Las drogas y las sociedades: usos, costumbre y abusos
(Segunda parte)
Alfredo César
Dachary
Luego de décadas de lucha contra el tráfico de drogas que han
terminado fortaleciendo a las organizaciones criminales a nivel mundial, muchos
países e instituciones como actores de importancia están reflexionado sobre el
tema y varios países ya han comenzado a legalizar la marihuana, como primer paso
para reducir el conflicto que generó el fundamentalismo represivo.
El Subsecretario de Estado para Antinarcóticos y Seguridad en Estados
Unidos, William Brownfield, reconoció que su país estudiará "el impacto de la
legalización de las drogas" de una forma "científica y objetiva", pero que
considera "simplista" pensar que con la despenalización "se resuelve el
problema".
Como jefe de la lucha contra el tráfico y la comercialización de las
drogas de Estados Unidos expresó, que "si legalizamos (las drogas) tendremos un
problema aún mayor de salud pública, hay que buscar una política pragmática y
seria sin caer en el simplismo".
El Zar antidrogas confirmó que en la sesión extraordinaria de la OEA
se dialogará sobre diferentes estrategias para combatir el problema de las
drogas y mencionó países que han avanzado hacia la legalización como Uruguay,
Países Bajos, Portugal y Suiza.
La marihuana "no es más peligrosa que el alcohol o el tabaco", dijo
recientemente el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, durante una entrevista a
una revista neoyorquina donde contó que fumó marihuana en su juventud, lo
que se entendió como dar licencia al consumo de marihuana según sus detractores,
aunque el mandatario lo calificó como un "vicio y un mal hábito", y su
Administración reafirmó esta semana su oposición a la legalización de ésta y
otras drogas.
Los partidarios del consumo de cannabis aseguran que la popular droga
tiene propiedades curativas, mientras sus detractores replican que perjudica la
salud, alienta el uso de drogas más fuertes y contribuye al crimen y otros
problemas sociales. El debate sobre la más común de las drogas
prohibidas a nivel federal desde 1937, se enmarca en una discusión nacional e internacional sobre la
descriminalización de los estupefacientes que no tiene visos de
esfumarse.
En Estados Unidos hay 21 Estados en los que se permite la marihuana
medicinal y en algunos, como California, la línea que separa el
consumo terapéutico del recreativo es difusa; aquí ya se ha iniciado la
recolección de firmas para votar en noviembre sobre el uso recreativo de la
marihuana.
Los Estados de Colorado
y Washington han ido más
allá, y en el primero ya se permite cultivar hasta seis plantas en casa y
vender legalmente hasta 28 gramos de marihuana para uso recreativo y en el
Estado de Washington se permitirá también.
En la última encuesta Gallup sobre la legalización de la marihuana,
un 58%
de los ciudadanos estadounidenses se manifestaron a su
favor, un gran salto ya que la primera vez que se preguntó sobre el tema
en la misma encuesta fue en 1961 donde sólo un 12% apoyaba la
idea.
A nivel nacional, sólo las ventas de marihuana medicinal superaron
los 150 mil millones de dólares en 2013 y la lucha antidroga le cuesta 25,600
millones de dólares al año con unos resultados bastante
cuestionables.
El 80% de los consumidores de cocaína no son adictos y la mayoría son
miembros responsables de la sociedad. De allí que la guerra contra el narco “ha
beneficiado a políticos y agentes del orden, cuyos presupuestos se han
incrementado”, sostiene Hart.
El sociólogo y psiquiatra Hart es partidario de la regulación de
todas las drogas de forma progresiva, acompañada por políticas sociales y
educativas realistas, ya que la mayoría de los medios retrata a los usuarios de
drogas o adictos en términos extremos que no concuerdan con la mayoría de los
comportamientos. Un ejemplo es Rob Ford, alcalde de Toronto, admitió que
consumió crack y al mismo tiempo realizó su trabajo y se hace
cargo de su familia.
¿Qué hay detrás de esa distorsión generada por muchos medios de
comunicación?
La gente se vuelve adicta por una variedad de razones, que van desde
trastornos siquiátricos hasta la desesperación económica, por ello en primer
lugar, es de vital importancia determinar las razones que subyacen a la adicción
de cada persona antes de intervenir con soluciones preconcebidas.
Para Hart, “Un problema clave es que quienes viven en pobreza tienen
pocos estímulos protectores, de allí la popularidad que tienen “las drogas”
porque no había muchas otras fuentes asequibles de placer y muchas personas con
mayor riesgo tenían otras enfermedades mentales prexistentes que afectaban sus
decisiones. Mientras las tasas de consumo de drogas son similares en las
diferentes clases sociales, la adicción –como la mayoría de otras enfermedades–
no es un trastorno desvinculado de las diferencias socioeconómicas; como el
cáncer y enfermedades del corazón, afecta de manera desproporcionada a los
pobres porque tienen menos acceso a una alimentación sana y atención médica
constante.
En Europa, el debate es más intenso debido a que es una sociedad más
abierta y menos fanática religiosa, una gran mayoría de estadunidenses aún cree
en creacionismo de Dios, aunque vivan el consumismo como una meta de vida.
