NCeHu 5/19
Alemania
1919: enero rojo en Berlín
Jesús Rodríguez Barrio
Viento Sur
5/1/19
“No hay amanecer en las montañas ni
crepúsculo en el mar que pueda hacer que quien fue niño en Berlín olvide las
rojas salidas y puestas de sol sobre la vegetación del canal en la primavera y
el otoño”.
Franz Hessel, Paseos
por Berlín.
El 31 de mayo de 1919 fue
encontrado el cuerpo de una mujer flotando en el Landwehrkanalde Berlín
1/. Los guantes y los restos del
vestido permitieron identificarla como Rosa Luxemburg, asesinada el 15 de enero
por la milicia paramilitar del Freikorps 2/
que actuaba a las órdenes del socialista Gustav Noske 3/,
comandante en jefe de las fuerzas militares concentradas en Berlín por el
gobierno alemán, que presidía el socialdemócrata Friedrich Ebert.En el
Tiergarten, no muy lejos del lugar en el que Rosa Luxemburg fue arrojada a las
aguas del canal, el Freikorps también asesinó esa nochea Karl Liebknecht cuyo
cadáver fue depositado por un teniente en la Morgue, como “cadáver desconocido”,
con varios disparos efectuados a quemarropa 4/.
También fueron asesinados
cientos de espartaquistas 5/, que se habían rendido a las
fuerzas militares del gobierno. Entre el 11 y el 15 de enero, en los combates y
asesinatos de aquellos cinco días de 1919, fue exterminada la vanguardia
revolucionaria del proletariado de Berlín.
La idea que se ha transmitido
para la historia sobre el “enero rojo” de Berlín es la de un levantamiento
minoritario realizado exclusivamente por una vanguardia de comunistas
radicalizados. Nada más lejos de la realidad.
Durante el mes de diciembre y
los primeros días de enero se sucedieron una serie de provocaciones
(perfectamente orquestadas) realizadas por las autoridades gubernamentales, que
dieron lugar a diversos enfrentamientos con las fuerzas revolucionarias. Como
consecuencia de ello, el día 5 de enero se convocó en Berlín una masiva
manifestación de protesta contra el gobierno de Ebert y Scheidemann. El
detonante final había sido la destitución del jefe de policía de Berlín,Emil
Eichorn, del USPD (Partido Socialdemócrata Independiente) y un hombre cercano a
las ideas revolucionarias. La manifestación rápidamente desbordó sus objetivos
iniciales, adquiriendo un carácter revolucionario. El Comité Central del recién
creado Partido Comunista de Alemania (KPD)titubeaba y una parte de sus miembros
(entre ellos Rosa Luxemburg) eran contrarios a la idea de desatar la
insurrección en ese momento, pues consideraban que el partido(que estaba ganando
apoyos pero era aún un grupo muy pequeño) carecía de los cuadros, la
organización y los medios para conquistar y mantener el poder. Pero otra parte
de sus miembros (encabezada por Liebknecht) decidió por su propia cuenta apoyar
la insurrección junto conlos elementos más izquierdistas del USPD
berlinés.
Según las palabras de Víctor
Serge 6/: “Liebknecht desataba antes de
tiempo, sin contar con un partido, una insurrección que no tenía medios de
dirigir……Doscientos mil proletarios resueltos, magnífico ejército pronto a todos
los sacrificios…..esperaron impacientes horas y horas yendo y viniendo por las
avenidas brumosas del Tiergarten…..No hubo Comité Revolucionario que acertase a
emplear su energía”.
La derrota del “enero rojo”
berlinés no fue, pues, una consecuencia de la insuficiente movilización de las
masas (al menos, en Berlín) sino que fue debida principalmente a la carencia de
una dirección revolucionaria con una organización, estructura, objetivos, planes
y medios adecuados para la conquista del poder.
