Tarde de domingo en Salta
Capital
Era un verdadero placer pasear por la ciudad de
Salta, y mucho más disfrutar de una tarde de domingo tan agradable. Así que al
descender del teleférico nos quedamos paseando por el parque San Martín, un
lugar con variada y frondosa arboleda, y un lago
artificial.

Parque San Martín en Salta
Capital
Si bien el parque ya existía a fines del siglo
XIX, siendo el único paseo público de la ciudad, a principios del siglo XX,
junto con otras obras que implicaron un importante progreso para Salta, como la
luz eléctrica, el agua corriente, el ferrocarril, los teléfonos, los teatros,
los clubes presuntuosamente ornamentados, la apertura de los afrancesados
boulevares, el adoquinado de las calles, y otros nuevos adelantos, se realizaron
tareas de parquización que le dieron el aspecto que nosotros estábamos viendo en
esos momentos, enero de 2015.
El intendente de Salta Don Ángel Abel Zerda lo
había inaugurado durante el mes de abril de 1905, ocupando alrededor de treinta
hectáreas, cifra que fuera perdiendo por el alto valor de la tierra
posteriormente utilizada para la construcción
edilicia.
También contaba con monumentos de diversos
personajes, una estatua del General José de San Martín, realizada por el artista
Roberto Carrier Belleuse; y otra en homenaje a Facundo de Zuviría, obra de Lola
Mora.
En el período 1936-1940, el intendente Ceferino
Velarde, realizó el pircado de piedra del lago; también se levantó un
embarcadero y las islitas fueron desmalezadas y contorneadas de pirca. Además de
la instalación de casillas para la cría de patos.

Vista del lago del parque San
Martín

Borde de pircas y patitos nadando en el
lago
El lago tenía una fuente de aguas danzantes y
catamarancitos para recorrerlo, así que nos pusimos los salvavidas, y ¡a
navegar!
Sin embargo, al subir a la embarcación, quien
debía sostenerla no lo hacía, quedando yo con un pie en tierra y el otro en la
nao, mientras ésta se alejaba de la costa. Todo esto acompañado por mis gritos y
las risas de quienes me rodeaban, por lo que el hombre, aunque de mala gana, con
un largo palo la acercó nuevamente y me salvó de caer al
agua.

Con el salvavidas a bordo del
catamarancito
Pedaleando nos encontrábamos en medio del lago,
cuando otro catamarancito nos chocaba permanentemente. Así que cuando lo veíamos
venir, yo comenzaba a gritar: “¡Para atrás, para atrás, para atrás…!!!” Y mis
nietas no paraban de reirse por lo gracioso de la
situación.

Ludmila riéndose mientras pedaleaba para
atrás
para
no volver a chocar con la misma gente
El lago era cruzado por un puentecito muy bonito,
y cuando pasamos debajo de él, un chico la escupió a Laurita. Y si bien no era
justificable, sí era comprensible, ya que la diferenciación social existente en
Salta era una de las más graves del país, ocasionando gran resentimiento por
parte de los más marginados que indudablemente no tenían acceso a casi ningún
atractivo.

Puentecito desde donde escupían a los botes al
pasar

Laurita, quien a pesar del disgusto, comprendió la
situación
Ya avanzada la tarde abandonamos el parque y
comenzamos a caminar por la calle San Martín, y cuando cruzamos la peatonal
Alberdi, las chicas comenzaron a reirse por haber visto un restorán con un
cartel en la ventana que decía: “YA ESTÁ ABRIDO”.

Restaurante Tubi en la calle San Martín entre
Alberdi y La Florida
con el cartel YA ESTÁ
ABRIDO
En la cuadra siguiente doblamos por la peatonal La
Florida que estaba completamente vacía debido a que todos sus comercios se
encontraban herméticamente cerrados. Y por allí continuamos hasta doblar por
Caseros hasta Zuviría, e instalarnos como en otras oportunidades, a merendar en
el Café Van Gogh.
Una de las delicias de todo el Noroeste Argentino
eran una especie de galletas de hojaldre y grasa, a las que denominaban
tortillas, que podían ser acompañadas con manteca, mermelada o queso,
reemplanzando a las típicas medialunas o tostadas características de los
desayunos y meriendas de la región pampeana.

Omar y Laurita caminando por la peatonal La
Florida

Ludmi en el Van Gogh comiendo las típicas
tortillas del Noroeste

Laurita con su café con leche en el Café Van
Gogh
Habíamos pasado una hermosa y apacible tarde de
domingo en Salta Capital, y siendo ya de noche, regresamos a nuestro
departamento para preparar la cena, mirar televisión, y quedarnos compartiendo
la sobremesa hasta tarde. ¡Un lujo!
Ana María
Liberali