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Asunto:=?UTF-8?Q?Re:_NoticiasdelCeHu_10/16_-_VIAJANDO:_Vol?= =?UTF-8?Q?viendo_a_visitar_las_Cataratas_del_Iguaz=C3=BA?=
Fecha:Martes, 16 de Febrero, 2016  00:50:41 (+0000)
Autor:silvia humanista <humanistasilvia @.........ar>
En respuesta a:Mensaje 17525 (escrito por Noticias del CeHu)

 
-Hermoso y muy descriptivo el relato. Misiones en su totalidad es majestuosa: los incontables saltos, la vegetación siempre presente, sus paisajes,  atraen a todo visitante y algunos, como dijo un cantor..." cuando visitan Misiones después de una lluvia, la intensidad de sus colores terminan por atraparlos" junto a mi marido, damos fé; y aquí estamos desde hace 9 años, viviendo en nuestra casa, levant¡ndonos temprano todas las mañanas (por que el calor te expulsa de la cama), disfrutando de los  p¡jaros mientras compartimos el mate y celebrando la vida  pues cada día una planta nos regala una flor o una hoja nueva...
Caluroso saludo...

                                                                                                                      Silvia Guantay







El Domingo, 14 de febrero, 2016 17:47:40, Noticias del CeHu <noticias@centrohumboldt.org> escribió:


NCeHu 10/16
 
 
Volviendo a visitar las Cataratas del Iguazú
 
 
 
Era el primer domingo de octubre y el día había amanecido espectacular. No sólo por la presencia de febo sino por lo fresco del ambiente, aunque por tratarse de un clima subtropical sin estación seca y con temperaturas medias que iban de los 24°C en verano a los 14°C en invierno, con precipitaciones cercanas a los 2000 mm anuales, el tiempo podía variar permanentemente. Así que, por temor a que eso ocurriera, con Omar y Solange tomamos un ómnibus local y nos dirigimos al Parque Nacional Iguazú.
El Parque Nacional Iguazú poseía una superficie de 67720 hect¡reas en el extremo norte de la provincia de Misiones, limitando con el río Iguazú, que en guaraní significa “agua grande”, y desemboca en el Paran¡ en un barranco de lava, formado hace m¡s de ciento veinte millones de años.
El primer propietario de esas tierras había sido Gregorio Lezama quien por considerarlas de escaso valor, las vendió en un remate público cuyo anuncio rezaba “bloque de selva que linda con varios saltos de agua”. Su siguiente dueño, Domingo Ayarragaray, lo promovió parcialmente colocando un hotel y caminos para que los visitantes pudieran ver los saltos y explotó el tesoro maderero del lugar hasta que fuera adquirido por el gobierno del presidente Hipólito Yrigoyen. Y luego de esa incorporación al patrimonio nacional, el 9 de octubre de 1934 fue declarado Parque Nacional a través de la Ley 12103.
A pesar de haber visitado las Cataratas en varias oportunidades, nunca las había visto de la misma manera, no sólo por la temperatura sino por la cantidad de agua que llevaban. No se trataba meramente de un paisaje visual sino de todos los sentidos; tanto los sonidos, los perfumes y las sensaciones en la piel siempre habían sido diferentes.
Ya era la segunda vez que debía tomar el denominado “tren ecológico”, ya que se habían anulado las sendas peatonales anteriores. El cuestionamiento respecto a su rol de protección del ambiente tiene que ver con que para su construcción fuera talada parte de la selva, lo que diera origen al crecimiento de pastizales, al margen del negociado que las empresas hicieran con la madera. Y adem¡s, con que de esa manera se concentraba en demasía la densidad de visitantes generando una mayor presión sobre el ecosistema.
 
 
 
 
 
 
 
Con Omar en el trencito de las Cataratas
 
 
Pastizales crecidos después de talar la selva para construir el “tren ecológico”
 
 
El trencito nos dejó en el ¡rea de acceso a los circuitos inferior y superior, donde la Selva Paranaense, que era la de mayor biodiversidad de la Argentina, aún estaba presente.
La vegetación era verdaderamente exuberante, abundando lianas, epífitas y helechos. En determinados sitios presentaba bosques de palmito y palo rosa, ¡rbol gigante que buscando luz llegaba a los cuarenta metros de altura, o el del laurel y el de guatambú.
 
