El TISA: un acuerdo sobre el comercio de
servicios
Alfredo César
Dachary
El gobierno que encabeza el presidente Obama ha
planteado tres grandes estrategias para reformular las relaciones geopolíticas a
partir de su tradicional esquema de dicotomías entre los amigos y los enemigos.
Esta estrategia se viene trabajando desde antes,
pero la crisis del 2008 aceleró el proceso en los cuatro grandes estrategias: el
Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), el Tratado Trasatlántico
de Comercio e Inversión (TTIP), el Acuerdo sobre el Comercio de Servicios (TISA)
y el Acuerdo Económico y Comercial Global (AECG), firmado entre la Unión Europea
y Canadá.
Estos acuerdos tienen algunas características
comunes que los colocan como una nueva generación de estos tratados, en el marco
de una compleja relación internacional con varios escenarios
abiertos:
·
Parten de negociaciones lideradas por las grandes corporaciones
mundiales.
·
Intentan unificar vía la homogenización de procesos y productos, la
producción agropecuaria, y con ello borrar la identidad de las denominaciones de
origen.
·
La reducción y subordinación del Estado a estos acuerdos, que generan
una nueva estructura territorial global y mercados cerrados solo para los
promotores, como una forma de guerra comercial con sus oponentes, en este caso
China y Rusia.
·
El hecho de reducir el papel del Estado es debido a que los países
tienen dos realidades opuestas: una minoría que tiene el poder económico y una
mayoría que no, por ello esta vez fue más claro todo y acordaron los que poseen
el poder y, por ende, los destinatarios de las grandes ganancias.
El TISA es el Acuerdo sobre Comercio de Servicios
(Trade In Services Agreement), en inglés, que se está negociando de forma nada
transparente desde julio del 2013 por parte del grupo llamado, y no es broma,
"los muy buenos amigos de los Servicios" (compuestos por Estados Unidos, la
Unión Europea y otros 20 países).
El tratado tiene como objetivo la liberalización
de los servicios y su ámbito es muy amplio: empleo, transporte, comunicación,
datos, servicios legales, subvenciones agrícolas, educación, salud, residuos,
suministro de agua, distribución de energía y comercio digital. Es una amenaza
real para los servicios públicos como la salud y la educación, y puede también
implicar una mayor liberalización de los mercados
financieros.
Parece que hemos olvidado ya las lecciones
aprendidas de la crisis financiera, por lo que la ideología neoliberal renace de
sus cenizas, ya que este tratado es potencialmente tan o incluso más peligroso
que el TTIP, ya que contendrá cláusulas que no permitirán imponer mejores
estándares legislativos o regular de nuevo un sector que previamente habría sido
ya liberalizado. La democracia está en peligro puesto que la ciudadanía ya no
puede decidir el grado de regulación que desea.
Detrás del TTIP como el gran frente hay uno
mayor, el TISA, que es el tratado extremo de la estrategia del neoliberalismo
que ya está siendo acordado por más de 50 países y puesto a la luz pública por
WikiLeaks. Se ha negociado en secreto y a su vez no se conocerá el texto hasta
el año 2020, que entre en vigor y controle el 68,2% de los servicios del
planeta.
Este tratado, negociado clandestinamente, es una
violación a la Convención de Viena sobre la ley de Tratados, pero parecería que
la transparencia y la democracia no se aplican al sistema, aunque se declaren en
sus leyes y sean a su vez instrumentos de acusación y coacción contra países que
no piensan sumarse a este nuevo negocio mundial de las grandes transnacionales.
Los gobiernos involucrados en la negociación
secreta son: Australia, Canadá, Chile, Colombia, Corea del Sur, Costa Rica,
Estados Unidos, Hong Kong, Islandia, Israel, Japón, Liechtenstein, México, Nueva
Zelandia, Noruega, Paquistán, Panamá, Paraguay, Perú, Suiza, Taiwán, Turquía y
la Comisión Europea en representación de los 28 países de la UE. A ellos se le
sumará ahora Argentina al asumir un presidente que se define con esta estrategia
política.
El objetivo del TISA es la liberalización
absoluta de los servicios financieros, suprimiendo todo límite a sus
instituciones y restricciones incluido los Swaps y el acuerdo incluye:
telecomunicaciones, comercio electrónico, transporte aéreo y marítimo,
distribución y envíos, servicios profesionales, transparencia, movimiento de
personas físicas, regulaciones nacionales internas y servicio postal
universal.
