Paseando por Roma en el ómnibus
turístico
Jueves 6 de febrero. En la Piazza Barberini, Omar
y yo, tomamos el Roma bus, y a poco de andar llegamos a la Piazza della
Repubblica, frente a la cual se encontraba la Basilica Santa Maria degli Angeli
e dei Martiri.
Esta iglesia fue diseñada en 1562 por Miguel Ángel
sobre la base de las Termas de Diocleciano, a solicitud del papa Pío IV, y del
sacerdote siciliano Antonio del Duca. Y la dedicación a los mártires hacía
referencia al dato que afirmaba la hagiografía cristina, según la cual, dichas
termas habían sido construidas con el trabajo de cristianos
esclavizados.
Bajo el crucero del templo, estaba situada la gran
meridiana solar de Francesco Bianchini, inaugurada en 1702. Su fin era demostrar
la exactitud del Calendario Gregoriano, y determinar la fecha de la Pascua
Cristiana del modo más coherente posible en relación con los movimientos de la
luna y el sol. Funcionaba como gnomon un agujero por el cual la luz solar, al
cénit, caía en un punto variable y medido por la línea de bronce de cerca de
cuarenta y cinco metros de largo trazada en el suelo. La llegada de las
estaciones estaba representada por las figuras de las señales zodiacales
incrustadas en mármol y dispuestas a lo largo de la línea. En un extremo se
encontraba la señal de Cáncer, que representaba al solsticio de verano; y del
otro, la de Capricornio, que respondía al solsticio de
invierno.

Basilica Santa Maria degli Angeli e dei
Martiri.
Bajo el crucero del templo,
marcada sobre el piso,
se encontraba la gran
meridiana solar de Franceso Bianchini
Luego pasamos por el Palazzo del Quirinale, que se encontraba sobre
la colina homónima, y era una de las residencias del Presidente de la República
Italiana.

Palazzo del
Quirinale
Otro lugar destacado fue el Monumento Nacional a Víctor Manuel II,
conocido como Il Vittoriano o como Altar de la Patria, realizado en honor al
primer rey de la Italia unificada. Estaba situado entre la Piazza Venezia y la
Colina Capitolia; y había sido diseñado por Giuseppe Sacconi en 1895, e
inaugurado en 1911, aunque los trabajos terminaron entre 1924 y
1927.

Fachada del Altar de la
Patria

Vista lateral del Altar de la
Patria
Frente al Altar de la Patria, en la Piazza della Madonna di Loreto,
se encontraba la Iglesia Santa Maria di Loreto que databa del siglo XVI, y se
caracterizaba por la belleza de proporciones y su elegante cúpula.

Iglesia Santa Maria di
Loreto
Si bien todo lo que estábamos viendo nos parecía
muy interesante, mucho más lo era el Foro Romano, que en tiempos ha, había sido
la zona central de la ciudad donde se encontraban las instituciones
gubernamentales, judiciales y religiosas, el comercio y la
prostitución.

Ruinas del Foro Romano e iglesia de San Lucas y
Santa Martina

Ruinas del Foro Romano, con el edificio de la
Curia y la iglesia de San Lucas y Santa Martina
Y poco después llegamos al Coliseo, el famoso
anfiteatro de la época del Imperio Romano, construido en el siglo I d. C.
Originariamente era denominado Anfiteatro Flavio, en honor a la Dinastía Flavia
de emperadores que lo construyó, y pasó a llamarse Colosseum por una gran
estatua que se encontraba cerca, el Coloso de Nerón, que no ha llegado hasta
nuestros días.

Llegando al
Coliseo
Por su historia y conservación, el Coliseo era uno
de los monumentos más famosos de la antigüedad clásica. Fue declarado Patrimonio
de la Humanidad por la UNESCO en 1980, y una de Las Nuevas Siete Maravillas del
Mundo Moderno, en 2007.

