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602/14
Israel, estado terrorista, estado
canalla
Guillermo Almeyra
www.sinpermsio.info ,
3/8/14
Israel
nació gracias a las potencias imperialistas y para frenar en su momento el
nacionalismo libertador y el antiimperialismo árabe e impedir
mediante la violencia su posible acción coordinada. Por eso también contó desde
sus comienzos mismos con la complicidad de las monarquías de la península
arábiga pese al islamismo que éstas proclaman.
En sus
primeros años contó con los esfuerzos abnegados de judíos progresistas y hasta
socialistas que creyeron poder construir un Estado democrático y con espacios no
capitalistas, como los kibutz, pero terminaron dentro de un Estado teocrático
(Israel no tiene ni Constitución y es un Estado confesional judío), belicista,
agresivo, que practica y fomenta el odio racial y el
apartheid y debe atacar a sus vecinos para evitar que en ellos se construya la
base de la unidad política –como en el caso palestino, entre Hamas y la OLP- que
Washington y Tel Aviv ven como un peligro potencial.
El
gobierno de Bolivia declaró a Israel “Estado terrorista”, el conocido filósofo
italiano Gianni Vattimo lo calificó por su parte de “Estado
canalla” y el accionar de este Estado confesional y ultrarreaccionario confirma
ambos diagnósticos.
Israel,
en efecto, ha realizado continuas guerras de agresión y ocupa
porciones crecientes del territorio de los palestinos a pesar de las
múltiples resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Bombardeó
en plena paz Teherán, invadió el Líbano y causó inauditas matanzas de palestinos
refugiados en ese país, incursionó en Túnez para asesinar a Yasser Arafat.
Prohíbe pescar a más de 4 kilómetros de la costa para hambrear a Gaza. Destruye
las casas y los campos de los palestinos y construye sin cesar colonias de
judíos reaccionarios en Cisjordania, dividiendo esa región en pedazos sin unión
geográfica entre sí para impedir la construcción de un Estado palestino viable.
Realizó actos de piratería en alta mar al abordar un barco turco que llevaba
ayuda humanitaria a los palestinos de Gaza y matar tripulantes turcos en esa
acción. Bloquea Gaza para que los habitantes de esta zona no tengan ni comercio
ni trabajo y ahora, en su ofensiva, para la cual utiliza 80 mil soldados armados
hasta los dientes, dejó a Gaza sin luz, para que no se pueda trabajar, hacer
funcionar los hospitales ni almacenar alimentos, y sin agua
potable, para que se difundan ,las enfermedades infecciosas. Bombardeó los
hospitales y las escuelas para los niños de la ONU, una mezquita, un mercado
atestado de gente y a niños jugando en una playa en un claro intento genocida
similar al realizado por las nazis en el ghetto de Varsovia durante la Segunda
Guerra Mundial. Hace una guerra contra objetivos civiles –niños, mujeres,
refugiados- y desacata las resoluciones hasta del Consejo de Seguridad de la
ONU.
Los
servicios secretos de Israel ayudaron a crear, junto a las monarquías de la
península arábiga, movimientos extremistas islámicos como
Hamas para debilitar a la laica y pluralista OLP, que hace años Tel Aviv
consideraba el principal enemigo. Ahora, cuando los mismos se reforzaron y se le
fueron de las manos, quiere cerrarles el camino a una solución política y
pacífica del problema de la coexistencia palestino-israelí emprendido por Hamas
al aceptar formar un gobierno de unidad nacional con la OLP. Israel, por último,
convirtió a Gaza martirizada en un batustán, un gigantesco ghetto donde la vida
de un palestino no vale nada y la ultraderecha sionista plantea suprimir la
ciudadanía de más de un millón ciudadanos israelíes árabes y expulsarlos para
lograr la “pureza” étnico-religiosa de su Estado bunker.
Como
sucedió en el caso del régimen fascista sudafricano basado en el apartheid la
comunidad internacional tiene que castigar a Tel Aviv con sanciones efectivas
cortando las importaciones y exportaciones desde y hacia Israel, rompiendo
relaciones con el gobierno del criminal de guerra Benjamin Netanyahu y sus
aliados, imponiéndoles el pago de reparaciones y el levantamiento del bloqueo a
Gaza, organizando una masiva ayuda humanitaria mundial para
reconstruir allí una vida civilizada.
El Estado
canalla de Israel, armado hasta los dientes con armas atómicas, fabricante de
armas y vendedor de las mismas a escala mundial, dice cometer sus atrocidades
genocidas para “defenderse” de un grupo de palestinos desesperados y casi
impotentes que disparan cohetes sin precisión ni eficacia
militar. Estos ataques indiscriminados contra la población civil de Israel,
palestinos israelíes incluidos, son inaceptables y criminales pero son solamente
la respuesta a la agresión de Israel respaldado por Estados Unidos y la
reproducción de la misma ideología nazi de Netanyahu según la cual cada
palestino tiene responsabilidad colectiva por lo que hace un partido y debe ser
exterminado porque es un enemigo potencial.
En Israel
mismo un grupo de judíos y ciudadanos árabes-de la izquierda, religiosos
antisionistas, pacifistas, intelectuales- condena con gran valentía a Netanyahu,
el genocidio en Gaza, la colonización del Cisjordania, el bloqueo a los
territorios palestinos y defiende la creación de un Estado palestino que
coexista con Israel como única solución para evitar la guerra permanente. Ese
grupo salva el honor de los judíos, tal como lo hicieron en Alemania los
socialistas y comunistas alemanes en los años treinta que se opusieron al
ascenso de Hitler y a la persecución de los judíos y poblaron los campos de
concentración mucho antes de que en ellos fuesen hacinados para su exterminio
inválidos, dementes, gitanos, judíos y eslavos.
Es
necesario apoyar hoy a estos valientes salvando a los palestinos de Gaza porque
la lógica de la política de Netanyahu lleva a la guerra perpetua en las
fronteras y también a la supresión de los márgenes democráticos en Israel
mediante la represión a los “antipatrióticos” que condenan esas guerras. Si se
quiere la paz, hay que combatir sin tregua a los fascistas.
Guillermo
Almeyra es
miembro del Consejo Editorial de SinPermiso
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