cambio muy importante que caracteriza la fase de globalización es
el tratamiento a la inversión extranjera. Las empresas transnacionales
constituyen la unidad básica de la economía mundial actual. Se reemplaza la
política reguladora y de control sobre la inversión extranjera por una política
que promueve la inversión extranjera, otorgando la más amplia libertad para la
actuación de las transnacionales. La política de trato nacional a las empresas
extranjeras y la no discriminación, de hecho deja en mucho mejores condiciones competitivas a las empresas
extranjeras que a las empresas nacionales. De esta manera se ha facilitado la
creación de estructuras productivas mundiales de las empresas transnacionales,
que atraviesan las múltiples economías nacionales en las que ellas están
actuando.[5]
8. Las
modificaciones en relación al trabajo han sido profundas a nivel de la economía
mundial y más profunda aún en las economías atrasadas como las de América
Latina. La flexibilidad laboral, expresada en sus múltiples formas e impulsada
por las nuevas formas de la competencia internacional y concretada en la
legislación laboral que elimina todos los aspectos que protegían al trabajador y
su familia frente al capital, es una expresión categórica de las nuevas formas
de la relación capital/trabajo.[6]
9. En la actual
etapa de globalización de la economía mundial, se da una profunda transformación
de la relación capital/recursos naturales que se refleja en una normativa en el
tratamiento a la inversión extranjera, en la tributación y –como tendencia– la
transformación de la propiedad de los recursos naturales, que esta en manos de
las naciones, en propiedad privada de las empresas. Lo anterior expresa la
libertad de movimiento y de actuación que exigen las transnacionales. Desde el
punto de vista teórico este comportamiento se corresponde con las bases
esenciales del neoliberalismo: libertad individual, propiedad privada y respeto
a los contratos. Se produce una ruptura entre la existencia de la renta que
producen los recursos naturales y la normativa, lo que provoca grandes
incentivos que conducen a la sobreproducción mundial, a la disminución de los
precios de los recursos naturales. Con ello desaparece en diferentes grados la
renta –llegando a veces a ser total– que captaban nuestros países por la
explotación de sus recursos naturales y se produce el traslado de esa renta a
las transnacionales que usan estos recursos como materia
prima.
Por otro lado, la
tendencia a la sobreproducción de recursos naturales conduce a situaciones de
crisis en dichos sectores agregando una inestabilidad adicional a la fuerte
inestabilidad de la economía mundial.[7]
10. Las
modificaciones en las relaciones del capital con el trabajo, y de las relaciones
del capital con los recursos naturales, así como las nuevas relaciones entre los
propios capitales –libre movilidad del capital, trato nacional, nueva forma de
la competencia internacional, etc.– constituyen los elementos más significativos
que caracterizan la actual etapa de globalización de la economía mundial. Sus
impactos en las categorías económicas, así como en todo el proceso de producción
y reproducción mundial, pueden estar configurando la situación actual y futura
de la economía mundial.
11. Otro aspecto
muy importante de la globalización actual, se refiere a los cambios en la
modalidad de acumulación de las economías nacionales. La globalización se ha
caracterizado por promover reestructuraciones más o menos profundas de las
modalidades de acumulación en las economías nacionales. En síntesis, en mayor o
menor grado se ha pasado de un desarrollo de las economías nacionales basado
preferentemente en los mercados internos, a un desarrollo o proceso de
acumulación basado preferentemente en un desarrollo hacia afuera. Por lo
anterior, la globalización significa un incremento de la competencia por parte
de los países y por las grandes empresas transnacionales que compiten en todos
los espacios. La primacía del monopolio, de economías monopólicas, ha sido reemplazado
por la competencia en general en muchos sectores y por la competencia oligopólica en las principales esferas de la economía.
12. Otro cambio
notable en el proceso de globalización actual de la economía mundial, se da a
nivel de los Estados. De un Estado que participaba fuertemente en la economía,
caracterizado por algunos enfoques como capitalismo monopolista de Estado, se
pasa a un Estado subsidiario y a lo sumo regulador en un sentido muy particular,
porque se trata de regular para que los mercados funcionen competitivamente. En
sí, el Estado tiene un poder fuerte aunque diferente a la fuerza que tuvo en el
pasado. El Estado actual ha permitido el profundo proceso de transformación que
ha impulsado la globalización. Ha ayudado y ha creado las condiciones para
destruir muchas de las estructuras que se crearon en la modalidad de acumulación
anterior. Así también, ha ayudado a destruir o ha destruido directamente las
organizaciones sociales, en particular las organizaciones de los trabajadores, y
ha eliminado gran parte de los servicios públicos y sociales que eran
suministrados por el Estado.
Es en la esfera
estatal donde se ha tenido más claridad que en los propios empresarios, de la
necesidad de la globalización, de la competencia, de la privatización, etc. Los
Estados actuales, ahora más que nunca están expresando los intereses del
capital. Pero en particular, expresan la vocación universal del capital.
13. Los Acuerdos
Regionales: NAFTA, CEE, Sudeste Asiático, Mercosur y
otros, son una característica distintiva de la economía mundial actual. No deben
ser entendidos como opuestos a la globalización. En general, se trata de
acuerdos regionales que permiten una competencia al interior de la región para
fortalecer su capacidad competitiva en la economía
mundial.
Los acuerdos
regionales pueden ayudar a enfrentar posibles crisis del mercado mundial. En esa
situación, pueden orientar en mayor medida las relaciones económicas
internacionales hacia la región.
Los acuerdos
regionales en las condiciones actuales, se refieren más a la libertad de
movimiento del capital y al interior de ella a la libertad de movimiento de las
mercancías. Las empresas transnacionales se benefician de la liberalización
comercial y de todos los acuerdos, y en particular de aquellos referidos al
tratamiento de las inversiones extranjeras.
En los acuerdos
regionales actuales, hay diferencias importantes que deben tenerse presentes. La
CEE es un acuerdo que contempló la disminución en la desigualdad del desarrollo,
la elevación del nivel de vida de la población y la igualación hacia arriba de
las condiciones laborales; así también, contempló la nivelación hacia arriba de
las exigencias medio ambientales.
En general, los
acuerdos regionales actuales favorecen a las empresas y profundizan la
flexibilidad laboral y pueden agudizar las situaciones de trabajo precario.
Claro que se presentan como beneficiando al conjunto del país, a los
consumidores. Sin embargo, la gran mayoría de los puntos de la globalización
referidos a la relación capital-trabajo se dan también con los acuerdos
regionales: disminución de la capacidad de generar empleo, desarrollo del empleo
precario y aumento de la competencia haciendo participar en ella a los propios
trabajadores de ramas similares en los diferentes países. Los acuerdos
regionales contemplan también una mayor libertad de acceso a los recursos
naturales que, como hemos dicho más arriba, profundizan el siguiente fenómeno:
apropiación de la renta, sobreproducción y caída de
precios.
