NCeHu 902/03
"La verdadera crisis es encontrar la
solución"
[7/08/2003] Por Mauro Federico y María Méndez.
El teórico y economista
egipcio, Samir Amin, llegó a la Argentina invitado por la CTA y la Facultad de
Ciencias Sociales de la UBA para participar de una serie de conferencias en la
Capital Federal, Neuquén y Rosario. El impulsor del Foro del Tercer Mundo y uno
de los referentes del Foro Social Mundial fue entrevistado por ACTA y planteó
"la necesidad de continuar en la búsqueda de la nueva organización mundial de
los trabajadores".
"El Foro del Tercer
Mundo es una organización internacional independiente con base en Dakar,
Senegal, que se creó hace 30 años como un espacio de debate entre los
intelectuales del tercer mundo, de Asia, África y Latinoamérica", explica Samir
Amín. Desde este Foro y otras organizaciones nació en enero de 1999 la idea de
organizarse en Davos, durante la reunión del G-7 -integrado por los siete países
más poderosos del mundo- para iniciar una ofensiva y decir que "otro mundo es
posible".
"Fue un encuentro muy importante
donde convocamos a las grandes centrales obreras de Brasil, de Sudáfrica, de
Corea, y también parte de la CGT de Francia, y de la CGIL de Italia. También
estuvieron organizaciones como el MST de Brasil, la Federación de organizaciones de
India, que representan a 200 millones de afiliados, entre otras organizaciones",
recuerda Amín y remarca: "Allí planteamos que el mundo no son ellos, no son los
millonarios que se juntan a discutir en Davos, sino que somos nosotros, los que
hacemos observaciones sobre los temas que plantea su agenda y nos planteamos
otra construcción". Tras estas movilizaciones que se hicieron masivas en el
mundo, nació la idea del Foro Social Mundial de Porto Alegre.
-A partir de la organización del
Foro Social Mundial de Porto Alegre y todas las actividades en el mundo contra
el capitalismo, ¿se está gestando una oposición al poder?
-Sí, pero creo que necesitamos una
discusión más profunda sobre el imperialismo de hoy. El imperialismo actual es
muy diferente a lo que fue en los comienzos de nuestra historia. Aquel
imperialismo fue concebido como algo plural, donde había muchos poderes
imperialistas y con profundos conflictos entre ellos. En el mundo de hoy,
tenemos lo que yo llamo "la triada imperialista", que son los bloques de
Norteamérica -EEUU. y Canadá-, Europa Occidental y Japón. Significa que ahora es
más grave la situación: el capital oligopólico trasnacional funciona a través de
los organismos internacionales. Los ejes del imperialismo se delinean a través
del Banco Mundial Internacional. Este organismo es el principal instrumento, es
como un club de transacciones. Pero en los últimos tiempos, los socios han
tenido diferencias políticas.
- ¿Como cuáles?
-Se generaron
contradicciones políticas entre los países europeos. Por un lado, el apoyo de
los gobiernos italiano y español a los norteamericanos en la invasión a Irak y,
por el otro, Alemania y Francia contra esta postura, con casi más de un 80 por
ciento de la opinión pública europea apoyando esta última posición.
Entonces, tenemos que analizar que
estos conflictos se dan en lo político, no en un nivel de competitividad sobre
la dominación del capital. Ahora, para enfrentar a este imperialismo triangular,
necesitamos también una clase trabajadora organizada internacionalmente, esto lo
tenemos que construir. Yo pertenecí a la
tercera internacional, al comunismo internacional. Aquella era una
especie de organización de trabajadores pero respondía a un país en particular:
la Unión Soviética. Hoy estamos en un mundo muy diferente, ¿cómo construir la
organización internacional de los trabajadores con el desafío de que no dependa
de un país específico?
- ¿Usted cree que
estamos avanzando en la concientización de que la problemática de la clase
trabajadora es muy similar en todos los países del mundo?
No. Creo que ha habido algún
progreso pero que todavía estamos muy lejos de lo que necesitamos. El mayor
progreso que hemos realizado, mirando para atrás, fueron los tres Foros de Porto
Alegre y su organización. El primer Foro de Porto Alegre fue protagonizado por
ONGs, y fueron relativamente pocas organizaciones. Yo soy muy crítico con muchas
de éstas, personalmente. No fueron organizaciones sociales como centrales de
trabajadores, no estuvieron las mujeres organizadas, ni organizaciones políticas
de izquierda. Este Foro protestó contra el neoliberalismo pero no mucho más que
eso. El foco estaba sólo ahí.
