NCeHu 119/04
BOLIVIA ES UN PARAÍSO PARA LAS PETROLERAS
La Paz, diciembre 8, 2003.- Las
transnacionales que operan en Bolivia están amasando verdaderas fortunas al
lograr uno de los más altos índices de ganancia en la industria petrolera
mundial. Informes oficiales del gobierno boliviano establecen que las
transnacionales, que han tomado el control de los ricos yacimientos de petróleo
y gas en el centro de Sudamérica, tienen los costos de producción más bajos del
mundo, al haber recibido sin mayores inversiones los gigantescos pozos y campos
desarrollados por el Estado, pagar impuestos casi simbólicos y vender su
producción en el mercado interno y de exportación al precio
internacional.
Un
estudio oficial, presentado hoy en La Paz, estableció que las transnacionales
Repsol, YPF y Amoco, que han tomado el control de la ex empresa estatal
boliviana YPFB, presentan los costos unitarios de producción y de exploración de
hidrocarburos más bajos entre 200 empresas analizadas a nivel mundial.
El
costo promedio para la producción de un barril equivalente de petróleo es de 5,6
dólares a nivel mundial, pero en Bolivia ese costo se reduce en el caso de
Repsol / YPF a tan sólo 1 dólar y en el de Amoco a 0,97 dólares. En el ámbito
internacional, únicamente la petrolera Niko Resources tiene un costo de
producción más bajo (0,87), según consigna la publicación internacional "Global
Upstream Performance Review 2003".
Las
otras transnacionales que operan en Bolivia como Total, Maxus, Petrobras,
British Gas, Panamerican Gas, Shell y otras, también tienen costos muy bajos,
producto de las excesivas y onerosas concesiones que el Estado boliviano les ha
otorgado en la década de los años 90, cuando se privatizó la industria petrolera
boliviana y se desmanteló la empresa estatal.
Los
costos de producción incluyen gatos operativos, costos de mantenimiento de
pozos, costos de infraestructura y equipamiento, gastos administrativos directos
e impuestos de producción.
GRANDES VENTAJAS
Al
influjo de las políticas neoliberales, inmersas en la corrupción y el
entreguismo, todas las inversiones y trabajos de prospección, exploración y
desarrollo de campos realizadas por el Estado boliviano beneficiaron
directamente a las petroleras extranjeras, que sin invertir demasiado encuentran
gas y petróleo a raudales.
Así,
no es casual que el informe oficial presentado hoy establezca que las
transnacionales que operan en el país tengan también los costos más bajos en la
búsqueda y desarrollo de un barril equivalente de petróleo, que es de 8,58
dólares a nivel mundial y de 5,66 dólares el promedio latinoamericano. Este
costo en el caso de Repsol / YPF es de apenas 0,40 dólares por barril
equivalente de petróleo, que es 20 veces más bajo que el promedio internacional
y 14 veces más bajo que el latinoamericano.
NEGOCIO SEGURO
El
resto de las empresas transnacionales que operan en Bolivia tienen similares
indicadores y sus perspectivas para acrecentar sus ingresos son enormes. Con una
escasa tributación, costos tan bajos y aprovechando al máximo del trabajo
anterior desarrollado por el Estado, invertir en Bolivia se ha convertido en
sinónimo de altas ganancias y escasos riesgos, por lo menos en lo
productivo.
Según
el informe gubernamental, la tasa de éxito para encontrar gas y petróleo en
Bolivia es una de las más altas del mundo, ya que llega al 50 por ciento, en
comparación a otros países donde ese nivel llega al 20 por
ciento.
Esto
quiere decir que a nivel internacional 8 de cada 10 intentos por encontrar gas y
petróleo están condenados al fracaso, mientras que en Bolivia cinco de cada 10
intentos dan resultado.
MILLONARIOS BENEFICIOS
Los
beneficios que obtienen las transnacionales se acrecientan en Bolivia, no sólo
por la vigencia de los bajísimos costos de producción y los reducidos impuestos
(las petroleras pagan apenas el 18% del valor de la producción hidrocarburífera
en boca de pozo), sino también por los reducidos márgenes de la refinación de
hidrocarburos y su conversión en gasolina, gas licuado y otros carburantes que
son comercializados en el mercado interno al precio internacional
Así,
los consumidores privados e industriales del país más pobre de Sudamérica deben
pagar por sus carburantes como si estos fueran importados desde Kuwait o Arabia
Saudita, todo en beneficio de las transnacionales petroleras, que además tienen
la capacidad tecnológica y administrativa para maquillar sus cuentas
financieras, burlar los endebles y corruptos controles estatales y presentar un
nivel de ganancias por debajo de lo real para así pagar menos
impuestos.
Según
los informes gubernamentales, las petroleras extranjeras que explotan los
recursos naturales no renovables de Bolivia pagan muy pocos impuestos. Así, en
el último quinquenio (1998-2002) Repsol / YPF pagó apenas 4,3 millones de
dólares como promedio anual, mientras que Amoco pagó 5,2 millones de
dólares.
LA
SUERTE DE REPSOL
Entre
los grandes beneficiarios está Repsol YPF que poseía, al 31 de diciembre de
2002, derechos sobre 38 bloques: 13 bloques de exploración, con una superficie
neta total de 13.670 kilómetros cuadrados y 25 bloques de explotación con un
área total neta de 1.770 kilómetros cuadrados.
Su
producción neta del año 2002 fue de 6,9 millones de barriles de petróleo,
incluyendo condensados y líquidos separados del gas natural, y 88,5 billones de
gas natural, fundamentalmente de los campos operados por Andina y del Bloque
Mamoré. Las reservas probadas netas de petróleo y gas natural a fin de año se
estimaban en 1.293 millones de barriles, según la información
empresarial.
INTERESES EN JUEGO
Las
cifras oficiales, presentadas por el Delegado Presidencial para la
Capitalización, Juan Carlos Virreira, confirman lo que ya advertían desde tiempo
atrás los sectores laborales y populares que reclaman por la re-nacionalización
de la industria del gas y el petróleo, para que esta riqueza beneficie al país y
a los bolivianos y no solo a las transnacionales. Hasta ahora, para las empresas
petroleras, que invierten poco, van a los seguro, gastan casi nada y ganan a
manos llenas, Bolivia ha sido un paraíso, que quieren preservar a toda
costa.
La
demanda popular por rescatar el gas y el petróleo para los bolivianos,
refrendada con sangre en las luctuosas jornadas de septiembre y octubre, en la
denominada guerra del gas, que concluyó echando del poder al ex presidente
Gonzalo Sánchez de Lozada, no está siendo tomada en cuenta por los nuevos
gobernantes.
Las
nuevas autoridades del gobierno del neoliberal Carlos Mesa han anticipado que no
habrá nacionalización ni confiscación de las propiedades y derechos de las
empresas extranjeras y que posibles cambios en la tributación petrolera se
realizarían sólo si hay acuerdo con los consorcios extranjeros. Actualmente, a
nivel gubernamental, se trabaja en la creación de un impuesto a la producción
hidrocarburífera que elevaría el pago neto de regalías e impuestos del actual
18% al 22%, con lo que no se modificaría sustancialmente la situación de las
transnacionales, que han encontrado el paraíso en el corazón de la América
morena, una tierra en la que sin embargo también florece la rebeldía y la
conciencia popular de que no hay futuro, ni pan ni dignidad, si las petroleras
siguen siendo dueñas del gas y el petróleo.
Fuente: www.EconoticiasBolivia.com , 3 de
febrero de 2004.