Rosa Luxemburg, en su último
escrito (El orden reina en Berlín) decía que ese era el menor de los
problemas “porque la dirección puede y debe ser creada por las
masas”. Pero, al menos en este punto, Rosa se equivocó porque el “enero
rojo” representó el exterminio de una generación irreemplazable de dirigentes
revolucionarios europeos 7/.
Aquellas masas no volvieron a
tener la capacidad de crear una dirección revolucionaria como fueron los
espartaquistas de 1919. Después del desastre, el Partido Comunista de Alemania
fue reconstruido en 1920 pero fue, desde el principio, esencialmente una sección
de la Internacional Comunista (Komintern) y su dependencia de la Unión Soviética
se hizo cada vez mayor en los años del estalinismo.
La magnífica cultura del
socialismo revolucionario alemán, heredera de las mejores tradiciones del
pensamiento marxista europeo, desapareció en 1919. Ningún partido revolucionario
recogió en su ideario la defensa de la autonomía de los trabajadores y las
libertades políticas fundamentales con la misma claridad con la que Rosa
Luxemburg había recogido esos principios en su pensamiento y sus
escritos.
En el análisis histórico resulta
muy arriesgado hacer hipótesis de historia-ficción pensando en lo que hubiera
podido suceder si un acontecimiento histórico hubiera sucedido de otra manera,
pero es evidente que el socialismo revolucionario que proponían Rosa Luxemburg y
Karl Liebknecht habría resultado una referencia mucho más atractiva para la
clase trabajadora de Europa Occidental de lo que representó el comunismo de la
Unión Soviética. También es indiscutible el peso que habrían podido tener dentro
del debate ideológico del comunismo internacional en aquellas décadas 8/. Tal vez la historia del comunismo, dentro y fuera de la Unión
Soviética, habría podido ser diferente si los dos principales dirigentes del
socialismo revolucionario alemán no hubieran desaparecido de forma prematura en
aquel “enero rojo”de 1919.El exterminio de los espartaquistas probablemente
representó, en cuanto a sus efectos históricos, la más grave derrota de la
revolución socialista en la Europa del siglo XX.
Aún habría nuevas batallas
revolucionarias en los años siguientes: el 9 de marzo de aquel mismo año el
gobierno socialista ordenó a los soldados y paramilitares atacar a los
manifestantes revolucionarios berlineses con ametralladoras, tanques e incluso
aviones, produciendo más de mil muertos entre la población, y en abril el
socialista Gustav Noskeenvió una vez más a losFreikorps(entre los que se
encontraba el futuro jefe de la milicia del Partido Nazi, ErnstRöhm) 9/ para restaurar el orden y aplastar a la República Soviética de
Baviera que había sido proclamada el día 2 de abril en Munich.Los Freikorps,
precursores de las Secciones de Asalto (SA) del Partido Nazi, se convirtieron en
un elemento fundamental de la violencia política de la extrema derecha en la
Alemania de Weimar 10/.
También existió un efímero
estado soviético en Hungría. La República Soviética Húngara fue proclamada el 22
de marzo de 1919 por Bela Kun, que permaneció 133 días en el poder, al frente
del Partido Comunista Húngaro y sucumbió en agosto de aquel año ante el ataque
de sus enemigos interiores del Ejército Nacional del almirante MiklósHorthy (que
terminó estableciendo en Hungría una dictadura militar de tipo fascista) y la
invasión exterior del Ejército rumano, alentada por los Aliados de la Entente
con el apoyo de las fuerzas reaccionarias húngaras 11/.
En 1920, el putsch
fascista de Kapp dio lugar a una huelga general masiva, con una enorme
movilización, que abortó el golpe y dio lugar a una oleada revolucionaria
durante el mes de marzo en el Ruhr, que fue reprimida por las fuerzas militares
del gobierno socialdemócrata de Friedrich Ebert causando más de mil muertos
entre las fuerzas insurgentes. El último intento revolucionario serio tuvo lugar
en Alemania en 1923cuando el desempleo masivo y la hiperinflación desembocaron
en los levantamientos revolucionarios en Turingia y Sajonia (que establecieron
efímeros gobiernos obreros) y en el levantamiento comunista de Hamburgo del 23
al 25 de octubre de 1923,dirigido por ErnestThälmann 12/,que también fracasó. Y en noviembre de ese mismo año tuvo lugar
también el fracasado golpe fascista de Hitler y Ludendorff en Munich.
