Utopías o alternativas de la nueva
economía
“Las utopías nacen solamente dentro de aquellas culturas donde se
encuentra claramente diseñada una edad feliz que desapareció” María
Zambrano.
Alfredo
César Dachary
El pesimismo se siente en el humor de la
sociedad, a veces no hace falta ver cosas muy negativas para poder sentirlo, sin
embargo, hoy estamos enfrentado a una de las últimas batallas del hombre, el de
seguir siendo el eje de la sociedad, aunque pareciera humano centrista, lo es y
no encuentro algo diferente que sea mejor.
Se puede leer en diferentes formas de medios y
gobiernos históricamente libertarios que hoy caen en manos de lo creíamos se
había superado: el racismo y su expresión política. Así tenemos el nuevo caso de
Suecia, donde un ultraderechista y supremacista va camino al poder y en Italia,
con la Liga del norte, no solo es regionalista sino también profundamente
racista.
Hay otros casos más cínicos, en la tragedia
actual de la migración masiva de africanos hacia Europa principalmente, todos
juntos han promovido una política de frenar las migraciones, cuando hace un poco
más de un siglo, África recibió a los buitres europeos que lograron la segunda
gran destrucción, luego de la primera, la esclavitud, que sacó de su tierra más
de 15 millones de africanos.
En esa misma época, Europa y principalmente la
atlántica, había reconocido que gran parte de su población le estaba “sobrando”,
y así se inició la gran migración hacia América, mucho más pobres que los que
sacaron de su tierra en África, pero tampoco se olvidan.
En la segunda gran guerra, gran número de
descendientes de esclavos y africanos de las colonias murieron en las trincheras
defendiendo la “libertad”, ¡qué ironía del destino!, hoy mueren por querer
llegar a la libertad; ayer era un honor hoy es un delito.
Primero fueron salvajes, luego atrasados, más
adelante subdesarrollados, luego el tercer mundo, hoy la periferia y muchos
otros nombres más, el centro, los países colonizadores, salvo el cambio de
liderazgo de Inglaterra a Estados Unidos, siguen en el mismo lugar donde pueden
explotar las riquezas del mundo bajo el disfraz del desarrollo, que más que una
nueva utopía es una gran tragedia.
Este largo camino, de más de cinco siglos, tiene
períodos diferentes en la medida en que el modelo colonial va cambiando y se
refleja, en la academia, en las nuevas teorías, todas construidas desde las
Ciencias Sociales que son la expresión “científica del colonialismo moderno”, a
la cual se opone hoy un paradigma en formación alternativo a partir del
pensamiento, lenguaje e ideas desarrolladas en el mundo colonial donde la tarea
más difícil es entender el pasado, limitando la influencia del presente,
dominado por las teorías construidas en base a su concepción central.
Esta explicación puede parecer fuera de lugar, si
buscamos una línea de continuidad, pero es necesario para poder entender las
visiones alternativas, que se construyen desde esta nueva sociedad hegemonizada
por el pensamiento colonial expresado como ciencia.
Esto tiene historia y muchos ejemplos, pero
quizás uno de los más emblemáticos fue Darwin, ya que la relación entre
evolucionismo darwinista y teoría social es cualquier cosa menos simple. Las
doctrinas de Darwin pudieron, efectivamente, influir o inspirar diversas
propuestas sobre los modos de organización y funcionamiento de las sociedades
humanas; a la vez de servir de argumento científico para el capitalismo.
Hoy, en el siglo XXI, se plantean nuevas teorías
o experiencias camino a ser futuros paradigmas en la economía, que en realidad
abarcan toda la sociedad, desde creencias, actitudes, cultura y demás partes del
todo social, según Lefebre, ya que la obsoleta visión disciplinaria hoy es
superada por la perspectiva multidisciplinar.
Estas propuestas de iniciativas alternativas no
son la solución por sí misma, pero la
solución según este colectivo se logrará recogiendo las distintas herramientas
que nos
proponen los diferentes modelos y aplicarlas según cada caso, cada
territorio, porque son complementarias y no se excluyen entre sí.
Comenzamos por la Economía del bien común, que es
planteada por el austríaco Christian Felber en el 2010 y que busca esta premisa
como indicador de éxito, a diferencia del modelo actual basado en el crecimiento
económico sin considerar la distribución como meta y medido a partir del PIB,
una medición general que nunca concuerda con la realidad social. Este
planteamiento como la mayoría se orientan a ciudades o poblados, donde es
posible lograr una mayor integración de los actores
sociales.
