Andando por La Paz una tarde de
domingo
Si
bien ya estaba un poco recuperada del mal de altura, no quería hacer ningún tipo
de esfuerzo porque al día siguiente tendría mi presentación en la Universidad
Mayor de San Andrés, pero a la vez, pretendía no volver a pasar la tarde
encerrada en la habitación, estando en un lugar tan interesante como La Paz. Así
que desde el hotel contraté un servicio para que me llevara a pasear por la
ciudad.
El
señor Alex me pasó a buscar en su camioneta y rápidamente subimos una pendiente
para observar desde el mirador Jisk’a Kullu (“cerro pequeño” en aymara), el
Illimani, el Stadium “Simón Bolívar” del club Bolívar, y diferentes
barrios.

El maravilloso
Illimani, la mayor cumbre de la Cordillera
Real

Barrio sobre las laderas al oeste de
la ciudad

El Illimani y el Stadium “Simón
Bolívar” del club Bolívar, en el barrio San Juan
Tembladerani

Perfecta muestra de las diferencias
socioeconómicas de La Paz

Vista panorámica hacia el sudoeste de
La Paz

Vista panorámica hacia el noroeste de
La Paz

Vista panorámica hacia el oeste, destacando al
Illimani

Detalle de uno de los barrios del
oeste, sobre las pronunciadas laderas
Luego fuimos al Parque de los Enamorados, en la zona de
Sopocachi, en cuyo ingreso se podía apreciar una hermosa portada hecha en piedra
que poseía una ornamentación con cuernos de la abundancia y algunos detalles
heráldicos, además de contar con varias esculturas en su
interior.

Arco de entrada al Parque de los
Enamorados

Glorieta en los jardines del Parque de los Enamorados

Altorrelieve en honor a Ludmig van
Beethoven lleno de grafitis
En
ese parque se encontraba el Mirador del Montículo, desde el cual se tenía una
vista panorámica de la zona sur, Llojeta, Miraflores, el Illimani y de un
pequeño montecito denominado la Muela del Diablo.

Ventanita del Mirador decorada con
mayólicas también cubiertas de grafitis

En el Mirador del
Montículo

Desde el Mirador del Montículo, el
Illimani, la Muela del Diablo y la zona sur de La
Paz

Vista hacia una zona árida de la
ciudad

Barrios residenciales con vista al
Illimani

Juegos de mesa junto a la barranca
del Parque de los Enamorados

Panorama desde los
jardines del Parque de los Enamorados
Desde el Parque de los Enamorados y entre los edificios,
podía verse el Estadio Olímpico Hernando Siles, el más alto del mundo, ya que se
encontraba a 3604 m.s.n.m., en el barrio de Miraflores. Era el de mayor
capacidad del país, para cuarenta y un mil ciento cuarenta y tres espectadores
sentados. El nombre se debió en honor a Hernando Siles Reyes, quien fuera
presidente de Bolivia entre los años 1926 y 1930. Había sido inaugurado en 1930
con un partido entre The Strongest y su clásico rival, Universitario, ganando el
primero por cuatro goles contra uno.

Entre los edificios se podía ver el
Estadio Olímpico Hernando Siles
También se tenía una vista de altura hacia Sopocachi, un
barrio aristocrático donde había tanto embajadas, edificios muy modernos y áreas
residenciales de estilo inglés como también bares, cafés y discotecas típicos de
la bohemia citadina. Se trataba de una zona muy diferente del resto de La Paz.
Allí no había ni brujas ni vendedores ambulantes, y las personas que circulaban
se asemejaban a las de Recoleta en Buenos Aires o a las de Miraflores en
Lima.

Lujosos edificios y casas de muy buen
nivel en Sopocachi
Bajamos del mirador y comenzamos a andar por otros sectores de la
ciudad, construida en su mayor parte sobre los cerros más áridos.

Viviendas sobre uno de los cerros más
áridos de La Paz
Poco más de dos años antes de mi estada, febrero de 2013, se habían
inaugurado los Puentes Trillizos, que cruzaban el río Choqueyapu y sus
quebradas, uniendo el barrio Sopocachi con Alto Obrajes. Estaban compuestos por
el puente Kantutani, el Choqueyapu y el Orkojahuira, también conocidos como
Libertad, Unión e Independencia.

Puente Kantutani, uno de los
Trillizos

Puente Choqueyapu, otro de los Trillizos

Carteles referidos a los atractivos
de La Paz a la vera de una de las
autopistas
La zona de Alto Obrajes albergaba a docentes que en algún momento de
su vida habían dictado clases o bien que continuaban en ejercicio en varias
unidades educativas de La Paz. El barrio se había creado a partir de un
conflicto salarial que el Gobierno de Víctor Paz Estenssoro pretendiera
compensar con la adjudicación de más de mil cuatrocientos lotes a un valor más
bajo del real, para la construcción de viviendas. Sin embargo, la mayoría se
descontentó ya que los terrenos se encontraban en una zona extremadamente árida
que semejaba la luna, además de no contar con modos de transporte para
trasladarse al resto de la ciudad, lo que poco a poco fue
solucionándose.