Pero, visto en la perspectiva
histórica, resulta evidente que la derrota dellevantamiento espartaquista de
Berlín en enero de 1919 marcó el punto de inflexión fundamental para el
movimiento revolucionario en Centroeuropa y consolidóel militarismo reaccionario
alemán (que había sido derrotado por sus enemigos imperialistas exteriores en la
Gran Guerra) como la fuerza política fundamental que marcaría la evolución de la
República de Weimar.
Romain Rolland, en su magnífica
crónica del “enero rojo” (Enero rojo en Berlín) fue quien
interpretó de la manera más clarividente el significado de aquella derrota y el
peligro que representaba para la paz mundial:
“No parece que la prensa
francesa se haya dado perfecta cuenta de la gravedad trágica de estas jornadas
de enero, no solo para la revolución alemana sino para la paz del mundo. Los
gobiernos de la Entente y su prensa burguesa dan pruebas de una singular
ceguera. Tan singular que uno se pregunta si no será voluntaria. Llevados del
miedo que los invade ante los progresos de la idea comunista en Europa han
saludado con alivio la derrota de los espartaquistas sin cuidarse de los
peligros políticos que su desaparición entrañaba para la Entente. Su
preocupación única por los intereses capitalistas los hace desentenderse de la
inquietud que estos buenos nacionalistas deberían sentir hacia su
nación”.
Rolland no se equivocaba: toda
la palabrería sobre la nación y la patria desaparece cuando están en juego los
intereses del capital, la única y verdadera patria de los burgueses 13/.
Momento crítico para la
revolución bolchevique: después de su derrota en la Gran Guerra, el imperialismo
alemán retrocedía en el oeste de la Rusia Soviética pero el imperialismo de la
Entente (mucho más fuerte y peligroso) teníalas manos libres para cercar y
asfixiar a la revolución. Lenin lo había expresado con claridad en el VI
Congreso de los Soviets: “No hemos estado nunca tan cerca de la
revolución mundial y, sin embargo, no hemos estado jamás en un peligro tan
grande” 14/. Yen ese momento la
revolución alemana, gran esperanza de la revolución mundial, sufría una dura
derrota que obligaba a posponer las expectativas revolucionarias en ese país.
“La frontera del bolchevismo retrocedía desde el Rin hasta mucho más allá
del Vístula, en donde se constituía rápidamente, bajo el gobierno socialista de
Daczinski, la República de Polonia, otra muralla de defensa de la vieja
Europa” 15/.
La revolución bolchevique no
podía esperar ninguna ayuda internacional a corto plazo y debía enfrentarse a la
contrarrevolución y a la intervención multinacional únicamente con sus propias
fuerzas. El Estado Soviético era una fortaleza asediada por todos sus confines.
Pero el partido se militarizó y el ejército rojo se endureció y resistió. La
Chekaaplicó el “terror rojo” para reprimir a los enemigos de la
revolución y la guerra adquirió aún mayor brutalidad. En 1921 la República de
los Soviets había ganado la guerra, pero en muy pocos años se apagaron los
últimos rescoldos revolucionarios en Europa.
Desde 1923 era evidente que la
revolución mundial no vendría en auxilio de la República de los Soviets y que
sería necesario afrontar la reconstrucción y supervivencia del paísal margen de
cualquier expectativa revolucionaria internacional.Un partido militarizado
tendría que afrontar la construcción del socialismo en un estado que
seguía funcionando como una fortaleza sitiada 16/.
