NCeHu 58/16
Firenze, una
ciudad-museo
Una vez repuestos del viaje, Omar y yo, con plano
en mano, salimos a conocer Firenze. Partimos desde el hotel Galileo, caminamos
una cuadra por la via Nazionale, doblamos en la via Chiara, y en pocos pasos más
llegamos a la Piazza del Mercato Centrale, donde se encontraba el Mercado
Central, también conocido como Mercado de San Lorenzo, que databa de 1874.
Siempre nos había parecido interesante entrar a
los mercados de las diferentes ciudades que visitábamos, ya que solía ser un
reflejo de las particularidades de la sociedad. Allí, al margen de la limpieza y
orden característicos de todos los europeos, se vislumbraba la creciente
inmigración reflejada tanto en los puesteros como en los productos
ofrecidos.

Mercato Centrale de Firenze o Mercado de San
Lorenzo

Local de embutidos en el Mercado
Central

Puesto de frutas, verduras y almacén con la
bandera peruana
Desde el mercado tomamos la Via Rosina, luego la
Sant’ Antonino y la Via Faenza para llegar a la Piazza di Madonna degli
Aldobrandini, donde se encontraban la Basílica de San Lorenzo y la Capilla de
los Medici.

Via Sant’Antonino
La Basílica de San Lorenzo, construida entre los
años 1422 y 1446, había sido decidida por ocho familias florentinas con la idea
de que la iglesia contuviera una capilla para cada una de ellas; pero Cosme de
Médici la adquirió al no poder hacer frente los anteriores mecenas a los grandes
gastos ocasionados por tal empresa. Como parte del complejo se destacaban la
Sacristía Vieja, diseñada por el arquitecto Filippo Brunelleschi, y la Sacristía
Nueva, obra de Miguel Ángel Buonarroti como arquitecto y
escultor.

La Sacristía Nueva de la Basílica de San Lorenzo y
la Capilla de los Medici
La Capilla de los Médici, Medicea o de los
Príncipes ya era un museo estatal de Firenze y lugar de sepultura de los Médici,
celebrando su poder como Grandes Duques de Toscana.

Capilla de los Médici, Medicea o de los
Príncipes
Cruzamos la Via dell’Amorino y por la Via del
Melarancio arribamos a la Piazza dell’Unitá Italiana donde había un obelisco
erguido en 1882 en homenaje a los caidos en las Guerras de la Independencia,
tras las cuales se produjo la unificación de Italia: “El
Risorgimento”.

Via dell’Amorino

Obelisco en homenaje a los caidos en las Guerras
de la Independencia en la Piazza dell’Unitá
Italiana
En la Via de’Cerretani intersección con Via
de’Vecchietti descubrimos la iglesia de Santa Maria Maggiore, la más antigua de
Firenze, construida en estilo gótico. Su nombre se debía a que fuera también la
más grande hasta que se construyera la Catedral Santa Maria del
Fiore.

Iglesia de Santa Maria Maggiore en la Via de’
Vecchietti
Seguimos caminando por la Via de’ Cerretani hasta
llegar a la Piazza dei Duomo donde se encontraban el Baptisterio de San Giovanni
y la Catedral de Santa Maria del Fiore.

Piazza dei Duomo.
A la izquierda el Baptisterio de San Giovanni
y a la derecha la Catedral de Santa Maria del
Fiore

Vista lateral del Baptisterio y la Catedral de
Santa Maria del Fiore desde la Piazza dei Duomo
El Baptisterio de San Giovanni era el lugar donde,
hasta el siglo XIX, eran bautizados todos los ciudadanos católicos de Firenze. Y
desde el punto de vista arquitectónico se había hecho famoso por sus puertas de
bronce, de considerable valor artístico. Sobre las Puertas del Paraíso se
encotraban esculturas que representaban el bautismo de Cristo, mientras que en
los paneles había figuras de Adán y Eva, entre otras escenas bíblicas. Tanto las
esculturas como las puertas originales, después de quinientos años, habían
comenzado a deteriorarse, por lo que a fines del siglo XX se realizaron las
réplicas que estábamos admirando en ese momento.

