2016, tiempo del cambio
“El tiempo es el mejor autor, siempre encuentra el final perfecto” C.
Chaplin.
Alfredo César
Dachary
El tiempo se ha medido de diferentes maneras a lo
largo de esta corta estancia del hombre en este planeta, pero de ellas hay dos
que lo han marcado profundamente. Primero, el tiempo como el potencial de vida
que nos queda por disfrutar, consumir o simplemente vivir; la segunda es el
tiempo hacia atrás como nostalgia y hacia adelante como esperanza.
En este año que ya se va, esta última medición
del tiempo ha quedado para una gran mayoría del mundo en “el aire”, los grandes
acontecimientos de este año, le han quitado esperanza a tiempos futuros, y éste
es un llamado de atención a los navegantes de esta gran nave sobre “los riesgos
del futuro”.
Tenemos remplazante
Las últimas generaciones de la segunda mitad del
siglo XX, nos criamos con la idea de que veríamos robots, cosas similares en el
mundo real, para ello Hollywood, se encargó de mostrarnos un futuro no muy
lejanos donde éstos abundarían y para no ser malos hijos del hombre terminarían
rebelándose y hasta pudiendo tomar el poder.
En realidad, la robótica ya forma parte de
nuestras vidas y controla todo como el gran hermano, nos contesta de los bancos
u otras oficinas, nos ofrece hoteles cuando estamos por viajar o mejores boletos
antes de comprar, o sea, ya sabe nuestros movimientos, en otras palabras, “nos
controla”.
Esto es lo interesante de la vida, que cuando
creemos que algo es nuevo es porque ya está integrado, sin que lo sepamos, a
nuestra cotidianidad, desde las máquinas que expenden boletos a robots que
permiten cirugía a distancia o los que trabajan en zonas de alta contaminación
en remplazo del hombre.
Pero en el 2016, se comenzó a caer la máscara del
“algún día”, y fue en China, cuando la empresa que produce los Iphone, reemplazó
unos 60,000 de sus trabajadores por robots, así la compañía pasó de tener
110,000 trabajadores a tan solo 50,000, y eso es solo de una de sus fábricas y
se prepara para terminar de remplazar al resto de éstos por nuevos
robots.
Pero esto es el comienzo, ya que un reporte de la
Universidad Oxford sugiere que el 35% de los empleos están en riesgo de ser
reemplazados en los próximos 20 años, y el expresidente de McDonalds, sostuvo
que si se llega a incrementar el salario mínimo a 15 dólares la hora, más
compañías comenzarán a considerar usar trabajadores robots, desplazando así uno
de los últimos nichos laborales: los servicios.
Inglaterra ya no es el modelo
La decadencia es un proceso que afecta a todos,
desde las máquinas, que se denomina obsolescencia, a los hombres fruto de los
años o de sus vicios, pero también a las sociedades y con ello a lo que éstas
representan, como fue el caso de las instituciones más reconocidas de esta
sociedad imperial en decadencia.
Primero fueron los escándalos reales que llegaron
hasta la muerte por “accidente” de la Lady Di, hoy le toca al fútbol y sus
clubes, acusándolos de pederastia, algo que tanto nos horroriza como nos
avergüenza como sociedad. La policía británica ha asegurado que han identificado
a 83 sospechosos
potenciales y posibles vínculos con 98 clubes, incluyendo algunos de la Premier
League, en el escándalo de abusos sexuales infantiles de los clubes de
fútbol ingleses en la década de
los 70.
Pero el escándalo llega a los propios policías,
ya que un total de 306 policías
británicos han sido acusados de aprovechar su posición
para explotar sexualmente a
personas, entre ellas víctimas de delitos, ha revelado un informe que el
abuso de autoridad con fines sexuales es la forma "más grave" de corrupción que
afrontan las fuerzas del orden en Inglaterra y Gales, las regiones incluidas en
el documento.
En este marco de decadencia, que oculta una
sociedad empobrecida, fruto de la brutal aplicación del neoliberalismo por
Margaret Thatcher, los pobres encabezaron la revolución silenciosa para que Gran
Bretaña salga de la Unión Europea, lo que logró en junio de este año, en el
famoso Brexit.
Pero la pobreza va más lejos y el país pasó de
ser multirracial a ver entre los inmigrantes a un nuevo enemigo, lo que llevó a
levantar un “muro” para que no lleguen más inmigrantes de las guerras y
conflictos originados por el sistema que ellos promueven y alimentan.
América y el fin de una época
La muerte de Fidel Castro es el final del último
estadista que le tocó vivir la guerra fría y resistió al embate de Estados
Unidos, un tema histórico del 2016, ya que era un líder que hacía 10 años se
había retirado del poder.
Pero hubo más muertes en el 2016, ya que América
Central se decretó por parte de la Cruz Roja Internacional la región con mayor
número de homicidios violentos, siendo Honduras, el país más inseguro a nivel
mundial.