La síntesis de
este tipo de acuerdos regionales es la manifestación a este nivel de la libertad
del capital y de las mercancías que caracterizan a la actual etapa de
globalización. Se promueve la más amplia libertad del capital en base a la mantención de las desigualdades de los otros elementos de la
producción: el trabajo y los recursos naturales. Así pues, los acuerdos
regionales de este tipo están permitiendo también la competencia de los
capitales y de las mercancías por él producidas, en base a hacer competir a los
trabajadores y de la competencia en base a la explotación desigual de los
recursos naturales.
B. La
Economía mundial vista en su conjunto
En nuestro trabajo
de agosto de 1997, “La economía mundial actual y la ciencia económica.
Algunas reflexiones para la discusión”, terminábamos con una apretada
síntesis de la situación de la economía mundial a mediados de ese año y que
ahora reproducimos casi textualmente.
1. La nueva base
tecnológica. Abaratamiento del capital constante por disminución de precios de
los equipos de alta tecnología que tienen impactos muy significativos en un
incremento fuerte de la productividad. Maquinaria y equipo de un valor bastante
menor al de los equipos que reemplazan y que potencian la productividad del
trabajo enormemente. La biotecnología y la bioquímica aplicada en diferentes
sectores.[8]
2. Un gran
desplazamiento de trabajadores y una pequeña capacidad de generar empleo, ya
grave en los países capitalistas desarrollados y mucho más grave en los países
atrasados. Disminución relativa de la masa salarial por disminución relativa de
la ocupación y disminución de los salarios. Dispersión de la masa salarial. La
situación de los trabajadores depende de cada uno de ellos, de su productividad;
esto provoca modificaciones en las capacidades organizativas de los
trabajadores.
3. Todo lo
anterior, potenciado por el aumento de la competencia mundial que significa la
globalización. Habría un aumento fuerte de la tasa de explotación y una
disminución de la composición orgánica del capital. Esto estaría provocando un
período de ruptura de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia a partir
de fines de los 80's, por una tendencia a un incremento de la tasa de ganancia
de las empresa manufactureras industriales y también un aumento de la
participación de los excedentes operacionales en el producto. La tasa de
ganancia en los 90's, es muy posible que supere la que prevalecía en los años
inmediatos anteriores a los de la crisis de crecimiento
lento.
4. Los nuevos
paradigmas administrativos –reingeniería, calidad total y otros– promueven la
idea y realidad de que la situación de los trabajadores depende de ellos mismos.
Sin embargo, el destino de la empresa depende en grado importante de los
trabajadores y de su flexibilidad para adaptarse a las condiciones de la
competencia. Esto también está significando un apoyo a la recuperación de la
tasa de ganancia.
5. Es muy posible
que la economía esté en una nueva situación de productividad media e intensidad
media y por lo tanto, se haya modificado la unidad de medida del valor, es
decir, la hora de trabajo simple.
6. Es muy posible
que estemos en una nueva etapa del desarrollo del capitalismo o por iniciar una
nueva etapa. Al parecer, hay una nueva forma de producción de plusvalía. Quizás
sea una síntesis del aumento de la plusvalía absoluta, aumento de la plusvalía
relativa y ambas apoyadas en los avances científicos.
7. Sin embargo, la
tasa de ganancia a pesar de su recuperación puede resultar todavía no apropiada
para apoyar una superación del crecimiento lento y pasar a una nueva etapa larga
de desarrollo.
8. En lo anterior,
es muy importante el crecimiento del trabajo improductivo. El desarrollo del
sector financiero y del crédito nacional e internacional hace muy sensible la
actividad económica global, como lo demuestran las situaciones recientes de
México y Malasia. A propósito de esto, es preocupante el fuerte crecimiento de
la deuda externa en América Latina y el crecimiento de las inversiones directas
que están significando salidas crecientes de capital por concepto de intereses
de los créditos y utilidades de las inversiones
extranjeras.
9. Es preocupante
el aumento del capital especulativo que se refleja en las Bolsas de Valores, en
los movimientos monetarios y en las modificaciones de los tipos de cambio, así
como también en la especulación mobiliaria y en algunos mercados de recursos
naturales.
10. La
globalización actual significa un aumento de la tendencia a la sobreproducción.
Esto, unido a los problemas anteriores, puede llevar a la economía mundial a una
nueva crisis cíclica que puede dar origen a una ruptura transitoria del proceso
de globalización para algunas regiones o países y también dependiendo de la
profundidad de dicha crisis puede llevar a una ruptura más profunda de la
globalización que dé paso a una nueva etapa del desarrollo de la economía
mundial capitalista basada en una modalidad de acumulación nacional apoyada en
los bloques regionales respectivos.
II. La crisis
asiática y las limitaciones de la ciencia económica[9]
La crisis en los
países asiáticos ha sido una gran sorpresa para los organismos internacionales
(FMI, BM, OMC, G7, etc.) y para la mayoría de los centros de investigación.
Quizás una excepción sea el libro de Bello y Rosenfeld, Dragons in
distress: Asia’s miracle
economies in crisis, de inicios de los
90.
Los documentos de
estas instituciones resaltaban los grandes éxitos de los países del sudeste
asiático. Destacaban múltiples características, como los elevados niveles de
ahorro e inversión, el esfuerzo en la calificación de la mano de obra, la
productividad, el desarrollo tecnológico, los éxitos en una serie de ramas
industriales, etc. Se recomendaban estas experiencias en términos globales y en
relación a aspectos específicos. Para ilustrar esto haré la siguiente cita sobre
el papel del Estado aparecida en el informe anual del Banco Mundial fechado en
junio de 1997[10].
Este documento del Banco Mundial critica a los planeamientos neoliberales
fundamentalistas que plantean un Estado lo más pequeño
posible:
“En el presente informe se explica por qué esta posición
extrema [Estado mínimo] esta reñida con las enseñanzas de los grandes éxitos
conseguidos en este terreno, desde la industrialización de algunos países en el
siglo XIX hasta el crecimiento ‘milagroso’ alcanzado en la posguerra por el Asia
oriental. Estos ejemplos, lejos de respaldar la teoría del Estado minimalista,
demuestran que el desarrollo exige la existencia de un Estado eficaz, que actúe
como agente catalizador y promotor, alentando y complementando las actividades
de las empresas privadas y de los individuos”.
Como se puede
observar aun a mitad de 1997 –antes que se generalizara la crisis asiática– el
Banco Mundial señala las experiencias de las economías asiáticas como el ejemplo
más significativo en el desarrollo reciente de la economía mundial respecto de
otras regiones. Desde el punto de vista histórico lo caracterizan también como
una experiencia señera en los dos últimos siglos.
