Euforia por el
gobierno de Néstor Kirchner no hay en los Estados Unidos. Menos aún
por la Argentina, atada aún a las consecuencias de la crisis. Las
señales concretas van, en realidad, hacia Lula. Y el peligro sería
que el eje exclusivo de la política hacia la región sea Brasil,
según Arturo Valenzuela, subsecretario de Estado adjunto para
Asuntos Interamericanos en el Departamento de Estado, en el primer
período de Bill Clinton, y asesor especial de la Casa Blanca para
Asuntos de Seguridad Nacional y director jefe de la Dirección sobre
el Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional, en el
segundo.
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"La población
está dándole un cheque en blanco a Kirchner -dijo Valenzuela a LA
NACION-. El desafío será forjar un liderazgo interno, de modo de
tener algo de liderazgo externo. No ha cambiado mucho la posición de
Washington, de hecho. La Argentina tiene poca relevancia en los
Estados Unidos. Por la crisis misma, el Presidente también tiene
poca relevancia tanto para el gobierno norteamericano como para
sectores importantes del país."
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Valenzuela,
nacido en Concepción, Chile, y graduado en ciencias políticas en la
Universidad de Columbia, de Nueva York, pasó por Buenos Aires rumbo
a Brasil, en donde procurará reforzar el proyecto de estudios
brasileños de la Universidad de Georgetown, Washington, en donde
dirige el Centro de Estudios Latinoamericanos y dicta clases.
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"Ha resurgido el
interés cultural por Brasil en los Estados Unidos -dijo-. Más que
todo, por la gestión de Fernando Henrique Cardoso, no tanto por
Lula."
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Entre otras
funciones, Valenzuela asesora a los senadores demócratas John
Edwards, de Carolina del Norte, y John Kerry, de Massachussets,
precandidatos a la presidencia para las elecciones de 2004. También
participa en reuniones de la Comisión de Relaciones Exteriores del
Senado en las cuales, dijo, América latina prácticamente no figura.
"De Africa ni hablamos antes de que Bush emprendiera su gira
reciente", dijo. Todo se centra en Irak y en la seguridad, temas
caros al interés nacional norteamericano.
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"Nos equivocamos
-dijo-. Creímos que impulsar los sistemas democráticos y las
reformas económicas eran lo mismo que consolidar los sistemas
democráticos y las reformas económicas. Y ahora nos damos cuenta de
que llevaba más tiempo. La Argentina es un ejemplo claro: de la
vuelta de la democracia, en 1983, a las reformas económicas, de
fines de los ochenta y comienzos de los noventa, olvidamos que
pasaba de un modelo autoritario. En Chile, en cambio, la transición
significó la recuperación de la lógica política."
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Errores admitidos
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En Kirchner, más
que todo, Valenzuela percibe una respuesta a la crisis en
democracia, pero, a su vez, advierte que la retórica corre el riesgo
de implantarse como un lenguaje, o un discurso, "un poco desfasado".
De ahí, que, observó, debería ser "demasiado de centro". El cual, a
sus ojos, es la realidad.
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-¿Cree que
puede cambiar la relación con el gobierno de Bush después de la
comunicación escasa, o nula, que ha tenido con Duhalde?
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-No creo que
cambie mucho. La Argentina tendrá poca relevancia en los Estados
Unidos en tanto no responda a inquietudes puntuales. Por esa razón,
su presidente tampoco será visto como un líder natural de la región.
Curiosamente, Lula se ha ganado un lugar. En las discusiones están
Lula, Lagos (presidente de Chile), Uribe (presidente de Colombia),
Fox (presidente de México)...
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-¿Y Kirchner
o el efecto K?
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-El futuro de la
Argentina está ligado al éxito de Brasil, pero Brasil, a su vez,
tiene su propia visión de la zona. A la Argentina le convendría
tener una relación especial con Chile y, de ese modo, potenciar su
relación con Brasil. Hasta una buena relación con los Estados Unidos
podría ser de utilidad como contrapeso de la relación con Brasil.
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-Esa era la
política de Menem.
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-Lo hacía Menem,
sí, pero no tendría por qué ser ahora tan exagerada hacia un solo
lado. Es muy positiva la integración del Mercosur. Podría ser
contraproducente, empero, que los Estados Unidos caigan en la
tentación de solucionar todos los temas latinoamericanos con Brasil.
La ayuda que recibió la Argentina, en el último tramo de la gestión
de Duhalde, fue un blindaje para Brasil. Todavía había riesgo de
contagio.
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-¿Qué debería
hacer, entonces, el gobierno argentino?
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-Debería tratar
sus temas en forma absolutamente técnica y cuidadosa, con discursos
específicos para distintos ámbitos. No es lo mismo el Fondo
Monetario que el Club de París. En eso, los técnicos deberían tener
un apoyo claro y decidido. Kirchner no puede meterse en esos temas,
sino avalar la estrategia.
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Por Jorge Elías De la Redacción
de LA NACION |