La primera huelga nacional contra el
gobierno Lula, de los empleados estatales, comenzó el 8 de julio con una
fuerza que sorprendió a la opinión pública, la gran prensa, el gobierno, y
hasta a sus propios organizadores. Se trata de una huelga por tiempo
indeterminado, por la retirada del PEC-40 (Proyecto de Enmienda
Constitucional) que elimina derechos previsionales históricos de los
trabajadores brasileños y abre para el gran capital financiero un "mercado"
previsional (vía fondos de pensión, Afjp) de 70 mil millones de dólares
anuales.
La "reforma" ataca a 6 millones de empleados
públicos, elimina su jubilación integral, aumenta la edad mínima para la
jubilación, impone una tasa de 11% a los miserables haberes de los jubilados,
elimina la paridad entre los salarios de los estatales y los haberes
jubilatorios, descuenta un 30% las pensiones de viudas e hijos menores, etc.,
todo para crear, de inmediato, un "mercado" de 50 mil millones de reales para
los bancos (y calculado en 670 mil millones de reales hasta 2010). Al mismo
tiempo, promulga una amnistía de las deudas previsionales de los capitalistas,
de 150 mil millones de reales. El gobierno "de los trabajadores" invoca la
"justicia previsional", mientras deja en pie las jubilaciones millonarias de
jueces y funcionarios legislativos, en total menos del 1% de los jubilados
estatales. El adalid de la reforma en la Cámara de Diputados declaraba sin
pelos en la lengua que el objetivo de la reforma era el "equilibrio fiscal"
para pagar la deuda externa.
"La Tercera Vía"
La reforma "lulista" sorprendió hasta a la prensa y
los partidos burgueses, que llegaron a presentar en la Cámara enmiendas para
"suavizarla". La vasta y cara campaña de propaganda del gobierno, pintando a
los estatales como "privilegiados", se cayó como castillo de naipes: con
escasos recursos fue posible esclarecer que la mayoría de los estatales (para
no hablar de los jubilados del sector privado) recibe una jubilación de mi
seria; que el 40% de los trabajadores brasileños trabaja "en negro" (sin
aportes previsionales patronales); que el gran capital practica una evasión
fiscal y previsional de niveles estratosféricos; y, fundamentalmente, que el
principal responsable por la crisis de las cuentas nacionales es el pago de
los encargos financieros (internos y externos, todos "estatizados", a la
Cavallo).
Las acusaciones salvajes a los trabajadores
estatales (¡hechas por el Partido "de los Trabajadores"!) fueron cayendo cada
vez más en el ridículo.
Fracasó también el gran dispositivo contra la
huelga, el disciplinamiento de los estatales vía Cut (Central Unica de los
Trabajadores) que, en su reciente Congreso Nacional ultra-burocratizado,
aceptó, - con "críticas", claro - , el proyecto gubernamental.
Una huelga extraordinaria
La Cut no apoya la huelga. Todos estos obstáculos
fueron superados por la Cnesf (Coordinación Nacional de los Empleados
Estatales Federales), que reúne once sindicatos nacionales, con un papel
decisivo del Sindicato nacional de profesores universitarios (Andes) y del
Sindicato nacional de los empleados de la previsión social. En los Estados
(provincias) se formaron coordinadoras de los estatales (la de San Pablo
publicó un periódico, con una tirada de un millón de ejemplares). La posición
de la Andes fue aceptada por la Cnesf: huelga general por tiempo indeterminado
hasta el retiro del proyecto gubernamental de la agenda del Congreso Nacional.
La huelga abarca a más de 50% de los estatales federales, pero con picos del
80 al 100% en algunos sectores y, principalmente, en las grandes capitales
(paró hasta la casa matriz del Banco Central, en Brasilia). Se trata de una
victoria política impresionante de la lucha política de los sectores clasistas
en el interior del movimiento sindical.
En un país de dimensiones continentales y
desigualdades regionales, se habla de "construcción" (un proceso) de la huelga
general. En el estado clave de San Pablo, corazón económico del país, las
universidades estaduales y, principalmente, el sindicato de profesores
estatales primarios y secundarios (el más numeroso del país) marcaron el
inicio de la huelga para la primera semana de agosto, superado el receso
escolar. Lo mismo sucede en otros estados. La huelga federal de julio es sólo
el "aperitivo" de lo que se viene: la primera huelga general nacional de
empleados públicos (federales, estaduales y municipales) de la historia del
Brasil. La huelga también fue impulsada por una crisis "por arriba": los
poderosos lobbys parlamentarios del Poder Judicial y Legislativo, y de los
militares, ya habían conseguido abrir brechas para sus propios regímenes
previsionales, aceptadas por el gobierno en una reunión sigilosa (¡con la
participación de la Cut!) realizada el 23 de junio.
Recule
Paralelamente, las ocupaciones de tierras,
protagonizadas por el Mst (campesinos sin tierra) y otros movimientos
agrarios, han crecido un 147% en relación al año pasado: la conjunción, por
ahora sólo objetiva, del campesinado y los estatales tiende a crear una crisis
nacional. El gobierno de los "52 millones de votos", que se creyó autorizado
inclusive a dar las cartas en toda América del Sur, comienza a caminar sobre
el vacío, acusado de "cobardía" por la derecha y de "pelego" (traidor) por los
trabajadores clasistas. La disgregación del gobierno ya ha comenzado: algunos
ministros y líderes parlamentarios del PT tienden a "apaciguar" al movimiento
en marcha, mientras otros, como el ministro de Economía, Antonio Palocci,
declaran que el retroceso de la reforma previsional (y, eventualmente, de la
impositiva) tornaría inviable su gestión. Lula, mientras tanto, salió (o se
rajó) a dar una vuelta por Europa, donde ha presidido una reunión de la
cadavérica "Tercera Vía" junto al carnicero "laborista" Tony Blair, buscando
en éste lo mismo que éste buscó en la proximidad con Lula: un poco de oxígeno
para sobrevivir a su respectiva tormenta política interna.
