NCeHu
898/14
El nuevo gran
desafío de Cuba
La
haine
30/12/14
EEUU sigue empeñado en destruir el Estado cubano,
sólo que ahora piensa recurrir a métodos menos violentos que el terrorismo de
Estado y el bloqueo económico
La próxima
etapa será por consiguiente un intento de «revolución» de color.
Desde que la
Revolución Cubana puso fin, en 1959, al dominio estadounidense sobre la mayor
isla de las Antillas, control que había comenzado con la guerra
hispano-estadounidense de 1898, EEUU ha venido tratando –a lo largo más de medio
siglo– de reconquistar Cuba, recurriendo para ello a todos los medios: desde la
invasión hasta el terrorismo de Estado y pasando por el aislamiento y el embargo
[1].
Pero la
resistencia del pueblo cubano, organizado como «Estado socialista de
trabajadores, independiente y soberano» (Artículo 1º de la Constitución de
la República de Cuba) hizo fracasar el intento. El presidente Barack Obama ha
tenido que aceptar la realidad, al anunciar el restablecimiento de las
relaciones diplomáticas y aligerando parcialmente el embargo.
Esta decisión ha
recibido una acogida entusiasta entre los cubanos y entre todos aquellos que los
han apoyado, porque es el resultado de la lucha que libraron a lo largo de todos
estos años.
Pero al mismo
tiempo estamos siendo testigos de una intensa campaña que atribuye todos los
honores de la Historia al presidente Obama, como si hubiese marcado una ruptura
total con la política agresiva de EEUU hacia Cuba.
Una interpretación
que la propia Casa Blanca se ha encargado de desmentir. Según reconoce Obama en
su discurso oficial: «Décadas de aislamiento de Cuba por EEUU no han logrado
concretar nuestro objetivo. Hoy Cuba aún está gobernada por los Castro y el
Partido Comunista.» Y agrega que, al restablecer las relaciones
diplomáticas, los EEUU pueden «defender nuestros valores y ayudar al pueblo
cubano a que se ayude a sí mismo».
Lo cual significa
que la administración Obama no renuncia a la estrategia que apunta a la
destrucción del Estado cubano. Sólo modifica la manera de lograrlo. No habrá un
nuevo desembarco como el de Bahía de Cochinos, efectuado en 1961, bajo la
presidencia del también demócrata Kennedy, por contrarrevolucionarios cubanos
entrenados y pagados por la CIA.
Lo que habrá, bajo
la administración Obama, será un desembarco de organizaciones «no
gubernamentales», fabricadas por la CIA y el Departamento de Estado,
enviadas por Washington con «proyectos humanitarios de ayuda al pueblo
cubano». El Congreso de EEUU –subraya el documento oficial de la Casa
Blanca– ha atribuido «importantes fondos para la programación de la
democracia en Cuba, asignados para prestar asistencia humanitaria, promover los
derechos humanos y las libertados fundamentales, apoyar el libre flujo de
información, estimular las reformas a través de nuestros contactos de alto nivel
con funcionarios cubanos». Serán financiadas especialmente «las
actividades de fundaciones privados e institutos de investigación e
instrucción».
Con las
organizaciones «no gubernamentales» que llegarán con los bolsillos
llenos de dólares, desembarcarán también las transnacionales estadounidenses
que, según escribe el New York Times, están preparando una «cabeza
de playa» para penetrar con sus capitales en la economía cubana, apuntando
al sector de la biotecnología –muy desarrollado en Cuba–, las minas –sobre todo
el níquel ya que Cuba posee una de las reservas más importantes del mundo– así
como el sector hotelero y turístico, donde existe un gran potencial.
El desafío que
ahora tiene ante sí el pueblo cubano consiste en conservar las conquistas de la
Revolución ante la nueva ofensiva de Washington, que recurrirá a herramientas no
menos peligrosas que las anteriores. La situación es hoy más favorable para Cuba
ya que gran parte de Latinoamérica ha dejado de ser el «patio trasero de
EEUU» y Cuba, junto con Venezuela –ahora objeto de nuevas sanciones
estadounidenses– y con otros países, ha dado vida a la Alianza Bolivariana para
las Américas (ALBA).
Será por lo tanto
decisiva la nueva generación que, en Cuba, debe dar continuación a la Revolución
haciendo fracasar el plan de Washington tendiente a la destrucción del Estado
socialista en nombre de una «independencia del pueblo cubano», que
conduciría a una nueva dependencia del imperialismo estadounidense.
________________
Nota: [1] El término «embargo» –que se escribe
y pronuncia exactamente de la misma manera en inglés, francés y español–
corresponde a la terminología impuesta a la prensa internacional por los medios
dominantes que vehiculan la propaganda estadounidense. Los cubanos utilizan la
palabra «bloqueo» –en inglés «blockade», en francés
«blocus»– por ser esa política estadounidense esencialmente similar a
un asedio militar tendiente a cortar a todo un país el suministro de todo lo
necesario para la vida normal de la población de cualquier Estado del mundo y
sus posibilidades de comerciar con otros Estados. Nota del traductor al
español.
Il Manifesto /
Red Voltaire
|
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
www.avast.com
|
|