Confirmando lo
sorpresivo de la crisis asiática en un documento de CEPAL se dice lo
siguiente:
“Llama la atención que hayan resultado tan vulnerables
economías que gozaban estabilidad de precios internos, de un cuantioso superávit
fiscal, de elevados coeficientes de ahorro interno y de inversión y que habían
liberalizado los mercados comerciales y financieros externos, condiciones
habitualmente mencionadas como necesarias para un desarrollo estable”.[11]
¿A qué se debe
este desconcierto del análisis económico en general de los diferentes enfoques
teóricos?
Nosotros pensamos
que esto se debe a problemas teóricos y metodológicos que están presentes en la
ciencia económica. A nuestro juicio el problema fundamental es que las
principales corrientes teóricas al interior de la economía –economía clásica,
neoclásica, keynesiana y marxista y la mayoría de las interpretaciones,
incluyendo las actuales, de cada una de ellas– han tenido como escenario
fundamental para su desarrollo teórico y metodológico la economía nacional. En
la teoría, primero se razona como economía nacional y luego como economía
nacional abierta. Construyen una economía internacional sobre la base de estas
economías nacionales que se relacionan entre sí. Desconocen la existencia de una
economía mundial como una totalidad superior. Por estas razones están muy
limitadas para describir y explicar no sólo los fenómenos globales sino incluso
las propias economías nacionales. Esto sucedió también con el análisis de la
crisis asiática.
El estudio, en
nuestra opinión, debería hacerse en los marcos teóricos que entienden a las
economías capitalistas de los diferentes países como uno de los componentes de
una totalidad mayor como es la economía mundial capitalista, y también
analizando el movimiento general y particular de esa economía mundial, en una
perspectiva histórica, como algo mayor a la suma de los países. En la economía
mundial –que tiene una existencia objetiva– están presentes las categorías,
leyes y formas de movimiento del capital con modificaciones importantes respecto
de cómo ellas funcionan en las economías nacionales.[12]
Cuando hablamos de
las formas de movimiento de la economía mundial nos referimos a las ondas
largas, al movimiento cíclico con sus diferentes fases y en particular el
momento de la crisis cíclica y el desarrollo desigual. La teoría neoclásica en
su desarrollo sobre economía internacional nos presenta como referente teórico
economías nacionales cerradas que al abrirse tienen relaciones económicas
internacionales entre sí. La lógica es la dos países,
dos factores y dos bienes. La cantidad de supuestos irreales son impresionantes.
La teoría económica en su visión particularmente neoclásica esta incapacitada
incluso para describir lo que sucede en la realidad. No puede cumplir ninguna de
las funciones que debe cumplir la ciencia.
A nuestro juicio,
la crisis asiática analizada como parte integrante de una totalidad –economía
mundial– que se mueve en el tiempo y en el espacio geográfico a través de un
movimiento cíclico que se expresa también en cada una de las partes integrantes;
países, sectores económicos y empresas.
III. Las cinco
crisis cíclicas en la fase descendente
En este período
largo que se inicia a fines de los 60 e inicios de los 70, el crecimiento del
capitalismo era relativamente pequeño. Una de las características fundamentales,
a diferencia de la fase anterior, es que en esta fase descendente el sistema se
encuentra con una tasa de ganancia relativamente baja comparada con el período
de la posguerra hasta inicios de los 70, que es la etapa de crecimiento más o
menos elevada –onda larga– donde el capitalismo tiene una tasa de ganancia
elevada aunque va descendiendo en el tiempo (ver cuadro
siguiente).
La tasa de
ganancia baja, niveles de inversión reducidos y el crecimiento lento del sistema
se acompañan con una acentuación del movimiento cíclico que llevó a la crisis
cíclica del 74‑75. El sistema en los países capitalistas desarrollados tiene la
necesidad de incrementar las exportaciones de mercancías y las exportaciones de
capital. Empieza también un fuerte desarrollo del sistema de crédito
internacional. Todos estos elementos ayudan a salir de la crisis y
particularmente juega este papel el crédito internacional. Posteriormente la
crisis en el sistema de crédito y la crisis monetaria son parte integrante de
las crisis cíclicas siguientes en este período largo
analizado.
La idea no es
analizar todo el cuadro porque cada uno de los casilleros en sí mismo es un
tema que deberíamos profundizar.
Tampoco es hacer el análisis crisis por crisis. Por lo demás esto está en parte
en el documento en el que nos estamos basando. Lo que pretendo ahora, además de
caracterizar el período, es hacer una nueva lectura poniendo el énfasis en un
análisis en el tiempo y en el espacio, para demostrar cómo las crisis están
relacionadas temporalmente en una perspectiva de largo plazo y espacialmente en
una perspectiva donde países y regiones se relacionan en una economía que
constituye una totalidad mundial.
Para empezar lo
primero que se debe destacar es el hecho que desde inicio de los 70 y
aproximadamente en tres décadas hasta ahora, por lo menos han sucedido cinco
crisis económicas de las cuales tres constituyeron crisis de la economía mundial
como un todo porque se dio una disminución de la producción y del comercio
mundial. Estas son la crisis del 74-75, la del 80-82 y la de inicio de los 90.
Marx plantea que las verdaderas crisis cíclicas del capitalismo se expresan
como crisis en el mercado mundial. En esta situación se produce a ese nivel una
ruptura entre la fase de producción y circulación de
mercancías.
De las otras dos
crisis, la de México en 1994 tuvo impacto regional y la reciente del sudeste
asiático, que abarca una región más amplia, afectó a otras regiones pero no se
transformó en una crisis cíclica de la economía mundial. El conjunto de las
cinco crisis cíclicas señala de inmediato que en este período el ciclo económico
con sus fases de recuperación, auge, declinación y recesión es muy acentuado. Este período de ciclos económicos acentuados a
nivel de la economía mundial muestra una diferencia sustancial con el período
desde la posguerra hasta fines de los 70 en que el ciclo económico fue muy
atenuado. Durante más de dos décadas en la economía mundial no se presentaron
crisis cíclicas sino sólo a nivel de algunas economías
nacionales.
Todas estas
características se expresaron en un ciclo muy atenuado. Esto llevó a que se
pensara que las crisis cíclicas del capitalismo eran cosas del pasado y que el
planteamiento de Marx de que el capitalismo se
desarrolla de crisis en crisis, así como las versiones keynesianas del ciclo,
habían sido negadas en el proceso histórico.
IV. La crisis
asiática: confirmación del cambio en el origen de las crisis cíclicas
recientes.
Habiendo destacado
las diferencias en estas fases largas interesa ahora destacar algunas
interrelaciones de estas cinco crisis en el tiempo y en el
espacio.
