Bolivia
DUEÑAS Y SEÑORAS DEL GAS
Econoticiasbolivia.com (Gabriel Tabera).- Expertas en el arte de
encandilar a los gobernantes de turno y bajo el amparo de una lesiva legislación
y gravosos contratos, poderosas transnacionales petroleras se han convertido en
dueñas y señoras del gas boliviano: en sus manos están más de 100 mil millones
de dólares, que es el valor actual de las reservas gasíferas.
Aunque nominalmente las reservas de gas, mientras se mantengan en el
subsuelo, están bajo el dominio del Estado boliviano, en los hechos las
petroleras extranjeras que operan en el país tienen el control total de esas
reservas y el derecho absoluto de su explotación, producción, comercialización y
venta en los mercados internos y externos.
"El
verdadero propietario (del gas) resulta ser el que lo extrae, transporta,
comercializa y se queda con el producto de la venta. El dueño (del gas),
finalmente, es el que disfruta de los beneficios y no el que teóricamente
aparece como tal en la letra muerta de la Carta Magna", aseguró hace poco el ex
rector universitario y economista de izquierda Pablo Ramos.
Las
reservas gasíferas del país, valuadas por expertos y especialistas en 80 mil
millones de dólares hace un año y en más de 100 mil actualmente, están en manos
de las transnacionales desde mediados de la segunda mitad de los años 90. Esta
riqueza equivale a más del doble del capital que tiene Bolivia y a 12 veces el
valor de la producción de bienes y servicios generados anualmente en el país.
Al
apoderarse de esta inmensa riqueza, las petroleras extranjeras han hecho un
negocio redondo, ya que sus inversiones y los riesgos que han asumido han sido
mínimos y no guardan relación con sus elevadas ganancias. En cambio, al ceder la
propiedad de estas millonarias reservas, Bolivia ha perdido su mayor posibilidad
para salir del atraso y la marginalidad, que la sitúan desde mucho atrás como la
más pobre de Sudamérica.
Si el
Estado boliviano fuera el propietario de estas reservas, fácilmente podría salir
de sus agudos problemas: el valor de las reservas de gas, detectadas en
territorio nacional, equivale a 16 veces el total de la deuda externa y supera
en más de 130 veces la inversión pública anual.
LOS
PROPIETARIOS
Las
reservas naturales de gas descubiertas en Bolivia alcanzan a 54 trillones de
pies cúbicos, siendo la segunda más importante de Sudamérica y superior a la que
tienen en conjunto Argentina, Brasil, Chile y Perú. Hace un año, el total era de
52 trillones: 27 trillones de pies cúbicos en reservas probadas y 25 trillones
entre las probables. Las reservas probadas de Venezuela son de 147 trillones, de
Argentina 27 trillones, de Brasil 8 trillones y de Perú 13 trillones, según
datos de principios del 2002 de Internacional Energy.
Las
empresas extranjeras que controlan la mayor parte de las reservas bolivianas son
Petrobras, Total, Maxus y Repsol, que en conjunto tienen la propiedad y el
derecho de explotación sobre el 80 por ciento de las reservas. Las empresas
Chaco y Andina, dirigidas por las transnacionales Amoco, British Petroleum y
Repsol YPF y en las que hay participación accionaria minoritaria de ciudadanos
bolivianos, controlan el 15 por ciento de las reservas. Chaco y Andina han sido
constituidas sobre la base de la privatización parcial de la ex empresa estatal
del petróleo (Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos YPFB).
PROPIEDAD DE LAS RESERVAS DE GAS
EMPRESAS % RESERVAS
Petrobras 33
%
Total 23 %
Maxus / Repsol 21%
Andina / Repsol YPF 9 %
Chaco /
Amoco 6 %
Otras 8 %
Fuente: Superintendencia de
Hidrocarburos
Estas
transnacionales también controlan las reservas probadas y probables de casi un
millón de barriles de gasolina natural y gas licuado de petróleo, que son
hidrocarburos líquidos asociados al gas natural.
El 85
por ciento de estas reservas (de gas y líquidos) se encuentra en el departamento
de Tarija, en el sur de Bolivia, siendo los campos de Margarita, San Alberto y
San Antonio, los más importantes.
AUGE
DE LAS INVERSIONES
El
dominio absoluto de las petroleras extranjeras sobre el mercado hidrocarburífero
boliviano ha sido posible por el alejamiento estatal de la actividad petrolera y
la privatización de la empresa estatal (YPFB), por una legislación muy liberal
como la Ley de hidrocarburos de 1996, la total liberalización del mercado de
hidrocarburos, bajísimos niveles tributarios y el contrato de venta de gas al
Brasil.
