NCeHu
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Ayotzinapa: el dolor,
la incertidumbre y la ira
Adolfo
Gilly
Sin
Permiso
16/11/14
Cuatrocientos cuarenta y cinco miembros de la comunidad de El
Colegio de México, conocida por la mesura de sus juicios y la herencia de razón,
república y estudio recibida desde los padres fundadores de la Casa de España de
México, han dado a conocer un sereno y severo documento, dirigido a la opinión
pública, sobre el crimen de lesa humanidad cometido contra los normalistas de
Ayotzinapa, a quienes llaman nuestros 43 hermanos
desaparecidos.
Por la seriedad de
sus argumentos me tomaré la libertad de reproducir o glosar en este espacio
algunos de los pasajes fundamentales. El documento consta de cuatro apartados y
está fechado el 11 de noviembre de 2014. Las cursivas están en el texto
original.
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Dicen
desde el inicio los firmantes (64 profesores-investigadores, 216 estudiantes, 36
administrativos y bibliotecarios, 99 egresados) que la información presentada
por el Procurador General de la República en la conferencia de prensa del 7 de
noviembre de 2014, no cumple aún con la exigencia de conocer el paradero de los
43 normalistas desaparecidos, los motivos de su sustracción y la suma de
personas involucradas con miras hacia su detención y castigo. Y a continuación
dan sus razones:
La información
dada a conocer proviene de líneas de investigación limitadas o incompletas y se
basa exclusivamente en confesiones de personas detenidas por su presunta
participación en los hechos. Las confesiones no pueden ser consideradas como
única prueba y en México su contundencia está totalmente diluida. Mediante una
práctica sistemática, el Estado mexicano ha institucionalizado la tortura como
método de investigación en las instancias de impartición de justicia, hecho que
ha sido ampliamente documentado por diversos diagnósticos nacionales e
internacionales.
Aun cuando no
presumimos que tal haya sido el caso ni descartamos los dichos de los detenidos,
agregan los firmantes, somos enfáticos en la necesidad de demostrar, a través de
pruebas científicas, objetivas y rigurosas, si los restos encontrados
corresponden a los 43 normalistas desaparecidos o no.
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La
severidad de los términos en que está formulado el segundo apartado demanda su
reproducción literal:
" La forma en que la información ha sido presentada a
los familiares y a la sociedad es condenable. El montaje discursivo
de la Procuraduría General de la República es contradictorio: la lógica oficial
alienta, sin comprobar, la idea
de que los normalistas fueron salvajemente asesinados, pero su conclusión es que
continuarán en calidad de desaparecidos".
Ahora bien, la
conclusión sucesiva es demoledora y viene subrayada: Estamos convencidos de que la presentación de
argumentos y materiales no concluyentes y contradictorios tiene como único fin
desmovilizar las acciones de protesta.
A esta convicción
se suma la clara percepción de la crueldad del procedimiento expositivo público
escogido en este caso por las autoridades federales:
"Asimismo, el
gobierno mexicano y sus instituciones se han mostrado indolentes ante la
situación emocional de los familiares de los 43 normalistas y, en distintos
momentos, han promovido especulaciones de
diversa naturaleza, abonando al tratamiento sensacionalista del
caso. La forma en que la Procuraduría relata hechos de tortura,
vejación y sufrimiento físico y emocional a los que los estudiantes podrían
haber sido sometidos, es decir, sin poder comprobar si fue así o no, es un acto
de innegable violencia psicológica sobre cuyas intenciones nos
cuestionamos".
No piden estos
académicos y estudiantes que se escondan o se maticen las evidencias reunidas.
Demandan con razón que sólo sean presentadas a la sociedad cuando el caso haya
sido resuelto y su difusión atienda protocolos de crisis
humanitaria.
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Tal vez
el apartado más fuerte de esta declaración sea el tercero. Se refiere al
conjunto de la postura adoptada en esta crisis por el gobierno federal en la
persona de su máximo representante, el Presidente de los Estados Unidos
Mexicanos. Con severidad y respeto dice:
" Nos declaramos indignados ante la postura negligente
e insensible del Presidente de la República, el C. Enrique Peña Nieto, frente a
las circunstancias críticas del país. Consideramos que su
insistencia en realizar una gira internacional de trabajo, mientras el país se
debate entre el dolor, la incertidumbre y la ira es del todo inoportuna,
imprudente e indolente. Condenamos que el Presidente haya desoído la exigencia
de los familiares de los 43 estudiantes, así como de la sociedad, en torno a la
cancelación de su salida del país. En este momento la presentación con vida de
los 43 normalistas y la resolución integral del caso Iguala es una prioridad
nacional. El lugar del Presidente está en su país".
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De
nuestros derechos como ciudadanos de la República hablan las conclusiones del
documento: Reivindicamos el derecho a la movilización social pacífica y
solidaria, sostenemos el dolor que hoy sentimos colectivamente y exigimos
justicia. Y de las provocaciones también:
" No permitiremos que las provocaciones lanzadas desde
distintos niveles de gobierno, ya sea de manera frontal o a través de grupos de
choque a su servicio, nos detengan, como han intentado hacerlo en
manifestaciones recientes. Exigimos un alto total e inmediato a las hostilidades
del gobierno, a las detenciones arbitrarias, a las amenazas, a la represión en
cualquiera de sus formas, a la criminalización de la protesta social y a
cualquier otro intento por inhibir el derecho a la libre expresión de la
ciudadanía".
Que la búsqueda
prosiga bajo presunción de vida; que se presenten pruebas científicas objetivas
y rigurosas validadas por instancias internacionales; que se acepte de inmediato
la asistencia técnica ofrecida por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos; y que "se reconozca que México se encuentra en un estado de crisis humanitaria" son las peticiones
finales de la comunidad de firmantes de El Colegio de México.
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Ayotzinapa no es un repentino caso excepcional. Es el México de
estos tiempos de la ira y del despojo. Además de apoyar y hacer propias las
demandas de los padres y las madres de los estudiantes desaparecidos, este
singular documento colectivo termina recordando que Ayotzinapa es tan sólo un
momento culminante de la historia de horror y desprecio que en este país nuestro
hemos venido viviendo en estos años, mientras los políticos y los funcionarios
de todos los colores, con la televisión a su servicio, seguían encerrados en sus
cámaras de espejos electorales, institucionales y clientelares. Concluye
así:
Nuestra
consternación e indignación no son menores ante el resto del horror: decenas de
cuerpos no identificados a lo largo del país; ciudadanos que mueren todos los
días en circunstancias desconocidas y por los que absolutamente nadie responde;
cientos de miles de vidas conquistadas por el miedo y el desamparo. Pero
nosotros no nos cansamos.
Documento
completo:
http://agora.colmex.mx/index.php/blog/columnas-anteriores/columna-invitada
http://es.scribd.com/doc/2463866192/Pronunciamiento-de-la-comunidad-El-Colegio-de-Mexico-Ayotzinapa
Adolfo Gilly es profesor emérito de la Universidad Autónoma de México. Este
relato de los sucesos del día de la expropiación petrolera en México, 18 de
marzo de 1938, es el capítulo cinco de mi libro El cardenismo, una utopía
mexicana, Ediciones Era, México, 2001 (segunda reimpresión: 2013, 384 pp.),
pp. 57-64. Para facilitar su lectura, se omiten aquí las referencias y
notas al pie de página que aparecen en el volumen.
http://www.jornada.unam.mx/2014/11/14/opinion/018a1pol
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