NCeHu
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La lucha
por la IV Internacional en marcha
Convocatoria a una conferencia internacional en Buenos
Aires.
La conmemoración del centenario de la Revolución de Octubre, que
tuvo lugar en los más diversos escenarios a través del mundo, ha servido,
asimismo, como una oportunidad para delimitar posiciones acerca del período
histórico que atraviesa la humanidad en la actualidad, y por lo tanto sobre la
lucha de clases y las luchas políticas.
La Revolución de Octubre constituyó el punto de partida de una
nueva estrategia política del socialismo, enfocada hasta entonces en una
perspectiva de reformas sociales, porque verificó en una escala geográfica sin
precedentes que la lucha de clases moderna conduce al gobierno de los
trabajadores – lo cual significa la posibilidad de que el proletariado
desarrolle, por medio de su dominación de clase, el pasaje o la transición hacia
una sociedad socialista internacional. Esta estrategia política, definidamente
revolucionaria, sin embargo prevaleció lo que un suspiro en sus definiciones
fundamentales. El retroceso de la Revolución y de la clase obrera, como
consecuencia de un bloqueo económico, invasiones militares y aislamiento
relativo, dio paso a la tesis del “socialismo” restringido a “un solo país”.
Recurrió a la política de colaboración de clases, conocida, por un lado, como
“frente popular” y, por el otro, como “coexistencia pacífica” con el capital y
sus estados – precisamente las dos cuestiones que el bolchevismo derrotó
políticamente para imponer la victoria de Octubre.
Antes que el asesor de Estados Unidos, Francis Fukuyama, acuñara la
tesis de que el dominio del capital y del mercado capitalista constituía “el fin
de la historia” y hasta su propia finalidad u objetivo, en las filas del
stalinismo y de la izquierda esa perspectiva ya había alcanzado un desarrollo
‘teórico’, si podemos llamarlo así, significativo. La bancarrota capitalista en
escala desconocida, las guerras imperialistas y las crisis políticas, así como
las rebeliones que sacuden una y otra vez al mundo, si no han puesto “fin” a
estas manipulaciones ideológicas, por cierto que las han refutado por completo.
El “estado de bienestar” yace ya en el panteón de las reliquias y hasta los
estudiosos del cambio climático advierten que el capitalismo plantea una crisis
existencial al ser humano. La caracterización de que “la crisis de la humanidad
se reduce a la crisis de dirección del proletariado”, definida así por la IV
Internacional, es más que nunca la cuestión estratégica fundamental.
Leningrado
En Estambul, la convulsionada capital de la convulsionada Turquía,
fue escenario, a principios de diciembre, de una de sus conmemoraciones, por
iniciativa del DIP – el Partido Obrero Revolucionario. La cita fue aprovechada
también para reunir a las principales organizaciones de la CRCI, que lucha por
refundar la IV Internacional, con el objetivo de lanzar una batería de
iniciativas.
En el inicio de la Jornada en Estambul, varias de las
organizaciones presentes que habían participado de seminarios realizados en
Leningrado (re-bautizada San Petesburgo por la burocracia restauracionista), el
centro político de la Revolución de Octubre, transmitieron manifestaciones de
cambios, en especial entre la juventud rusa, como la revaloración de la
experiencia revolucionaria de Octubre. Este principio de giro político es un
resultado, claro, del retroceso histórico que ha sufrido el ex espacio soviético
como consecuencia de la restauración de las mafias capitalistas. A la pobreza
enorme, la pérdida de conquistas, se suma la evidencia de que el régimen
existente camina por la delgada cornisa de una nueva catástrofe económica y
política. La camarilla de Putin procura estrangular esta perspectiva mediante el
reforzamiento del bonapartismo de los ‘servicios’ del Estado. Sin embargo,
mientras el viejo partido comunista staliniano se ha convertido en un felpudo de
Putin, al mismo tiempo se están produciendo escisiones de izquierda de cierta
amplitud, incluyendo una defensa de la fundación y vigencia de la III
Internacional fundada por Lenin y Trotsky, en 1919. Con estos informes dio
arranque la Jornada.
Taksin
El seminario organizado por el DIP duró toda la jornada y estuvo
bien organizado. Tuvo lugar en un teatro estilo siglo XIX, que da a la peatonal
que conduce a la histórica plaza Taksin. La Revolución de Octubre no fue
relegada al pasado histórico sino situada en su actualidad. Quedó de manifiesto
que el impasse de la sociedad capitalista se distingue, en el presente, por su
escala, por su profundidad, y por su tendencia, incluso, a convertir a los
principales países imperialistas, en especial Europa, en el famoso “eslabón
débil” de la crisis económica y política mundial. En lo que hace a mi
intervención en el panel inicial, puse el énfasis en señalar que la victoria de
la Revolución de Octubre fue el resultado de la victoria de la lucha política
por superar la crisis de dirección que afectó al proletariado revolucionario
ruso en aquella lucha histórica – tanto contra los partidos de colaboración de
clases como al interior del partido bolchevique. La crisis de dirección sigue
siendo el problema estratégico por excelencia y está relacionado con la
comprensión de la decadencia histórica irreversible y la tendencia a la
disgregación del capitalismo.