Según las directrices de la Comisión Europea recogidas por Euroestat,
el Ministerio de Hacienda ha dado instrucciones al INE (Estadísticas) de
incorporar la economía ilegal ligada a la prostitución, el tráfico de drogas y
el contrabando a formar parte del PIB, y junto a ella, la I+D y las
adquisiciones de armamentos que se sumaban como consumo y a partir de ahora se
contabilizarán como inversión y por este efecto, esto servirá para que aparezca
un incremento del PIB español, de “dudosa procedencia”.
Esta nueva formulación del PIB toma como año base el 2010 que era
algo superior al 2008 del comienzo de la crisis, y con ello espera que el cambio
del PIB se incremente entre 2.7 y 4.5%, es decir, que puede llegar hasta los
45,000 millones de euros. De la prostitución y el comercio de la droga se podría
esperar un aumento entre un 1.5% al 3%, y un 1.5% podría provenir del I+D y de
la capitalización de las armas.
La producción de armas se ha sostenido que no representa una
inversión productiva, pues al contrario de lo que sostiene el complejo
militar-industrial, éstas consumen unos recursos que dedicados a la economía
productiva serían mucho más beneficiosos para la población, ya que las armas no
entran en el mercado y son adquiridas por el Gobierno para las fuerzas
armadas y entonces son un gasto que no se ve compensado con
ingresos.
Así mismo, sumar el PIB de la economía delictiva de la droga y la
prostitución es propio de políticas que practican la doble moral, cinismo
extremo ya que los gobiernos persiguen el crimen organizado que se dedica a ese
lucrativo negocio ilegal, pero en cambio no dudan en sumarlo como riqueza. Por
todo esto, en Europa, armas, drogas y prostitución son un ejemplo de la
escasa ética de los gobiernos de la Unión Europea.
Pero la otra cara del tema en Europa es la sociedad civil, que
festeja la Marcha Mundial de la Marihuana, también llamada Marcha del Millón de
la Marihuana, que se celebra desde 1999 en distintas ciudades del globo durante
los primeros días de mayo. En este 2014, cerca de 300 ciudades se han sumado a
la organización del día verde, en España convocaron otras ciudades como
Zaragoza, Vigo y Madrid.
En Cataluña el tema está muy desarrollado y el proceso de
legalización es complejo ya que se legislará todo el proceso: cultivo,
transporte y condiciones de los socios y las actuaciones de los mismos frente a
la sociedad. La Agencia
de Salud Pública de Cataluña ya dispone de un borrador que propone una lista de condiciones
que deberán cumplir las asociaciones para su regularización.
El documento, no es definitivo, pero es la base de la propuesta que
presentará el Gobierno al resto de formaciones y el objetivo es ordenar un
sector cada vez más importante, no sólo porque represente la puerta de acceso a
la droga, sino también porque sólo en Cataluña cuenta con 165,000 socios y mueve
cerca de cinco millones de euros al mes.
Una de las principales novedades es que sólo podrán ser socios los
residentes, para poner fin al denominado turismo cannábico que cada vez
está más de moda en ciudades como Barcelona. También será necesario tener más de
21 años y no se servirá a ningún socio hasta que pasen 15 días desde su
registro. Además, tendrá que venir acompañado y presentado por otro
socio.
En el documento se fija que “la producción de cannabis tiene que ser
siempre bajo demanda previa de los socios”, es decir, que sólo se podrá plantar
la marihuana que se haya encargado previamente, por lo que la espera puede
llegar a ser de un mes y medio ya que las semillas más rápidas tardan unos 45
días en dar fruto.
La producción tendrá que quedar registrada y, una vez al año, se
deberá peritar el cultivo por profesionales colegiados, pero en ningún caso las
asociaciones podrán adquirir el cannabis en el mercado negro y así la
Administración tendrá la información de toda la producción de cannabis que hay
en el mercado, algo que ahora es imposible.
Los locales de los clubes tendrán prohibido vender alcohol de alta
graduación o tabaco. Estas condiciones ya las cumplen
algunos de los 400 clubes de cannabis que hay en Cataluña, especialmente las que
forman parte de las dos federaciones que se han constituido, pero Jaume Xaus, el
portavoz, advierte que hay que modificar esta primera propuesta, ampliar los
horarios o permitir que se puedan vender refrescos sin máquinas
dispensadoras.
La
forma de pago para adquirir la marihuana, según la Agencia de Salud Pública,
será vía telemática y sólo una vez al mes, para facilitar el control. Las
asociaciones están conformes en el pago telemático -algunas ya lo aplican- pero
no quieren limitar a los socios a una sola compra al mes.
El tema sigue girando, pero en el mundo ha sido muy comentada la
iniciativa del presidente uruguayo, José Mujica, que legalizó la mariguana ya
que para el mandatario la guerra contra las drogas ha
fracasado y esto es un experimento.
La guerra contra las drogas ha
beneficiado a muchos, incluidos los políticos y los agentes del orden, cuyos
presupuestos se han incrementado, sin embargo, hay un gran número de personas
que han sido afectadas negativamente. Por ello considero que todas las drogas
deben ser reguladas, hoy el alcohol y el tabaco lo están, y esto disminuye la
probabilidad de que contengan adulterantes, ¿lo mismo podría ocurrir con las
drogas?
alfredocesar7@yahoo.com.mx