Últimos días en la Triple
Frontera
La Triple Frontera estaba integrada por Brasil,
Paraguay y Argentina, siendo vecinas las ciudades de Foz do Iguacu, Ciudad del
Este y Puerto Iguazú.
El punto tripartito se encontraba en la
confluencia de los ríos Paraná e Iguazú, destacándose en cada uno de los países
un obelisco con los colores propios de cada bandera. Los obeliscos de Brasil y
de Argentina contaban con tres caras, como símbolo de hermandad entre los tres
países; sin embargo, Paraguay hizo su obelisco con cuatro caras, ya que
consideró una traición la de Brasil y Argentina, que, junto con Uruguay, lo
masacraran durante la Guerra de la Triple
Alianza.
Si bien yo lo había visitado oportunamente en el
sector argentino, en este momento tendría la oportunidad de hacerlo desde el
brasileño.

Imagen mostrando la confluencia de los ríos Paraná
e Iguazú
y la frontera entre Brasil, Paraguay y
Argentina

Obeliscos paraguayo, brasileño y
argentino
El Marco das Tres Fronteiras, a pocos
kilómetros del Centro de Foz do Iguazú, valorizaba la historia y cultura de la
región reproduciendo su arquitectura, como un homenaje a las comunidades
indígenas organizadas por los padres jesuitas entre los siglos XVII y
XVIII.

Reproducción de la arquitectura jesuítica en la
puerta de ingreso al Marco das Tres Fronteiras

Mural representativo de las misiones
jesuíticas

Museo del Marco das Tres
Fronteiras

Laurita y Melina en el Marco das Tres
Fronteiras

Melina y Laurita junto al obelisco
brasileño

Aguas danzantes en el Marco das Tres
Fronteiras

Vista del territorio argentino desde
Brasil

Vista del territorio paraguayo desde
Brasil

Vista del obelisco argentino desde Brasil

Confluencia del río Iguazú en el
Paraná

Laurita y Melina junto al cartel indicador de la
localización de Argentina, Paraguay y Brasil
No podíamos dejar la Triple Frontera sin hacer una
visita a Ciudad del Este, segunda ciudad más poblada de la República del
Paraguay, con cerca de trescientos mil habitantes, gran parte de los cuales eran
extranjeros, en especial árabes, chinos, coreanos, japoneses y
brasileños.
Conocida inicialmente como la “ciudad jardín” por
los muchos espacios verdes y paseos al aire libre previstos para su área urbana,
el intenso movimiento comercial terminó por convertirla en la capital del
comercio regional, considerándola la tercera del mundo, con volúmenes superados
sólo por metrópolis como Hong Kong y Miami. En Ciudad del Este se comercializaba
con mucha intensidad desde aparatos electrónicos hasta juguetes, destacándose el
rubro textil en cantidad y variedad de calidades.
Nuestra intención no era hacer compras, pero nos
parecía interesante palpar de cerca un espectáculo fellinesco donde todo
representaba directa o indirectamente, un alto grado de informalidad y
corrupción.
Yo había estado varios años atrás y conocía
bastante el descontrol existente en todos los sentidos, en especial respecto del
ingreso y egreso de menores al país. No obstante, preparé una carpeta con los
permisos de salida del país de mis nietas y todos fuimos munidos de los
correspondientes documentos. Sin embargo, nadie detuvo siquiera el auto en el
que nos trasladábamos. Nadie se enteró de quiénes éramos, ni registraron el
número de patente, ni nada… Ni del lado brasileño, ni del
paraguayo… ¡Como Pancho por su
casa!

Aproximándonos a la frontera
brasileño-paraguaya

Gran cantidad de camiones pasaban sin controles de
un país al otro

Puente de la Amistad sobre el río
Paraná

Gran densidad de tránsito sobre el Puente de la
Amistad

Sector peatonal del Puente de la Amistad sin
ningún control

Mujer con niño en brazos cruzando de Brasil a
Paraguay sin ser registrada

Ingresando a Ciudad del
Este
El patrono del Paraguay y de Ciudad del Este era
San Blas, médico y obispo armenio, muy conocido por su don de curación
milagrosa, incluso a fieras heridas que lo trataban mansamente. Y por haber
salvado la vida de un niño que se ahogaba al trabársele en la garganta una
espina de pescado, se originó la costumbre de bendecir las gargantas el día de
su fiesta.

Paseo San Blas, llamado así en honor al santo
patrono del Paraguay y de Ciudad del Este
Como en las oportunidades anteriores, encontré una
enorme cantidad de locales informales a cada paso. Pero esta vez, el crecimiento
de grandes edificios, muchos de ellos convertidos en lujosos shoppings, me
impactó sobremanera.
Imposible transitar por las calles, por lo que el
remis que nos llevó quedó estacionado en una playa esperando por nuestro
regreso. Pero también era difícil desplazarnos a pie no sólo por la cantidad de
gente sino por el constante acoso de los vendedores ambulantes, al punto de que,
sin que regateáramos, iban bajando el precio de la mercadería ante nuestra
negativa permanente.

Modernos edificios vidriados en medio de
construcciones rudimentarias

Locales informales rodeaban los grandes y lujosos
shoppings

Elevada densidad de tránsito en todas las
calles

Convivían los nuevos shoppings con los comercios
tradicionales

Un verdadero
cambalache

Precios muy bajos en los negocios de la
calle

Venta al regateo en todas las calles
En los locales tradicionales las compras se
realizaban sin facturación, o bien, se ofrecía emitirlas en talonarios y monedas
del país que requiriera cada cliente. Obviamente, se trataba de papeles sin
valor alguno. Contrariamente en los shoppings, las ventas se hacían legalmente
en diferentes modos de pago, pero los precios eran mucho más elevados, estando
expresados en dólares.

Facturas falsas o ausencia de ellas en comercios
mayoristas y minoristas

Aceptación de diversas monedas en todos
lados

La torre Eiffel en las alturas del shopping
París

Con Melina, Laurita y Alan en la entrada del
shopping París.
En la pared espejada Omar tomándonos la
foto

Alan, Melina, Omar y Laurita sorprendidos ante el
lujo del shopping París

En los alrededores del shopping
París
Después de deambular un rato y hacer pequeñas
compras, emprendimos el regreso a Foz do Iguacu, debido a la recomendación del
remisero quien nos hizo saber de los riesgos que correríamos al avanzar la
jornada.

Regresando a Foz do
Iguacu

Vista de Ciudad del Este desde Foz do
Iguacu
Pasamos la tarde en el área de piscina del hotel y
salimos a comprar regalos para nuestras familias por la avenida Brasil de
Foz.
Al día siguiente, alrededor del mediodía, tomamos
un micro de Crucero del Norte, para regresar a Buenos Aires. Y al cruzar la
frontera, en el sector brasileño casi no nos registraron; pero en el argentino,
en la provincia de Misiones, los controles migratorios fueron los correctos.
Disfrutamos nuevamente del maravilloso paisaje
misionero en la tarde del sábado, y cruzando de noche las provincias de
Corrientes, Entre Ríos y norte de la de Buenos Aires, llegamos al sector
internacional de la terminal de Retiro a las 8 de la mañana del domingo 30 de
julio, donde, a pesar de existir máquinas de rayos X para controlar el equipaje,
nadie se tomó el trabajo de hacerlo.
Ana María Liberali