La jornada se destacó por la originalidad de las intervenciones de
militantes muy jóvenes de diversos países, o sea que expusieron sus realidades
históricas particularidades en el contexto de la crisis mundial. Fue una clase
instructiva escuchar las experiencias de jóvenes azeríes, y de militantes
ucranianos y de varios estados de los Balcanes. El “choque de civilizaciones”
con que el imperialismo busca justificar su cruzada de colonización criminal,
fue refutado por el relato de las grandes revoluciones en el Asia Central
musulmana y en las gigantescas rebeliones que siguieron a la primera guerra
mundial. El velo del islamismo no fue obstáculo para que millones de musulmanes
se incorporaran al torrente revolucionario impulsado por Octubre. Turquía misma
debe su movimiento republicano al influjo de la Revolución de Octubre. El
imperialismo contrapuso al Llamado a los Pueblos Musulmanes (1), por parte del
bolchevismo, la Declaración Balfour (2), dictada por el imperialismo británico,
para combatir esa convocatoria de la mano del sionismo. La crisis del
imperialismo ha convertido, en la actualidad, a toda el área cubierta hace cien
años por el imperio Otomano, en un polvorín social y político. La Jornada fue
una descripción de la crisis mundial en el Asia Central y el Medio Oriente, y de
la resistencia, el combate y la revolución que anida en sus masas
explotadas.
IV
Internacional
Luego esta introducción acerca de la actualidad de la revolución
mundial, tuvo lugar, en los días siguientes, la reunión de las organizaciones
presentes de la CRCI en el Seminario. El punto fundamental fue la necesidad de
un balance del programa, el método y la actividad de la CRCI, para actualizar
las conclusiones, las tácticas, los métodos de organización y las iniciativas
internacionales. La CRCI es la única tendencia política que reivindica la IV
Internacional, que tiene un programa, en contraste con las declaraciones
coyunturales e impresionistas que caracteriza al resto. Es lo que nos proponemos
re-examinar al cabo dos décadas de desarrollo de la crisis mundial que ese
programa supo anticipar. Para eso se ha decidido convocar a una conferencia
preparatoria internacional, en abril próximo, con vistas a un Congreso en
septiembre siguiente. Para desarrollar esta tarea y las acciones políticas que
impone la lucha de clases internacional, se convino en establecer una red
digital común, editar una revista bilingüe trimestral, grupos de trabajos
comunes en torno a cada continente y un comité político permanente. La
pre-conferencia internacional tendrá un carácter abierto, a la que asistirán
invitadas numerosas organizaciones del área Euro-Mediterránea y de América
Latina.
Con posterioridad a esta reunión, se organizó una sesión de
discusión con militantes turcos y de otros países participantes del Seminario,
en torno al Partido Obrero y el Frente de Izquierda, cuya experiencia es seguida
con interés y críticamente. El debate giró, en definitiva, sobre lo que esa
experiencia enseña acerca del método para superar la crisis de dirección y
construir partidos revolucionarios con fuerte entronque en las masas. En
oposición a un esquematismo fuertemente arraigado, subrayamos la importancia que
tiene la transformación de la conciencia del propio proletariado, porque la
vanguardia revolucionaria no puede desarrollarse al margen de ella, ni puede
hacerlo sin jugar un papel central en esa transformación. Criticamos el planteo
de que la izquierda revolucionaria pueda ser la beneficiaria automática de la
crisis del estado y los partidos patronales, pues, en el mejor de los casos, eso
concluiría en una construcción democratizante, no revolucionaria. Subrayamos la
necesidad de caracterizar muy bien la oportunidad política de los frentismos de
izquierda y su relación con el activismo obrero y la vanguardia; la necesidad,
en estas experiencias, de luchar para extender la unidad de acción en el campo
de los sindicatos, la mujer y la juventud; y por sobre todo, la obligación, no
ya la necesidad, de un reforzamiento de la elaboración teórica y de la
delimitación política, precisamente para construir el partido que hizo posible
la victoria de Octubre.
(1) En la circular de los Comisarios del Pueblo "A Todos los
Musulmanes Trabajadores de Rusia y del Este", emitida pocos días después de la
toma del poder, el gobierno soviético declaró el rechazo de las políticas
imperialistas perseguidas por los gobiernos zaristas y provisionales y expresó
el deseo de construir relaciones con los pueblos coloniales sobre la base de la
igualdad y el respeto mutuo. Este documento tuvo gran impacto en la población
musulmana del territorio del antiguo Imperio ruso y en los países
islámicos.
(2) Carta enviada por el Secretario de Estado de Relaciones
exteriores británico, Arthur James Balfour, a Lord Rothschild, dirigida a lograr
el apoyo de la comunidad judía al esfuerzo bélico en la Primera Guerra Mundial.
Conocida como la “Declaración de Balfour”, se convirtió en una de las bases
legales para crear un estado judío en Palestina. La carta fue publicada en el
“Times” de Londres una semana más tarde. El texto es el siguiente:
Foreign Office
2 de noviembre de 1917
Estimado Lord Rothschild:
Tengo sumo placer
en comunicarle en nombre del Gobierno de Su Majestad, la siguiente declaración
de simpatía con las aspiraciones judías sionistas, declaración que ha sido
sometida a la consideración del gabinete y aprobada por el
mismo:
«El Gobierno de Su
Majestad contempla con simpatía el establecimiento en Palestina de un hogar
nacional para el pueblo judío, y empleará sus mejores esfuerzos para facilitar
el cumplimiento de este objetivo, quedando claramente entendido que no se hará
nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades
no-judías existentes en Palestina, o los derechos y estatus político de que
gozan los judíos en cualquier otro país.»
Le agradeceré que
lleve esta declaración a conocimiento de la Federación Sionista.
Suyo
Arthur James
Balfour
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