Detalle de las aberturas del
Coliseo
En la antigüedad poseía un aforo para unos
cincuenta mil espectadores, con ochenta filas de gradas. Los que se ubicaban
cerca de la arena eran el Emperador y los senadores, y a medida que se ascendía
se situaban los estratos inferiores de la sociedad. En el Coliseo tenían lugar
luchas de gladiadores y espectáculos públicos. Se usó durante quinientos años
celebrándose los últimos juegos de la historia en el siglo VI, bastante más
tarde de la tradicional fecha de la caída del Imperio Romano de Occidente en 476
d. C., ya que también fue utilizado por los
bizantinos.
Además de las peleas de gladiadores, tenían lugar muchos otros
espectáculos públicos, como naumaquias, caza de animales, ejecuciones,
recreaciones de famosas batallas y obras de teatro basadas en la mitología
clásica. El edificio dejó de emplearse para estos propósitos en la Alta Edad
Media. Más tarde, sirvió como refugio, fábrica, sede de una orden religiosa,
fortaleza y cantera. De sus ruinas se extrajo abundante material para otras
construcciones hasta que fuera convertido en santuario cristiano, en honor a los
cautivos martirizados durante los primeros años del Cristianismo. Aunque la
estructura fuera seriamente dañada por los terremotos y los picapedreros, el
Coliseo siempre ha sido visto como un icono de la Roma Imperial.

El Coliseo, icono de la Roma
Imperial
La leyenda decía que Roma había tenido sus
orígenes sobre el Palatino, y efectivamente, las excavaciones realizadas durante
el siglo XX y principios del XXI, han confirmado que ya existía población allí
desde 1000 años a. C., y que se trataba de una aldea de pocas hectáreas,
circundada por pantanos, desde donde controlaban el curso del río Tevere
(Tíber). De esta primera urbanización se formaría la llamada “Roma Cuadrada”,
por su forma romboidal de la cumbre de la colina sobre la que se encontró,
integrada por un conjunto de pueblos latinos, etruscos y
sabinos.
En la Eneida y otras fuentes se contaba de cómo
los griegos vivían sobre el Palatino. No se sabe el origen de estas leyendas,
pero, de hecho, la presencia griega data de tiempos remotos en que la zona era
frecuentada por mercaderes y marineros griegos antes de la colonización de la
Magna Grecia.
Según la mitología romana, el Palatino, más
precisamente la pendiente cenagosa que lo conectaba al Capitolio, llamada
Velabro, fue el lugar donde Rómulo y Remo fueron encontrados por la Loba que los
mantuvo en vida amamantándolos en la Gruta del Lupercale, siendo encontrados por
el pastor Faustolo, quien junto a su mujer Acca Larentia, los criara. Y cuando
Rómulo, ya adulto, decidió fundar una nueva ciudad, eligió este
lugar.
En época republicana el Palatino fue sede de
varios cultos. El de mayor importancia era el de Magna Mater (Gran Madre, Madre
Tierra o Cibeles), introducida desde Asia Menor durante la Segunda Guerra
Púnica; y los de Apolo y Vista, cuyos santuarios fueran fundados por Augusto. En
esa etapa, a la vez, la colina se convirtió en la sede de la clase dirigente
romana.
Durante el período imperial, el acontecimiento
fundamental para la historia del Palatino fue el hecho de que Augusto, quien
había nacido allí, lo eligiera como residencia. Desde entonces, se hizo habitual
que los otros emperadores vivieran allí. Surgieron desde entonces, uno después
del otro, los edificios imperiales de Tiberio (Domus Tiberiana) ampliado por
Calígula; de Nerón, el Domus Transitorio y el Domus Áureo; de los Flavi, Domus
Flavia y Domus Augustana; y de Settimio Severo, Domus Severiana y
Settizonio.
En el siglo XVI la colina fue propiedad de la
familia Farnesio quien diseñara los Horti Farnesiorum Palatini o jardines,
conservados aún en parte, sobre las ruinas de la Domus Tiberiana. Originarios de
Grecia, los jardines de placer u horti, eran los sitios de paz y tranquilidad
que los romanos utilizaban como refugio para aislarse de los ruidos de la
ciudad. La puerta principal del Horti Farnesiani fue trasladada a la Vía di San
Gregorio para servir como magnífica entrada al área arqueológica del
Palatino.

Puerta principal del HORTI
PALATINI FARNESIORUM

El Palatino desde la Via San
Gregorio

El Palatino, un gran museo a cielo abierto

Via di San Gregorio esquina
Via dei Cerchi
Entre el valle de las colinas palatinas y la Viale
Aventino se encontraba el Circus Maximus, el primer y más grande estadio de la
antigua Roma, que daba cabida a ciento cincuenta mil espectadores, y que se
convirtiera en el modelo de los circos en todo el Imperio Romano. Ante su
desaparición el sitio quedó convertido en un parque
público.

