ACERCA DE PERFILES PRODUCTIVOS PRIMARIO-EXTRACTIVOS
EN LA ARGENTINA
DEL SIGLO XXI
Graciela Patricia Cacace
Jorge Osvaldo
Morina
Universidad Nacional de
Luján
Luján, Provincia de Buenos
Aires
1. Introducción y
marco teórico-conceptual
La Argentina, como muchos otros países de América Latina en el
presente siglo, ha venido transitando de un “modelo” de “desarrollo” anclado en
la valorización financiera hacia otro asentado en la producción y exportación a
gran escala de bienes primarios, como por ejemplo metales y minerales (cobre,
plata, oro, molibdeno, litio, entre otros), productos agrarios (soja, maíz,
trigo), biocombustibles que son en realidad agrocombustibles, o el caso de los
hidrocarburos (petróleo y gas) que, luego de la privatización de YPF en la
década de 1990, observó un incremento de las ventas externas hasta conducir a la
pérdida del autoabastecimiento. Perfiles productivos exportadores como los
mencionados consolidaron una matriz de neto corte extractivista que, con algunos
rasgos tradicionales y otros nuevos, sigue siendo funcional a la globalización
comercial y a la integración subordinada de nuestro país al sistema económico
mundial. En esta ponencia entendemos al extractivismo como un esquema productivo
centrado en la remoción y/o extracción de importantes masas de recursos
naturales que se exportan con escaso procesamiento, como commodities que, en
sentido amplio, son productos indiferenciados cuyos precios son fijados en la
escala internacional. El objetivo del trabajo es describir, interpretar y
explicar comportamientos de los actores involucrados en el extractivismo como
así también algunas de sus características y contradicciones. Para eso, tenemos
en cuenta el contexto de acelerada y extendida transnacionalización de la
economía mundial caracterizada por los rasgos seniles del capitalismo, con creciente concentración, centralización y
extranjerización del capital.
Utilizamos información cualitativa y cuantitativa para
avanzar en la identificación de las tendencias inherentes a la profundización de
los mecanismos de “acumulación mediante desposesión”, que se expresan en casos o
perfiles seleccionados.
Uno de los casos
que tomamos es el de la expansión sojera, como fenómeno paradigmático de la
imposición de la agricultura industrial transgénica. Otro es el de la gran
minería a cielo abierto, asociada a tecnologías agresivas y de alto
riesgo.
El
largo desarrollo de la crisis económica y financiera del modo de producción y
sistema geográfico capitalista se dará en un contexto histórico en el cual será
un aspecto de una crisis mucho mayor, una crisis de civilización. Los
trabajadores, los explotados y los dominados pagan ya los costos y lo seguirán
haciendo cada vez más. De manera inmediata, se enfrentan al conjunto de medidas
dispuestas por gobiernos y empresas con el objetivo no sólo de hacer caer el
peso de la crisis sobre ellos, sino de utilizar el cambio en la relación de
fuerzas favorable al capital que se deriva del aumento del desempleo, para
agravar aún más las condiciones de explotación. (Chesnais,
2010).
En la Argentina, los veinticinco años (1976-2001) de la etapa
neoliberal han concluido. Pero lo hicieron dejando una profunda marca en la
sociedad argentina: (a) un dominio determinante del gran capital transnacional;
(b) la consolidación de la posición periférica del ciclo del capital local en el
ciclo del capital global basada en la preeminencia de la estrategia del saqueo
de las riquezas naturales y (c) la precarización y superexplotación estructural
de la fuerza de trabajo. Estos elementos dan cuenta de la continuidad y
consolidación del ciclo de la dependencia (Féliz y López,
2010).
La elaboración de genotipos de semillas resistentes a herbicidas
específicos marcó el punto de partida del agrocapitalismo sojero. En 1996 se
concretó la liberación comercial de la variedad transgénica RR (RoundupReady) de
la multinacional Monsanto. El paquete tecnológico permitió simplificar notablemente el
manejo del sistema agrícola con la siembra directa, la mecanización total y el aumento exponencial de la aplicación
de agroquímicos. Los monocultivos de exportación son parte
del extractivismo
que no responde a necesidades locales sino a una inserción
internacional subordinada y funcional a la `globalización´ comercial y
financiera (Gudynas, 2009). Es así que, buena parte del agrocapitalismo
argentino está dominado por grandes corporaciones transnacionales que obtienen
rentas extraordinarias. El Estado argentino capta una parte de las rentas a través de
las retenciones a las exportaciones. Con la asunción del gobierno de ultraderecha en diciembre de
2015, las retenciones a las exportaciones de soja bajaron de 35 a 30 %, al
tiempo que se eliminaron las aplicadas al resto de las producciones
agropecuarias.