Baptisterio de San
Giovanni

El Bautismo de Cristo sobre las puertas del
Paraíso en el Baptisterio
La imponente Catedral de Santa Maria del Fiore era
una de las obras arquitectónicas más importantes a caballo entre el gótico y el
renacimiento, siendo la tercera más grande después de la de San Pedro en el
Vaticano y de San Pablo en Londres. Su construcción había comenzado a fines del
siglo XIII, pero recién fue consagrada en 1436 por el papa Eugenio IV, siendo
completada algunos años después. La fachada que nosotros estábamos apreciando,
había sido construida entre 1876 y 1887, tras un concurso que generara un gran
escándalo de corrupción, y varias propuestas posteriores. De estilo neogótico,
estaba enteramente dedicada a María. Las tres puertas estaban adornadas con
escenas de la vida de la Virgen. Los mosaicos de los tímpanos representaban, de
izquierda a derecha, la caridad entre los fundadores de instituciones
filantrópicas florentinas, Cristo en el trono con María y Juan Bautista, y
artesanos florentinos, mercaderes y humanistas rindiendo homenaje a la Fe. El
frontispicio encima del portal central contenía un medio relieve representando a
María entronizada empuñando un cetro floreado. Y encima de la fachada se abrían
una serie de nichos con los doce Apóstoles; y en el centro, la Virgen con el
Niño. Entre el rosetón y el tímpano, había una galería con los bustos de grandes
artistas florentinos.

Catedral de Santa Maria del Fiore y el
Campanario de Giotto
El Campanario de Giotto, situado al lado de la
catedral, fue proyectado por Giotto, de quien tomaba su nombre, pero construido
por Andrea Pisano y completado por Francesco Talenti. De ochenta y cuatro metros
de altura, estaba revestido con mármoles policromados blancos, verdes y rosados,
y decorados con numerosas esculturas y azulejos, ya sustituidos en su mayor
parte por copias; mientras que los originales se conservaban en el Museo
dell’Opera del Duomo. En los azulejos del basamento estaban representadas
actividades humanas, verdadero manifiesto de la Firenze corporativa de la Edad
Media; mientras que en la segunda banda estaban los planetas, las virtudes, las
artes liberales y los sacramentos.

Campanario di Giotto
La cúpula, de cuarenta y cinco metros y medio de
ancho, originariamente era de madera, ya que hacerla de ladrillos conllevaba
muchos problemas técnicos, por lo cual se llamó a concurso el que ganara el
famoso arquitecto Brunelleschi. La soluciones del artista eran ingeniosas y sin
precedentes como el peculiar diseño octogonal de doble casco, y la utilización
de refuerzos horizontales de tirantes de piedra y hierro, preparando el camino
para las ideas de reforzamiento de hierro y acero que se utilizarían siglos
después, como el caso del hormigón. La construcción comenzó en 1420 para ser
completada recién en 1436. Y todavía en 2014, era la cúpula de albañilería más
grande del mundo.