 
 
 
 
 
 
Vista de la Selva Paranaense o Bosque Subtropical Misionero
 
 
Los distintos estratos selv¡ticos servían de h¡bitat para una variadísima fauna como monos, coatíes y ardillas, entre otros. En el suelo había cuises, corzuelas, zorros de monte, lagarto overo, y por sus huellas era posible adivinar la presencia del yaguareté. En el agua algún yacaré, bigu¡ cuello de víbora, tortugas y peces. Y desde el cielo enjambres de vencejos de cascada (emblem¡tico del ¡rea protegida), tucanes y urracas, entre las cuatrocientas cincuenta especies detectadas.
De todos modos ya se encontraba bastante limitada debido a la construcción de los aeropuertos internacionales de Puerto Iguazú (Argentina) y de Foz do Iguazú (Brasil) en sus cercanías, que adem¡s del sonido de los aviones en un ambiente húmedo, utilizaban petardos para evitar que las aves se introdujeran en las turbinas. Pero adem¡s, el ingreso de contingentes de turistas que hacían bullicio, acompañados por guías que meg¡fono en mano daban vacías explicaciones o lo que era peor, contaban chistes, terminaban por ahuyentar a la mayor parte de los animales. Todo lo contrario de lo que había experimentado en los parques nacionales costarricenses, en que se pedía absoluto silencio durante las caminatas, y los guías hacían las indicaciones en voz moderada a pequeños grupos, y de esa manera se podía avistar a gran parte de la fauna. Así que pretendiendo dedicarme a la caza fotogr¡fica, traté de separarme lo m¡s posible del resto de la gente, y poder obtener así mis tomas.
 
 
 
 
 
 
Un mono trepado en las ramas de un frondoso ¡rbol
 
 
Si bien en el sector brasileño de las Cataratas estaba permitido alimentar a los coatíes, no era así del lado argentino. Pero estos atrevidos animalitos trataban de hurtar comida a los turistas, en muchos casos, arrebat¡ndola de las manos de los niños. Y en determinado momento, uno de ellos encontró sobre la silla de uno de los barcitos una mochila semi-abierta y sigilosamente se acercó y sacó un s¡ndwich que había dentro de ella. ¡No quieran saber la indignación de su dueño! Un hombre mayor que le reboleó la mochila por la cabeza y pretendía correrlo, siendo contenido por quienes est¡bamos a su alrededor.
 
 
Un coatí en busca de comida
 
 
La cantidad de aves del Iguazú era elevadísima, pero con tanto bochinche era difícil poder escuchar sus gorjeos y mucho menos verlos. Sin embargo, en determinados momentos, las urracas aparecían posadas en las ramas de los ¡rboles.
 
Una Urraca Común posada en la rama de un ¡rbol
 
 
Otra Urraca Común a corta distancia
 
 
Comenzamos el recorrido por el Circuito Inferior, y a poco de andar pasamos por el salto Lanusse, llamado así en honor a don Juan José Lanusse, segundo gobernador de la provincia de Misiones y responsable de llevar vía fluvial a las primeras corrientes turísticas a las Cataratas y a las ruinas de San Ignacio; fundador adem¡s de las colonias de Apóstoles y Azara.
 
 
Salto Lanusse en honor a quien fuera el segundo gobernador de Misiones
 
 
Le pedí a Solange que me tomara una fotografía junto a Omar en el puentecito que estaba sobre ese bonito salto, pero mientras est¡bamos posando alguien nos advirtió desesperadamente que había una víbora a nuestro lado; y lejos de salir corriendo, primero la fotografié y recién entonces descendimos.
 
 
 
 
Con Omar en el puentecito donde había una víbora
 
 
Víbora desplaz¡ndose por una de las pasarelas
 
 
En 1984 el Parque Nacional Iguazú fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) para la preservación y difusión universal de su importancia natural y cultural excepcional para la herencia común de la humanidad.
Mientras nosotros est¡bamos allí, año 2011, se estaba llevando a cabo la votación mundial organizada por la fundación suiza “New Seven Wonders”, para declarar a las Cataratas del Iguazú “Nueva Maravilla Natural del Mundo”.
 