La propuesta se basa en maximizar seis
dimensiones fundamentales: dignidad humana, solidaridad, justicia social,
respeto al medio ambiente, transparencia y participación democrática.
Para aplicarlo en una ciudad u otra realidad se
parte de una matriz de bien común, la cual se logra de aplicar a cada grupo de
la sociedad, como proveedores, rentistas, empleados, clientes y otros más y de
la aplicación del instrumento de medición sale un puntaje para el grupo de
actores que se le aplicó y ello permite identificar productos o servicios que
más contribuyen al bien común.
Las experiencias son en municipios a través de
las empresas y organizaciones del mismo, ya que los Ayuntamientos pueden ser
excelentes actores para promover y desarrollar la economía del bien común, para
pasar a los ciudadanos a saber que consideran calidad de vida, a fin de integrar
un índice que mida calidad de vida y economía del bien común en el
municipio.
El penúltimo paso es elaborar, con la
participación ciudadana, los principios que deben regir a la economía del
municipio, algo complejo de lograr y más de aplicar por las legislaciones
existentes federales, estatales y municipales.
El último paso es ampliar el territorio de este
programa a otros municipios de la región para lograr armar una economía regional
de escala mayor. Hoy está en experimentación en varias comunidades con elevado
nivel de desarrollo económico de Suiza, Alemania y Valencia (España), que
representan más de 2,000 organizaciones pequeñas.
La Economía circular parte de una visión
diferente a la actual que es lineal donde la generación de recursos, luego
industrialización, van generando residuos, vertederos y emisiones, y el cambio
se plantea a una de residuo cero. Para ello se reduce el uso de residuos no
renovables y menores externalidades.
Este modelo se puede aplicar a una empresa, a una
comunidad o a una región, y comienza con un largo proceso de repensar el diseño
y la transformación de los residuos, reciclar todo lo posible.
Metodológicamente parte del estudio de los
recursos y la energía empleada, para poder de allí diseñar procesos donde se
reduce lo residual al mínimo y ello exigiría que los recursos se usen un tiempo
más largo y que a su vez haya menos contaminación. Se estudia el ciclo de los
productos y servicios. Por esta metodología se estudian las entradas y salidas
de materia y energía en el proceso de transformación, las entradas son recursos
y las salidas, contaminación.
Esta propuesta alienta nuevos modelos de negocios
y la incorporación de nuevas tecnologías más limpias y utiliza para medir los
efectos de su aplicación herramientas aprobadas por la Unión Europea como: la
huella ambiental de producto y la huella ambiental de organización.
En Europa, hay un Acuerdo firmado por 200
Ayuntamientos en Sevilla, Ámsterdam, Londres y Copenhague que se han declarado a
favor de la economía circular en las ciudades.
Un tercer modelo fue creado por Gunter Pauli y es
la denominada Economía Azul, cuya base es la de imitar a la
naturaleza al desarrollar modelos productivos y actividades humanas. En la
naturaleza todo se utiliza, no hay basura y además hay innovación porque se van
adecuando a cambios que emergen.
La Economía Azul es uno de los pilares de la
economía circular, y la propuesta para aplicar en ciudades es la de transformar
los modelos de producción y consumo siguiendo estos principios del modelo de la
Economía Azul. Ha tenido aceptación en empresas de gran magnitud, pero no ha
generado una estructura de trabajo en red entre estas empresas que lo
aplican.
La Economía Azul ha generado en Europa más de 5,4
millones de puestos de trabajo y un valor añadido de más de 550,000 millones de
euros al año, éxito logrado a partir de abrir un nuevo frente territorial: el
mar, hoy sub-utilizado como fuente de recursos salvo la pesca y el petróleo,
pero mal utilizado como vertedero de toda economía del “descarte”.
Faltarían otros modelos como la economía
colaborativa y la economía social y solidaria, el modelo del movimiento en
transición y las finanzas éticas, que hablaremos en otro momento.
En síntesis, estos planteamientos o modelos
alternativos parten de ideas novedosas, éticamente correctas, pero el problema
es que deben enfrentar a los azotes del siglo actual en esta primera parte, la
deshumanización de la economía y la profundización del neoliberalismo, que nos
harán retroceder más de un siglo en cuanto a la relación asimétrica de riqueza y
pobreza. Sobre esta base, estas propuestas tienen solo asidero en los países
desarrollados y se orientan a buscar una mejor calidad de vida y ambiente, pero
dejando de lado la base del problema.
alfredocesar7@yahoo.com.mx