NCeHu 911/03
No a la guerra del Imperio.
¿Qué hacer?
Autor: Tariq
Ali
Fecha:
7/8/2003
Traductor: Solmaria-
especial para PI
Fuente:
CounterPunch
Puesto que es inútil dirigirse a la ONU, a Europa
y aún menos a China o a Rusia para oponerse a las ambiciones norteamericanas en
Medio Oriente, ¿de dónde puede emerger la resistencia? En primer lugar, de la
propia región. Es posible que una reacción de amplitud nacional crezca para
oponerse al régimen de ocupación en Irak y que los invasores sean expulsados,
así como sus colaboradores, como Nusi Said antes que ellos. Tarde o temprano, la
cadena de regímenes tiránicos y corrompidos alrededor de Irak será quebrada. Si
existe un lugar que contradiga que la revolución fue dejada atrás, es
precisamente el mundo árabe. La arrogancia norteameriacana – e israelí – cesará
cuando las dinastías tipo Mubarak, Assad, Hashemite, saudí y otras sean barridas
por la furia popular.
Al mismo tiempo, en Estados-Unidos, quienes se
oponen a la lógica de guerra deben inspirarse en su propio pasado. Ya a fines
del siglo XIX, Mark Twain se alarmaba, choqueado por las reacciones chauvinistas
en la revuelta de los Bóers en China y en la ocupación de las Filipinas por los
Estados – Unidos. Hay que combatir al imperialismo, declaraba. En 1899, una
asamblea de masas en Chicago fundó la Liga norteamericana anti-imperialista. En
el período de dos años, la Liga contaba con más de medio millón de miembros,
entre los cuales William James, W.E.B DuBois, William Dean Howells y John Dewey.
Hoy, cuando los Estados-Unidos son la única potencia imperialista, es necesaria
una liga anti-imperialista.
Ahora bien, en tal frente, el componente
crucial será el norteamericanol. Para ser eficaz, toda resistencia debe comenzar
en su propio país. En la historia, los imperios decayeron cuando los ciudadanos
dejaron de creer en la virtud de la guerra sin fin y de las ocupaciones
permanentes. Es éste un golpe fatal para los imperios.
El Foro social
mundial se concentró hasta el momento en el poder de las multinacionales y de
las instituciones neoliberales. Pero el poder de éstas siempre se apoyó en la
fuerza imperialista. Un Friedrich von Hayek [economista liberal] es coherente
cuando inspira el « Consenso de Washington » y apoya la intervención militar
para extender este nuevo sistema, y llama entonces a bombardear Irán en 1979 y
Argentina en 1982.
El Foro social mundial debe levantar este desafío.
¿Por qué no hacer campaña por el cierre de todas las bases militares en el
mundo, es decir en el inmensa centenar de países donde los Estados – Unidos
tienen tropas y material militar ? ¿Qué es si no una demostración de fuerza de
la dominación norteamericana ? Si las principales preocupaciones del foro son
económicas, no son contradictorias con tal extensión de sus consignas. Después
de todo, la economía no es más que política concentrada, y la guerra una
continuación de ambas por otros medios.
Durante la guerra en Irak,
estabamos cercados por políticos, prelados e intelectuales desfilando sobre las
ondas con su buena conciencia para explicar que estaban en contra de la guerra,
pero una vez que ésta fue declarada, sólo quedaba esperar una rápida victoria de
los Estados-Unidos para ahorrarles a los Iraquíes demasiados sufrimientos. Son
los mismos que no habían visto ninguna objeción a las sanciones criminales,
acentuadas por bombardeos semanales anglo-norteamericanos que aplastaron la
población iraquí durante los doce años precedentes. El único mérito de esta
canción repetida y repugnante, es que clarifica lo que significa una verdadera
oposición a la conquista de Irak.
La primera tarea del movimiento
anti-imperialista, es apoyar la resistencia iraquí frente a la ocupación
norteamericana, oponerse a todo plan de reintroducción de la ONU en Iraq. Sea
cual sea el plan, sólo apunta a justificar retrospectivamente la invasión y los
servicios postventa de Washington y Londres. Dejemos a los agresores pagar el
precio de sus propias ambiciones imperialistas. Toda tentativa de disfrazar la
recolonización de Iraq en una nueva Sociedad de las Naciones, al estilo de los
años 20, debe ser desenmascarada. Bush y Blair están a la cabeza de la
elaboración de este plan, pero el resto de Europa no se queda atrás. Detrás de
esta campaña obsena transmitida masivamente en los medios, se siente la urgencia
que tienen por pacificar la situación reunificando occidente. En Europa, y en
los Estados-Unidos, los políticos quieren sacar adelante el proceso de
apaciguamiento de posguerra.
Frente a esto, la única réplica posible
está contenida en el slogan que resonó en las calles de San Fransisco : « No a
la guerra, no a su paz ».
Extraído de : Re-colonising Iraq a publicar en Verso en octubre de
2003
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