El asesino invisible
“Toda verdad pasa por tres fases. Primero es ridiculizada. Luego recibe
una violenta oposición y finalmente es aceptada como evidente” Arthur
Schopenhauer.
Alfredo César
Dachary
Hay una larga y amplia literatura y explicación
de casos, de denuncias y de acusaciones contra el uso sin restricciones de la
energía eléctrica, cientos de juicios principalmente en los países más
desarrollados, como Estados unidos, contra los cableados que atraviesan zonas
residenciales y sus efectos sobre la salud de las personas, especialmente los
niños.
En realidad, vivimos conectados aunque no lo
reconozcamos, siempre directa e indirectamente, ya sea a través del ordenador
como parte del trabajo como de los celulares como parte de la cotidianidad,
nuestra diversión es también electrónica, vemos películas en la televisión,
series a través de la computadora y seguimos los partidos a través del celular;
en realidad, la electricidad dejó de ser algo extraño para ser parte de nuestra
vida.
Las casas del futuro son totalmente digitales,
desde las puertas a las ventanas que se irán ajustando acorde a la luz y la
temperatura, las paredes que serán verdaderas pantallas donde nos despertará un
paisaje bello, haciéndonos creer que estamos en el paraíso, pero que se puede
acceder con mucho dinero, porque esta nueva forma de “calidad de vida” hoy es muy costosa.
En medio de este mundo tapizado por cables, que
cada vez son menos al ir bajo tierra, y que están siendo remplazados por las
grandes antenas repetidoras de celulares, teléfonos fijos, cable, televisión y
demás servicios, se ha empezado una nueva y potencial afectación que se denomina
el “síndrome de la electro sensibilidad”, que afecta a personas que se han hecho
muy sensibles a la cercanía de la electricidad, pero esto es solo una parte de
los efectos de este mundo electrónico sobre nosotros, lo otro como en el caso de
iceberg, esta abajo y no emerge, pero aparece con otros síntomas desde pérdida
de la memoria a dolores agudos de cabeza y enfermedades, a veces, mortales.
Pero no se trata de buscar algo que nos afecte y
cambiarlo, sino de enfrentar a los grupos de poder más importantes del mundo que
viven de esta vida donde la electricidad y sus diferentes aplicaciones son la
base de la economía; hoy desde los autos a los edificios, desde la comunicación
al entretenimiento, pasando por el trabajo y la educación ya dominada por un
saber digitalizado.
Pero esta enfermedad es de los países
“desarrollados”, ya que la electro-sensibilidad o hiper-sensibilidad a los
campos electromagnéticos, se da en los países donde la electricidad es el eje de
la cotidianidad, donde las viviendas y los lugares de trabajo están invadidos por los celulares, las antenas
emisoras-receptoras, líneas de WiFi, electrodomésticos de todo tipo, torres que
transportan electricidad a través de cables, transformadores, entre las tantas
caras que nos da la tecnología y la electricidad en un alianza por adecuarnos a
un nuevo mundo digitalizado.
Los primeros que la describieron a través de la
literatura científica fueron los científicos de la ex URSS, hoy Rusia, en la
década de los 40´del siglo pasado, cuando comenzaba dominar la electricidad no
solo en la fábrica sino en el hogar y aparecían los primeros afectados, de los
que hoy podría ser el comienzo de una epidemia.
Parece una coincidencia muy grande que la doctora
Gro Harlem Brundtland, que es conocida mundialmente por su informe sobre el
medioambiente, “El informe Brundtland”, punto de partida para la construcción
del futuro desarrollo sustentable, esté entre las víctimas de esta contaminación
que no fue captada por los ecologistas o no quisieron enfrentarse al poder del
cartel energético mundial y sus aliados las grandes productoras de tecnología.
En el año 2002, Gro Harlem Brundtland fungía como
la máxima autoridad de la Organización Mundial de la Salud (OMS) con sede en
Ginebra, y ella allí tenía prohibido el uso de los celulares en su entorno ya
que la afectaban, por tener la hipersensibilidad a los campos electromagnéticos,
por lo que pocos meses después debió renunciar y fue atendida en la clínica de
enfermedades ambientales de Dallas, como otros importantes
científicos.
Otro de los afectados con la hipersensibilidad
fue Arthur Firstenberg, que era el presidente de la organización civil Cellular
Phone Taskforce, que define estos nuevos síntomas como una epidemia invisible,
todavía en estado de incubación para la mayor parte de la ciudadanía, y es uno
de los mayores experimentos de la historia de la humanidad.