La insurrección de los
trabajadores de Viena, en 1934, y la Guerra Civil Española, en 1936-39, fueron
dos enfrentamientos que tuvieron, sin duda, un componente revolucionario pero
fueron, principalmente, combates defensivos contra el fascismo. Las democracias
capitalistas seguían pensando que el fascismo era un útil aliado frente al
comunismo y la política internacional de la URSS y el Komintern daba prioridad,
en ese momento, a la defensa del Estado Soviético frente a cualquier proyecto
revolucionario. El tiempo de las revoluciones había pasado y se aproximaba, otra
vez, el tiempo de la guerra.
Más allá de cualquier
circunstancia personal, individual o subjetiva,fue el aislamiento internacional
lo que creó las condiciones objetivas parala burocratización y degeneración del
partido y el estado y el triunfo del estalinismo. El fracaso de la revolución en
Alemania y Europa Central fue determinante en la historia del socialismo
soviético.
El recuerdo de los crímenes del
“enero rojo” y la política contrarrevolucionaria de la socialdemocracia
pesó también como una losa sobre la política de la Alemania de Weimar,
dificultando la alianza de los antifascistas para frenar el ascenso de Hitler.
En ningún otro país resultó tan creíble como en Alemania el término
“socialtraidor”, utilizado por el estalinismo ultraizquierdista de los años 30
17/.
Y se cumplieron los deseos de
Foch (“Antes Hindenburg que Liebknecht”). Hindenburg fue elegido
presidente en 1932 y nombró canciller a Adolf Hitler en 1933. Finalmente, como
había anunciado Liebknecht en su testamento político,“el río de lava de una
erupción volcánica sepultó a la socialdemocraciade la República de Weimar”
18/. Pero esa “lava
ardiente” no fue la consecuencia de una erupción revolucionaria, como él
había pronosticado, sino de una erupción fascista cuyo fuego habían conservado,
protegido y alimentado aquellos socialdemócratas cuando movilizaron a las
fuerzas más negras del militarismo reaccionario alemán para aplastar la
revolución. Y ese río de fuego, que abrasó a los que Serge llamaba “los
socialistas de la contrarrevolución”, incendió también el mundo y
loarrastró al mayor holocausto de su historia 19/.
“Espartaco significa socialismo
y revolución mundial”, escribió Liebknecht el 14 de enero de 1919. Y, un siglo
después, ese es el legado que ha permanecido en la memoria. La derrota y el
exterminio de los espartaquistas fue mucho más que la derrota de una revolución:
no es exagerado decir que fue una derrota para toda la humanidad. La alternativa
“socialismo o barbarie”, que Rosa Luxemburg dejó para la historia, se cumplió en
su totalidad: la barbarie triunfó porque el socialismo no pudo ser en el rojo
Berlín de 1919.
Jesús Rodríguez Barrio es
activista de La Comuna.
Referencias
Broué, P. (1973) Revolución
en Alemania /1. De la guerra a la revolución. Victoria y derrota del
“izquierdismo”. Barcelona: A. Redondo. https://marxistarkiv.se/espanol/clasicos/broue/revolucion_en_alemania.pdf
Brugos, T. (2018) “La Revolución
alemana de 1918. La esperada, la que no pudo ser”. En Viento Sur, nº 161,
pp. 113-118, diciembre.
Gerwarth, R. (2017) Los
vencidos. Barcelona: Galaxia Gutemberg.
Liebknecht, K. (1919) “A
pesar de todo”. Último escrito, publicado en Die RotheFahne (la
Bandera Roja) el 14/01/1919. Recogido en La Revolución Alemana de
1918-19, pp. 55-59 (Fundación Federico Engels, Madrid, 2009).
Luxemburg, R. (1919) “El
orden reina en Berlín”. Último escrito, publicado en Die
RotheFahne (la Bandera Roja) el 14/01/1919. Recogido en: La Revolución
Alemana de 1918-19, pp. 47-53 (Fundación Federico Engels, Madrid,
2009).
Rolland, R. (1919) “Enero rojo
en Berlín”. Publicado en los días 16, 17 y 18 de febrero de 1919 en el diario
L’Humanité. Recogido en: La Revolución Alemana de 1918-19, pp.
