NCeHu
148/04
LA ARGENTINA PAGO
U$S 7300 MILLONES NETOS AL FMI Y OTROS EN DOS
AÑOS
El país ha sido exprimido por los organismos
Durante 2002 y 2003, en el crítico período que siguió al colapso de
la convertibilidad, los organismos financieros multilaterales obligaron al país
a efectuarles transferencias record. Esos giros totalizaron 7278 millones de
dólares.
Julio Nudler
Mientras la Argentina es blanco de una creciente presión por parte
del Fondo Monetario, de varios de los países centrales que pesan en su
directorio y por supuesto de las agrupaciones de bonistas defolteados, la
realidad es que el país canceló obligaciones con los organismos financieros
internacionales durante los años 2002 y 2003 por un cifra neta record de 7278
millones de dólares. Este es la impresionante transferencia líquida que resulta
de haber recibido desembolsos por 9329 millones y haber efectuado pagos por
16.607 millones de dólares. Tal el cálculo efectuado por M&S, la consultora
de los economistas Carlos Melconian y Rodolfo Santangelo, en base a datos del
Banco Central. El guarismo supera largamente al mencionado por el propio
ministro de Economía, Roberto Lavagna, en un artículo que publicó ayer bajo su
firma en el diario La Nación. El hace allí referencia a “más de 6000 millones”.
De acuerdo a M&S, se quedó corto en unos mil millones. Si el FMI no
sellara con un visto bueno la inminente segunda revisión de su acuerdo con la
Argentina, ésta enfrentaría en marzo la disyuntiva de tener que añadir a la
mencionada sangría neta de recursos los dólares correspondientes a un nuevo y
grueso vencimiento. Su monto es de 2090 millones de DEG (Derechos especiales de
giro, particular cesta de monedas con que se maneja el organismo). A la
equivalencia de ayer, esa obligación trepa a 3117 millones de dólares. El
gobierno nacional ya adelantó que no piensa pagar con reservas, a menos que el
FMI le asegure la pronta reposición de esas divisas, lo que implica el aprobado
en la revisión. Como recuerda Luis Lucioni, de la radical Fundación CECE,
estos 2090 millones de DEG fueron desembolsados por el Fondo el 10 de septiembre
de 2001. Provenían de un cajón específico, llamado Línea Complementaria de
Reservas, y fueron otorgados como respaldo al recordado Plan de Déficit Cero, en
base al cual el presidente Fernando de la Rúa y su ministro Domingo Cavallo
proclamaron el 9 de julio de ese año la independencia económica de la nación.
Los 2090 millones formaban parte de un paquete de 4181 millones de DEG, que
debían ser devueltos en dos cuotas semestrales, con un año de gracia. La
Argentina pagó en septiembre de 2003 la cuota que le venció en el mismo mes de
2002, y ahora tendría que abonar la vencida el 9 de marzo de 2003. El primer
vencimiento es siempre casi automáticamente prorrogable, ya que se lo incluye en
el llamado “cronograma esperado”, pero el segundo es impostergable, porque
integra el “cronograma obligatorio”. Todo ese dinero que fue contrapartida del
Plan de Déficit Cero sirvió para emparchar las reservas y financiar la fuga de
capitales. Esa plata, que hoy está en manos de bancos y particulares, es ahora
deuda que el Estado debe devolver. Los pagos netos efectuados por el país a
los organismos financieros internacionales sumaron 4580 millones de dólares en
2002, año en que no recibió desembolso alguno, y 12.027 millones en 2003, frente
a desembolsos por 9329 millones durante ese ejercicio. La transferencia neta de
7278 millones se descompone en 4182 millones en concepto de capital (en un 92
por ciento correspondientes a Banco Mundial y BID) y 3096 millones en intereses,
de modo que es la primera cifra la que el país podría reclamar le sea repuesta
como financiación a largo plazo, con el argumento de que es insólito que a una
economía que afronta una aplastante crisis de deuda las instituciones
multilaterales no la estén ayudando sino encima succionando recursos. La
verdadera cuantía de las transferencias netas que la Argentina vino realizando
en favor de los organismos en los dramáticos tiempos que siguieron al colapso de
la convertibilidad sorprende incluso a los iniciados. A un economista argentino
de la sede local de una importante multinacional se le ocurrió el ejercicio de
pedirles a otros diez economistas que por favor le dijeran cuánta plata neta
había girado el país a los organismos financieros multilaterales en los dos
últimos años. Ninguna respuesta se aproximó a la auténtica cifra. El que más
cerca anduvo contestó 5500 millones de dólares, y aun así se quedó casi un 25
por ciento corto. Cuando el Fondo suscribió con la Argentina el acuerdo que
está vigente, adoptó una actitud prescindente respecto de la renegociación de la
deuda con los bonistas, pero ya desde el 17 de diciembre último, cuando debería
haber aprobado la primera revisión, fue abandonando la prescindencia y volcando
su capacidad de presión en favor de los acreedores privados. Sin embargo, no
ofreció convertirse en parte de la solución, restituyéndole al país los casi
4200 millones de cancelación de capital neta que le extrajo durante los dos
últimos años. 
Fuente: diario Página 12, de
Buenos Aires, Argentina; 5 de febrero de
2004.
|