El negocio de la soja queda concentrado en tres grandes
sectores:
a)
Los pool de siembra que se nutren de fondos de inversión y operan a gran escala
sobre las tierras arrendadas en detrimento de los pequeños y medianos
productores.
b) Los proveedores de agroquímicos (Monsanto, Novartis, Dupont,
Bayer, Zéneca, Agroevo) acumulando en base a la fuerte dependencia que tiene la
producción de soja de las nuevas semillas y fertilizantes.
c) La concentración de la comercialización, con cinco grandes
compañías exportadoras que manejan el 90 % de las ventas: Cargill, Bunge,
Dreyfus, Nidera (de capitales chinos desde 2014) y Aceitera General Deheza, que
exportan desde puertos propios privatizados en los años noventa.
El proceso de sojización colocó a la Argentina como el tercer
productor mundial del grano, después de EEUU y Brasil, y primer exportador
mundial de aceites, harinas y biodiesel. El complejo oleaginoso de Rosario y su zona de influencia se ha convertido
en el principal grupo exportador de la Argentina donde se procesa y se comercializa el 80% del total de la producción
de soja nacional.
3.
La gran minería
Los
minerales de la cordillera son objeto de
apropiación por parte de empresas multinacionales en el marco de su
participación en el proceso de reproducción ampliada del capital a escala
global. La minería emplea
métodos hidroquímicos en procesos altamente contaminantes que plantean el riesgo
de catástrofes ambientales y peligros para la salud tan graves que ya son
declarados fuera de la ley en varios países, entre ellos los de la Unión Europea
y Canadá. Esta situación empuja a las multinacionales a dirigirse hacia los países en
desarrollo, con legislaciones más laxas, salarios más bajos y favores de
funcionariados propensos a la entrega del patrimonio.
Nuestro país, tradicionalmente con escasa minería, se ha
transformado en un país “minero”. Los datos de la Secretaría de Minería, acerca
del crecimiento de la actividad entre 2002 y 2011, son elocuentes: las
inversiones crecieron 1.948 %; la producción aumentó 841 %; el número de
proyectos un 3.311 %; las exportaciones, 434 %; la exploración, 664 %
(Secretaría de Minería de la Nación, 2012).
La mayoría de los proyectos, están dirigidos a la extracción de oro
y, en menor medida, de plata, cobre, metales estratégicos y sales de muy alto
valor utilizados en la industria de alta tecnología de los países desarrollados.
Los proyectos Bajo La Alumbrera (cobre y oro), Salar del Hombre
Muerto (litio) en Catamarca y Salta y Cerro Vanguardia
(oro y plata) en Santa Cruz pusieron en marcha, sucesivamente, la megaminería
argentina. En pocos años, en esas provincias y en otras, nuevos
emprendimientos ingresaron
en la etapa de construcción y/o extracción de minerales, aprovechando el marco
regulatorio específico a medida de las multinacionales puesto en vigencia en los
años noventa.
La actividad
minera requiere un uso desmesurado de recursos como el agua y la energía
eléctrica destruyendo economías locales y reconfigurando territorios. Todo esto
bajo la protección jurídica que torna lícitas estas actividades. Como
en
otras actividades extractivas, la
concentración del capital es cada vez mayor. Las
empresas mineras funcionan como enclaves económicos, espacios cercados y
militarizados. Esta gran minería ocupa
escasa mano de obra, incorporando pautas propias de la flexibilización y
precariedad laboral, generando una progresiva desintegración social.
