NCeHu 580/14
Del México ideal al país real: un camino por la
utopía
Alfredo César Dachary
El denominado Producto Interno Bruto (PIB) de un país es uno de los
indicadores que menos fiabilidad genera, no porque esté mal calculado, sino
porque expresa resultados importantes pero no aclaran como se distribuyen éstos,
en una sociedad que cada vez es más asimétrica pese a los esfuerzos por reducir
estas diferencias, que tiene a más de la mitad de la población viviendo en la
pobreza.
El PIB per cápita en cada país es una medida que no coincide con la
realidad, ya que la gran asimetría existente en los países, especialmente de
nuestra América Latina y el Caribe, hacen poco creíble este indicador. Sin
embargo y pese a todo, México ha tenido una recuperación muy lenta luego de la
crisis del 2008.
Al cierre del segundo trimestre del 2013, el PIB per cápita en México
se ubicó en 10,689 dólares por habitante, todavía en niveles por debajo de los
alcanzados antes de la crisis financiera internacional, cuando registró 11,230
dólares por cada mexicano en la primera mitad de 2008, según datos del INEGI y
Banxico.
Datos del Banco Mundial (BM) revelan que el nivel del PIB per cápita
de México se encuentra por debajo de países como Chile, Brasil, Argentina,
Venezuela y Uruguay, o bien, de economías en crisis financiera como Portugal,
Irlanda, Grecia, Italia o España y dentro de la región de América Latina, Chile
es la economía con mejor nivel en este indicador con 15,363 dólares por cada
habitante, seguida por Uruguay con 14,449 dólares y Venezuela con 12,767
dólares.
Para ratificar el hecho que el PIB per cápita no es una cifra real
tenemos en el caso de México un ejemplo, ya que un grupo de inversionistas cuyo
número equivale a 0.18% de la población del país concentró inversiones en el
mercado accionario por un monto que equivale a 42% de la riqueza nacional,
proporción que ha ido creciendo de manera constante en la última década según
datos oficiales.
Las treinta y tres Casas de Bolsa que operan en el país tienen bajo
su custodia activos de 206,315 inversionistas (0.18% de la población) por un
monto de 6 billones 802,875 millones de pesos, cantidad superior en 6.7% a la de
un año antes, informó la Comisión Nacional Bancaria y de Valores
(CNBV).
El valor de las inversiones en la bolsa, respecto del tamaño de la
economía, ha crecido de manera sostenida en la última década, de acuerdo con
información de la CNBV. En una década, el número de cuentas que manejan las
Casas de Bolsa que operan en el país creció en 44,819, mientras el valor de la
riqueza concentrada en ellas pasó de representar 25% de la economía nacional al
nivel actual de 42%, de acuerdo con la información de la
CNBV.
Los capitales temporalmente invertidos por extranjeros en bonos del
gobierno federal representan casi 80% de la reserva internacional de divisas del
país, la cual se encuentra en su mayor nivel de toda la historia, indican cifras
del Banco de México (BdeM).
También se afirma que hay un blindaje ante cualquier situación en
base a grandes reservas, pero ocurre que según los datos más recientes del Banco
central, el monto del acervo de divisas ascendió a 188,406 millones de dólares
el 20 de junio del 2014, que en moneda nacional fueron equivalentes a 2 billones
451,608 millones de pesos.
En la tercera semana de junio, la inversión de extranjeros en valores
gubernamentales se elevó a un billón 940,344 millones de pesos, como resultado
del ingreso previo de unos 149,257 millones de dólares. Esto significó que tanto
en moneda nacional como extranjera, más de 79% de la reserva internacional de
divisas de México, para respaldar las transacciones comerciales y financieras
del país, está constituido por capitales temporalmente estacionados en el país,
esto es 4 de cada 5 dólares.
Según los indicadores oportunos del Banco de México, el arribo de
capitales de extranjeros para ser invertidos en la compra de bonos del gobierno
federal, denominados en pesos, ha tenido una elevación de alrededor de 8,500
millones de dólares durante 2014, los cuales intercambiados por moneda nacional
fueron empleados en la compra de valores como los Certificados de la Tesorería
de la Federación (Cetes), Bonos de Desarrollo (Bondes) entre otros, mientras las
divisas engrosaron las reservas.
En el otro extremo de este asimétrico “mundo económico”, alrededor de
29.250,000 personas en edad y condición de trabajar, que representan 59% de la
población ocupada, obtuvieron su ingreso de empleos en el sector informal de la
economía, definidos por el INEGI como ocupaciones en las que el trabajador no
tiene acceso a ninguno de los beneficios de la seguridad
social.