79-93 (Fundación Federico Engels, Madrid, 2009).
Serge, V. (2017) El año I de
la Revolución Rusa. Madrid: Traficantes de Sueños.
Stevenson, D. (2013)
1914-1918. Historia de la Primera Guerra Mundial. Barcelona:
Penguin.
Notas
1/ “El canal…..comienza a
verse flanqueado por hileras de árboles y su orilla se conoce durante un trecho
como Ribera del jardín…….Allí está el puente de Liechtenstein….Que el sosiego de
este puente lo profanasen unos canallas cuando unos pasos más allá arrojaron al
agua el cuerpo agonizante de una noble luchadora, que tuvo que pagar su bondad y
valentía con la muerte, es algo que apenas resulta concebible cuando aquí se
contemplan los reflejos sobre el agua de las copas ondulantes de los árboles”.
(Hessel, Franz: Paseos por Berlín, Errata Naturae, Madrid, 2015, pp.
171-172).
2/ El Freikorps era una
milicia paramilitar integrada por oficiales veteranos de la Gran Guerra y
jóvenes oficiales y aspirantes a oficial reclutados como voluntarios entre la
burguesía y la clase media reaccionaria. En la práctica era una fuerza
militarizada de extrema derecha integrada por voluntarios reclutados entre los
sectores más reaccionarios del ejército y la sociedad de la Alemania Imperial.
En los combates de aquellos días en las calles de Berlín también participaron
algunas unidades regulares seleccionadas al mando de los oficiales más
reaccionarios del ejército. Todas estas fuerzas estaban bajo el mando de Gustav
Noske, destacado militante del sector más derechista del partido socialdemócrata
(SPD) quien había sido hasta ese momento gobernador militar de Kiel desde
noviembre de 1918.
3/ “...puesto que es
necesario que alguien haga de perro de presa...”, había dicho Noske en el
momento de aceptar el mando de las fuerzas militares y paramilitares movilizadas
para aplastar la revolución. (Serge, Víctor: El año I de la Revolución
Rusa, Traficantes de Sueños, Madrid, 2017, p. 394).
4/ Una sencilla placa, a
orillas del Landwehrkanal, bajo el puente de Lichtenstein, recuerda el asesinato
de Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht en enero de 1919. Los asesinos fueron
identificados y juzgados por un tribunal militar, pero fueron tratados con
benevolencia. Sobrevivieron a la II Guerra Mundial y vivieron hasta el final de
sus días en la RFA. El tribunal que los juzgó estaba presidido por Wilhelm
Canaris, quien más tarde alcanzaría el rango de almirante y llegaría a ser el
jefe supremo de los servicios secretos de la Alemania Nazi (la Abwehr). Canaris
fue ahorcado en 1944 por la Gestapo en la prisión de Moabit, en Berlín, por
haber participado en la conspiración para asesinar a Hitler.
5/ La Liga Espartaquista había
sido creada en 1916 por Karl Liebknecht, Rosa Luxemburg, ClaraZetkin y Franz
Mehring (entre otros) aglutinando al sector más izquierdista del SPD (Partido
Socialdemócrata). Esta organización había constituido el núcleo fundamental del
Partido Comunista de Alemania(KPD), cuyo congreso fundacional había concluido en
Berlín el 1 de enero de 1919. El nombre de la fracción provenía del seudónimo
(Espartaco) con el que Liebknecht firmaba sus artículos antibelicistas
durante la guerra.
6/ Serge, op. cit, p.
395.
7/ Franz Mehring, que tenía 73
años y se encontraba gravemente enfermo, no pudo soportar el exterminio de sus
camaradas y murió el 29 de enero de 1919. Clara Zetkin murió, a los 76 años, en
1933 en Moscú, donde se había exiliado después del ascenso de Hitler al poder.
Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht tenían ambos la misma edad, 47 años, cuando
fueron asesinados el 15 de enero de 1919.
