NCeHu
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Las ilusiones perdidas de la economía
rusa
Antonio
Rondón Prensa
Latina
El fin definitivo del efecto
positivo de la devaluación del rublo, tras las crisis de 1998, y el incremento
de la cotización del euro constituyen hoy factores que golpean las aspiraciones
de la economía rusa.
Para poder desarrollar la industria rusa con
eficiencia era necesario aprovechar las posibilidades ofrecidas por la
devaluación del rublo después del desastre bursátil de 1998, apoyando además la
gestión de los productores nacionales en el mercado interno.
Algunos
analistas consideran que ello ocurrió en 1999, cuando el crecimiento industrial
registró un 11% (recordemos que el mayor golpe de la crisis de 1998 fue para el
sector bancario) y en 2000 un 11,9.
En ese momento, las importaciones se
redujeron por la falta de confianza de las firmas extranjeras en el poder
adquisitivo de los consumidores rusos, lo cual fue aprovechado por los
productores nacionales para ocupar esos espacios.
Pero no lo suficiente.
En 2001, cuando la población mejoró el poder adquisitivo y las empresas
exportadoras de petróleo se estabilizaron e introdujeron a raudales dólares en
el país, las importaciones aumentaron.
Tal reflujo de bienes extranjeros
destrozó la capacidad de competencia de la industria local, cuyas "armas"
eran las mismas, es decir, equipos obsoletos con los cuales resultaba difícil
aumentar la producción o mejorar su calidad.
Además, los ritmos de
crecimiento de las inversiones se redujeron de un 17% en 2000 a apenas un 2,5 el
pasado año, en lugar del 4% esperado.
De ese pequeño monto de ingresos de
capital extranjero en la industria local, el 70% correspondió al sector de
producción de materias primas (petróleo, gas y metales).
La mayor fuente
de moneda dura para el erario público y las inversiones internas corresponde al
sector petrolero, del gas y metalúrgico, por lo cual resulta lógico el carácter
de locomotoras de la economía nacional que se les atribuye.
De esa forma,
en el 2002, la producción en el sector energético se incrementó en un 7%, la
metalúrgica en un 6 y la de alimentación en un 6,5. Esta última creció por el
efecto de las grandes inversiones que recibió en 1999 y 2000.
Los más
afectados en este periodo fueron las ramas de la microbiología, con -8,8%, la
industria ligera, con -3,4% y la de electricidad con -0,7%.
A ello se
agrega un golpe inesperado para los especialistas rusos: el incremento de la
cotización del euro. Rusia recibe dólares por la venta de recursos energéticos,
pero debe pagar en euros sus productos importados -pues la mayoría proviene de
Europa- y su deuda externa, gran parte de la cual corresponda a esa
región.
De ahí que, de continuar esa situación, en 2003 Rusia deberá
desembolsar hasta mil millones de dólares por encima de lo planificado en
concepto de deuda externa, según el especialista de la compañía de Inversiones
Aton, Alexei Boroviov.
La situación comienza a afectar el bolsillo del
ciudadano común, pues cerca del 20% de los comercios, de acuerdo con el diario
'Nezavisimaya', utiliza al euro como moneda de cambio para determinar precios,
en lugar del habitual dólar.
En Rusia en estos momentos, por un dólar
estadounidense el Banco Central ofrece 31 rublos con 80 kopeks, en tanto por un
euro entrega 33 rublos 85 kopeks.
Para algunos expertos, las esperanzas
del gobierno ruso se centran en convencer a Europa de que la estabilidad
política del país, su mano de obra barata y al mismo tiempo su potencial de
consumo propicia la realización de inversiones.
Sin embargo, ni siquiera
el incremento por encima de los 30 dólares del precio del barril de petróleo
garantiza la total estabilidad económica rusa, necesitada de otros resortes para
evitar caer en un nuevo estancamiento.
Fuente: www.rebelión.org
, 10 de febrero de 2004.
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