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Cómo se tejió el
tramado diplomático secreto para impulsar a Guaidó
CARACAS.- La
coalición de gobiernos latinoamericanos que se unió a Estados Unidos para
reconocer rápidamente a Juan Guaidó como presidente interino deVenezuela se consolidó durante semanas de diplomacia secreta que incluyeron
mensajes soterrados a activistas bajo vigilancia constante y un viaje de alto
riesgo al extranjero emprendido por el líder opositor que reta a Nicolás Maduro , dijeron varios protagonistas.
A mediados de
diciembre, Guaidó viajó discretamente a Estados Unidos, Colombia y Brasil para
conversar con funcionarios sobre la estrategia opositora de convocar
manifestaciones masivas en torno a la juramentación el 10 de enero de Maduro
para un segundo mandato, pese a la condena internacional, dijo el exalcalde
caraqueño Antonio Ledezma , un aliado opositor
actualmente exiliado en España.
Guaidó salió de
Venezuela por tierra hacia Colombia con la finalidad de no llamar la atención de funcionarios migratorios que
en ocasiones acosan a dirigentes opositores en los aeropuertos y les impiden
embarcarse hacia el extranjero, dijo otro dirigente opositor que solicitó el
anonimato para conversar sobre las medidas de seguridad.
La construcción de consenso
en una fragmentada coalición antigubernamental fue cuesta arriba. La oposición
lleva años dividida no solo por protagonismo y estrategia, sino también por una
represión gubernamental que ha enviado a varios líderes al exilio, por lo que
las reuniones en persona eran imposibles.
Otros en Venezuela
estaban bajo vigilancia estricta de los organismos de inteligencia y todos
temían cometer algún error que alertara al gobierno.
Sesiones
prolongadas de mensajes de texto se convirtieron en algo normal, dijo el
dirigente opositor. Un funcionario estadounidense dijo que se emplearon
intermediarios para enviar mensajes a Leopoldo López , influyente dirigente
opositor y mentor político de Guaidó que permanece bajo arresto domiciliario
desde su intento fallido de encabezar un movimiento contra Maduro en 2014. El
funcionario estadounidense solicitó el anonimato como una precaución de
seguridad.
Pese a que durante
una reunión celebrada en diciembre en Bogotá Guaidó les contó su plan de
proclamarse presidente interino durante una manifestación a convocar el 23 de
enero -aniversario del derrocamiento de una dictadura militar en 1958 en
Venezuela- el suspenso duró hasta horas antes de que se proclamara, dijo un
diplomático latinoamericano del Grupo de Lima que también solicitó el anonimato
porque no tenía autorización para hablar con periodistas.
Algunas facciones
moderadas quedaron rezagadas o preferían moverse más despacio, temerosas de que
una jugada audaz provocara un nuevo fracaso a la oposición. Al final, las
diferencias se reconciliaron sin que surgieran a la luz pública.
"Esta es la primera
vez en al menos cinco años que la oposición ha mostrado la capacidad de
aglutinarse de una manera importante", dijo un alto funcionario canadiense que
pidió mantener su nombre en reserva por no contar con la autorización para
hablar con periodistas.
La decisión de
confrontar directamente a Maduro solo fue posible gracias al sólido apoyo del
gobierno de Donald Trump , que encabezó a un grupo de
gobiernos latinoamericanos conservadores al reconocer a Guaidó.
No fue una tarea
fácil, debido a la desconfianza que Estados Unidos despierta en América Latina
tras las intervenciones militares estadounidenses durante la Guerra Fría. La
política frontal generó apoyo bipartidista: dos senadores demócratas de alto
rango como Bob Menéndez y Dick Durbin expresaron su apoyo.
El momento clave
fue cuando Trump dijo en agosto de 2017 desde su campo de golf en Nueva Jersey
que la "opción militar" estaba sobre la mesa para responder a la crisis
venezolana.
Al mes siguiente,
Trump criticó a Maduro durante su discurso ante la Asamblea General de las
Naciones Unidas y consultó con asistentes y líderes latinoamericanos sobre la
posibilidad de una invasión militar.
Las naciones del
hemisferio se percataron de que tenían en Estados Unidos un presidente dispuesto
a encarar una crisis a la que gobiernos anteriores habían restado importancia
debido a sus limitadas implicaciones para la seguridad nacional estadounidense,
dijo Fernando Cutz, exasesor senior de seguridad nacional para los presidentes
Barack Obama y Trump.
Para algunos como
México, que renegociaba el tratado comercial con Estados Unidos y Canadá,
adoptar una postura más beligerante brindaba la oportunidad de mejorar su
relación bilateral con Washington.
"Trump
personalmente ha desatado buena parte de esto", dijo Cutz, empleado actualmente
por la firma de lobby Cohen Group. "En cada conversación que ha tenido con
líderes de América Latina desde que asumió la presidencia, menciona Venezuela.
Eso ha movido muchas opiniones", agregó.
El 4 de enero, un
día antes de que Guaidó asumiera la presidencia de la Asamblea Nacional, los
cancilleres de 13 países del Grupo de Lima dijeron que no reconocerían el
segundo mandato de Maduro. El anuncio puso a la Casa Blanca a correr para no
quedarse rezagada, dijeron un exfuncionario estadounidense y un asistente
legislativo que estuvo en contacto cercano con el equipo de asesores de
seguridad nacional. Ambos pidieron el anonimato porque no estaban autorizados a
comentar sobre los planes del gobierno de Trump.
Canadá jugó un rol
protagónico. Su canciller Chrystia Freeland habló con Guaidó la noche antes de
que Maduro asumiera y le ofreció el apoyo de su gobierno para confrontar al
líder socialista, dijo el funcionario canadiense. También estuvieron muy activos
Perú, Brasil con su nuevo presidente derechista Jair Bolsonaro y Colombia, que
comparte frontera con Venezuela y actualmente alberga al menos dos millones de
refugiados.