Excursión a
Villavicencio
El miércoles 28 de mayo estuve toda la mañana
en la Universidad Nacional de Cuyo participando de las X Jornadas Cuyanas de
Geografía, pero al mediodía pasé a buscar por el hotel a mi mamá y a mi hijo
Martín para llevarlos a almorzar y a hacer una excursión a
Villavicencio.
En un mini-bus que contaba con un guía nos dirigimos hacia el
noroeste por la ruta provincial 52, ascendiendo por el “camino de un año”, ya
que todos decían que tenía trescientas sesenta y cinco vueltas. Pero, como solía
suceder, era sólo una creencia popular, ya que quienes lo transitaban
permanentemente afirmaban que se trataba de doscientas setenta. De todos modos,
eran una cuantas, y, de hecho, se sentían más cuando todo estaba cubierto de
nieve.

En camino a Villavicencio

Los caracoles de
Villavicencio
El atractivo de la zona databa de 1923 gracias
a la difusión de las propiedades curativas del agua surgente por lo que el
emprendedor Ángel Velaz había comenzado la explotación de las
termas.
En 1940, este ganadero, miembro de la Sociedad
Rural Argentina, hizo construir un hotel, que se hizo famoso por estar en la
etiqueta del agua mineral “Villavicencio”.

A lo lejos ya se
veía el famoso hotel

El hotel
Villavicencio desde la ruta

El hotel
Villavicencio, al pie de la ladera oriental de la Precordillera
Mendocina

Acercándonos al
hotel Villavicencio
El hotel Villavicencio, de neto estilo
normando, contaba con treinta lujosas habitaciones, hermosos jardines,
glorietas, piscina con agua termal y cancha de tenis, albergando a las familias
más notables de todo el país.

Mi mamá en los
jardines del hotel Villavicencio

El hotel
Villavicencio, de estilo normando

Detalle del frente del hotel
Villavicencio

Fuentes de los jardines del hotel
Villavicencio

Aguas congeladas en las fuentes de los jardines

Martín sorprendido por el congelamiento de las aguas de las
fuentes

Los jardines nevados en pleno
otoño
Con el fin de asistir a la celebración de la
misa y de regularizar la situación de los habitantes de las inmediaciones,
quienes no estaban casados ni bautizados sus hijos, es que, la señora de Velaz
junto con otras damas de alcurnia, tomaran la iniciativa de construir una
capilla en 1941. De estilo neocolonial, la campana fue donada por la familia
Anchorena; y se destacaba por su acústica, un gran fresco frontal, apliques
barrocos de la época de la colonia, su techo de paja, maderas tachueladas y una
hermosa luz interior.

Llegando a la capilla del
hotel

La Capilla, en medio de una añosa
arboleda

La Capilla, de estilo neocolonial, construida en
1941

Detalle del campanario de la
Capilla

Ingresando a la Capilla

Gran fresco frontal en el interior de la
Capilla

Paisaje que rodeaba a la
Capilla
A la muerte de Velaz, ocurrida en 1943, sus
sobrinos manejaron la empresa hasta 1979 en que la vendieron al Grupo Greco,
que, al quebrar, dejara al hotel en un largo
abandono.
En el año 2000, mediante Resolución Nro. 1065
de la Dirección de Recursos Naturales Renovables de la Secretaría de Medio
Ambiente del Gobierno de la Provincia de Mendoza, fue creada la Reserva Natural
Villavicencio, con una superficie de 62000 ha, entre el valle de Uspallata y las
planicies orientales de la Precordillera Andina. Los objetivos de dicha reserva
han sido la protección de la biodiversidad nativa, la preservación de los
recursos hídricos, en especial las fuentes de agua mineral natural, así como el
cuidado del patrimonio arqueológico e histórico y la profundización de su
conocimiento.

Reserva Natural Villavicencio en la Precordillera de los
Andes

Guanacos en la Reserva Natural
Villavicencio
Y ya bajando por los caracoles hicimos una
parada en el Puesto Vaquería, donde funcionaba un centro de interpretación de
fauna y flora de la Reserva Natural
Villavicencio.
Al descender del mini-bus, había que atravesar un puentecito y
caminar por un tramo congelado, por lo que el guía se ofreció a ayudar a mi
madre para evitar una caída. Pero ella, ofendida, se rehusó a ser tomada
del brazo tanto por él como por mí, aduciendo que estaba
acostumbrada a andar por la nieve y el hielo, por haber vivido en Ushuaia. El
único detalle era que ahora tenía ochenta y cinco años, y cuando residía en el
sur, contaba con treinta años menos. Pero, como era habitual, ¡salió con la
suya!

El guía ofreciendo ayuda a mi madre para caminar por la nieve y el
hielo

Mi madre (85) cruzando sin ayuda el puentecito del Puesto
Vaquería

Mi madre caminando sola por el hielo en el Puesto
Vaquería

Mi hijo Martín en el Puesto
Vaquería

Puesto Vaquería

Mucha nieve en el Puesto
Vaquería

Guanaco en el Puesto
Vaquería

Mi mamá y mi hijo Martín no se arrimaron mucho al guanaco por
temor a una escupida
En el Puesto Vaquería se nos indicó que entre las principales
especies de flora se encontraban la flor de San Juan, el chañar, la zampa, las
jarillas, el retamo, el algarrobo dulce, el aguaribay y varias cactáceas. Y en
cuanto a la fauna, la reserva estaba habitada por guanacos, vizcachas de la
sierra, gatos del pajonal y monteses, pumas, zorros colorado y gris, maras,
águilas, cóndores y choiques, entre
otros.
La excursión había sido maravillosa, pero estaba llegando a su
fin; así que regresamos al Centro de la ciudad de Mendoza, donde con una
merienda caliente mitigamos la fría jornada de otoño que habíamos
vivido.
Ana María Liberali