El origen de la
crisis 74‑75 se produce en Estados Unidos y en Europa. La crisis del 80‑82
también es en Estados Unidos; en las zonas desarrolladas del planeta. La del
90‑92 también es en Estados Unidas. Impactó fuertemente a Europa y a Japón. Lo
novedoso es que a diferencia de la crisis del 80-82 Japón entró en una situación
de crisis cayendo de niveles muy elevados a un crecimiento prácticamente nulo
que se ha prolongado hasta ahora (con excepción de 1996).
La crisis del 94
se origina en México y la crisis del 97 se origina en el sudeste asiático
marcando una diferencia muy importante con las anteriores ya que se producen en
la periferia más desarrollada. La del 94, la de México, es un preludio de crisis
del sistema en la situación actual, se inicia en un país atrasado del
capitalismo, pero no en cualquier país atrasado. Es un país que tenía un grado
de industrialización y que se mostraba como un país que estaba haciendo grandes
transformaciones y tenía muchas potencialidades de crecer. En su momento, México
se daba como ejemplo en América Latina. La crisis de la economía mexicana estuvo
vinculada también a grados crecientes de apertura acelerada desde la discusión
para la concreción del NAFTA.
La del Sudeste
Asiático ya es una concreción de la gran diferencia con el período anterior; la
crisis se inicia en los países atrasados del capitalismo, pero en la semiperiferia industrializada. La crisis se origina en
aquellos países que por un período muy largo de tiempo habían mostrado una tasa
de crecimiento muy elevada y que incluso estaban elevando en un porcentaje más o
menos significativo el nivel del crecimiento del producto mundial. Cabe destacar
que los países del sudeste asiático se caracterizaban por tener una estrategia
de desarrollo comandada por el Estado.
Luego de constatar
que el origen de la crisis se da en aquellos países más dinámicos de la
periferia y que eran ejemplo de la globalización y del desarrollo reciente de la
economía mundial nos debe llevar a estudiar cuáles son las razones fundamentales
que explican que se de este cambio. Más adelante señalaremos algunos elementos
que explican este cambio en el origen de la crisis.
Brasil no inicia
su crisis con la crisis asiática. Los problemas en la economía brasileña vienen
desde antes, así como vienen desde antes los problemas de la economía chilena.
Lo que hace la crisis asiática es acentuar las crisis de estos países, en el
caso de Chile bastante más que en Brasil, por el grado de articulación de Chile
con la región asiática. Uno podría incluir, bajo la idea anterior, que las
crisis en América Latina que se han hecho presentes en 1999, también se pueden
interpretar como crisis cuyo origen está en países periféricos de cierta
significación, que a diferencia de los países del sudeste asiático, no cuentan
con una estrategia de desarrollo y la nueva modalidad de acumulación es definida
en sus aspectos nodales por la lógica de la
globalización e internamente apoyada por políticas neoliberales
fundamentalistas.
En Chile se ha
dado una recesión después de ser la economía que más ha crecido en los últimos
15 años en América Latina. La economía chilena tuvo un crecimiento negativo el
último trimestre de 1998 y los tres primeros trimestres de
1999.
De no haberse dado
la crisis en Asia, en algunos países de América Latina de todas maneras se
hubiera presentado la crisis aunque más atenuada.
El hecho de que
por primera vez en la historia del capitalismo el origen de la crisis este en la
periferia más desarrollada no niega el hecho que futuras crisis se inicien en
los países desarrollados del sistema.
V. La
sobreproducción mundial como una de las causas fundamentales de la crisis
asiática
En este apartado
analizamos las relaciones entre el proceso de producción de mercancías y de
circulación de mercancías a nivel mundial en las diferentes
crisis.
La crisis del
74‑75, desde el punto de vista de la producción y de la realización de las
mercancías se expresó como una crisis de sobreproducción de productos
industriales y de subproducción de materias primas,
energéticos y alimentos. Hubo una gran producción de productos industriales con
disminución de precios de dichos productos. La subproducción o falta de materias primas, energéticos y
alimentos cuando la crisis se desarrolla afecta también a los precios de estos
productos pero en forma moderada y en un breve tiempo se recuperan rápidamente.
En el caso de la OPEP no se podían haber mantenido esos precios elevados, ni la
OPEP hubiera tenido éxito si no hubiera estado planteada una situación de falta
de energéticos.
La subproducción de materias primas, energéticos y alimentos,
el crecimiento lento, la tasa de ganancia baja y las inversiones reducidas en
los países centrales llevó al sistema a localizar nuevas zonas de inversión. El
desarrollo del sistema de crédito internacional y las inversiones de las
transnacionales apoyadas en el exceso de capital‑dinero en los países centrales
tuvieron un gran crecimiento. América Latina recibió mucho capital extranjero y
se constituyó en ese período en una de las zonas de inversión importantes de la
economía mundial. En un período reducido de años la subproducción de materias primas, energéticos y alimentos se
transforma en sobreproducción de estos productos.
La crisis del
80-82 fue una crisis general de sobreproducción de mercancías,
sobreproducción de productos industriales, materias primas, energéticos y
alimentos. La crisis del 80‑82 fue mucho más grave en América Latina que en
Estados Unidos y otros países desarrollados. La crisis del 74‑75 fue mucho más
grave en los países centrales que en los países
periféricos.
La crisis del
80-82 en América Latina fue mucho más grave que en otras regiones porque la
sobreproducción de materias primas, energéticos y alimentos que exporta la
región, al entrar en una situación de sobreproducción, provocan una disminución
de precios más acentuada que la disminución de precios de los productos
industriales. Fue más grave también porque el crédito internacional que ayudó a
salir de la crisis del 74-75, en la crisis del 80-82 entró en crisis también,
provocando crisis monetarias y fugas de capital. El conjunto de los graves
problemas en la esfera de la producción y circulación así como la crisis en la
esfera del crédito y las crisis monetarias se concentraron y se expresaron con
mucha fuerza en la crisis de la deuda externa. Tan grave fue esta crisis que en
América Latina se manifestó en gran parte de la década provocando un cambio de
la forma de funcionamiento del capitalismo. La modalidad de acumulación basada
en el desarrollo hacia afuera se generalizó en la región.
La crisis del
90‑92 tendríamos que estudiarla más detenidamente. Ahí lo que uno constata es
que hay sobreproducción de materias primas, de energéticos y alimentos. No es
evidente que exista una sobreproducción de productos industriales. También se
constata que esta crisis es bastante más suave que las crisis del 74-75 y la del
80-82. Sin embargo, es una crisis que afectó a la producción mundial y al
comercio mundial
Bajó el comercio
mundial de tasas de crecimiento del 10% a tasas del 5%. En las crisis de 1974-75
y 1980-82 el comercio mundial bajó mucho más.