Son numerosas
las resistencias sociales en diferentes localidades y provincias. Existen unas
setenta asambleas contra la megaminería a cielo abierto, nucleadas en la Unión
de Asambleas Ciudadanas (UAC). Entre ellas se
encuentran las emblemáticas asambleas de Chilecito y Famatina, en La Rioja,
cuyos vecinos luchan desde 2006 contra la instalación de la empresa
transnacional Barrick Gold, en el antiguo distrito minero La Mejicana.
Estas luchas llevan implícita la del agua, como bien común y escaso
de esta zona semiárida que hace incompatible la convivencia de una actividad
extractiva con las agroindustrias (olivícola, vitivinícola, nogales y
hortalizas) que dan sustentabilidad económica a la población (Giarracca y Hadad,
2009). En algunas provincias como en Catamarca, La Rioja o San Juan se
criminaliza y reprime la protesta. La provincia de
Catamarca, después de la feroz represión al denominado Andalgalazo (15/02/2010), no modificó
sus políticas de Estado. En enero de
2012, en Famatina, La
Rioja, se produjo una gran pueblada que permitió dar visibilidad a conflictos en
otras provincias del país y colocó la problemática en la agenda política
nacional. El
Gobierno argentino impulsó entonces la creación de la OFEMI -Organización Federal de Estados
Mineros-, organismo
articulador entre el Estado nacional, los estados provinciales y las empresas
del sector con el objetivo declarado de propiciar una minería sustentable y de
constituir empresas públicas mineras provinciales para participar de la renta.
El 23 de marzo de 2013, la población de Esquel celebró el décimo
aniversario del plebiscito realizado en 2003, cuando el 81 % votó por el No a la
Mina. Una marcha multitudinaria marco la vigencia de la resistencia pero ningún
medio de comunicación de alcance nacional se hizo eco. Cada vez más se evidencia
la acumulación por desposesión,
característica de la actual etapa de expansión del capital (Harvey, 2004). La
población pierde sus derechos comunales porque los dominios están privatizados.
La resistencia de los movimientos sociales frente a estos procesos constituye,
formalmente, una indudable expresión de la lucha de clases.
4. Consideraciones finales
En base a las breves síntesis de los casos seleccionados,
entendemos que las modalidades de explotación de los recursos naturales y su
fuerte vínculo con la profundización de la extranjerización y concentración del
capital, constituyen indudables continuidades de las llamadas políticas de los
noventa. En plena segunda década del siglo XXI el extractivismo sigue siendo uno
de los ejes del estilo de desarrollo en la Argentina, como en el resto de
América Latina. La coalición de intereses suele mostrar a las autoridades
gubernamentales alineadas con las empresas en contra de los trabajadores,
comunidades de campesinos o pequeños productores, asambleas ambientalistas y de
vecinos afectados, o toda aquella organización que aparezca como un obstáculo a
las propuestas extractivas en curso.
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La cosecha de soja 2014/15 arrojaría una producción de 60,1 millones de
toneladas (Bolsa de Comercio de Rosario, julio 2015). La superproducción de países como la Argentina y Brasil, más la de
Estados Unidos -con cosecha récord en 2014-, lleva los precios de la oleaginosa
a la baja. El grano de soja, en enero de 2014 cotizó a U$S 466 la tonelada y en
mayo a U$S 540, mientras que en el
primer trimestre de 2015 se posicionó en U$S 380 a causa de la casi perfecta
cosecha estadounidense, con rendimientos récord (Bolsa de Comercio de Rosario, julio
2015).
Según la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (ACSOJA),
la capacidad de molienda instalada pasó de 29,6 millones de toneladas en 2003 a
59 millones en 2011, año que marcó el récord de más de 37 millones de toneladas
de producto procesado. Ese año, Argentina aportó casi el 50 % de las
exportaciones mundiales de aceite y harinas de soja y el 73 % de las de
biodiesel.
Para una ampliación sobre las características de los grandes
emprendimientos mineros se puede consultar: Machado et al., 2011; Gómez Lende y
Velázquez, 2008; Cacace et al., 2013. Sobre la normativa sancionada y
reglamentada (o no) para favorecer a los grandes capitalistas del sector, ver:
Cacace et al., op. cit.
Ponencia presentada durante el XVIII
Encuentro Internacional Humboldt - San Fernando del Valle de Catamarca - 15 al
19 de agosto de 2016.