NCeHu
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El nuevo
Hitler
Guillermo Almeyra
La
Jornada
México,
13/5/18
http://www.jornada.com.mx/2018/05/13/opinion/015a2pol
Donald Trump nació en una familia de nazis,
miembros del Ku Klux Klan y se educó en el racismo, el culto del
imperialismo y del dinero obtenido como fuere, el rechazo a la ciencia y el
humanismo, la obtención de los fines por cualquier medio y la fe ciega en que un
Dios capitalista y salvaje eligió a Estados Unidos para gobernar a los pueblos
inferiores. Representa con su primitivismo y su ignorancia el atraso cultural y
político de la mitad de la población de su país, que ni siquiera se da cuenta de
que poner a Dios en su moneda es una blasfemia, cree a pie juntillas en la
Creación del mundo en siete días, rechaza las teorías evolucionistas y se guía
por el libro de unas tribus bárbaras que habían inventado un Dios –Jehová– tan
salvaje como ellas, capaz de pedirle a Abraham que le sacrificase su hijo
primogénito. Esas son las bases del fascismo de masas y con armas nucleares que
amenaza hoy a la humanidad entera. Hace muchos años, por la década de los años
60, escribí que todo indicaba que el nuevo Hitler sería estadunidense:
desgraciadamente, así es.
Como Hitler o Mussolini, que invadió Etiopía y lanzó gases
asfixiantes sobre guerreros armados con lanzas pisoteando las resoluciones de la
Sociedad de las Naciones (la ONU de entonces), Trump se opone al
multilateralismo y le opone las decisiones de la Casa Blanca convertida en juez,
gendarme y verdugo a escala mundial por decisión divina. Como Hitler, desconoce
las leyes internacionales y los tratados firmados por su país y es capaz, como
su antecesor, de bombardear nuevas Guernicas.
Ahora adoptó todas las posiciones del gobierno clerical y
de extrema derecha de Netanyahu, el cual es tan racista, colonialista, adorador
de la fuerza bruta y terrorista como él y se lanza contra Irán que tiene 80
millones de habitantes, es un aliado de Rusia y de China y está situado tanto en
Medio Oriente como en la frontera con el Extremo Oriente (Afganistán, India,
Pakistán, China y Vietnam).
Israel es un país de 21 mil kilómetros cuadrados poblado
por unos nueve millones de habitantes, un millón de los cuales son árabes. Irán
está 10 veces más poblado y tiene un territorio 40 veces más grande en el que
podría esconder fácilmente laboratorios y silos nucleares. Siria, además,
controla el territorio situado a 50 km de Israel y es aliado de Irán y Rusia,
que podrían armarla con armas letales para atacar ciudades israelíes. Un ataque
de Netanyahu-Trump contra Irán desataría por consiguiente una guerra con armas
de máxima destrucción o, incluso, con armas nucleares tácticas o a distancia
media. Todos los países de la región, empezando por Israel, Irán, el Líbano y
Siria, podrían verse envueltos en ella. En efecto, el Líbano ha sido señalado
varias veces por el fascista Netanyahu como un objetivo inmediato por la fuerza
en ese país y particularmente en el sur del mismo del partidoHezbollah, aliado
de Siria, que acaba de triunfar en la elección general. Irak también es aliado
del gobierno de Bachir al Assad en su lucha contra los restos del Daech, al
igual que Rusia. Quien ataque seriamente a uno podría tener que enfrentar a
todos a la vez e incluso retorsiones de Beijing, que hasta ahora permanece en
silencio, pero apoya a Irán.
Netanyahu, en su ataque brutal y pirateril contra
instalaciones militares sirias cercanas a Damasco, tuvo este miércoles el tino
de avisar previamente a los soldados rusos (que, por supuesto, transmitieron el
aviso a los sirios), pero cualquier futuro mal paso podría provocar una
respuesta de Vladimir Putin, a pesar de las excelentes relaciones que existen
entre éste y el colonialista y fascista Netanyahu.
Hasta Jordania y Egipto, que tratan desesperadamente de
distanciarse de Siria, podrían verse involucrados en el conflicto y, en la
primera fase del mismo, deberán alojar a cientos de miles de refugiados sirios y
palestinos que serían expulsados de sus hogares por el recrudecimiento y la
potenciación de la guerra actual.
Trump y Netanyahu, en las Naciones Unidas y en el mundo
están solos, si se exceptúa a Arabia Saudita, sostenedora de Daech. Pero un par
de dementes apoyados masivamente por otros locos e ignorantes pueden provocar
desastres inmensos.
La Unión Europea –es decir, Alemania, Francia y el Reino
Unido, que está con un pie fuera de la misma– mantiene el tratado con Irán. Este
país rico y poblado es, por cierto, un buen mercado para alemanes, franceses y
británicos, y Francia sola ha firmado acuerdos con Irán por decenas de miles de
millones de euros para la fabricación de miles de automóviles, para la
construcción de aviones y para el gas.
Es probable, por consiguiente, que los gobiernos de esas
naciones compensen a las empresas las sanciones de Estados Unidos a quienes
sigan comerciando con Irán, pero habrá que ver si la economía de los países
europeos soporta una sangría para mantener relaciones económicas con Irán que
podrían ser interrumpidas en cualquier momento por un ataque
imperialista.
Habría que ver si el monto de los subsidios estatales
compensa las pérdidas eventuales y si las empresas prefieren mantener sus
contratos iraníes poniendo en peligro su acceso a Estados Unidos y otros
negocios a nivel mundial. Habría que ver, por último, si el gobierno iraní
considera suficientes las garantías de que los países de la Unión Europea
seguirán colaborando para el desarrollo del país. Son demasiadas
interrogantes.
Es necesario parar al nuevo Hitler, para empezar
boicoteando todos los productos israelíes y estadunidenses y exigir a los
gobiernos latinoamericanos que se diferencien de Trump, porque si el orate
furioso avasallase a los países europeos y a Irán, avanzando un paso más hacia
la guerra con China y Rusia, se reforzaría el yugo que pesa hoy sobre
todos.
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