En la crisis del
Sudeste Asiático de nuevo hay una situación general de sobreproducción de
productos industriales, energéticos y algunas materias primas. Es parecida a la
del 80‑82 pero con distinto origen. Hay una sobreproducción general de
mercancías a nivel de la economía mundial cuya profundización ha sido provocada
por los grandes niveles de producción de la periferia más
desarrollada.
En nuestro trabajo
sobre la crisis asiática decíamos lo siguiente:
“Los países asiáticos se consideraban como ejemplos
paradigmáticos del proceso de globalización de la economía mundial. En ellos se
desarrollaron inversiones muy elevadas en una serie de ramas industriales
orientadas a competir en el mercado mundial incluyendo los mercados de los
propios países capitalistas desarrollados. Con esto, incluso llegaron a elevar
los niveles de la competencia a nivel mundial con un alto grado de agresividad.
En los últimos años el proceso de inversión se vio apoyado también por una
fuerte expansión del crédito y de capitales extranjeros que llegaron a la
región.
La sobreproducción de productos industriales es uno de
los componentes principales de esta crisis. Esto refleja que se dio un proceso
de sobreinversión que llevó a una sobreproducción de
productos industriales bajo la forma de bienes de capital, insumos industriales
y de manufacturas diversas.
A continuación citamos algunos pasajes del documento de
CEPAL, 1998, para rescatar en este punto el tema de la sobreproducción
industrial:
“En este contexto, el alza progresiva del dólar
estadounidense a partir de mediados de 1995 afectó la competitividad de las
exportaciones del Este y Sudeste Asiático. En particular las industrias que
hacen uso intensivo de mano de obra
sufrieron pérdidas de mercado debido a la competencia de países como China,
India y Vietnam, cuyo tipo de cambio es más favorable y cuyos costos salariales
son menores. A esto se agregó la saturación o el menor dinamismo de la demanda
de determinados productos de la subregión como los
insumos de la industria electrónica cuyos precios sufrieron un marcado descenso”
(negrillas son nuestras).
Y agrega en el mismo sentido:
“En un conjunto limitado de ramas y productos asociados
a la exportación que se enfrentan a una saturación de mercados; se ha mencionado
a los sectores químico, del acero, de los semiconductores, textiles y automotriz
y de otros productos de consumo duradero”.
Esta última cita es muy categórica para señalar la
sobreproducción, aunque en sí misma contiene un contrasentido al señalar que se
de en “un conjunto limitado de ramas” ya que ellas abarcan una diversidad de
ramas que constituyen la base del dinamismo de estas economías en las
exportaciones”.
Desde el punto de
vista teórico y metodológico es muy importante asignarle el lugar que le
corresponde al proceso de producción y circulación de
mercancías.
Muchos analistas,
o porque se entusiasman mucho con el tema o porque la ciencia económica ha
destacado mucho que la globalización se da particularmente en los mercados
financieros, movimientos de capital especulativo de corto plazo e inversiones en
la esfera monetaria con los respectivos “ataques” a las monedas, explican la
crisis como fundamentalmente a nivel del sistema financiero y monetario, lo
desligan de las condiciones de producción y de realización de mercancías. En
esos enfoques en el fondo, la crisis estaría generada por una especie de reparto
de riqueza ya generada y no vinculada con la situación de creación de riqueza
nueva o de valor nuevo. Pensamos que es un error hacer la ruptura de esa
relación y por eso, en nuestro análisis y además porque la información también
lo señala, queremos destacar que uno de los elementos más significativos de la
crisis en Asia es la sobreproducción de mercancías asociado al gran desarrollo
del crédito internacional (donde la banca japonesa juega un gran papel) y de los
movimientos de capitales especulativos.
La relación entre producción y crédito en
Corea reafirma lo señalado anteriormente.
“En Corea, la política estatal, por ejemplo el
financiamiento de fácil acceso a través del crédito dirigido, estimuló la
expansión de los grandes grupos económicos, que ampliaron su participación en
los mercados pero sin que se prestara suficiente atención a la
rentabilidad”.
“...si bien se puede argumentar que en los principios de
la industrialización, esta política redundó en un mayor crecimiento y mayores
utilidades, ya que las empresas coreanas concentraban sólo una pequeña
proporción de la producción mundial y sus costes de mano de obra eran
relativamente bajos. En años posteriores, y sobre todo en los años 90, cuando la
producción coreana de semiconductores, acero, buques y automóviles llegó a
representar una proporción considerable de la producción mundial, las utilidades
empezaron a disminuir como consecuencia del exceso de capacidad productiva en
estas industrias y de la intensa competencia en el mercado internacional. Pese a
que se redujeron las utilidades, el fácil acceso al crédito indujo a los grupos
económicos a seguir invirtiendo y a diversificar sus actividades tradicionales,
incursionando en otros sectores que en muchos casos también se caracterizaban
por un exceso de capacidad. En consecuencia, llegado 1996, las utilidades netas
de los 30 grupos principales eran cercanas a cero y a principios del 97, seis de
esos grupos se declararon en quiebra antes de que estallara la crisis”.[13]
Nos llama la
atención en este documento que la situación de sobreproducción industrial sea
mencionada después de largos desarrollos en que la crisis asiática es analizada
desde muchos puntos de vista, entre ellos el de los errores vinculados a la
política económica, a los créditos internacionales y a los movimientos de
capital de corto plazo, etc. Sin embargo, es meritorio el hecho que lo incluyan porque en muchos otros análisis la situación de la
producción y circulación de mercancías ni siquiera es mencionado o son
mencionados como resultado de la crisis y no como componente importante que la
origina.
La sobreproducción
a nivel mundial de materias primas, energéticas y alimentos, cuya existencia se
genera fundamentalmente en países que están fuera de la región asiática, esta
relacionada íntimamente con la brusca disminución de la producción y de las
importaciones en los países asiáticos.
Se estima que la
producción mundial en el período 90-99 creció a una tasa promedio anual de 3,2%,
los países desarrollados al 2,3% y los países en desarrollo a una tasa mucho más
elevada; 5,7%. Este fuerte crecimiento es explicado en gran parte por el
crecimiento acelerado de Asia que se estima en 7,5% promedio
anual.
El salto de la
producción de 2,3% de los países desarrollados a 3,2% del mundo se debe en gran
parte al fuerte crecimiento de los países de Asia. Para algunos un crecimiento
del 3% es un crecimiento relativamente importante de la economía
mundial.
La disminución de
la producción de niveles tan elevados de crecimiento a tasas negativas tiene un
serio impacto en las importaciones. En nuestro documento sobre la crisis
asiática decíamos lo siguiente:
“La crisis asiática está provocando una disminución
fuerte de las importaciones de materias primas, alimentos y energéticos, lo que
ha profundizado sobreproducciones mundiales de algunos de estos productos –es el
caso del cobre y del petróleo entre otros– y a su vez generando, a partir de la
crisis misma, sobreproducción en otros productos de este tipo”.