Cuando uno ve el segundo Foro de
Porto Alegre, la protesta contra el neoliberalismo continúa pero esta vez se lo
conecta directamente al imperialismo de EE.UU. y a su plan de militarización y a
esta globalización. Y el Tercer Foro de Puerto Alegre fue mucho más claro y
fuerte. Fue la mayor demostración contra el imperialismo de los EE.UU., contra
la militarización de la globalización. El avance es conectar el modelo
neoliberal y sus consecuencias con el imperio estadounidense.
- En uno de sus
artículos vincula la invasión de
EE.UU. y su avance hacia un control militar del planeta. ¿Cómo se vinculan el imperialismo económico y ese
brazo militar?
La "tríada imperialista"
aparece con diferentes puntos de vista en lo político pero en el fondo son lo
mismo. EE.UU., Europa y Japón tienen las mismas visiones, intereses y formas de
gobernar el mundo. Por eso no hemos visto ningún conflicto. A pesar de que los
europeos tienen mayoría nunca votaron diferente a los Estados Unidos.
Como sabemos, el mundo
no puede ser gobernando por el sistema económico si no hay una base del sistema
político y militar apoyándolo. Ahora, ahí está el conflicto entre los socios
imperialistas porque ¿quién es el que va a gobernar políticamente el imperio? En
este punto, los EE.UU. tienen una particular ventaja que es la alianza militar
con Japón.
- ¿Quién es el líder natural en ese
conflicto?
No hay líderes
naturales, no hay líderes del imperialismo. Es la política continua la que
ordena a los lideres y la militarización.
-Uno observa que es necesario
conocer como actúa EE.UU. por dentro, como se prepara el imperialismo para
dominar todo el mundo. Usted cuestionó la ideología norteamericana
contemporánea, planteando lo más serio que ellos elaboran que es la Democracia.
Usted la definió como "Democracia de baja intensidad", ¿Podría explicar este
concepto?
Esa democracia... Todos
sabemos los límites históricos de la democracia pero ha habido capítulos
positivos en su historia. Ahora, ¿adónde estamos llegando? Estamos llegando a la
despolitización que también la llaman democracia. Y la despolitización de la
democracia es la no-democracia, que es patrón final de la política
norteamericana.
En ese país, sea el
partido Demócrata o el Republicano, ambos representan directamente y
exclusivamente al capitalismo dominante. Ahora, este sistema de despolitización
hace que la mitad de los habitantes estadounidense estén excluidos. Son los
pobres, las clases medias, los trabajadores. No se sienten contenidos y saben
perfectamente que en la elección no hay nada para ellos. En Europa, por ejemplo,
existe otro tipo de tradición en la organización de trabajadores porque hay otra
cultura y otra existencia de partidos de trabajadores, sean socialdemócratas o
comunistas. Esto no existe en EE.UU. por razones que tienen que ver con las
condiciones históricas en que se conformó la clase trabajadora estadounidense.
Éstas fueron sustituidas por comunidades de trabajadores debido a la
inmigración: estaban los italianos contra los polacos, los irlandeses contra los
italianos, etc...
-La existencia de un partido
político del capital en los EE.UU. indica que la única manera de resistir es la
creación de partidos de trabajadores. ¿Cómo ve ese proceso no sólo en los
EE.UU., sino en los partidos del Tercer Mundo, en Latinoamérica?
-La historia del
capitalismo va cambiando continuamente. Estamos ahora enfrentando nuevos cambios
porque la estructura de la clase baja ha cambiado. La destrucción de la clase
obrera se da en todo el mundo, en la Argentina fue mucho más dramático que en
otros países. Esta clase obrera estaba concentrada en la producción y fue
reemplazada por pequeñas empresas dominadas y subordinadas al capital
financiero. Esto trajo una masiva precariedad laboral, desocupación, etc,
etc.
Sin embargo, por cada
etapa del desarrollo del sistema capitalista, hay una etapa de organización de
la clase obrera, de la fuerza obrera. Y las formas de organización y de la
acción están relacionadas con el carácter de cada fase. No las consideramos
eternas. Creo que las formas que conocemos, que fueron las dominantes en el
siglo XX, son las elecciones, los derechos masivos, las manifestaciones, las
insurrecciones y hasta las guerras.