Vista del sitio del Circus
Maximus desde la Viale Aventino.
La torre en el primer plano es
parte de una fortificación medieval

Vista del sitio del Circus
Maximus desde el sudeste con el Palatino al
fondo
Al llegar a la Via Luigi Petroselli esquina Vico
Jugario nos encontramos con el área arqueológica sacra de Sant’Omobono, por el
nombre de la iglesia que está edificada sobre parte de ellos. Durante las
excavaciones fueron encontrados restos del Santuario de la Fortuna y del de
Mater Matuta fundada por Servio Tullio en el siglo VI a.
C.

Iglesia y área arquelógica
sacra de Sant’Omobono
Continuando nuestra recorrida por la Via del
Teatro di Marcello, llegamos hasta el pie del Campidoglio (Capitolio), colina
sagrada de la Antigua Roma, donde se levantaba el gran templo de Júpiter. Desde
allí partían todas las vías consulares que recorrían el imperio, y al Capitolio
llegaban en su desfile triunfal los ejércitos victoriosos en agradecimiento al
padre de los dioses.
A lo largo de la Edad Media, con los templos
paganos en ruinas, la colina pasó a ser el centro del gobierno municipal,
especialmente con la construcción en el siglo XII del Palacio Senatorio, sede
del Ayuntamiento de Roma en 2014, momento en que nos encontrábamos allí. El
Capitolio se convirtió entonces en símbolo de un poder autónomo e independiente
del Papa, señor de la ciudad en aquellos tiempos, por lo que más de una vez
hubo, entre ellos, enfrentamientos violentos.
El diseño de la Piazza del Campidoglio había sido
diseñada por Miguel Ángel y era la única plaza renacentista que quedaba en Roma;
y seguía siendo, como en la Antigüedad, el kilómetro cero de todas las
carreteras.
Para subir desde la Piazza d’Aracoeli hasta el
Capitolio se contaba con la Cordonata Capitolina, una calle en pendiente,
formada por grandes elementos de piedra que la hacía similar a una escalera,
siendo de muy fácil acceso por haber sido pensada para el paso de hombres a
caballo. Dos estatuas de leones adornaban la escalera en la base, mientras que a
su término fueron colocadas gigantescas estatuas de Cástor y Pólux, los dos
hermanos protectores de la ciudad, de pie junto a sus
monturas.
Junto a su lado se encontraba la Basílica de Santa
Maria in Aracoeli, cuyo acceso era a través de ciento veinticuatro escalones
construidos para el Jubileo de 1350, mientras los Papas residían en
Avignon.

Cordonata hacia el Palazzo
Senatorio; y a la izquierda, la Basílica de Santa Maria in
Aracoeli

Escalinata de la Basílica de Santa Maria in Aracoeli
Y después de pasar por tantos lugares
emblemáticos, regresamos a la Piazza della Madonna di Loreto, donde muchos
descendieron, pero nosotros decidimos continuar con nuestro
paseo.

Iglesia Santa Maria di Loreto desde el Altar de la
Patria
Cruzando el Tevere (Tíber) por el Ponte Vittorio Emanuele II,
arribamos a la Ciudad del Vaticano; y sin bajar del ómnibus, pasamos por la
Basílica de San Pedro, por sus calles principales, y por la Piazza Cavour,
volviendo a cruzar el río por el Ponte Cavour para finalizar el recorrido en la
estación de trenes Roma Termini.

Cruzando el río Tevere por el
Ponte Vittorio Emanuele II

Caffe San Pietro en la Ciudad del
Vaticano

Basílica de San
Pedro

Edificio céntrico de la Ciudad
del Vaticano

Una de las calles de la Ciudad
del Vaticano

Palacio de Justicia de Roma,
frente a la Piazza Cavour

En el centro de la plaza se
encontraba la estatua del estadista piamontés Camillo Benso de
Cavour

Cruzando el Tevere por el Ponte Cavour

Estación Roma
Termini
Habíamos estado toda la mañana sobre el ómnibus
turístico haciendo una recorrida general de los principales atractivos; y como
ya había pasado el mediodía, hicimos una tregua para tener un almuerzo frugal, y
esa misma tarde regresar a los sitios que más nos
interesaban.
Ana María
Liberali