En una resolución del Parlamento Europeo del 4 de
septiembre del 2008, en la revisión del plan de Acción Europeo sobre
Medioambiente y Salud, se sostiene que el número de personas que enferman por
los factores medioambientales sigue en aumento y por ello debe establecerse un
registro epidemiológico que ofrezca un cuadro completo de las enfermedades
vinculadas a los factores ambientales.
A esta resolución se le suma el Grupo de Trabajo
BioInitiative que concluyó en 2007, que los límites existentes de seguridad
pública eran inadecuados para proteger la salud pública, y convino que se
necesitaban nuevos límites de seguridad pública con base biológica.
Este Informe BioInitiative fue preparado por más
de una docena de expertos reconocidos mundialmente en la ciencia y la política
de salud pública, y los revisores externos también aportaron un valioso
contenido y perspectiva. Desde un punto de vista de la salud pública, los
expertos concluyeron que no era de interés público
esperar.
En
2007, la evidencia disponible unida a la enorme población expuesta a un posible
riesgo se argumentó como suficiente para justificar fuertes medidas de
precaución para las radiaciones de radiofrecuencias y disminuir los límites de
seguridad para los Campos Electromagnéticos de las Frecuencias Extremadamente
Bajas (FEB). Las recomendaciones para las FEB estaban basadas biológicamente y
reflejaban los niveles de FEB consistentemente asociados con un aumento del
riesgo de cáncer en la infancia, y, además, incorpora un coeficiente de
seguridad que sea proporcional a otros empleados en circunstancias similares.
Hay evidencia científica reforzada de los riesgos
de la exposición crónica a campos electromagnéticos de baja intensidad y a las
tecnologías inalámbricas, radiación de radiofrecuencia, incluyendo la radiación
de microondas. Los niveles en los cuales se denuncian los efectos que se
producen son cientos de veces más bajos en comparación con 2007, de allí que la
gama de posibles efectos en la salud que son adversos con la exposición crónica
se ha ampliado.
Se analizó un gran incremento en el número de
estudios que examinan los efectos de los teléfonos móviles, en el cinturón o en
el bolsillo de hombres que irradian sólo en el modo de espera y de los
ordenadores portátiles inalámbricos sobre los impactos sobre la calidad y
movilidad de los espermatozoides y sobre la muerte del espermatozoide
(fertilidad y reproducción).
En otros nuevos estudios en fetos, lactantes,
niños y niñas de corta edad, y niños y niñas en la escuela, hay una docena o más
de nuevos estudios de importancia, y hay más pruebas de que tales exposiciones
dañan al ADN, e interfieren con la reparación del mismo, la evidencia de
toxicidad para el genoma humano , y efectos más preocupantes sobre el sistema
nervioso neurológico y más y mejores estudios sobre los efectos de las
estaciones base de telefonía móvil como las instalaciones de antenas y
repetidoras inalámbricas o torres de telefonía móvil, que reportan los niveles
más bajos de radiaciones de RF pudiendo dar lugar con el tiempo a efectos
adversos para la salud.
El gobierno de Estados Unidos reconoce
oficialmente la electro-sensibilidad, a través de un fallo en la Corte de
Apelaciones de New York en el litigio de Yanon contra la Compañía de Teléfonos
de New York. En Canadá, la Comisión de Derechos Humanos manifiesta que quienes
muestren sensibilidades medioambientales, tienen derecho a la protección bajo la
ley canadiense de Derechos Humanos.
El gobierno sueco, una de las democracias más
avanzadas, sostiene que aproximadamente un 3% de la población es electro
sensible, y este país califica a la hipersensibilidad como una discapacidad que
está cubierta por el Plan Nacional de Discapacidad, esta posición de
reconocimiento se da en Suiza, Italia, Rusia, China, Nueva Zelandia y
Bélgica.
Otra cosa que llama la atención es que las
denuncias internacionales partieron desde el interior de la industria de las
comunicaciones inalámbricas en Estados Unidos, encabezadas por el Dr. George
Carlo, Director de Epidemiologia e Investigación Médica de esta industria. Este
científico con los resultados de las investigaciones, que se realizaron en la
Universidad de Harvard y en el Instituto Karonlinska, en Noruega, mostró que
antes del año 2000 la industria de los celulares ya tenía evidencia de los daños
neurológicos y al genoma humano y sus consecuencias.
El tema recién comienza a publicitarse y a llegar
a la población como un mensaje de que la calidad de vida no la dan tantas
tecnologías sino al contrario, un mundo más natural, que hoy se trata de
remplazar por uno construido por hologramas y otras ficciones de la realidad
virtual como un avance más hacia el control total del hombre, a fin de lograr un
mayor control sobre sus ideas, aspiraciones y fantasías, los últimos espacios de
libertad.
alfredocesar7@yahoo.com.mx