NCeHu 559/14
El fin de Israel
Gilad
Atzmon
La
Haine
24/7/14
En su discurso a
la nación, el primer ministro Benjamin Netanyahu reconoció ayer que la guerra
contra Gaza es una batalla por la existencia del Estado judío. Netanyahu está en
lo cierto. E Israel no puede ganar esta batalla; ni siquiera puede definir lo
que una victoria podría suponer.
Sin duda, la batalla no es
acerca de los túneles o las operaciones subterráneas de los militantes. Los
túneles son sólo las armas de la resistencia en lugar de la propia
resistencia.
Los militantes de Hamas y Gaza
llevaron a Israel a una zona de batalla en la que nunca podría tener éxito y
Hamas estableció las condiciones, eligió el terreno y escribió los términos
exigidos para concluir este ciclo de violencia.
Durante diez días Netanyahu hizo
todo lo posible para evitar una operación terrestre. Se enfrentaba a la realidad
de que Israel carece de una respuesta militar a la resistencia palestina.
Netanyahu sabía que una derrota en el terreno erradicaría lo poco que queda del
poder de disuasión del ejército israelí.
Cinco días antes Israel, al
menos a los ojos de sus partidarios, controlaba el terreno. Sus ciudadanos se
vieron sometidos a una incesante oleada de cohetes, sin embargo dio muestras de
reserva relativa matando a civiles palestinos sólo desde lejos, algo que sirvió
para transmitir una fantasiosa imagen de fuerza. Pero eso ha cambiado
rápidamente desde que Israel lanzó su operación terrestre.
Israel está ahora, una vez más,
involucrado en colosales crímenes de guerra contra una población civil y lo
peor, al menos estratégicamente, sus comandos de infantería de élite están
siendo eliminados en una batalla cara a cara las calles de Gaza.
A pesar de una clara
superioridad tecnológica israelí y de su potencia de fuego, los militantes
palestinos están ganando la batalla en el terreno e incluso han logrado pasar la
batalla a territorio israelí. Además, la lluvia de cohetes sobre Tel Aviv no
parece detenerse [y la famosa cúpula de hierro sigue sin funcionar].
La derrota del ejército israelí
en Gaza deja al Estado judío sin esperanza. La moraleja es simple. Si usted
insiste en vivir en la tierra de otra persona, el poder militar es un
ingrediente esencial para disuadir a los desposeídos de actuar para reclamar sus
derechos.
El número de víctimas del
ejército israelí y el número de cadáveres de soldados de élite israelíes que
regresan a casa en ataúdes envían un mensaje claro a los israelíes y a los
palestinos.
La superioridad militar de
Israel pertenece al pasado. No hay futuro para el Estado sólo para judíos en
Palestina; tendrán que probar en otro sitio.
gilad.co.uk. Traducido del
inglés para Rebelión por J. M. Revisado por La Haine
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