8/ “Rosa Luxemburg y
Liebknecht eran conocidos por todos los obreros alemanes y apreciados por todo
el movimiento internacional. Eran los únicos que podían discutir de igual a
igual con los dirigentes bolcheviques y los únicos que podían constituir en la
Internacional, fundada conjuntamente, un contrapeso a la autoridad de estos”
(Broué, Pierre: Revolución en Alemania /1, p. 166).
9/ El capitán Ernst Röhm
ejercía como ayudante del general Franz Ritter vonEpp en el mando del
FreikorpsOberland. Los Freikorps fueron el núcleo fundamental sobre el que años
más tarde se constituyó la milicia del Partido Nazi. Röhm se convertiría, más
tarde, en el comandante supremo de las Secciones de Asalto (SA) los “Camisas
Pardas”, del Partido Nazi (Gerwarth, Robert,Los vencidos, Galaxia Gutemberg,
Barcelona, p. 160, 2017).
10/ “La violencia política y
el asesinato…..se convirtieron en elementos habituales de la vida de la
República de Weimar, pero si venían de la derecha, los tribunales los
perdonaban” (Stevenson, David: 1914-1918. Historia de la Primera Guerra Mundial,
Penguin, Barcelona, p. 719, 2013).
11/ Tras la derrota de la
revolución húngara Kun se refugió en Austria y después en la Unión Soviética,
donde terminó siendo ejecutado en una de las purgas de Stalin.
12/ ErnestThälmann se
convertiría en octubre de 1924 en el máximo dirigente del Partido Comunista de
Alemania (KPD). Detenido por la Gestapo en 1933, permanecería 11 años en prisión
hasta su fusilamiento, por orden de Hitler el 18 de agosto de 1944 en el campo
de concentración de Buchenwald.
13/ “Gobiernos burgueses de
Europa, los intereses de vuestra clase os atan más que los de vuestra patria (y
no hablo de los de la Humanidad, pues estos todo el mundo sabe que os son
completamente indiferentes)” (Rolland, op. cit., p. 80). Un personaje tan
ultraconservador como Winston Churchill también reprochó esa misma actitud a la
clase dirigente de Inglaterra cuando señaló que, durante la Guerra Civil
Española había puesto los intereses de su clase por encima de los intereses de
su nación.
14/ Serge, op. cit., p.
388.
15/ Serge, op. cit., p.
396.
16/ En los años 30 del siglo
XX la peor acusación (y una de las más frecuentes) contra cualquier perseguido
político en la Unión Soviética era la de ser unespía y un agente al servicio de
los países enemigos del estado soviético. Esta cultura nunca desapareció y
estuvo vigente (en mayor o menor medida) durante toda su historia.
17/ “Entre socialdemócratas y
comunistas alemanes se cruzará en adelante la sangre de Liebknecht y Rosa
Luxemburg”. (Broué, op. cit., p.165).
18/ La Asamblea Nacional de
Alemania, reunida en Weimar en febrero de 1919, nombró a Ebert presidente del
Reich y a Scheidemann canciller. Friedrich Ebert murió en 1925, en Berlín.
PhilippScheidemann murió en 1939, en Dinamarca, donde se había exiliado tras el
ascenso de Hitler al poder. Gustav Noske fue ministro de defensa de Alemania
entre 1919 y 1920.Fue detenido por la Gestapo en 1944 y recluido en el campo de
concentración de Ravensbrück, de donde fue liberado por las tropas aliadas.
Murió en Hannover en 1946.
19/ Como un anticipo de la
barbarie que estaba por venir, en el desfile triunfal del Freikorpspor la Unten
Der Lindenque encabezaba el socialista Noske el 11 de enero de 1919, participaba
un joven teniente de nombre Friedrich Paulus que recibiría 24 años más tarde el
bastón de mariscal entre las ruinas de Stalingrado.En tiempo de la RDA, la
prolongación de la Unten Der Linden (a partir del Lutsgarten) recibió el nombre
de Karl LiebknechtStrasse, denominación que se ha conservado hasta el día de
hoy.