NCeHu
43/15
El caso Nisman
Irán cobra peso en la
contraofensiva contra los jihadistas
Su
poderosa influencia en algunas zonas de Irak se hizo más visible en los últimos
días
Anne Barnard | The New York
Times
La
Nación
Buenos Aires,
7/3/15
AWJA,
Irak.- A lo largo de las fértiles llanuras de la región que las tropas de
ocupación norteamericana solían llamar "el triángulo sunnita", en los postes de
alumbrado y torres de vigilancia flamea la bandera de la organización Badr, la
milicia chiita tan odiada y temida desde hace mucho tiempo por los sunnitas
iraquíes.
La ruta entre Bagdad y
Tikrit está jalonada de puestos de control, muchos de ellos empapelados con
afiches del líder supremo de Irán y otras personalidades chiitas. Hacia el
Norte, se extienden hasta Awja, aldea natal de Saddam Hussein, en las afueras de
Tikrit, a plena vista de los mastodónticos palacios del ex líder que supo
reprimir sin piedad a la disidencia chiita.
En los últimos días, con
el despliegue de la contraofensiva contra los militantes de Estado Islámico (EI)
en los alrededores de Tikrit, la poderosa influencia de Irán en Irak se hizo más
visible que nunca. Aquí, las milicias apoyadas por Irán se pusieron a la cabeza
del combate contra EI. Los altos líderes iraníes ayudaron abiertamente a dirigir
la batalla, y los funcionarios norteamericanos dicen que también están
participando las fuerzas de la Guardia Revolucionaria de Irán.
Los funcionarios de Irak
tampoco ocultaron el rol que están desempeñando las milicias iraníes. Se
muestran confiados en sus habilidades de combate y declaran que el modo en que
se libra la lucha es decisión de Irak, mientras que los líderes de las milicias
critican a Estados Unidos por sus presiones para que el combate sea llevado
adelante por fuerzas regulares.
Tanto los líderes de las
milicias como los de las fuerzas regulares señalan que no hay distinciones entre
ellos y que las milicias son fuerzas legítimas que responden a la cadena de
mando del gobierno.
En opinión de algunos
iraquíes, el que brilló por su ausencia en este enfrentamiento es Estados
Unidos, cuyos ataques aéreos ayudaron a hacer retroceder a EI en los primeros
enfrentamientos, pero que no hizo sentir su peso en esta nueva y crucial
batalla.
Anteayer, Mohammed
al-Samarrai, un miliciano de 28 años, se detuvo junto a una mezquita en ruinas
de la aldea de Muatassim, al sudeste de la ciudad de Samarra, que él y sus
camaradas habían recuperado de manos de EI ese día. Al ver a un periodista
norteamericano, se le iluminó la cara y dijo estar encantado de ver
norteamericanos en el lugar, ya que su hermano había trabajado como intérprete
de las tropas de ocupación y ahora vive en el estado de Virginia.
Mohammed dijo no entender
por qué Estados Unidos no hace sentir todo su peso para apoyar a Irak en la
lucha contra EI.
"Tras la caída de Saddam,
la política de Estados Unidos fue ayudar al pueblo de Irak -dijo-. Entonces,
¿por qué ahora están ayudando al mismo enemigo que solía matar a los soldados
norteamericanos? Tendrían que acordarse de los soldados norteamericanos
asesinados por Al-Qaeda."
Los funcionarios dicen
que unos 5000 sunnitas locales se unieron a la contraofensiva para recuperar
Tikrit. Pero el comandante de artillería Al-Jabri y otros líderes de las
milicias dicen que su principal función no fue combatir, sino suministrar
información de inteligencia y hacer de guías de los combatientes de las
milicias, que en su mayoría no conocen la región, ya que provienen de Bagdad y
el sur de Irak.
Aunque los líderes de las
milicias se declaran parte del Estado de Irak, la identidad chiita de las
fuerzas combinadas que marchan sobre Tikrit era evidente, y avanzan sobre una
región conocida por ser un bastión sunnita.
En los cuarteles
generales de la organización Badr en Bagdad, mientras desayunaban pan de pita
ensopado en tahine, los combatientes se abrazaron con los clérigos que estaban
de visita y relataron sus misiones a Siria para defender el santuario de Sayeda
Zeinab, lugar sagrado de los chiitas.
Los combatientes
manifestaron su entusiasmo tanto en términos religiosos como patrióticos. Muchos
dijeron haber abandonado sus empleos para ser voluntarios en las milicias,
después del llamado a unirse a la lucha que hizo el gran ayatollah Ali
al-Sistani, la más alta autoridad religiosa chiita de Irak.
Traducción de Jaime Arrambide.
|
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
www.avast.com
|
|