De Jujuy a Buenos
Aires
El jueves 22 de enero por la mañana sacamos
nuestros pasajes en la terminal de Tilcara para tomar el micro de la empresa
Evelia que nos llevaría hasta San Salvador de Jujuy, la capital provincial.
Había mucha gente esperándolo, tanto familias locales como mochileros, que, a
diferencia de nosotros, no se impacientaban por su atraso. ¡Y qué desagradable
sorpresa tuvimos cuando vimos que había partido desde Humahuaca con casi todos
los asientos ocupados! Además, habían vendido muchos pasajes por encima de la
capacidad del vehículo, por lo que yo pude sentarme, pero Laurita y Ludmila
fueron una arriba de la otra, y Omar parado un largo trecho, hasta que una mujer
dejó su lugar para ubicarse en el piso cerca de los choferes. Para completarla,
una nenita caprichosa lloró y gritó durante todo el trayecto pasándose de los
brazos de la madre a los del padre que estaba sentado en otro lugar ocupando una
butaca con bolsos y paquetes. Y si bien, el recorrido debía hacerse en dos
horas, subía y bajaba gente en cada pueblo y en medio de la ruta, lo que redundó
en un atraso de media hora que nos pareció de todo un
día.
Al llegar a San Salvador caminamos las tres
cuadras y media que nos separaban de la Residencial San Carlos, lugar donde nos
habíamos hospedado la mayoría de las veces que llegábamos a la ciudad, ya que
tenía la virtud de ser buena y barata. De hecho, en ese momento, enero de 2015
nos cobraron 450$ por una habitación cuádruple con desayuno, exactamente la
mitad que el hotel de Turismo de Tilcara, y con un servicio de mejor
calidad.
Dejamos el equipaje y por República de Siria, la
calle de la Residencial, fuimos hasta el río Xibi-Xibi, que a pesar de las
lluvias estacionales se mantenía bastante bajo.

El río Xibi-Xibi cruzando San Salvador de Jujuy de
oeste a este

Laurita y Ludmila en el puente de la calle
República de Siria sobre el río Xibi-Xibi
Como a todo esto ya había pasado el mediodía,
volvimos sobre nuestros pasos una cuadra para almorzar en el Círculo Social,
Cultural y Deportivo Policial, tal como lo habíamos hecho en viajes anteriores
ya que era un lugar que contaba con platos simples, pero de buena calidad y
precio.
Y después de una siesta obligada llevamos a las
chicas a conocer el Centro de San Salvador con sus edificios más emblemáticos,
para luego tener la merienda en la confitería Carena, en la calle Gral. Belgrano
esquina Gral. Balcarce, uno de los lugares de mayor nivel de la ciudad, donde se
reunían políticos, hombres de negocios y personas destacadas de la sociedad
jujeña.
Ya reconfortados por el refrigerio caminamos hasta
el parque San Martín, el que fuera trazado en la década de 1920, y cuyo diseño
estuviera a cargo de la genial artista tucumana Lola Mora, quien en ese momento
residiera en la capital jujeña habiendo sido nombrada Directora de Plazas y
Parques.

Vista parcial del parque San
Martín en San Salvador de Jujuy
El lugar se presentaba tan agradable
paisajísticamente como familiar, y las nenas disfrutaron tanto de las múltiples
actividades que quisieron regresar al día
siguiente.

El parque San Martín contaba
con diversidad de espacios
para la recreación de grandes
y chicos

Laurita y Ludmila disfrutaron mucho de los
juegos

Laurita y Ludmila en la estación del trencito del
parque San Martín

Ludmila y Laurita a bordo del
trencito

Laurita junto a una familia
local en el trencito

Navegación a pedal en un lago artificial del
parque San Martín

Laurita y Ludmila navegando en el lago del
Parque

¡Ya estaba anocheciendo y las
nenas no se querían ir!
Ya era sábado 24 de enero cuando tomamos un micro
que nos llevó nuevamente a Salta Capital, donde permaneceríamos sólo un día
hasta la partida de nuestro vuelo rumbo a Buenos Aires. Y en esa ocasión paramos
en el hotel Marilian, de tres estrellas, que contaba con una piscina que fue el
gran atractivo para mis nietas.

Laurita y Ludmila en la habitación del hotel
Marilian

Laurita y Ludmila pasaron gran
parte del día en la piscina
Como despedida de nuestras vacaciones cenamos en
una pizzería y fuimos a tomar algo alrededor de la plaza, tal como lo habíamos
hecho las semanas anteriores durante nuestra estada en la
ciudad.
Y el domingo 25 al mediodía tomamos el LAN
llegando a Buenos Aires a las dos de la tarde cuando el termómetro marcaba nada
menos que ¡35°C!!!!!!). Para nosotros el impacto fue fuerte, ya que en Salta y
Jujuy la temperatura siempre había oscilado entre 30°C y 14°C; pero peor lo fue
para un hombre que venía en un vuelo procedente de Ushuaia, que en cuanto pisó
el hall del Aeroparque, cayó al piso desmayado. ¡Nosotros ya queríamos volver al
Noroeste!
Ana María Liberali