Para Jane Kelsen, de la Universidad de Auckland
de Nueva Zelandia, “el TISA impedirá a los gobiernos fortalecer reglas en el
sector financiero”, así el mismo obligará a los gobiernos firmantes a apuntalar
y ampliar la desregularización y liberalización bursátil, causas de la crisis
del 2008, los forzará a aceptar derivados crediticios tóxicos y los atará de
manos si tratan de adoptar medidas
para responder a la recesión.
Las amenazas en todos los frentes, incluido los
más sensibles como la educación, la salud y la propia seguridad ya están también
operadas en varios países por ejércitos privados.
Las principales amenazas del TISA se pueden
sintetizar en unas diez muy generales que son:
·
Restringir las medidas equitativas para limitar riesgos financieros,
lo cual deja al ciudadano a expensas de las políticas bancarias, generalmente
abusivas.
·
Permitir la exportación de datos sensibles de los consumidores,
instrumentos fundamentales para el diseño de estrategias de marketing regionales
locales e incluso personalizadas.
·
Se obliga a los gobiernos a predecir todas las regulaciones, o sea,
acordarlas antes de la firma del tratado sino deben ser negociadas con los
inversionistas extranjeros que serían afectados.
·
Prohíbe indefinidamente toda nueva regulación financiera, que sea
contraria al interés de las grandes corporaciones y los
bancos.
·
Prohibir los controles de capital usados para mitigar la
crisis.
·
Exigir al gobierno y por su intermedio a la sociedad de la aceptación
de productos financieros aún no inventados
·
Permitir todas las reglas financieras vigentes en otros
países.
·
Permitir que las empresas paralicen la aplicación de
regulaciones.
·
Prohibir preferencias
públicas para los contribuyentes
·
Dejar a los gobiernos sin defensa legal para sus regulaciones.
El TISA obliga a los gobiernos a tener
“imparcialidad” para conceder licencias de servicios a empresas extranjeras y,
por ello, seguir “criterios objetivos y transparentes”, como la “capacidad de
prestar servicios” que tenga una empresa dejando de lado las razones: sociales,
medioambientales y culturales. TISA restringe la capacidad del gobierno para
regular el mercado.
En el punto 3 del artículo 1-1- sobre el alcance
de las disposiciones generales en cumplimiento de las obligaciones y compromisos
bajo el acuerdo, cada participe (país) debe adoptar todas las medidas razonables
a su disposición para asegurar el cumplimiento por los gobiernos regionales y
locales y por las autoridades y organismos no gubernamentales dentro de su
territorio.
Los gobiernos que negocian el TISA, renuncian a
su derecho soberano de dar preferencia a los proveedores locales de servicios
estratégicos o de necesidad pública como, la educación, la sanidad, las
telecomunicaciones, la energía o los abastecimientos
urbanos.
Así mismo, se renuncia a limitar la inversión
extranjera en sectores claves o de requerir mayoría de nacionales en los
consejos de administración y en los accionarios de los sectores de los que
dependa la seguridad nacional.
Si uno de los países firmantes no notifica una
propuesta de ley y tampoco ofrece la oportunidad de comentarla con la suficiente
antelación, comunicará por escrito las razones por la cual no ha hecho.
El transporte aéreo es otro de los objetivos del
TISA, ya que les permitirá a las grandes empresas eludir las regulaciones de la
organización civil internacional (ICAO) y remplazarla por directrices propias,
lo que traerán aparejadas, la pérdida de derechos laborales de sus empleados sin
ninguna protección ante los vaivenes empresariales. Esto a su vez aumenta la
inseguridad aérea en el mantenimiento de las naves y sus riegos, ya que en la
actualidad el número de accidentes por mantenimiento creció en un 100% según la
ITF, citada por la ICAO, mientras los vuelos han crecido un 55%
más.
Así el TISA logra lo que no se pudo en largos
años, negociar en el marco de la OCD, pero hoy emerge en la medida en que crecen
las confrontaciones de grupos y se inicia una nueva guerra fría, el escenario
ideal para manejar las sociedades desarrolladas que requieren de enemigos para
alistarse al enfrentamiento y al final éstos son siempre los mismos, países que
emergen de la periferia, los otros los distintos, la otroriedad que creó la
ideología eurocentrista.
alfredocesar7@yahoo.com.mx