Cúpula de la Catedral de Santa Maria
del Fiore vistas desde la Piazza dei Duomo

Cúpula de la Catedral de Santa Maria
del Fiore vista desde el sector del campanario
El interior la Catedral se presentaba algo sombrío
y daba una impresión de vaciedad, aunque era particularmente notable por sus
cuarenta y cuatro vitrales. La desnudez relativa de la ornamentación
correspondía a la austeridad de la vida religiosa predicada por el dominico
Girolamo Savonarola, quien ejerciera una enorme influencia en la población con
sus ideales de pobreza y desposeimiento.
Savonarola predicaba la flagelación por la
corrupción moral, la degeneración, el lujo, el derroche y el afan de placeres en
los círculos de la Iglesia oficial y de la ciudad. La intensidad y el
radicalismo de sus arremetidas retóricas contra Lorenzo de Médici y su hijo
Pietro, así como contra la Santa Sede, no cesaban de crecer. Cuando los Médici
fueron derrocados en 1494 y Carlos
VIII de Francia conquistó el reino de Nápoles, Savonarola mantuvo estrecho
contacto con el monarca francés. Pero el triunfo de Savonarola fue efímero. Las
facciones florentinas lo desbordaron y el papa Alejandro VI ayudó a que así
fuese. Fue condenado a muerte, a pesar de que el proceso careció de rigor legal,
ya que el axioma de la época era “Dove il motivo di procedere non c’e, bisogna
fabricarlo” (Donde no haya motivo para proceder, hay que fabricarlo). Así que la
acusación consistió en haberse atribuido el don de la profecía, herejía, cisma,
rebeldía, pretender innovaciones perniciosas… En total, diecisiete cargos.
Cualquier semejanza con la realidad actual, ¡es pura coincidencia! Savonarola
fue ahorcado y quemado públicamente en la Piazza de la Signoria el 23 de mayo de
1498.

Interior de la Catedral de Santa Maria
del Fiore

La cúpula vista desde el interior con la
representación de El Juicio Final
Antes de dejar la Piazza dei Duomo compramos
algunos recuerdos para familiares y amigos. Y aprovechando que la lluvia había
parado momentáneamente, continuamos camino por la Via dei Calzaiuoli y doblamos
por la Via degli Speziali hasta la Piazza de la
Repubblica.

Venta de souvenires en la Piazza dei
Duomo

Via dei Calzaiuoli, una de las
peatonales más importantes de la ciudad
La Piazza della Repubblica siempre había sido el
núcleo de la urbe. En época romana era el espacio donde funcionaba el foro; y en
la Edad Media se había convertido en el centro del
comercio.
Después de la unificación de Italia, a fines del
siglo XIX, la ciudad fue re-urbanizada, y en esa oportunidad se diseñó la nueva
Plaza derrumbando el Antiguo Mercado, la Loggia del Pescado y el gueto judío. En
su sector occidental se erigió un arco de triunfo que conmemoraba la elección de
Firenze como capital de Italia (1865 a 1871), con una leyenda en losa que decía:
“El antiguo centro de la ciudad de
secular desolación a vida nueva restituido”.
En el centro de la plaza se encontraba la Columna
de la Abundancia, perteneciente al antiguo mercado rematada por una escultura
del siglo XVIII, como símbolo del lugar donde se cruzaban las principales calles
romanas: Cardo y Decumano.

Via degli Speziali

Arco de Triunfo y Columna de la Abundancia en la
Piazza della Repubblica
La Via Pellicceria a ambos lados del arco de
triunfo estaba cubierta por una recova donde nos refugiamos debido a que había
comenzado nuevamente a llover. Y pasado el chaparrón, retomamos la Via degli
Anselmi hasta llegar al cine-teatro Odeon.

En la recova de la Via Pellicceria esquina Via
degli Strozzi
había una sucursal del BNL (Banca Nazionale del
Lavoro)

Cine – Teatro Odeon en la Via degli Anselmi
Deambulando sin rumbo nos encontramos con el
Palazzo Bartolini Salimbeni, situado entre la Via Tornabuoni y la Piazza Santa
Trinidad. También frente a esa plaza se encontraba el templo de la Santa
Trinitá, que era la iglesia madre de la Orden de Vallombrosa de monjes, fundada
en el año 1092 por un noble florentino.

Palazzo Bartolini
Salimbeni

Iglesia de la Santa
Trinitá
Por cada calle que caminábamos encontrábamos
verdaderas obras de arte. De hecho, los arquitectos italianos eran muy
reconocidos en toda Europa; y Firenze, un museo en sí
misma.
Ana María Liberali
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