El gobierno ya ha anunciado que varios de los
puntos de la PEC-40 son negociables (jubilación integral, paridad entre
"activos" y jubilados) en una tentativa de dividir el movimiento con
"zanahorias virtuales", para salvar los puntos esenciales (descuento del 11%
de los haberes de los jubilados, techo jubilatorio para los estatales futuros)
que tornen posible la creación de los "fondos cerrados" de jubilación en la
mayoría de los sectores, a ejemplo de los existentes en Petrobrás y el Banco
del Brasil, y el pago de la deuda externa. Los ex burócratas sindicales que se
apresta(ba)n a transformarse en grandes burgueses a través de la gestión de
los fondos (principalmente los ex lambertistas agrupados en la consultora
Gushiken & Asociados, atrincherados en el Ministerio de la Comunicación,
ejercido por el propio ex "pelego" bancario Luiz Gushiken) están al borde del
colapso nervioso. El vicepresidente de Andes (coordinador de la Cnesf) ya
declaró que "no habrá discusión sobre la base de propuestas virtuales" (O
Estado de S. Paulo, 11/7). Del barco agujereado de la reforma previsional
original, todos se quieren bajar: Geddel Vieira Lima, diputado del Pmdb
bahiano, expresando un "sentimiento" que puede estar creciendo también en el
derechista Psdb, declaró: "Antes el gobierno decía que no aceptaba
modificaciones y ahora pretende presentarse como el impulsor de las
modificaciones. O sea, quiere ocupar todos los espacios, empuñar todas las
banderas. La oposición va a reaccionar hasta por instinto de supervivencia"
(ídem, 10/7).
Lula en la "corda bamba"
El manifiesto de un sindicato estadual de Minas
Gerais resumió un sentimiento general: "¿Qué es lo que el gobierno quiere
hacer realmente con esta reforma previsional? Quiere hacer caja para pagar los
intereses de la deuda externa, quiere crear fondos de pensión que fácilmente
caerán en manos de la iniciativa privada que podrá ganar mucho dinero con la
aplicación de esos fondos en el mercado financiero. Quiere destruir a la clase
de los empleados públicos para, de a poco, privatizar los servicios esenciales
como es deseo del FMI, principalmente, salud y educación, y finalmente, quiere
no asumir ningún compromiso con el deber de cuidar el futuro de la clase
trabajadora cuan do llegue a la edad de su jubilación".
El politólogo Armando Boito resumió una idea
general: "La reforma neoliberal de la previsión social propuesta por el
gobierno de Lula, puede hundirse y la reforma tributaria también está en
dificultades".
"En buenos términos, eso es claro para advertirnos
de la importancia del mantenimiento de la huelga de los empleados públicos. El
retroceso parcial planteado públicamente por el gobierno fue suficiente para
desencadenar una dinámica que podrá inviabilizar la aprobación de la reforma
previsional. O sea algo que parecía imposible hace algunas semanas, hoy
aparece como una posibilidad histórica. Frente al recule parcial del gobierno,
los diputados de los partidos de la base aliada ya manifiestan interés de
plantear, cada uno de ellos, su propia marca en la versión ‘bondadosa’ de la
reforma. Del mismo modo que el gobierno quiere, ahora, aparecer como amigo del
empleado público, esos diputados se preguntan por qué sólo el gobierno y el PT
pueden obtener ese premio. Muchos diputados del Ptb y el Pmdb, por ejemplo, ya
anunciaron que no sólo apoyan el recule del gobierno sino que quieren más -
insisten en el retiro del cobro de impuestos a los pasivos. En el campo de los
partidos gubernamentales, el recule parcial del gobierno puede haber
desencadenado una verdadera corrida por el título de amigo del empleado
público. El gobierno de Lula cometió el pecado de la soberbia. Ofendió a los
empleados y despreció su capacidad de lucha, enfrentó a los jueces e imaginó
que bastaría una ridícula caminata con los gobernadores hasta el Congreso
nacional para restaurar la república vieja y aprobar las reformas
neoliberales. Cuando se vio frente a la huelga y a la presión de los jueces,
se apresuró a presentarse como apaciguador del conflicto que él mismo
iniciara, traicionando el compromiso que asumiera con los gobernadores. Ahora,
tal vez exagerando un poco, podemos decir que las dos reformas neoliberales
del gobierno de Lula están en la cuerda floja."
Por un movimiento de conjunto
El próximo round es la extensión y
profundización de la huelga de los estatales en todo el país. Y el
siguiente, el de la unificación con el conjunto de la clase obrera y los
campesinos en lucha, sobre la base de un programa antiimperialista y
anticapitalista: no pago de la deuda externa, expropiación del latifundio,
nacionalización de las empresas privatizadas y de las empresas en deuda con el
Estado, aumento general de salarios, jubilaciones iguales a los salarios tanto
en el sector público como en el privado sobre la base de una previsión social
estatal única y bajo control obrero. Un olor a "Argentinazo" comienza a
recorrer al gigante de América del Sur.