Despidiéndonos de
Bariloche
Sábado 22 de febrero, a
sólo cinco días de haber llegado, debíamos regresar a Buenos Aires, por lo que
aprovechamos una hermosa mañana de sol para caminar por la costanera y continuar
admirando el lago Nahuel Huapi y su marco
andino.

Avenida costanera Juan Manuel de
Rosas
Luego deambulamos un rato
por el Centro Cívico mostrándole a mis nietas las contradicciones que allí se
manifestaban.
Por un lado, la hermosa
arquitectura con revestimiento en piedra del conjunto edilicio integrado, entre
otros, por la Municipalidad de San Carlos de Bariloche con su torre-reloj cucú,
el Correo, la Biblioteca Municipal y el Museo de la Patagonia “Dr. Francisco P.
Moreno”, obra del arquitecto Ernesto de Estrada, que fuera inaugurado en 1940, y
declarado Monumento Histórico Nacional en 1987; y, por otra parte, el Bariloche
Center, un verdadero elefante blanco construido durante la década de
1970.
Además, en el lugar central
de la plaza denominada “Expedicionarios del Desierto” haciendo alusión a la
detestable Campaña al Desierto llevada a cabo en la década del ’80 del siglo
XIX, se erguía el monumento ecuestre del General Julio Argentino Roca, el mayor
genocida de nuestra historia contra los pueblos originarios de la Patagonia.
Mientras que, paralelamente, habían sido pintados a su alrededor pañuelos de las
Madres de Plaza de Mayo con inscripciones de fechas y nombres de desaparecidos
que tuvieran lugar tanto en la etapa de la Dictadura Cívico-Militar de 1976-83,
como de la Triple AAA (Alianza Anticomunista Argentina), que la
precedió.

Rumbo al Centro Cívico de San Carlos de
Bariloche

Laurita y Ludmila descansando de
la caminata

Jardines entre el Centro Cívico
y el lago Nahuel Huapi

Arcadas que conectaban el Centro
Cívico con la calle Bartolomé Mitre

Municipalidad de San Carlos de
Bariloche

Mochileros en el Centro
Cívico.
Al fondo, el edificio del Correo
con sus balcones de madera
y el Bariloche Center, un
verdadero elefante blanco

Turistas de todo el país y del
mundo disfrutando de este maravilloso
lugar

Monumento al genocida General
Julio Argentino Roca en la plaza “Expedicionarios del
Desierto”
del Centro Cívico de
Bariloche

Pañuelos de Madres de Plaza de
Mayo pintados en la plaza “Expedicionarios del
Desierto”
Luego ingresamos al Museo
de la Patagonia, donde se encontraban tanto muestras de ciencias naturales como
de antropología cultural.
Primeramente, nos detuvimos
ante un panel donde se explicaba la influencia de los vientos del Pacífico Sur
en relación con los climas patagónicos, lo que me ayudó a explicarles a las
chicas el porqué de la humedad del área cordillerana frente a la aridez de los
sectores central y costero.
Los vientos cargados de
agua, provenientes del mar, atraviesan el territorio chileno donde las
precipitaciones son muy abundantes; y al encontrarse con la cordillera de los
Andes, ascienden, se enfrían y al condensarse, descargan su humedad en forma de
lluvia en las laderas bajas o de nieve en sus cumbres. Luego descienden secos y
aumentan su velocidad a tal punto, de no permitir casi que ingresen los vientos
del Atlántico Sur.
Al llegar la primavera, y
comenzar el deshielo, las aguas se distribuyen superficial y subterráneamente
dando origen al crecimiento de los niveles de los ríos y la formación de
mallines (humedales que son verdaderos oasis en el desierto). Estos fenómenos, a
la vez, determinan las diferencias de flora y fauna en toda la región
patagónica.

La influencia del viento en los climas y biomas
patagónicos

Características del cerro
Catedral

Proceso de
deshielo

Recorrido del agua durante el
deshielo

Mallín en el cerro
Catedral

Sobre los
mallines

Los
pedreros

Pedrero y
mallín

El cóndor de los
Andes

Fauna característica de la
estepa patagónica

Aves de las cuencas
lacustres

Diferentes tipos de
águilas

Gaviotas…
Entre las exhibiciones de
carácter antropológico encontramos referencias a diversos pueblos originarios,
pero, las que más nos atrajeron fueron las
mapuche.

El pueblo
mapuche

Cultura mapuche

Tradiciones
mapuche

Tejidos
mapuche
Otra de las muestras que
nos interesó fue la relativa al científico que le diera nombre al museo, la del
Perito Francisco Pascasio Moreno.
Moreno, a sus veintitrés
años, había sido el primer hombre blanco en lograr la proeza de llegar al lago
Nahuel Huapi desde el Atlántico en el año 1876, con la cooperación de la
Sociedad Científica Argentina y del Gobierno de Buenos
Aires.
Partiendo de Buenos Aires
se trasladó en ferrocarril hasta Las Flores y a partir de ese punto siguió con
el servicio de mensajería hasta Carmen de Patagones, para luego continuar con el
presidiario Manuel Silva como asistente, cuatro indios y treinta yeguas
bordeando los ríos Negro y Limay. Llegando a Collón Curá tuvo que obtener la
autorización del cacique Saihueque, Poderoso Señor de las Manzanas, quien
dominaba los pasos a Chile. Éste le permitió llegar al Nahuel Huapi con la
condición de no cruzar la frontera por lo que se aseguró que la comitiva llevara
los alimentos mínimos. Al llegar al lago, Moreno plantó la bandera argentina
cinco años antes de que lo hiciera el Ejército de Ocupación de la Patagonia tras
firmarse el Tratado de Límites entre Argentina y
Chile.

Caricatura del Dr. Francisco P.
Moreno como explorador.
Realizada por Mayol para la
revista Caras y Caretas

El Perito Moreno, sus anteojos y su reloj de
bolsillo

El Perito Francisco Pascasio
Moreno ya sexagenario

Bandera enarbolada el 10 de
abril de 1881 en las márgenes del Lago Nahuel
Huapi,
por el Ejército de Ocupación de
la Patagonia – La mandó hacer y conservó el Cnel. Ponciano
Torres
Hubiésemos permanecido
mucho más tiempo en el museo, a no ser porque Martín se pusiera nervioso tanto
por aburrimiento como por el apetito lógico del mediodía. Así que con la
intención de almorzar en la fonda de la calle Rolando, donde habíamos tenido una
abundante, gustosa y económica cena fuimos caminando por la calle Mitre, pero al
pasar por el Mc Donalds’, Martín se encaprichó y tuvimos que comer
allí.

Caminando por la calle
Mitre
Ya habíamos tenido que
dejar la habitación del hotel por lo que decidimos hacer tiempo en el lobby
hasta la salida del avión de LAN, ya avanzada la tarde.
Habían sido pocos, pero
hermosos y divertidos días, y para no cambiar la onda, nos pusimos a mirar
videos de Los Hermanos Marx que nos provocaron fuertes carcajadas ante las
miradas sorprendidas de los pasajeros que
pasaban.
El vuelo fue muy bueno,
pero una enorme capa de nubes lo cubrió todo mientras atravesábamos las
provincias de Río Negro y La Pampa, para despejarse nuevamente al llegar a
Buenos Aires ya entrada la noche.
El calor era insoportable,
pero en casa nos estaba esperando Omar con bebidas frescas y unas riquísimas
empanadas.
Ana María
Liberali