III Congreso de Geografía
Económica
Mar del Plata - 13 al 15 de
junio de 2018
DEBATES SOBRE MODELOS ENERGÉTICOS Y POLÍTICAS PÚBLICAS
HIDROCARBURÍFERAS EN EL CLIVAJE NEODESARROLLISMO – NEOLIBERALISMO ARGENTINO
(2012 - 2017)
Nahuel Mamonde
Fahce UNLP – CEUR, Conicet
Resumen: Este trabajo, analiza los modelos
energéticos en Argentina en el periodo 2012-2018 haciendo hincapié en el sector
hidrocarburífero, particularmente desde la re-estatización de YPF hasta la
actualidad, haciendo hincapié en las diferentes miradas que explican la
caracterización del periodo seleccionado, y a su vez se tienen en cuenta las
transformaciones en el Complejo Industrial La Plata 2015-2018. En este marco, la
caracterización del periodo es comprendida desde del clivaje
neodesarrollismo-neoliberalismo, el cual es entendido como el proceso de la
transición de proyectos de gobiernos, con lógicas económicas y políticas
diferentes pero que como sostiene Ramírez Fernández (2016) bajo el concepto de
Polanyi de “doble movimiento” como un proceso transitorio y en disputa de forma
reactiva al mercado auto-regulado de la reconfiguración de estrategias y
actores, el cual es un elemento central con los patrones organizativos del
Estado (Ramírez Fernández, 2016: 23).
En este sentido, en reemplazo del modelo
inspirado en el régimen de acumulación financiera de los 90’, y su colapso con
la crisis del 2001-2002, entro en vigencia desde el 2003, un nuevo modelo de
desarrollo basado en un serie de políticas económicas destinadas a controlar y
sustituir el régimen de acumulación financiera pre-existente y promover un
régimen de acumulación productiva, orientado a la generación de empleos y a
lograr una mayor equidad en la distribución del ingreso.
En este sentido como sostiene Ramírez
Fernández (2016) el neodesarrollismo en Argentina (2003-2015) es entendido como
un proyecto Estatal de reacción a los efectos desestructurantes del Consenso de
Washington capaz de alterar y alternativizar las formas de mercantilización que
persigue el neoliberalismo y los actores e intereses globales comprometidos en
su constitución y expansión (Ramírez Fernández, 2016: 36). Sin embargo, según el
autor la inhabilidad fragmentada de no haber apelado a formas redistributivas
universales, es utilizada por las capturas del proyecto estatal neoliberal, en
parte por la convivencia con los intereses de las fracciones globales insertas
en la primarización de la economía.
En este marco en el campo interestatal se
vislumbran las disputas por direccionar los procesos, donde por momentos pueden
ser disciplinadores o consensuales inclusivistas. Sobre este escenario, el
proyecto de clase trasnacional basado en el neoliberalismo, reafirma sus
condiciones de reproducción y de sub-alternidad de la periferia (Ramiro
Fernández, 2016: 30).
El periodo neodesarrollista, tuvo diferentes
periodos, del 2003-2007 la conjunción de una política fiscal prudente y
expansiva, con una estructura tributaria mucho más progresiva y una estrategia
de desendeudamiento del sector público, permitió recuperar la autonomía política
necesaria para impulsar el empleo y la equidad distributiva (Panigo y
Narodowski: 2010, 11).
Según Kulfas, (2016) el periodo 2007 – 2011,
estuvo marcado por el conflicto agrario, la crisis internacional y la
implementación de medidas contracíciclias (reestatización de las AFJP, AUH, y el
Fondea). En este marco, la nueva reglamentación de la resolución 125 generaba
modificaciones, queriendo regular el precio interno dando mayor previsibilidad a
los márgenes de rentabilidad de los productos dejando en mano del Estado el
excedente. Este escenario provocó una serie de reclamos sectoriales que conllevó
a la Mesa de Enlace, que terminó no solo con la negativa de su aplicación sino
también con la puesta en escena del conflicto y la representación políticos del
interés de los actores del sector.