Tristeza da también la transformación de Costa
Rica, un país que tenía el título de líder del turismo verde, de ser hoy víctima
de la economía criminal que ha instalado el turismo rojo, o sea, es una de las
capitales del turismo sexual.
En América del Sur se da un tercer “blando”,
luego del Honduras y Paraguay y comienza el ocaso de la era progresista, con un
endurecimiento de la derecha que impone el neoliberalismo en la mayoría de los
países, salvo Ecuador y Venezuela esta última acosada y al borde de una guerra
civil, ya que el ejército es gobierno.
En América del Norte, el 2016 tuvo múltiples
consecuencias, en Canadá cae la derecha política y asume la presidencia el hijo
del legendario Pierre Trudeau, un socialdemócrata que intenta arreglar la
compleja estructura que estaba comenzando a polarizarse en este país de larga
tradición democrática hacia adentro y de saqueo de riquezas minerales hacia
afuera, ¿contradicción o hipocresía?
En México, la guerra contra el narcotráfico es
una sucesión de tragedias, expresadas con miles de muertos y desaparecidos, por
lo que el 2016, no ha sido diferente, sigue asombrándonos Guerrero y su
violencia, Chiapas, Michoacán y el norte, la frontera caliente con Estados
Unidos.
El deterioro del Estado, expresado en la gran
impunidad y corrupción, ha dejado a la clase política como el grupo con menor
credibilidad del país, lo cual proyecta una oscura sombra sobre el 2017, año de
elecciones claves y de decisiones a nivel internacional fundamentales.
Pero hay dos noticias positivas, la primera es la
firma de la paz entre Colombia y las guerrillas, aunque faltaría una de éstas,
proceso que ha tenido grandes caídas pero se estima que saldrá adelante, con un
alto costo de vidas como ya lo fue en una etapa anterior.
La segunda es la nueva relación entre Cuba y
Estados Unidos promovida por el papa Francisco, un tema central hoy amenazado
por la nueva política de Trump, pero un paso que dejará huella que no fácilmente
puede ser borrada.
La cereza del pastel
La tapa de la famosa revista Time, dedicada al
hombre del año, Donald Trump, es una especie de demostración gráfica de que
existe la victoria a lo “pirrio, por ello el texto de esta carátula lo define
como el “Presidente de los Estados Divididos de
América”.
Los
análisis respecto del actual triunfador para la presidencia de Estados Unidos
son muy diferentes según los ángulos que se toman y las posturas de los que lo
realizan, pero la gran mayoría coinciden por encima de distintas apreciaciones.
Lo que sí es claro que Trump representa el reconocimiento de la caída de
hegemonía absoluta de Estados Unidos y el comienzo de una hegemonía compartida
con varios actores emergentes.
El tema de la decadencia y la búsqueda de
responsables generalmente siempre termina en visiones racistas, como lo fue en
el siglo pasado el fascismo y el nazismo, ambos europeos, y el fascismo japonés
algo poco conocido pero tan violento y deshumanizado como los dos antes
mencionados.
El desfile del KKK para festejar la victoria, los
enfrentamientos en las ciudades entre grupos diametralmente opuestos, junto a
agresiones en diarios, revistas y el propio dólar son muestras que el racismo
está en la base de esta nueva administración, que al final siempre lo ha
sostenido y no disfrazado como los demócratas, que se han caracterizado por ser
los iniciadores de las grandes guerras en el siglo XX.
En el 2016, la violencia ha sido brutal en
Estados Unidos y ejercida por la policía y especialmente contra los jóvenes
negros, por lo que hoy el triunfo de Trump no nos asombra, solamente nos
demuestra que ese odio racista de la policía norteamericana, es una expresión de
una parte mayoritaria de los WASP.
Epílogo
El 2016 fue un año más de guerras y sus costos, millones de desplazados
que huyen a los países coloniales y éstos los rechazan como si no supieran la
responsabilidad que les cabe en la destrucción de estos países pobres hoy
aniquilados, tarea que comenzaron en el siglo XIX o antes.
Pero el rechazo a los refugiados empieza por los
de afuera y terminará adentro de las sociedades, así lo piensa la ultra derecha
como la francesa, la holandesa, la polaca o húngara, y también la inglesa, se
acabó la época de la convivencia a medida que la crisis se profundiza los
egoísmos se agudizan.
En el 2017, los robots darán un paso más y el
ejército de pobres sin trabajo dará muchos pasos, pero hacia atrás, la sociedad
deja de ser democrática y se transforma en un ente controlado policialmente, hay
que pensar cómo administrar el aumento de la pobreza ante el decremento del
trabajo. El cambio climático pasó de ser una tragedia aceptada a un
planteamiento negado, por lo menos en la mente del presidente electo de Estados
Unidos, que representa a esa inmensa masa de racistas blancos que también son
negacionistas del cambio climático y la evolución, o sea, la ignorancia se
consolidó en el poder.
alfredocesar7@yahoo.com.mx