NCeHu 176/04
Haití: La sumisa y la
aguerrida
Clare
Fermont
Socialist Review, febrero 2004
traducción : Guillermo
Crux
La crisis actual de Haití está arraigada en su historia de colonialismo.
Hace doscientos años un ejército de esclavos harapientos dirigido por
Toussaint L'Ouverture, él mismo un esclavo, derrotó a los ejércitos coloniales
más sofisticados de Europa y lograron la independencia de Haití. Esta notable
revolución es casi desconocida fuera de Haití, pero las potencias que dominan el
mundo nunca le han perdonado al país y a su pueblo su victoria (1).
En el siglo XVIII, Haití (llamado entonces Santo Domingo) era la
colonia más rica del mundo. La fuente de la riqueza eran las exuberantes
plantaciones de la isla y la explotación brutal de medio millón de esclavos
capturados en el África.
Inspirados por las ideas de la Revolución
francesa, los esclavos de Santo Domingo se sublevaron en 1791. Durante los
próximos 12 años, armados simplemente con instrumentos de trabajo de las
plantaciones, derrotaron a todas las fuerzas armadas que los esclavistas locales
pudieron reunir, luego a una invasión española, más tarde a una fuerza británica
de 60.000 hombres (llegando a ganar siete batallas en siete días), y finalmente
una masiva expedición francesa.
La revolución propagó su oleaje por
las colonias esclavistas de las Américas, inspirando a otras revueltas de
esclavos y de abolicionistas como John Brown.
Thomas Jefferson, el
presidente norteamericano propietario de esclavos, encabezó la campaña para
aislar a Haití. Los esclavos victoriosos fueron denigrados como caníbales. Se
boicoteó el comercio con Haití y luego fue manipulado en beneficio de los
comerciantes norteamericanos. A Haití se le negó el reconocimiento de su
independencia durante 62 años.
Entretanto, se había obligado a los
haitianos a que pagaran su independencia no sólamente con su sangre, sino
también con dinero en efectivo. Francia insistió que fuera compensada con 150
millones de francos oro (alrededor de $21 mil millones de hoy) a cambio de la
independencia - dinero que se suponía debía compensar a los propietarios de
esclavos y sus herederos. Cuando quedó sin pagar la primera cuota de 24 millones
de francos, Haití (bajo amenaza de la armada francesa) fue obligado a pedirle
prestado dinero a Francia, poniendo la economía en manos de sus antiguos amos
coloniales.
El control financiero de Haití por parte de Francia
continuó hasta que EE.UU. invadió la isla en 1915 para aplastar un
levantamiento. Lo que siguió fueron 19 años de ocupación militar durante la cual
los marines norteamericanos mataron alrededor de 60.000 haitianos. Las fuerzas
norteamericanas, en nombre de la 'democracia', instaló a un presidente y tomó el
control de la economía. Ocuparon las aduanas, el Banco Nacional y las reservas
de oro; restituyeron la corvée (un sistema de trabajo forzado) para construir
caminos y otros proyectos; reescribieron la constitución de Haití para
permitirles a los extranjeros la posesión de tierras y la extracción de los
recursos del país; y creó y entrenó un nuevo ejército que cobró notoriedad por
su represión cruel.
En 1956 François 'Papa Doc' Duvalier tomó el
poder en un golpe militar apoyado por EE.UU. Mientras Washington apoyaba su
régimen como un contrapeso a la Cuba 'comunista', Duvalier estableció una
dictadura con la ayuda de la milicia de los Tontons Macoute. La dictadura de
Duvalier a la que le sucedió la de 'Baby Doc' en 1971 y duró hasta 1986, masacró
decenas de miles de haitianos y robó cientos de millones de dólares de las arcas
nacionales.
A fines de los '80, un sacerdote católico, Jean-Bertrand
Aristide, de repente pareció ofrecerles esperanza a los pobres con su mensaje de
la teología de la liberación que difundía en los barrios bajos de
Port-au-Prince. Fue catapultado al poder en las elecciones de 1990.
Los esfuerzos de Aristide por introducir reformas fueron agobiados
por la interferencia externa. La moneda perdió la mitad de su valor, el
desempleo aumentó y la pobreza se profundizó. Aristide, que tenía más miedo de
las masas aguerridas que de la finanzas norteamericanas e internacionales, le
rogó al pueblo en un estilo auténticamente cristiano que no se rebelara sino que
permaneciera sumiso (y pobre).
Siete meses después de su elección,
Aristide fue derrocado por una junta militar dirigida por fuerzas militares
entrenadas por EE.UU. Fueron masacrados y torturados miles de haitianos. La ONU
respondió servilmente con un embargo, empobreciendo aún más al país.
Tres años después, en septiembre de 1994, el Presidente Clinton
proclamó al mundo que estaba 'restaurando la democracia' en Haití y envió a
20.000 soldados para asegurar el retorno de Aristide al poder. Los motivos
detrás de la 'Operación Restaurar la Democracia' realmente los que él
proclamaba. Primero, Clinton enfrentaba reacciones hostiles en EE.UU. por los
miles de 'balseros' haitianos que llegaban a las costas de EE.UU. como
refugiados - una ' crisis' que había prometido resolver si era electo
presidente. Segundo, EE.UU. acababan de ser humillado en Somalía y necesitaban
un triunfo militar. Tercero, las autoridades norteamericanas temían que los
militares en Haití fueran derrocados en poco tiempo por una revuelta popular.
El cuarto factor (el más importante) era que Aristide había quedado
reducido a poco más que un peón norteamericano. A cambio de su vuelta al poder,
Aristide acordaba ceder el control de la economía haitiana al capital
internacional. En 1993 aceptó un programa dictado por el FMI para mantener
sueldos bajos, privatizar las empresas estatales y eliminar los aranceles y
otros controles sobre las importaciones. La ayuda humanitaria estaba unida
explícitamente al acuerdo de Aristide de privatizar nueve importantes entidades
estatales.
Estas políticas fueron seguidas por el gobierno de
Aristide con los inevitables aumentos de la pobreza y la desigualdad.
Y ni siquiera esto fue suficiente para satisfacer a los lobos
internacionales. En las elecciones de mayo de 2000 el partido Fanmi Lavalas de
Aristide superó abrumadoramente a los candidatos favoritos de Washington. La
oposición, respaldada por la Organización de Estados Americanos, gritó fraude,
el gobierno se negó a retroceder, y los haitianos fueron castigados nuevamente
con un bloqueo internacional de millones de dólares en ayuda. Hace unos meses
Haití, el país más pobre del hemisferio occidental, fue obligado a pagarle a
EE.UU. $30 millones por atrasos en los pagos de su deuda externa.
Todos esto explica la crisis actual. El gobierno de Aristide, cuya
popularidad se ha derrumbado porque no se puso al frente del pueblo que prometió
ayudar, recurre a la violencia policial para sofocar las manifestaciones. EE.UU.
continúa socavando la democracia respaldando a la oposición y estrangulando la
economía. La venganza de los poderosos sigue.
NOTA DEL TRADUCTOR:
1- El marxista
antillano CLR James, inspirado en las ideas de Trotsky, escribió en 1938 un
libro sobre la revolución de los esclavos haitianos
que llevó a la independencia del país en 1804, titulado "Los Jacobinos Negros"
(The Black Jacobins)