Las exportaciones
e importaciones asiáticas, en términos de valor, crecieron entre 1990 y 1996 a
una tasa promedio anual simple de 16%. En 1992, en términos de valor, las
exportaciones y las importaciones crecen entorno al 15%, en términos de volumen
en torno a 11%. En 1995 las exportaciones, en términos de valor, crecen en torno
a 30% y en términos de volumen crecen en torno a 22%. En el mismo año las
importaciones crecen en términos de valor en 27% y en términos de volumen en
20%. De esta gran articulación de las economías asiáticas a la economía mundial
depende la dinámica de esa región.
Las exportaciones
que crecieron 30% en 1995 disminuyen en 1996 drásticamente a un crecimiento
menor al 5%. En 1997 hay un gran esfuerzo exportador, el crecimiento muestra una
tasa cercana al 12%, pero en 1998 las exportaciones tienen una tasa negativa de
crecimiento de -1,8%. Esta situación refleja el drama de la crisis asiática al
interior de los propios países.
El impacto en
otras regiones a través de las importaciones también es muy significativo. Las
importaciones que en 1995, en términos de valor, crecieron en más de 27%
disminuyeron en 1997 a una tasa de 1,3% y en 1998 a una tasa negativa de
14%.
Como hemos dicho
la disminución de las importaciones asiáticas provoca en la economía mundial
sobreproducción de algunos productos y el agravamiento de otros que ya estaban
en condiciones de sobreproducción. Esta situación es clara en el cobre y en
otros minerales –los precios empezaron a caer mucho antes de la crisis
asiática.[14]
También es posible que agrave la sobreproducción del petróleo, cuestión que
debería estudiarse porque en los años previos los precios se habían mantenido
relativamente elevados.
La sobreproducción
de mercancías es un componente fundamental de la crisis asiática como lo son las
crisis financiera y monetaria. En nuestro documento sobre la crisis asiática
decíamos:
“Conviene insistir en que el origen de la crisis puede
tener múltiples determinantes que se relacionan entre ellos y que esto
constituye la forma más general de su manifestación. Concluir que está originada
por una causa, por ejemplo, la financiera o por un error de política
económica es simplificar en grado extremo la totalidad compleja de producción y
de circulación de mercancías en condiciones de un sistema de dinero y crédito
inestable en una economía mundial que como una totalidad superior se mueve en el
tiempo y en el espacio”.
VI. La tasa de
ganancia en los 90 en los países capitalistas desarrollados y la crisis
asiática
La tasa de
ganancia en los países capitalistas desarrollados en el período de posguerra
hasta fines de los 60, como hemos dicho, era elevada aunque con una tendencia
decreciente. Esta tendencia llevó a que en el período de crecimiento lento a
partir de los 70 la tasa de ganancia se ubicara a niveles relativamente bajos.
Esto lleva a que el sistema funcione muy cíclicamente ya que cualquier problema
al disminuir adicionalmente la ya baja tasa de ganancia rompe el proceso de
acumulación de capital llevando a la economía a una crisis
cíclica.
A fines de los 80
se produce en el G7 una fuerte recuperación de la tasa de ganancia, destacando
la situación de Estados Unidos.[15]
Japón que antes de los 70 tenía tasas de ganancia muy elevada, en los 70 esta
empieza a caer drásticamente para llegar a igualarse a la del G7. En el conjunto
de los países desarrollados la recuperación fuerte de la tasa de ganancia a es
de tal nivel que a fines de los 80 esa tasa alcanza los niveles relativamente
elevados de fines de los 60. La crisis cíclica del 90‑92 a diferencia de las
crisis anteriores se da en condiciones de una tasa de ganancia más
elevada.
Esto se debe al
incremento de la inversión y particularmente de la inversión en maquinaria y
equipo de alta tecnología, y a las nuevas relaciones de producción entre los
capitales, entre el capital y el trabajo y del capital con los recursos
naturales que hemos desarrollado más arriba.
También la tasa de
ganancia aumenta debido a la nueva relación entre los propios capitales. Este es
un fenómeno mundial que tiene que ver con el MAI, con el acuerdo multilateral de
inversiones que recién se está discutiendo pero como muchas cosas se legaliza o
se legisla o se formaliza bastante después que ya está puesta en práctica en
muchos lugares. El tratamiento de la inversión extranjera anteriormente era
regulatorio y diferenciaba la inversión nacional de la
extranjera. En la actualidad promueve la inversión extranjera dándole trato
nacional y una amplia libertad.
La
universalización del capital significa un proceso de globalización-integración
pero al mismo tiempo un proceso de profunda desintegración. La globalización es
un proceso de integración de partes cada vez más desintegradas. Un ejemplo de
esto es la desintegración de los procesos productivos, su fraccionamiento a
nivel internacional, nacional, regional y local; pero también en las empresas
con el proceso de la contratación y subcontratación. Todo este proceso significa
disminución de los costos en todos los lugares que permiten el crecimiento de la
tasa de ganancia.
Informaciones
recientes sobre tasa de ganancia según la OCDE, que es la tasa de retorno del
capital en el sector negocios en los principales países desarrollados, muestra
lo siguiente.[16]
En el caso de la
economía norteamericana en el año 82 en una situación de crisis, la tasa de
ganancia era del 17%. En el período 70‑80, la tasa de ganancia promedio anual
fue de 19%. En 1996 alcanza un 28% y en el 97 un 29%.[17]
La tasa de ganancias de Japón, que era en el período 70‑80 del 17%, en el 82 fue
13% y en el 97 está en 12,5%.
Con Japón ha
pasado lo siguiente: En las décadas anteriores al 70 tenía la tasa más elevada
del G7; quizás el doble de la de Estados Unidos. Y después, con el correr del
tiempo, vinculado con la competencia internacional y la lucha por conquistar
mercados lleva a la igualación de la tasa de ganancias. Posteriormente la tasa
de ganancia de Japón sigue disminuyendo reflejando la situación grave por la que
atraviesa Japón desde inicio de los 90.
Desde el 82 al año
1997 la tasa de ganancia en el conjunto de los países del G7 pasa de 14% a 21%.
Es casi un crecimiento del 50%. Esto constituye una profunda modificación que se
debe tener presente para caracterizar los momentos por los que está transitando
el capitalismo mundial.[18]
El sistema a pesar
de la crisis está actualmente en condiciones de enfrentar problemas en alguna
región del sistema. Esto se debe relacionar con el nivel de la tasa de ganancia.