Todas estas acciones del siglo XX
eran eficientes en aquel tiempo, provocaron pobladas, provocaron revoluciones en
Rusia, en China, en otros países, produjeron enormes cambios y por lo tanto
fueron legitimadas y criticadas. Pero ahora, si miramos a la organización
podemos decir hoy que no fueron democráticas, que eran centralizadas y
autoritarias, etc, etc. Todo eso es correcto como respuesta, pero también fue lo
más cercano a la concepción de la organización de las clases obreras y fue la construcción de la clase media en
el periodo de la industrialización. En ese momento, los medios de comunicación
eran sólo los diarios y las radios.
Hoy, en cambio, primero
nos encontramos con la clase obrera totalmente fragmentada. Segundo, que no es
exclusivo de hombres, están también las mujeres, y tercero, se ha generado una
precariedad en las masas populares, la informalidad.
- Estas son maneras de dominación...
Si, se dan
simultáneamente pero cambian: la precariedad, la flexibilización, la
globalización, es la forma que tiene el capital para dominar. Simultáneamente,
también, estas clases trabajadoras están más educadas que hace un siglo atrás,
hasta alcanzan un nivel secundario. Y tienen acceso a la información y también a
la desinformación. Y no es sólo el diario, porque tienen la televisión
diaria.
Creo que lo que podemos decir es que
las antiguas formas han perdido eficiencia y por lo tanto su legitimidad y
credibilidad, y las nuevas formas no han sido inventadas todavía. No creo que
este cambio de movimiento sea tan difícil, la verdadera crisis es encontrar la
solución, es enfrentando el problema de que las antiguas formas de
organizaciones han perdido legitimación, pero lleva tiempo encontrar soluciones,
lleva tiempo.
- Hubo muchos teóricos
que reinterpretaron el marxismo en el siglo XX ¿Cuáles son los desafíos de los
que interpreten al marxismo a partir del siglo XXI?
Si, esto es un gran
desafío. Creo que tenemos que echar un vistazo al marxismo histórico. No se
trata de interpretaciones intelectuales y liberales sobre Marx, sin cambios. El
marxismo mismo ha tenido distintos periodos. La organización de las clases
populares en los tiempos de Marx y en los tiempos de la Tercera Internacional
eran muy diferentes a la etapa de la Segunda Internacional, después de la muerte
de Marx y de Engels. Sólo los dogmáticos hablan del marxismo en singular, creo
que se debe hablar del marxismo histórico como un movimiento que cambió y que se
adaptó a los cambios, y construyó la sociedad. Ahora que tenemos que enfrentar
nuevas formas de capitalismo, nuevas formas de imperialismo, nuevas formas de
sociedad, necesitamos nuevas formas de organización de trabajadores, nuevas
formas de partidos, y nuevas formas de organización internacional. Digamos
nuevas formas políticas de organización, porque si decimos partidos, imaginamos
el partido de tipo tradicional pero no nos debemos referir a los partidos
políticos de después de la segunda guerra mundial, ni a los partidos de los
sesenta, setenta y noventa. Tenemos que buscar nuevas formas.
- ¿Usted cree qué es
probable que a partir de una relectura adaptada a este nuevo milenio el marxismo
se pueda constituir como teoría económica y política en una alternativa clara al
sistema económico liberal?
Tiene que hacerlo, si no
lo hace, no creo que encontremos otra conceptualización que sea capaz de
enfrentar el cambio. No creo que haya respuesta por afuera de la teoría
marxista. Tenemos que entender al marxismo como un movimiento histórico que
tiene que ajustarse a los grandes cambios para dar respuestas.
- ¿Qué opinas sobre el rol de las
centrales sindicales en este siglo?
Las bases de las
centrales sindicales en el siglo pasado fueron las grandes fábricas organizadas
con el modelo fordista. Esta era una clase calificada. El mundo hoy es
completamente diferente.
Las clases populares son el 70% del
planeta y sólo un tercio de éstas tienen trabajos permanentes. Los otros dos
tercios están excluidos.
- Por último: en el último Congreso
Nacional de Delegados de la CTA, los trabajadores votamos la conformación de un
movimiento político, social y cultural ¿cuál sería su aporte a nuestro debate?
Creo que hay que ser
efectivos y eficientes. Tenemos que ser muy cuidadosos en cómo se construye la
opción, no creo que la respuesta pueda venir de estudios teóricos sino que tiene
que nacer de sus propias experiencias.
Traducción: Gisela Busaniche y
Patricia Isasa
Gentileza: Félix
Marcos
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