Mientras en el 2011- 2015 fue el periodo con
un contexto internacional desfavorable, donde operó con restricciones inéditas,
sobre todo en los sectores industriales y energéticos donde lejos de profundizar
el modelo, se decidió ir por la sintonía fina, donde entre cosas, se estableció
el programa de restricciones en el mercado de cambios denominado mediáticamente
como “cepo cambiario”. A su vez, una medida acertada de este periodo pero tardía
fue la reestatización de YPF (Kulfas, 2016: 158).
Asimismo, podemos decir que desde el 2015 y
con la asunción de Cambiemos al gobierno, asistimos a un retorno al
neoliberalismo, que a diferencia de los 90’, es un neoliberalismo tardío (García
Delgado, 2017) es decir un proyecto de gobierno compuesto por Ceos de empresas
trasnacionales en el poder (Canelo y Castellani, 2016) y por la implementación
de políticas públicas esgrimidas en el nombre de la “modernización” en sintonía
con lo que propone la escuela del New Managment (Bernaza y Longo, 2014) donde en
materia de trabajo y educación el “emprendedurismo” (Mazzucato, 2014 ; Asiain,
2017) sería el rumbo a seguir.
Por su parte, la re-estatización de YPF, fue
materia de debate en cuanto a cómo caracterizar al modelo energético del
periodo, entre las diferentes miradas encontramos al menos dos posturas. Por un
lado Kulfas (2016) sostiene que la reestatización de YPF fue una respuesta
adecuada pero tardía, ya que la política energética intentó desarmar el régimen
de inversión neoliberal que había logrado algunos buenos resultados en el
incremento de la producción pero limitados en términos de sustentabilidad al no
realizar nuevas exploraciones.
En cambio, para otros autores como D’ Elia y
Pérez Roig el período neodesarrollista correspondería en materia energética a un
modelo “neoliberal moderado” atravesado por la tensión “commodities/recursos
estratégicos” indispensables para la reproducción del capital y del Estado
(PEREZ ROIG, 2016). En este sentido, Vaca Muerta hizo que tanto voceros del
neoliberalismo como del progresismo desarrollista coincidieran en una misma
visión que identifica los nuevos descubrimientos de “riquezas naturales” con la
posibilidad de un enriquecimiento rápido o acelerado.
La respuesta “tardía” de la recuperación de
YPF.
En este sentido, la interpretación de Kulfas
(2016) es que la reestatización de YPF fue una respuesta adecuada pero tardía,
ya que la política energética intentó desarmar el régimen de inversión
neoliberal que había logrado algunos buenos resultados en el incremento de la
producción pero limitados en términos de sustentabilidad al no realizar nuevas
exploraciones. Es decir, que durante el periodo neoliberal no se logró
reemplazar dicho modelo por uno que acompañara la creciente demanda de energía
originada en el crecimiento económico y la mayor inclusión social del período.
En este sentido, este desfasaje se cubrió con
mayores importaciones y cortes selectivos de energía en el sector industrial, lo
cual afectó, por ende la producción y la inversión en algunas ramas. Las
exigencias del sector privado (mejoras en tarifas y en los precios del gas en
boca de pozo) fueron rechazadas por el gobierno y no hubo inversión pública,
privada ni mixta que alcanzara. En el año 2012 se sancionó la ley de Soberanía
Hidrocarburifera Nº 26.741 a partir de la cual se declaró como objetivo
prioritario el autoabastecimiento de hidrocarburos y se expropiaron los activos
de Repsol: se reestatizó el 51% del paquete accionario de la empresa. La
nacionalización de la compañía multiplicó su actividad en materia de inversión”
(Kulfas, 2016:161).