La crisis asiática no es una crisis de la globalización de la economía
mundial sino una crisis en la globalización actual de la economía
mundial. Si el sistema se hubiera encontrado con una tasa de ganancia baja,
la crisis asiática posiblemente ya se hubiera transformado en una crisis del
sistema expresada a nivel mundial, en el sentido de que disminuye la producción
mundial y disminuye el comercio mundial.
En ocasiones se
pregunta que si la tasa de ganancia es tan elevada ¿por qué no se invierte más
en el sector productivo y se invierte fundamentalmente en actividades
financieras y en la concentración y centralización de capital? Esta pregunta
esta relacionada con el hecho que en muchos estudios se caracteriza la situación
actual del capitalismo a nivel mundial señalando como característica fundamental
el predominio del capital financiero y cómo este estaría ahogando al capital
productivo.
Los hechos y las
estadísticas muestran que en los 90 las inversiones de las empresas han sido
elevadas.[19]
Es decir, se está invirtiendo mucho más. La situación actual es que las empresas
están invirtiendo en el desarrollo de actividades productivas nuevas, la compra
de empresas y que la concentración y centralización del capital es parte de la
actividad global del capital que no pueden ser
independientes del proceso general de acumulación
capitalista.
Son decisiones de
compras de empresas, de creación de empresas o ambas cosas. Las empresas van a
desarrollar nuevas plantas y nuevas empresas en la producción de un valor de uso
específico para tener mejores condiciones para competir y poder adquirir
empresas del mismo sector.
Insisto en que a
veces se piensa que hay una separación muy grande entre las actividades
financieras y las actividades productivas. Yo no haría esa ruptura. Las compras
de empresas –o fusiones– son en su momento una decisión financiera, pero en
muchos casos son adquisiciones –o fusiones– de empresas que mejoran de inmediato
las condiciones de rentabilidad, ya sea por el valor en que son adquiridas por
el aumento de la escala y las disminuciones de costos de todo tipo que traen
aparejadas. Tampoco se puede negar que ciertos capitales y grupos financieros no
participen en la producción de bienes y servicios y que se dediquen a las
actividades financieras incluyendo actividades especulativas. Se puede hablar de
cierta autonomía pero esa autonomía también es relativa, siempre –a nivel
global– hay una relación con las actividades productivas como lo hemos señalado
más arriba en relación a la propia crisis asiática.
Reitero que lo
nuevo de la etapa actual del capitalismo es que hay una tasa de ganancia elevada
similar –sino mayor– a la que el capitalismo mostraba antes de iniciar la crisis
de crecimiento lento. Esto –tasa de ganancia elevada– se acompaña también de
nuevos niveles de inversión.
VII. ¿Por qué
las crisis se han originado en la periferia
desarrollada?
Explicar el cambio
en el origen de la crisis, o por qué ellas se originan en la parte
subdesarrollada da pie a una investigación que debería desarrollarse. Por ahora,
en forma esquemática, desarrollaré algunos elementos y mencionaré otros que
pueden ser parte de la explicación.
En trabajos
anteriores criticando las escuelas teóricas que tienen como escenario central la
economía nacional, al destacar el escenario de economía mundial, nosotros
mostrábamos que en esta perspectiva, se observa que a nivel de todas las
economías nacionales se da una tendencia a la desproporcionalidad en la
producción de mercancías, de ramas y de sectores específicos. Que ésta
desproporcionalidad nacional, como tendencia, asegura que a nivel de la economía
mundial se produzca la proporcionalidad a través del mercado mundial y por medio
de este proceso complejo –en el tiempo y en el espacio– transforma la
desproporcionalidad nacional en una proporcionalidad
nacional.
Este proceso está
lleno de contradicciones. Cuando la economía funciona bien esto sucede con
cierta regularidad, pero en las crisis cíclicas, la desproporcionalidad nacional
permanece y no se logra la proporcionalidad a nivel mundial y a través de ello
se persiste la desproporcionalidad nacional creando profundos problemas en la
reproducción de las economías nacionales.
Esto ha acompañado
a la economía mundial capitalista desde su inicio. En la actual etapa de
globalización de la economía mundial, la desproporcionalidad nacional entre la
producción de mercancías específicas, de ramas y sectores en dichas economías es
mucho más elevada que en otros períodos del desarrollo del capitalismo.
Cualquier interrupción de la realización de las mercancías, ya sea por una
sobreproducción de origen o una sobreproducción porque disminuye la demanda
mundial –o una combinación de ambas– crea en estas economías una desarticulación
completa. Por ejemplo, la situación de Corea, la producción de una serie de
mercancías y de ramas fue proyectada en una perspectiva de abastecer una parte
del mercado mundial. En situaciones de sobreproducción de automóviles, productos
electrónicos, etc., si no se pueden vender en el mercado mundial no pueden
realizarse internamente.
El grado de
apertura medido por la suma de exportaciones más importaciones sobre el producto
es mucho más elevado y generalizado en los países de la semiperiferia desarrollada. Además ellos tienen una
estructura de exportaciones y de importaciones de productos diferenciados.
¿Qué sucede en los
países centrales? Aquí también se presenta un desarrollo desproporcionado, sin
embargo, el nivel de esto es bastante menor. La caracterización de economías que
tienen cierta coherencia interna, esta justamente referido a estos países. Junto
con esto, las exportaciones e importaciones en un porcentaje elevado es de productos similares, se exportan e importan
automóviles, productos electrónicos, computadores, etc. La sobreproducción
mundial tiene impactos menores porque la desproporcionalidad interna es menor y
por la estructura del comercio exterior. En esas condiciones el mercado interno
se puede ampliar vía disminuciones de precios y a través de restricciones a la
importación de productos similares.
En la actualidad
también se presentan diferencias en los bloques regionales. En Europa la región
misma puede amortiguar los impactos de la sobreproducción y desproporcionalidad
de países. En el NAFTA esto también puede amortiguarse concentrando el comercio
entre EEUU, Canadá y México. Los países del sudeste asiático parecen tener
estructuras productivas más o menos similares.
También se ha
planteado la creación a través de la crisis asiática de sobreproducción de
materias primas, alimentos y energéticos o la profundización de sobreproducción
que ya se estaba manifestando en algunos países periféricos. Quizás esto es lo
que lleva a que la crisis asiática se manifieste con más fuerza en otras zonas
periféricas que en los países centrales.
Con el fuerte
desarrollo del crédito internacional y de las inversiones extranjeras esa
tendencia a la desproporción de las economías nacionales en las zonas de la
periferia se acentúa mucho más. En este sentido el crédito internacional y la
orientación (relativa a las dimensiones de las economías) de él en forma masiva
a estos países constituye también un elemento que explica que el origen de la
crisis se de en estos lugares.