Vista panor¡mica de las Cataratas del Iguazú desde el mirador del Circuito Inferior
 
 
Con Omar en el mirador del Circuito Inferior
 
 
Salto San Martín, en homenaje al Padre de la Patria
 
 
Una lancha con turistas navegando en las proximidades del salto San Martín
 
 
Acerc¡ndose peligrosamente…
 
 
A tanto no nos animamos…
 
 
Formación de arco iris en cada cascada
 
 
Salto Bossetti, en honor al pionero naturalista y gran explorador de la Selva Paranaense
 
 
Con Omar en el mirador del salto Bossetti
 
 
Con Solange en el salto Bossetti
 
 
Salto Chico
 
 
Salto Dos Hermanas, en homenaje a María y Teresa, las hijas de Juan José Lanusse
 
 
Omar en los jardines del hotel Sheraton, un verdadero elefante blanco
 
 
Antiguo hotel Cataratas, en mejor relación con el paisaje
 
 
Después de tomar un refrigerio iniciamos el recorrido por el Circuito Superior, que si bien también gozaba de gran belleza, no era tan impactante como el Inferior donde las aguas caían casi encima de nosotros.
 
 
 
Salto Ramírez desde arriba
 
 
Manuel Antonio Ramírez fue un periodista y poeta que le cantó al río
 
 
Río Iguazú marcando el límite entre la Argentina y Brasil
 
 
Salto Mbigu¡
 
 
El mbigu¡ era un ave parecida a un pato cuyo h¡bitat eran las islas del río Iguazú Superior
 
 
Detalle del salto Mbigu¡
 
 
Salto Mbigu¡ visto desde arriba
 
 
Agua y selva, un espect¡culo maravilloso
 
 
M¡s lanchitas acerc¡ndose a los saltos
 
 
El Sheraton desentonando con el paisaje
 
 
Vista panor¡mica de los saltos Mbigu¡ y Ad¡n y Eva
 
 
Saltos Ad¡n y Eva y Bossetti
 
 
El mirador del Salto Bossetti
 
 
Vista de la Selva Paranaense desde el Circuito Superior
 
 
Ya de tarde volvimos al trencito y nos dirigimos a las pasarelas que nos conducirían a la Garganta del Diablo. Y en el camino nos topamos con algunos otros ejemplares de la fauna de la región.
 
 
Lagartija de la lava o Teyú Taragüí
 
 
Se habían encontrado m¡s de ciento treinta especies de mariposas diurnas
 
 
Un nido de avispas
 
 
Con Omar en la pasarela que nos conducía a la Garganta del Diablo
 
 
Llegando a la Garganta del Diablo
 
 
¡La Garganta del Diablo!
 
Se denominaba “Garganta del Diablo” a un sector de las Cataratas del Iguazú
donde convergían varios saltos
 
 
Salto Mitre, en honor a quien fuera militar, político, periodista e historiador,
nombrado presidente de la República Argentina por el Congreso Nacional en 1862
 
 
Una lancha navegando muy cerca del salto Mitre
 
 
Detalle del salto Mitre
 
 
Arco iris sobre el salto Mitre
 
 
Increíble la fuerza del agua
 
 
Salto Unión que debía su nombre a que se encontraba ubicado sobre la línea demarcatoria fronteriza que dividía la República Argentina y la República Federativa del Brasil
 
 
Mirador del sector brasileño visto desde el mirador de la Garganta del Diablo en Argentina
 
 
Con Solange en el mirador de la Garganta del Diablo, en el sector argentino
 
 
La Garganta del Diablo (Aña Ragio) debía su nombre a que para los guaraníes,
habitantes originarios del lugar, el diablo era el rey de las tinieblas
 
 
Nos mantuvimos en el Parque hasta la hora de su cierre. Quisimos aprovechar al m¡ximo el día que se había mantenido excepcional. Estuvimos en silencio en todo el recorrido hasta Puerto Iguazú. Yo cerraba los ojos para imaginarme que me encontraba aún al pie de los saltos de agua. Y sin haber llegado a destino, ya estaba pensando cu¡l sería la próxima vez en que podría volver. Porque conociendo toda la Argentina, y en ese entonces, treinta y tres países m¡s, si me decían que podía viajar sólo a un lugar m¡s, sin duda que elegía Iguazú.
 
 
 Ana María Liberali
 
 
 



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