La mirada del modelo
neoliberal-moderado
Para otros autores como D’ Elia y Pérez Roig
el período neodesarrollista correspondería en materia energética a un modelo
“neoliberal moderado” atravesado por la tensión “commodities/recursos
estratégicos” indispensables para la reproducción del capital y del Estado
(Pérez Roig, 2016). En este sentido, Vaca Muerta hizo que tanto voceros del
neoliberalismo como del progresismo desarrollista coincidieran en una misma
visión que identifica los nuevos descubrimientos de “riquezas naturales” con la
posibilidad de un enriquecimiento rápido o acelerado. Fue imposible plantear una
visión estratégica que incluyera tanto la reducción y redistribución del consumo
como la diversificación de la matriz energética y su progresivo reemplazo por
energías limpias y renovables, que contemple formas de generación y gestión no
centralizada (SVAMPA Y VIALE, 2013).
El Complejo Industrial La Plata
(2012-2018)
El CILP es un predio que comprende un conjunto
de empresas públicas, privadas y de la economía social, ligadas al sector
hidrocarburifero, se encuentra localizado en el área portuaria de la región del
Gran La Plata. Tuvo su origen en 1990 con la compra que realizó Repsol, sobre la
Refinería YPF La Plata, y una serie de empresas privadas circundantes.
En el caso de la comunidad del Complejo
Industrial La Plata (CILP), el cual conforma uno de los circuitos productivos
regionales de Argentina, particularmente del circuito hidrocarburífero en donde
interactúan diferentes agentes económicos del sector industrial petroquímico.
Según Rofman (1999) los agentes económicos
poseen una situación de vinculación entre ellos en cuanto a la capacidad
relativa de acumular, de acuerdo a la posición estructural que detentan, dentro
del circuito, pero tal ubicación y las modalidades como concurren a distribuirse
el excedente económico global del circuito son cambiantes en el tiempo y las
citadas modificaciones dependen del modo en que los ajustes de la política
económica global y los distintos factores o variables que la integran afectan a
dicha distribución (Rofman: 1999, p. 72)
La existencia de los diversos agentes
económicos (Pymes y Cooperativas de trabajo que prestan servicios al Complejo
Industrial La Plata, es el resultado de la racionalización de personal y el
despido aparejado por las transformaciones del año paradigma productivo de los
90’, un modelo basado en la flexibilización laboral mediante la subcontratación
y tercerización de algunos sectores que comprenden la etapa industrial del
circuito hidrocaburífero.
En este sentido, la comunidad
territorializada, tiene un carácter dinámico, multidimensional, y multiescalar
donde conviven, diferentes tipos de territorios o “múltiples territorios”
(cerrados, tradicionales, flexibles, múltiples).
En el caso de estudio abordado, se puede ver
el impacto de las modificaciones en el pasaje de modelos políticos – económico,
sintetizado en el clivaje neodesarrollismo – neoliberalismo, en donde se ven
profundizados los aspectos recesivos del período anterior, la concentración
económica que generó un nuevo contexto en el que se vieron perjudicadas las
actividades económicas y los actores sociales orientados hacia el mercado
interno, principal destinatario de las políticas del modelo anterior.
Asimismo, es pertinente analizar las
estrategias de los agentes económicos, como las cooperativas de trabajo, a
partir de diciembre de 2015 a los efectos de la devaluación, la suba de tarifas,
la liberalización del comercio exterior, el aumento de la inflación, entre las
principales medidas, en el marco de la estrategia de reordenamiento de la
redistribución del ingreso a favor de los sectores más concentrados tanto de la
economía como de la sociedad.
En términos de impacto sobre las ciudades de
Berisso y Ensenada, las pymes de servicio, especialmente las nucleadas en la
CEEPP, poseen una importancia fundamental. En el SUPE se infiere que entre 50 y
70 millones de pesos quedan en estas economías locales, producto del gasto en
bienes de consumo de los alrededor de 3000 trabajadores que conforman este
conglomerado de empresas. Según esta misma fuente de información, gran cantidad
de insumos básicos (ropa de trabajo, herramientas simples, electrodos, etc.) son
adquiridos en comercios locales, aunque cuando estos insumos aumentan en
complejidad o precio, recurren a distribuidores de La Plata o del Gran Buenos
Aires. (Arturi y Adriani, 2014)