Zona de Alto
Obrajes
Continuando nuestro camino pudimos ver con mayor detalle
la “Muela del Diablo” que consistía en una inmensa roca con forma de muela
humana que se erguía en una colina a trescientos metros de altura, de color
rojizo, lo que le daba su nombre.
Algunos nativos narraban una leyenda que decía que había
habido una batalla campal entre ángeles y demonios en el cielo; y uno de los
arcángeles había golpeado a un demonio por lo cual éste había escupido su muela
en plena lucha, cayendo sobre la serranía. También se decía que quienes la
visitaban quedaban encantadas, que allí había duendes, y que muchas personas
habían desaparecido.

Detalle de la Muela del
Diablo

Vista panorámica de la Muela del
Diablo
El
paisaje se hacía cada vez más desértico llegando así al barrio de Mallasilla
donde se encontraban el cactario y el Valle de la Luna.

En camino a
Mallasilla

Ambiente cada vez más
desértico

Erosión mecánica y pluvial en los
cerros de los alrededores de La Paz
Estábamos a diez kilómetros del Centro de La Paz, y nos encontrábamos
en medio de una formación rocosa donde la erosión había consumido la parte
superior de la montaña. Era como un desierto de estalagmitas, producto de rocas
arcillosas que semejaban la superficie lunar.

Bienvenido al Valle
de la Luna
El
nombre de Valle de la Luna le había sido dado por Neil Armstrong, primer hombre
en pisar la superficie del satélite terrestre, en su visita del año 1969 después
de presenciar un partido entre The Strongest y el Bolívar.
Armostrong había sido nombrado “Huésped de Honor” durante
su primera estada en el año 1966, y luego realizaría dos viajes más a Bolivia,
una en una gira latinoamericana presentando la “piedra de la luna”, y la otra
para conocer in situ, aquello que había divisado desde el espacio, el famoso
salar de Uyuni.

Entrada a la Reserva Natural Valle de
la Luna

Paredones del Valle de la
Luna

Flores amarillas en el entorno del
Valle de la Luna

Estalagmitas de arcilla a pocos
kilómetros del Centro de La Paz

Formaciones pardas y rojizas en
función de los minerales componentes de cada
roca
Luego el chofer me llevó a ver las urbanizaciones de lujo
que a toda velocidad se construían en medio de ese desierto.
El
hombre, un fanático opositor del gobierno, aseguró que se trataba de los nuevos
ricos que tenían puestos políticos o que eran narcos, ya que Evo Morales sólo
beneficiaba a los malandras. Y que lo terrible era que pretendiera ser
re-elegido para lo que supuestamente debería modificar la constitución, aunque
los socialistas interpretaban que el primer período no debía ser
considerado.

Urbanización “La
Rinconada”

Urbanización “Los
Sauces”

Estructuras de hierro y cemento
encajadas en los cerros

Algunos de los barrios de los ricos
también subían por los cerros
La
recorrida continuó por diferentes barrios, siendo uno de los que me resultaron
más agradables el de Miraflores, donde se localizaba gran parte de la clase
media.

Continuamos la recorrida por
diferentes barrios de La Paz

Viviendas de clase media a la vera
del barranco
Mientras en El Alto, que estaba a 4000 metros en la zona
del aeropuerto, residía un sector socioeconómico bajo, el Centro se encontraba a
3600 metros, y los barrios de mayor poder adquisitivo se habían construido entre
los 3200 a 3300 m.s.n.m., lo que les permitía tener una temperatura más
elevada.

Grandes marcas y densa actividad
comercial en los barrios con mayor poder
adquisitivo

Parque automotor muy moderno en los
barrios más distinguidos
Antes de finalizar el paseo, fuimos hasta la calle
Apolinar Jaén, un verdadero relicto de antaño, cuyo nombre le hacía honor a
quien fuera ejecutado el 29 de mayo de 1810 junto con los principales patriotas
de la revolución independentista.

Plano de ubicación de la calle
Apolinar Jaén

En la calle Apolinar
Jaén
Se trataba de una calle de una sola cuadra en forma curva donde casas
coloniales muy bien conservadas albergaban varios museos así como bares y
restoranes.

Calle Apolinar Jaén, una pequeña
muestra de La Paz colonial

Muy bien cuidada y pintada con
llamativos colores
Durante todo el viaje el conductor me había dado una
serie de explicaciones que no eran del todo acertadas, salvo algunas pocas, como
que el origen del nombre de Nuestra Señora de la Paz le fuera dado durante su
fundación por Alonso de Mendoza, conmemorando la restauración de la paz después
de la guerra civil que siguiera a la insurrección de Gonzalo Pizarro contra
Blasco Núñez Vela, primer virrey del Perú. Pero él no era guía, hizo lo que
pudo, y por andar por La Paz durante toda una tarde de domingo me había cobrado
doscientos cincuenta bolivianos, unos 35 U$S.
Apenas había anochecido cuando me había vuelto a sentir
cansada, a pesar de que me había bajado del vehículo sólo para tomar algunas
fotografías. Así que crucé al Café Ciudad, cené una hamburguesa con jamón,
queso, tomate, pepinillo y papas fritas con dos Fantas Mandarina, y muy temprano
me fui a dormir.
Ana María
Liberali