Las grandes
exportaciones por un período largo de tiempo y el ingreso de capital extranjero,
bajo la forma de inversión directa y de crédito, provoca una valorización de las
monedas nacionales, produciéndose una forma parecida y quizás más acentuada del
“síndrome holandés”, creando serias dificultades a las exportaciones
industriales por pérdida de competitividad. Adicionalmente este proceso de
valorización de las monedas nacionales unido al alza en las bolsas de valores
provoca una gran atracción de capitales especulativos. Esto permite grandes
ganancias a los capitales especulativos y a otras formas de capital, los que a
su vez están prestos a liquidarse y salir apenas se inicien los problemas en
dichas economías. La denominación de “ataque” a las monedas nacionales ha
surgido fundamentalmente en los países de la periferia más desarrollada. Esto
también constituye un elemento que unido a los problemas de sobreproducción y
acentuada por el crédito explica que la crisis se origine en estos países. En
los países centrales estos problemas también se presentan pero no en la magnitud
de los países periféricos. En esto puede jugar un papel importante el hecho que
las monedas en los países desarrollados son signo de valor nacional que cumplen
funciones de dinero mundial.
Una investigación
específica debería incorporar también el impacto diferenciado del gran
crecimiento económico previo a la crisis, el comportamiento diferenciado de la
tasa de ganancia y la pérdida de ciertos niveles de autonomía de la política
económica. El origen de la crisis en estos países esta mostrando las nuevas
formas que asume la dependencia en las condiciones actuales de la economía
mundial.
VIII. Algunos
breves aspectos de la economía mundial y de América Latina a inicios del
milenio
Tal como hemos
dicho más arriba, lo anterior no niega el hecho que nuevas crisis cíclicas se
puedan presentar en el capitalismo desarrollado. El auge de Estados Unidos no
puede continuar, de hecho, es uno de los períodos de recuperación de la crisis
cíclica de inicio de los 90 más prolongados.
La revista “Fortune” en diciembre de 1999, titulaba un artículo “La
economía mundial se está calentando”. Señala que ese será “el verdadero problema
del año 2000”. Este y otros estudios se refieren fundamentalmente a la economía
norteamericana. Destacan el fuerte crecimiento del producto y el bajo desempleo.
El déficit comercial es muy elevado y creciente. El fuerte incremento de las
importaciones ha permitido que la crisis asiática no se profundizara más aun,
evitando también que esa crisis regional se transformara en crisis mundial. Las
fuertes importaciones norteamericanas estarían explicando en parte la
recuperación mucho más rápida de esta región de la que se estimaba inicialmente.
El dinamismo de la economía norteamericana ha sido financiado en gran parte con
inversiones extranjeras y créditos extranjeros.
“La desventaja es que la economía y los mercados de EEUU
se han vuelto adictos al crédito del exterior que llega aproximadamente a mil
millones de dólares al día. En el año 2000, el déficit en cuenta corriente
subirá hasta los US$ 400.000 millones, alrededor del 4% del PIB, el mayor en la
historia de EEUU...”
Como es
ampliamente conocido, existe una gran preocupación por el prolongado crecimiento
e inestabilidad de los índices de la Bolsa de Valores en Nueva York.
Los escenarios que
están presentes contemplan tres alternativas. Primero, que la política económica
de la Reserva Federal permitirá un aterrizaje suave y que la disminución de los
niveles de actividad serán compensados por un crecimiento mayor en Europa y por
una recuperación en Japón y en el sudeste asiático. Segundo, que se producirá
una disminución fuerte de los niveles de actividad y tercero, algunos autores
postulan que en este año la economía norteamericana entrará en una crisis severa
que se transformará en una crisis de la economía mundial.
Frente a
cualquiera de estos escenarios la situación de América Latina puede ser
particularmente grave y la gravedad dependerá de qué escenario se presente. Aun
en el escenario de aterrizaje suave de la economía norteamericana, la situación
de América Latina puede ser complicada. La combinación de la disminución de las
importaciones y el aumento de la tasa de interés de EEUU afectará a las
exportaciones de América Latina y a los movimientos de capitales relacionados
con la región.
Las bases
dinámicas de la forma actual de funcionamiento de las economías de América
Latina, las exportaciones de mercancías y las inversiones extranjeras se pueden
transformar en su opuesto. Además América Latina es la única región del mundo
que no ha crecido en el año 1999 e incluso algunos países, particularmente del
cono sur, están en crisis con diferentes tasas de crecimiento negativas.[20]
La crisis reciente ha afectado muy seriamente al Mercosur.
Muchos de los
planteamientos que explican que las últimas crisis se han presentado en los
países periféricos más desarrollados se presentan con mucho más fuerza en
América Latina. Entre ellos; (–) la desproporcionalidad de la producción
nacional, (–) la especialización en exportaciones de materias primas
profundizada por las inversiones de las transnacionales que han provocado
niveles importantes de sobreproducción, (–) la tendencia a la valorización
transitoria de las monedas nacionales y la pérdida de competitividad en
exportaciones industriales, (–) la orientación más reciente de grandes
inversiones extranjeras comprando empresas que producen para el mercado interno,
no produciendo dólares y siendo demandante de ellos –para la remesa de
utilidades e intereses de dichas empresas–, (–) el fuerte crecimiento de la
deuda externa y las inversiones directas y los pagos por el servicio de la deuda
y las remesas de utilidades.
La fuerte
presencia de capitales especulativos, la vocación universal del capital de las
transnacionales y desarrollada también por los propios capitales nacionales, los
lleva a concretar su “natural” inclinación a generar ataques especulativos en
contra de las monedas nacionales en circunstancias específicas provocando
grandes salidas de capital, bajo todas sus formas, incluyendo la fuga de
capital.
De producirse
cualquiera de los escenarios mencionados sobre la economía norteamericana, todo
lo anterior, unido a la inexistencia de una estrategia nacional de desarrollo y
al fundamentalismo neoliberal, puede llevar a la región en este año a
profundizar la crisis de 1999.
En el informe
“World Economic Outlook” del FMI de octubre de 1999 se
dice;
“Si el crecimiento se debilitara significativamente en
EEUU, sin contrapeso de Japón y Europa, también habría una razón para
preocuparse por la sustentabilidad de la recuperación
que está en marcha en las economías asiáticas, recientemente en crisis y gran
parte de Latinoamérica podría ser particularmente vulnerable en tal
escenario”.
Adicionalmente, en
el escenario de una crisis de la economía norteamericana que se transforme en
una crisis cíclica de la economía mundial no se puede descartar que se llegue a
un proceso de ruptura profunda de la globalización actual que de paso a una
nueva etapa del desarrollo del capitalismo en el mundo basado en una modalidad
de acumulación nacional apoyada en los bloques regionales
respectivos.