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EL GASTO PUBLICO
NO TIENE LA CULPA
Paul Krugman
Hasta los conservadores están empezando a admitir que
George Bush no es serio cuando dice que se está ocupando del explosivo déficit
presupuestario. A lo sumo desde su gobierno se habla de "un programa de
actividades relacionado con la reducción del déficit".
Pero junto a eso
se ha hecho circular una "leyenda urbana" sobre qué fue lo que anduvo mal. Según
la Heritage Foundation y otras fuentes de orientación afín, el déficit crece
porque Bush no es lo suficientemente conservador: estaría permitiendo un
crecimiento desbocado del gasto doméstico. Ese mito pretende desviar la atención
del auténtico responsable: la rebaja de impuestos, especialmente a las
corporaciones y personas adineradas.
¿Realmente estalla el gasto? Fuera
de los subsidios al agro ¿qué programas han sido objeto de holgados aumentos
presupuestarios en los últimos tres años? Por cierto, no la educación.
De hecho, muchas agencias gubernamentales están seriamente
sub-financiadas. Un estudio del Centro de Presupuesto y Prioridades de Políticas
Públicas hace los cálculos. Si bien el gasto público subió mucho desde 2001, el
grueso de ese aumento puede atribuirse a los gastos de defensa y seguridad
territorial, o a formas del gasto público como el seguro de desempleo, que
siempre crecen automáticamente cuando la economía está deprimida.
¿Por
qué, entonces, nos enfrentamos a la perspectiva de un déficit enorme? La
principal causa es el desplome de la recaudación. Medida en participación
del ingreso nacional, la recaudación de impuestos federales está en su nivel más
bajo desde 1950.
Por cierto, la mayoría de la gente no siente que los
impuestos hayan bajado mucho. Y tienen razón: los impuestos que recaen
especialmente sobre los ciudadanos de ingresos medios, como las
contribuciones laborales, siguen cerca de sus picos históricos. La merma en la
recaudación se origina casi enteramente en los impuestos que paga básicamente el
5% más rico de las familias: ganancias personales y ganancias de las
corporaciones. Juntos, esos dos impuestos representan hoy una participación del
ingreso nacional menor que la de cualquier año desde la Segunda Guerra Mundial.
Esa disminución de la contribución fiscal de los ricos de debe en parte
a las rebajas de impuestos de Bush. Pero probablemente la disminución refleje
también una epidemia de evasión. Quien quiera comprender qué está pasando
con el sistema impositivo debería leer Perfectly Legal, el nuevo libro
del periodista especializado David Cay Johnston, quien revela cómo los ideólogos
han convertido a EE.UU. en un paraíso para los ricos que no desean pagar
impuestos.
En este momento, el país está viviendo la estrategia de
"hambrear a la bestia". Su finalidad última es achicar los programas
gubernamentales que ayudan a las clases medias y pobres y utilizar ese ahorro
para bajarles los impuestos a los ricos. Pero la gente no votaría algo
semejante.
De modo que la derecha usa "artimañas de venta" falaces para
minar el cobro de impuestos y hacer aprobar rebajas impositivas para la gente de
ingresos más altos. Y ahora que el déficit sale a la luz, la derecha insiste en
decla rar que es el resultado del desboque del gasto, y que hay que ponerle
coto.
Fuente: diario Clarín, de Buenos Aires, Argentina; 1 de
enero de 2004. Suplemento
Económico. |