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ARGENTINA
El 1° de mayo y una gran crisis política
Jorge
Altamira
Prensa
Obrera
Buenos Aires, 27/4/18
Una
“corrida cambiaria” que ha consumido cinco mil millones de dólares en menos de
una semana, no es un hecho menor. “Es la más importante de la historia”,
advirtieron varios economistas, o sea que la velocidad de la fuga ha superado a
2001, el año de la gran ‘corrida’. Los gerentes financieros votan con sus cajas
contra el gobierno de sus socios. “Hay un gran cambio”, ratifica La Nación
(27/4), “de inversores internacionales y nacionales grandes”. La desautorización
de los CEOs al gobierno de los CEOs, marca el avance considerable de una crisis
política.
Núcleo duro
Algunos
especialistas improvisados atribuyen la ‘corrida’ a la suba de la tasa de
interés de los bonos a 10 años del Tesoro norteamericano. Muestran como
evidencia las devaluaciones que registran las monedas de los llamados ‘países
emergentes’. Sin embargo, atribuir la fuga de divisas a este factor, no
disminuiría en nada la envergadura de la crisis política, porque la fuga estaría
poniendo de manifiesto la incompatibilidad entre la política oficial, de un
lado, que es financiarse con deuda externa, con las tendencias monetarias
internacionales al encarecimiento del crédito. El argumento no explica, de todos
modos, por qué solamente en Argentina (y en Turquía) se encuentra en marcha una
‘corrida cambiaria’. Avalar una devaluación de la moneda nacional, como ocurre
en otros países, reforzaría, en Argentina, el crecimiento de los precios,
especialmente las tarifas de servicios y combustibles – que se encuentran
dolarizados.
El
núcleo duro de la presente crisis es político: la resistencia popular creciente
a los tarifazos y las divisiones múltiples que esta resistencia ha provocado en
el gobierno y en la coalición oficial y en la parlamentaria. Numerosos actores
políticos de Cambiemos y de los aliados pejotistas del macrismo han advertido
que la política tarifaria en curso es inviable – de un lado, por la rebeldía que
provoca en las clases explotadas y, por el otro, por las contradicciones
insuperables que enfrenta en el plano financiero internacional.
Fondos buitres
El
trasiego de las tarifas ha relegado la aprobación del proyecto más querido de
los pulpos financieros, el relativo a mercado de capitales. Este proyecto
habilita la transacción de todas las formas conocidas de especulación, en
especial los derivados financieros, y abre el camino para el ingresos de los
‘hedge funds’, ‘equities funds´, securitización de activos bancarios, etc. La
inestabilidad cambiaria es un bocado de cardenal para los especuladores que
prosperan en plazas volátiles, pero hasta cierto punto, porque terminaría
rápidamente en una crisis financiera. La intención de convertir a Buenos Aires
en una plaza financiera de primer rango ha sido el principal objetivo
estratégico del engendro macrista, junto a Vaca Muerta. Aunque la suba
internacional del precio del petróleo, que obedece a una tendencia a la
devaluación del dólar, es un golpe fuerte para Argentina, un país importador con
un fuerte desbalance del comercio exterior. Al plato de la crisis política no le
faltan ingredientes.
Dentro
de dos semanas vence medio billón de pesos de las Lebac colocadas a corto plazo:
incluso el ofrecimiento de tasas de interés mayores a las actuales no podrían
evitar que los especuladores prefieran cobrar al contado en lugar de renovar
esos bonos. La combinación del aumento de tarifas, por una parte, y tasas de
interés extraordinarias, por la otra, desataría una depresión económica que
afectaría a nuevos sectores económicos, más allá de los Carrefour y compañía.
Podría convertirse en un revés para la especulación inmobiliaria y la onda de
créditos hipotecarios. Un recule en el cronograma de los tarifazos, acentuaría
la crisis del financiamiento internacional de Argentina.