Con
la construcción binacional del gasoducto al Brasil, las inversiones se
acrecentaron notablemente. "La inversión en exploración y explotación de
hidrocarburos entre 1997 al 2001 asciende a 2.450 millones de dólares. Si
incorporamos los 585 millones de dólares programados para el 2002, se tiene que
en seis años se invirtieron muy cerca de 3.035 millones de dólares, con un
promedio anual de 505 millones de dólares", asegura el experto petrolero Álvaro
Ríos, convertido desde octubre del 2003 en el nuevo ministro de Minería e
Hidrocarburos.
En el
transporte de hidrocarburos, la inversión también ha sido significativa,
especialmente con la construcción del gasoducto a Brasil y de las plantas de
compresión que demandaron una inversión (binacional/estatal) de 600 millones de
dólares. Su propiedad actual es de Enron, Shell, Transredes, Petrobras y otros
socios minoritarios.
Otras inversiones de importancia son: el gasoducto a
Cuibá (Enron/Shell), la mejora de los gasoductos y oleoductos en el mercado
interno (Enron/Shell), el gasoducto Gasyrg (Repsol YPF/Pterobras/Total) y otros
proyectos en transporte de gas y líquidos (British Gas, Plupetrol)
"La
actividad de transporte en el sector de hidrocarburos ha concentrado una
inversión aproximada de 1.600 a 1.700 millones de dólares entre 1997 y el 2002,
resultando en un promedio de 283 millones de dólares al año", según los datos
oficiales.
Esta
millonaria inversión, de casi cinco mil millones de dólares desde 1997, aunque
ha desarrollado la exploración, explotación y comercialización de hidrocarburos
no ha tenido, sin embargo, efectos significativos sobre la economía nacional.
"Bolivia -según explica Ríos- no es un país que produce bienes y servicios
tecnológicos que la industria petrolera requiere y, por tanto, las inversiones
que se han mencionado no aterrizan en el país. Se estima que solo el 5 por
ciento queda como contribución local".
GRANDES BENEFICIOS
En
cambio, los beneficios han sido significativos e inmediatos para las
transnacionales, tal como admitió hace poco el principal ejecutivo en Bolivia de
la petrolera Repsol YPF, Roberto Maella: "la rentabilidad en la industria del
petróleo y gas en Bolivia es sumamente alta; por cada dólar invertido, una
empresa petrolera gana 10 dólares".
La
elevada rentabilidad de las transnacionales petroleras es mayor en el país por
los reducidos tributos que pagan al Estado, por los elevados precios de venta de
hidrocarburos y combustibles en el mercado interno, por las grandes facilidades
y ventajas concedidas en el contrato de exportación de gas al Brasil y por el
escaso y nulo control que ejercen las autoridades sobre estas empresas, lo que
les ha permitido burlar el pago de impuestos, inflar sus costos e inversiones y
maquillar su contabilidad.
En su
calidad de experto, antes de ser posesionado como ministro, Ríos señalaba que
las petroleras, como único aporte a la economía nacional, pagaban en regalías y
otros impuestos un total de 25 a 30 por ciento del valor de la producción en
boca de pozo, fijada a un nivel muy bajo.
Otra
fuente de gran rentabilidad para las petroleras es su control absoluto del
mercado interno. Hasta principios del 2003, los ciudadanos y consumidores en
Bolivia pagaban por los hidrocarburos producidos en el territorio nacional cinco
dólares por encima del precio internacional. "Esto era increíble", dijo en su
momento el ex presidente de la República, Gonzalo Sánchez de Lozada, uno de los
principales artífices de la destrucción de la empresa estatal del petróleo y del
masivo ingreso de las transnacionales al país.
Las
condiciones del contrato de exportación de gas al Brasil también influyen para
generar ganancias extraordinarias para las petroleras, tal como ocurrió en el
2002. El contrato establece que las petroleras extranjeras (Repsol YPF, Total,
Petrobtras y otras) reciben de Brasil el pago por los volúmenes contratados y
programados de gas natural, pero solo pagan impuestos y regalías al Estado
boliviano por los volúmenes producidos y exportados. En la pasada gestión,
Brasil consumió menos de la mitad de lo previsto, pero pagó por el total
previsto, con lo que las petroleras extranjeras obtuvieron ingresos
extraordinarios libres de impuestos.