Una tarde en la ciudad de
Corrientes
El jueves 27 de octubre, habiendo finalizado las
actividades en la Universidad Nacional del Nordeste, y disponiendo de toda la
tarde libre, salí a caminar por la ciudad de Corrientes junto con Martha
Ruffini, una de mis compañeras de la Comisión Evaluadora de Historia y
Geografía. Y si bien estábamos en primavera, la siesta era sagrada por lo que la
mayor parte de los comercios habían cerrado sus puertas y hasta la peatonal
estaba vacía.

Peatonal Junín entre Salta y La Rioja, a la
hora de la siesta
A la altura de Junín al 900 se encontraba la plaza
Juan de Vera de las Siete Corrientes, inaugurada en 2004, años después de
demoler el antiguo Mercado Municipal. El nombre había sido el resultado del
concurso “Un nombre para la plaza” en el que participaron varias
escuelas.

En la peatonal Junín a la altura de la plaza Juan
de Vera de las Siete Corrientes

Plaza Juan de Vera de las Siete
Corrientes

En la plaza Juan de Vera de las Siete
Corrientes

Pérgola en la plaza Juan de Vera de las Siete
Corrientes
A cada paso nos deteníamos para observar edificios
señoriales del centro correntino, así como comercios que nos resultaban
curiosos, como un gran local de elaboración y venta de chipa.

Nos detuvimos a admirar señoriales edificios del
centro correntino

Martha en la peatonal Junín casi esquina San
Juan junto a un local de elaboración y venta de chipa. Todo cerrado un jueves a
la hora de la siesta
Continuamos nuestro paseo por la calle San Juan, y
al cruzar Carlos Pellegrini encontramos dos edificios enfrentados por demás
atractivos: el Teatro Oficial “Juan de Vera” y el Museo de Bellas Artes “Dr.
Juan R. Vidal”.
Luego seguimos hasta la calle Fray José de la Quintana, y desde allí
por la avenida Italia donde había un mural pintado con diversos colores, y el
Monumento “Alla Gloria della Pace”, como
distinción a la colectividad italiana que habitaba la
ciudad.

Teatro Oficial Juan de Vera, en la calle San Juan
entre Carlos Pellegrini y 25 de Mayo

Museo Provincial de Bellas
Artes “Dr. Juan R. Vidal”

Intersección de la calle San
Juan con Fray José de la Quintana

Mural en la plaza
Italia

Monumento “Alla Gloria della
Pace”
Muy cerca del río se encontraba el busto del Cabo
Roberto Bacilio Baruzzo, quien fuera declarado ilustre por Resolución Municipal
de la Ciudad de Corrientes, habiendo recibido la máxima condecoración al heroico
valor en combate de Malvinas, otorgada por la Nación Argentina. Sin embargo,
estos hechos causaron indignación en los ex combatientes quienes manifestaron
que siempre el estado los había abandonado, mientras que a Baruzzo
permanentemente le rendían homenaje en vida, mientras que los verdaderos héroes
eran los caídos. Y que, por otra parte, Baruzzo fue a la guerra porque ese era
su trabajo en la medida de pertenecer al personal de cuadro del ejército,
mientras que ellos lo habían hecho por dan cumplimiento a una ley que los
obligaba.

Busto de Roberto Bacilio
Baruzzo
Tomamos la avenida costanera General San Martín y
comenzamos a disfrutar de la vista del Paraná en un día de sol, cielo diáfano y
temperatura agradable.

Puerto de
veleros

Veleros que solían participar
de regatas interprovinciales

El Paraná, principal colector
de la cuenca del Plata

Para los correntinos el río
era el principal atractivo para diversión y
descanso

El sol reflejándose en el río.
Y a lo lejos, el puente
General Belgrano que conectaba a las provincias de Corrientes y el
Chaco
Pasamos por una oficina de Turismo donde nos
trataron de lo mejor y nos entregaron copiosa folletería y un prendedor. Nos
hablaron sobre el Carnaval y nos invitaron a disfrutar de las playas durante
nuestras vacaciones, algo que no me convencía para nada por los extremos calores
estivales.
Y ya cansadas por la extensa caminata, regresamos
al Gran Hotel Guaraní, donde permanecimos hasta la noche en que nos vinieron a
buscar a gran parte de los evaluadores para llevarnos a Resistencia desde donde
partiría el avión de Austral.
Estando en el aeropuerto descubrimos la presencia
nada menos que de Adolfo Pérez Esquivel, quien en 1980 recibiera el Premio Nobel
de la Paz como defensor de los derechos humanos, del derecho de libre
autodeterminación de los pueblos, de la no-violencia y de la lucha pacífica por
la justicia y la libertad, así como proponente de la teología de la liberación.
Y viajaría junto con nosotros debido a que había ido a la capital chaqueña a dar
una conferencia en la Universidad Nacional del Nordeste. Pero, lamentablemente
muy pocos lo reconocieron. No hubiese ocurrido lo mismo si se hubiese tratado de
algún jugador de fútbol o de algún miembro de la farándula.
El vuelo fue muy placentero, y todo estaba tan
despejado que hasta pude ver las lucecitas de algunos pueblos entrerrianos. Pero
el mayor premio para los ojos era Buenos Aires nocturna mientras aterrizábamos
en el Aeroparque Internacional “Jorge Newbery”.

Sobrevolando el norte del Área
Metropolitana de Buenos Aires

El rectánbgulo negro
correspondía al Hipódromo de San Isidro

Bajando en Buenos
Aires

Sobre la pista del
Aeroparque Internacional “Jorge Newbery”
Ana María Liberali