El
viernes, el directorio del Banco Central decidió llevar la tasa de interés al
30%, para recuperar a quienes se fueron al dólar, para lo cual vendió Lebac en
el mercado secundario, lo implica una desvalorización de las Lebac. Se trata de
una maniobra de doble filo, porque si de un lado procura que esos tenedores no
conviertan sus Lebac en dólares, acentúa la desconfianza de los
operadores.
Reelección y coalición
En
coincidencia con la fecha de vencimiento de las Lebac de corto plazo, Diputados
tiene agendado el debate de un proyecto de ley que reduciría a 10.25% la tasa
del IVA, que actualmente es del 21%. El tarifazo quedaría en pie, así como el
subsidio al precio del gas y el petróleo en boca de pozo; Macri dijo, sin
embargo, que vetaría esa ley, ignorando la advertencia de los de su propio palo
de que podría enfrentar una reacción popular superior a la que tuvo lugar en
ocasión de la confiscación de las jubilaciones. Clarin advierte en el Panorama
Empresarial (27/4), acerca de una acentuación de los choques entre el ministro
de Producción y el presidente del Banco Central. La Nación, por su lado, titula:
“Macri, ante otra señal de alarma por la discusión
tarifaria”.
No son
pocos los observadores de la burguesía e incluso del oficialismo que advierten
que el gobierno y toda su política se encuentran en un impasse mortal. Sergio
Berensztein, fogonero del macrismo durante años, se atreve a escribir que “Macri
no puede seguir haciendo lo mismo que hasta ahora” (La Nación, 27/4); no es la
primera vez que alerta acerca del peligro del inmovilismo del gobierno. Lo
apostrofa sin anestesia: “(…) buena parte del mercado, tanto actores domésticos
como globales, no ´compra´ el diagnóstico ni los instrumentos que guían la
política del gobierno”. Consultor y encuestador, Berensztein debe saber de qué
está hablando.
Por una iniciativa
estratégica
En el
horizonte de la crisis política asoma la iniciativa de concretar un “gran
acuerdo nacional” con el pejotismo, algo que Macri rechaza porque perjudica su
afán de reelección. El macrista peronizante, Monzó, presidente de Diputados, ha
anunciado su renuncia a término, en un reconocimiento de que el núcleo macrista
sigue creyendo que puede imponer un gobierno de corte personal. Esto mismo, sin
embargo, ha creado ‘grietas’ con la UCR, que cree ver en la crisis política una
posibilidad de mejorar su gravitación dentro de Cambiemos. La crisis política se
juega en muchos campos. Los macristas quieren aprovechar el fin de semana largo
como una suerte de feriado cambiario y bancario.
Cuando
se remueve la espuma mediática de lo que está pasando, se advierte una
perspectiva interesante: que Argentina se convierta en un epicentro de la crisis
por la que atraviesa América Latina, cuyo eje son ahora Nicaragua, Venezuela,
Brasil y México.
La crisis de los
tarifazos ha alcanzado un carácter político, incluso mayor al ocurrido en
diciembre pasado. Todos los sectores políticos han definido una posición
política – dentro y fuera de Cambiemos, de cada fracción del pejotismo y,
naturalmente, del Frente de Izquierda. El único ausente es la burocracia
sindical, que busca evitar, en forma vergonzosa, asumir su responsabilidad al
frente de los sindicatos. Este silencio constituye un reconocimiento
ensordecedor de la agudeza de la crisis en curso. Se impone, claramente, la
convocatoria de un Congreso de Bases de la CGT, para discutir la derogación de
los tarifazos y la nacionalización de los servicios y del petróleo y el gas,
bajo control de los trabajadores, y la re-convocatoria de todas las
paritarias.
Como el
horno político y social se está poniendo bien caliente para bollos, las
direcciones sindicales combativas y clasistas deben recoger la oportunidad para
dar a conocer la posición de la clase obrera, también por medio de Congreso de
Bases, que ilustren a todo el movimiento obrero el camino que hay que seguir.
El 1 de
Mayo, todos a la Plaza de Mayo, con el Frente de Izquierda y los
Trabajadores.
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