Los costos de esta difícil situación económica y social son muy
elevados en la población y un ejemplo de ellos es el hecho de que la Secretaría
de Salud (SSA) informó a la Cámara de Diputados que el suicidio se ha agudizado
con rapidez entre adolescentes y jóvenes en México, y se constituye ya como
una de las primeras causas de muerte en el país.
La dependencia alertó que en las últimas tres décadas, el suicidio
creció aproximadamente 30% en el país y hoy se ubica en un promedio de cuatro
casos por cada 100,000 habitantes, y que el mayor riesgo es para la población
joven. Explicó que en ese período, el índice de suicidios ha crecido uno
por cada 10 intentos y en muchas naciones ocupa el segundo lugar como causa de
mortalidad entre adolescentes, por lo que dicha conducta representa un problema
de salud pública a escala mundial.
La pobreza, ese mal endémico, está en la base de estos problemas y es
que la desigualdad del ingreso en México triplicó a la que se registra entre los
países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
(OCDE), aseguró el secretario general de ese organismo, José Ángel Gurría
Treviño.
El ingreso promedio de la décima parte de familias mexicanas más
pobres cabe 25 o 26 veces en el que perciben las familias más acaudaladas del
país, dijo Gurría, al participar en el Seminario de Perspectivas Económicas
2014, organizado por la Asociación de ex alumnos del Instituto Tecnológico
Autónomo de México.
Para los países de la OCDE, el ingreso de la décima parte de familias
más pobres es una novena parte del que percibe la décima parte que se encuentra
en la punta de la pirámide, expuso Gurría. Es decir, los más ricos ganan nueve
veces más que los más pobres, una relación que se ha ido deteriorando en los
últimos años como consecuencia de la crisis, y luego recesión, que estalló en
2008. América Latina ha sido tradicionalmente una de las regiones más
desiguales, no de las más pobres del mundo y México se cuenta entre los más
desiguales, según la OCDE.
Una de las mayores carencias de población que vive en la pobreza es
la vivienda, y con la crisis miles de deudores de préstamos empleados para
adquirir un departamento de interés social en áreas suburbanas con pocas
opciones de transporte y servicios públicos, simplemente abandonaron sus
viviendas, en lugar de continuar con sus pagos hipotecarios, sostuvo la firma de
calificación de valores Moody’s.
Cifras oficiales de la Secretaría de Hacienda ubican en 5 millones el
número de viviendas abandonadas en el país, como expresión de
un agotamiento del modelo de negocios y de financiamiento de esta
actividad. La reforma fiscal recientemente aprobada en México, expuso Moody’s,
también podría incrementar la morosidad entre acreditados de ingresos medios y
altos, quienes estarán sujetos a una mayor tasa de impuestos,
agregó.
El sector de la construcción representa cerca de 9% del PIB del país
y es una de las actividades más relacionadas con el resto de la economía, de
acuerdo con especialistas de BBVA Bancomer, el principal otorgante de préstamos
hipotecarios en el país.
Otro indicador de la pérdida de ingresos que incide en la capacidad
de pago, es el número de préstamos personales otorgados por la banca comercial
que se encuentran en cartera vencida y el cual se triplicó en el 2013.
En el primer semestre de 2012, el número de créditos vencidos
ascendió a 469,000, en tanto que en agosto de 2013, la cifra prácticamente se
triplicó al llegar a 1.405,000 créditos; a su vez, los créditos con atraso, esto
es, que no fue pagada la mensualidad en la fecha establecida, se mantuvieron
prácticamente sin cambio en alrededor de 1.150,000
créditos.
El desarrollo sigue creciendo, pero la distribución continúa siendo
asimétrica, por lo que el tema central del desarrollo del país no es la creación
de riqueza sino la distribución de beneficios, un tema que no es sólo de México,
es una constante en Latinoamérica y cada vez es más evidente en los países
“desarrollados”, como ahora lo vemos a partir de la crisis del
2008.
Hoy el país asume una serie de cambios profundos, resistidos por unos
y festejados por otros, pero éstos hacen a las posibilidades del desarrollo de
las grandes riquezas del país y no
a la distribución de lo que esto puede generar, por lo que la discusión evade el
tema central del problema: la asimetría como un modelo que afecta profundamente
la sociedad en que vivimos.
alfredocesar7@yahoo.com.mx
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